Por Germán Ayala Osorio
Cuando la prensa tradicional destaca que el país no "sufría" una descertificación desde los tiempos de Ernesto Samper, alimenta la animadversión de los partidos de oposición con el único propósito de tratar de deslegitimar al gobierno Petro tal y como lo hizo el partido Conservador hace 30 años, en cabeza de Andrés Pastrana Arango, con el presidente que no "vio entrar un elefante", es decir, que no se percató, supuestamente, de la entrada de dineros del Cartel de Cali a su campaña presidencial.
Aunque no hay punto de comparación entre las campañas de Petro y Samper, las empresas mediáticas hablan de la descertificación con el sentido catastrofista con el que suelen mirar ese tipo de decisiones unilaterales, irrespetuosas, intimidantes, arbitrarias, inamistosas y profundamente ilegítimas los sectores políticos, sociales y empresariales que miran a los Estados Unidos desde el indigno lugar en el que siempre los pusieron y asumieron los gobiernos republicanos y demócratas: como reyezuelos de una república bananera o perfumados administradores de un inmenso y sucio patio trasero llamado Colombia.
Desde la experiencia, el expresidente Samper le dijo a Petro y al país que la descertificación "no es el fin del mundo” como lo están viendo y presentando los cipayos que le hacen oposición a Petro, al tiempo que disfrutan de que al país le vaya mal por culpa de una decisión politizada e ideologizada del convicto y pedófilo presidente Donald Trump, aupado por el renegado Marco Rubio y políticos como Alejandro Eder, Fico Gutiérrez, Vicky Dávila y Efraín Cepeda, entre otros más que viajaron a la tierra del Tío Sam a pedir, con las rodilleras de siempre, sanciones económicas y políticas para Colombia.
"Colombia ya pasó por una descertificación y puedo asegurar que no es el fin del mundo", dijo Samper en su aludido comunicado. Samper sugiere "volver a mostrar internacionalmente los altos costos económicos, sociales e institucionales que hemos pagado por un problema que no es solo nuestro". Además, solicitó volver a exigir "a los países consumidores como Estados Unidos y muchos de Europa que cumplan su compromiso de reducir la demanda de estupefacientes, precisamente en momentos en que ha bajado el consumo de drogas de origen vegetal y se están sintiendo los efectos devastadores de drogas sintéticas como el fentanilo y otros estupefacientes que no producimos". Y le alcanzó al expresidente para decir que "las peores dictaduras de derecha han sido beneficiadas con la no aplicación de la descertificación mientras que a nuestro país, que ha pagado altos costos humanos en vidas e institucionales, la descertifican cada vez que el gobierno de Colombia aparece como “enemigo” del gobierno de Estados Unidos".
En la postura de Samper se advierte la comprensión de un concepto que los expresidentes César Gaviria y Álvaro Uribe, así como las precandidatas presidenciales Paloma Valencia y Vicky Dávila jamás estudiaron durante sus procesos formativos: Dignidad. Entender y comprender los alcances de dicho concepto es un imposible cuando se actúa como traidor, vendido, lacayo, servil, subordinado, colaboracionista, criado, escudero y espahí. Así como Samper tiene experiencia en descertificaciones y cancelaciones de visa para ir a ver a Mickey Mouse, los arriba señalados la tienen como cipayos perfumados a los que les encanta ir a Washington para sentirse en el primer mundo, mientras que desde sus oficios hicieron y aún hacen ingentes esfuerzos para que Colombia siga sumido en el subdesarrollo, pero sobre todo para que siga siendo una colonia gringa, su patio trasero y el inmenso platanal en el que pueden venir a asperjar glifosato, a jugar a la guerra y a hacer experimentos genéticos con la hoja de coca. Ellos sueñan ver al país como un Estado Libre Asociado de los Estados Unidos, como lo es Puerto Rico.
Lo dicho por 11 partidos políticos en un comunicado público confirma que la clase política y dirigente del país no conoce qué es eso de la dignidad. Esto dijeron: “Constituyen un agravio a una nación que ha respaldado a Colombia en este esfuerzo durante décadas. Reiteramos nuestro respeto por el gobierno de los Estados Unidos y apoyamos la implementación de medidas más severas y efectivas contra el narcotráfico". El presidente Petro los llamó "cipayos". Nada más que agregar.
Foto Colprensa-AFP, tomada de El Colombiano
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