miércoles, 10 de diciembre de 2025

LA NOVELADA LLEGADA A OSLO DE LA PREMIO NOBEL DE PAZ

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La llegada de María Corina Machado a Oslo (Noruega) a recibir el Premio Nobel de Paz contó con un cubrimiento periodístico con visos novelescos que podrían servir para que su salida de Venezuela y el haber burlado al régimen de Maduro Moros lleguen al cine como una forma de inmortalizar semejante aventura. En particular, el registro noticioso de Caracol Noticias se movió entre la propaganda política, la información y la confrontación ideológica.

Más allá de las vicisitudes por las que pasó la Premio Nobel de Paz 2025 en su travesía para llegar al país europeo, la ceremonia de entrega del galardón a su hija Ana Corina Sosa Machado, las palabras del presidente del Comité Noruego del Premio Nobel de Paz y el "balconazo" de María Corina confirmaron el carácter político del Premio, con dos nuevos ingredientes: el primero, la alineación de las directivas del Comité del Nobel con la doctrina político-militar con la que  el gobierno del convicto y pederasta presidente de los Estados Unidos amenaza a Venezuela e incluso a Colombia con ataques militares; y el segundo, la confusión conceptual entre “luchar por la paz”, acción que suele asociarse con la promoción de procesos de paz, la abolición de ejércitos y la búsqueda de la fraternidad entre los países y “promover intervenciones militares en nombre de la paz”. Se trata sin duda alguna de dos escenarios políticos distintos. El craso error del Comité del Nobel está en haber premiado el segundo, con todo y lo que ello significa en medio de la presión psicológica y las intimidaciones del Tío Sam. Por supuesto que ese error no es nuevo, de ahí la naturaleza política del Premio Nobel de Paz. 

Las acciones promovidas por Machado realmente no son las actividades propias de una persona que “lucha por la paz”. Su legítima oposición al oprobioso régimen venezolano es en sí misma una lucha por la democracia en Venezuela en los términos propios de una democracia liberal golpeada o remplazada por la particular democracia popular que desde los tiempos de Hugo Chávez Frías se impuso como una forma de reivindicación étnica de un pueblo mestizo dominado por la élite “blanca” de la que hacen parte Guaidó, Capriles y María Corina Machado. Al final no construyeron ningún socialismo; más bien, impusieron una suerte de estatismo. 

Después de la muerte de Chávez, Maduro Moros consolidó un régimen violento que desconoce los mínimos institucionales de la democracia liberal. Incluso, diría que la democracia popular de la que llevan haciendo alarde más de 25 años deviene en un proceso de fracturación, a juzgar por el éxodo venezolano y por aquellos chavistas de tradición que en las pasadas elecciones le dieron el triunfo a Edmundo González, victoria que no reconoció el presidente Nicolás Maduro Moros.

Las críticas del Premio Nobel de Paz, Adolfo Pérez Esquivel sirven para advertir del error conceptual en el que cayeron los miembros del Comité del señalado galardón. En su misiva, Pérez Esquivel le dijo a María Corina Machado: “Me sorprende cómo te aferras a los Estados Unidos: debes saber que no tiene aliados, ni amigos, sólo tiene intereses. Las dictaduras impuestas en América Latina fueron instrumentadas por sus intereses de dominación y destruyeron la vida y la organización social, cultural y política de los pueblos que luchan por su libertad y autodeterminación. Los pueblos resistimos y luchamos por el derecho a ser libres y soberanos y no colonia de los Estados Unidos”.




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