jueves, 18 de septiembre de 2025

DESCERTIFICACIÓN, CASO URIBE Y EL GRINGO AHÍ

 

Por Germán Ayala Osorio 


Todo el tiempo y de diversas maneras la clase política colombiana, incluidos los miembros de la izquierda y la derecha legitiman la injerencia de los Estados Unidos en nuestros asuntos internos. Unos y otros, de acuerdo con sus intereses gradúan al país del norte como árbitro neutral y moralmente superior con el objetivo de que se manifieste en torno a nuestros conflictos y diferencias políticas internas. 

La condena proferida por la valiente juez Sandra Heredia contra el expresidente Uribe sirve de ejemplo para demostrar que efectivamente unos y otros de aquellos espectros ideológicos validan los comentarios, insinuaciones e incluso amenazas lanzadas por congresistas republicanos y demócratas que en precisos momentos históricos han actuado en equipo para constreñir a los presidentes colombianos que en ejercicio de la soberanía estatal toman decisiones que directa o indirectamente involucran a los Estados Unidos. 

Una vez conocida la sentencia condenatoria en contra del ladino y dañino político antioqueño, el gobierno del convicto y pedófilo de Donald Trump y voceros del partido republicano salieron a respaldar al exmandatario colombiano y a amenazar al gobierno Petro con sanciones económicas, como si el fallo de la jueza Heredia fuera fruto de una orden presidencial. Acostumbrados los gringos a manosear a los presidentes de Colombia, los congresistas de la derecha colombiana aplaudieron a rabiar la burda injerencia de Trump, de Marco Rubio y la de varios legisladores de origen latino que operan como "renegados orgánicos" del régimen americano que persigue, estigmatiza y expulsa, curiosamente, a los migrantes suramericanos que entraron a la tierra del Tío Sam en búsqueda del "Sueño Americano". Hablo de María Elvira Salazar y Carlos Jiménez que no pueden ocultar su origen cubano; y Bernie Moreno, con sangre colombiana, a quienes poco les importa la limpieza étnica que ejecuta Trump y que viola los derechos humanos de cientos de miles de sus compatriotas. 

Luego de la actitud amenazante del presidente Trump, las lógicas noticiosas y los hechos mismos echaron un poco en el olvido el respaldo político gringo que recibió el condenado expresidente Álvaro Uribe Vélez. Huelga recordar que el gobierno norteamericano respaldó al también procesado y condenado expresidente y golpista brasilero Jair Bolsonaro. Ahora, el país conoce la carta que envió por lo menos una docena  de congresistas demócratas al Secretario de Estado, el también "renegado orgánico", Marco Rubio, en la que rechazan la injerencia en los asuntos de la justicia colombiana. La misiva es recogida por varios medios tradicionales y los afectos al gobierno Petro como un gran hecho político que legitima la intervención cotidiana de los gringos en los asuntos de Colombia. 

Esto publicó en su cuenta de X RTVC Noticias, medio público que defiende los intereses del gobierno Petro: "A través de una carta, congresistas de Estados Unidos y @WOLA_org rechazan la posición del Secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio @marcorubio sobre el caso del expresidente Álvaro Uribe Vélez por manipulación de testigos y fraude procesal, calificando esa postura como "un desprecio por la independencia judicial, la soberanía y el estado de derecho en Colombia". En esta misiva firmada por congresistas señalan que se debe perseverar los principios de Estado de derecho y la independencia judicial en Colombia. "El pueblo de Colombia merece algo mejor del gobierno de Estados Unidos [...] El verdadero Estado de derecho exige que ninguna persona, sin importar su estatus o posición en el gobierno, sea considerada por encima de la ley" señalan los parlamentarios, entre los que se destacan figuras del Partido Demócrata como Alexandria Ocasio-Cortez, James McGovern o Nydia M. Velásquez". 

La epístola se conoce justo cuando el presidente Petro decidió dirigirse de manera directa a Donald Trump en rechazo a la descertificación que tiene hoy al país dividido entre los eternos cipayos que aplauden las intromisiones gringas en los asuntos internos de Colombia y quienes creen que es posible mantener relaciones dignas con el coloso del Norte. Lo cierto es que al interior de los Estados Unidos parece haber un resquebrajamiento de la funcional cohesión política entre republicanos y demócratas por culpa del regreso a la Casa Blanca del convicto y pedófilo Donald Trump. 

A pesar de la decadencia moral, cultural y económica del "imperio", en Colombia seguimos mirando a ese país como el árbitro más ecuánime para dirimir nuestros conflictos y diferencias internas atadas históricamente a nuestra incapacidad para construir consensos que nos permita como nación exigir respeto a los gringos. La  reciente descertificación era la oportunidad ético-política para empezar a actuar con dignidad colectiva e instar al gobierno de Trump a que nos respete porque somos el país que pone los muertos, civiles y uniformados, por culpa de una inmoral e hipócrita lucha contra las drogas que solo sirve para que en el mercado gringo circule la droga que se soplan sin cesar sus ciudadanos y se laven millones de dólares en su sistema financiero. Esto último es lo que realmente les interesa a los norteamericanos. 

Eso sí, no faltará el político colombiano que insista en la ridícula idea de que el "país debe estar unido", cuando justamente son sus agentes políticos los que promueven la desunión del pueblo colombiano con las sumisas posturas con las que validan la injerencia gringa en nuestros asuntos internos. 




Foto: EFE - WILL OLIVER, imagen tomada de El Espectador

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