Por Germán Ayala Osorio
Al expresidente Álvaro Uribe
Vélez hay sectores de la sociedad que lo extrañan, otros lo adoran a rabiar,
otros tantos lo detestan y muchos más esperan que la jueza que hoy está al
frente del juicio penal que se lleva en su contra por soborno, fraude procesal
y manipulación de testigos, lo declare culpable.
A pesar de su condición de expresidiario,
y de afrontar el vergonzoso juicio penal en calidad de imputado, aún hay gente
que se atreve a defender al político antioqueño y padre de la infame política
de seguridad democrática.
En esta columna hago el ejercicio
de caracterizar a todos los seguidores y defensores del caballista y
latifundista. Eso sí, dicha caracterización debe entenderse en el marco de una
sociedad como la colombiana que de tiempo atrás deviene confundida ética y moralmente.
Los políticos que hacen parte de
la secta-partido, el Centro Democrático (CD) están obligados a creer y a
defender la probidad de Uribe Vélez. Ese es el costo ético-político de hacer
parte de esa colectividad. A esos defensores de oficio del exmandatario los
llamaré Defensores Obligados Políticamente (DOP). Están igualmente obligados
a salir a los medios a rechazar los cargos y las imputaciones repitiendo como
loritos que se trata de una “persecución política” en contra del combativo
exdirector de la Aerocivil.
Junto a estos curtidos políticos
operan las juventudes uribistas que están en plena formación política. Caben
dentro de estos jóvenes, los aspirantes a concejales de ciudades capitales importantes,
diputados, alcaldes, gobernadores y congresistas. Estos jovencitos y jovencitas
“aman” a Uribe, lo idolatran. Son la sangre nueva de la derecha y la ultraderecha.
Guardan cierto parecido con los Jóvenes Cabal que irrumpieron para
expresar su apoyo a la congresista y defensora del expresidente, María Fernanda
Cabal. Ese “amor incondicional” hacia Uribe se explica porque andan detrás de
un aval del CD y porque ciertamente se niegan a creer que el político
antioqueño pueda estar involucrado o ser responsable de algún delito. Estos “retoños”
del uribismo se ganaron un lugar dentro de la categoría Juventud Uribista
Instrumentalizada (JUI).
Dentro de los ciudadanos del común
que aún defienden al excongresista están aquellos que están convencidos de que
la única manera de “sacar adelante” al país es matando comunistas, guerrilleros,
ladrones callejeros (los de cuello blanco, no, por supuesto) y socialistas. Piensan
así porque se creyeron el cuento de que Uribe Vélez fungió como muro de contención
que evitó la llegada del Castrochavismo y del espectral comunismo. Estos nobles
ciudadanos caben en la categoría Ciudadanos de Bien (CB). La defensa que
hacen de esas violentas ideas los hace proclives a ocultar, rechazar o
minimizar los crímenes de Estado que se cometieron entre el 2002 y el 2010,
llamados “falsos positivos”. Frente a casos de corrupción como Agro Ingreso
Seguro (AIS) para nombrar solo el más sonado, están obligados a guardar silencio.
Y cuando los críticos de la política macroeconómica de Uribe les hablan de
neoliberalismo, de inmediato responden a su interlocutor con insultos y
señalamientos como “comunistas y amigos del terrorismo”.
También se reconocen en ese gran
abanico de defensores de “Varito” a quienes aún se informan a través del
noticiero RCN y sus programas radiales, en donde se defiende a dentelladas el “legado”
del vulgar latifundista. A estos compatriotas no les interesa escuchar otras
versiones y desprecian lo que medios alternativos dicen de Uribe Vélez y de sus
enredos judiciales. A ellos los pondré dentro de la categoría Obstinados
Ignorantes Seguidores (OIS) porque insisten en que la verdad revelada la
tiene RCN, el canal oficial del uribismo.
Cada grupo cumple con unas funciones
fundamentales para mantener la vigencia de las ideas y formas de proceder del
exmandatario antioqueño. La sumatoria de los DOP, de los JUI, de
los CB y de los OIG harán posible extender en el tiempo eso que
llaman uribismo. Para unos, una seudo doctrina política; para otros, un “virus”
que se cura con la lectura de libros de historia y política, especialmente. Eso
sí, hay cientos de miles que salieron de ese embrujo y hoy se reconocen como ex
uribistas, exhibiendo una gran vergüenza. A ellos los incluyo en la categoría Ciudadanos
Recuperados del Engaño (CRE).
Imagen tomada de Pacifista. https://www.google.com/search?sca_esv=345267d81bec8f30&rlz=1C1UUXU_esCO975CO975&sxsrf=ADLYWIK-jSPazq_ewJTqyZYScmUcFKvCfQ:1716132056569&q=juventudes+uribistas,+presente&uds=ADvngMiZcBNsMUvkBJ71fvRLrjNSAsEuUeAktaZLcvlLK2Az8mx1VIjkkBJjcC3PhYLnNtZ0a2TJBHyQmkEXxWQ7c9PH3iWLPSQlYUTiTK3Jhn6xq6OEgXEtxP7L7A1LwkFeihIwLGR1rVIcCDgaurL-MaQwX-y6vYDJXhQxTzSkVu80uCkkXZJANj2AH8kbjmL06-KnUWr-HWsFaih-BlECMmpYX6Vt1pWvLvTiltX_dRW_m9qF1iFOEVyjxwV2TSaApJUmltVpsdN0HAr0ZrPcUWc9FVOasJZ5iFLDP2zbG6FaiAfIz1_IDTO0o7_yOmnoJWPgAVupn_3shxFYDe52K8Tar10wXw&udm=2&prmd=insvmbtz&sa=X&ved=2ahUKEwi8xvmMgpqGAxUabDABHRYKASUQtKgLegQIERAB&biw=1024&bih=641&dpr=1
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