Por Germán Ayala Osorio
La iglesia católica es un actor
político que usa el discurso religioso y la fe para hacer política y alinearse
ideológicamente con las tendencias e intereses de la élite dominante. En
complejos momentos históricos, como el de la época de la Violencia, desde el
púlpito se legitimó el asesinato de agentes Liberales. Baste con recordar al
obispo de Santa Rosa de Osos (Medellín), Miguel Ángel Builes, cuando desde el
púlpito sentenció que “matar liberales no era pecado”.
Ahora, en plena crispación
ideológica y política, el cardenal Luis José Rueda Aparicio, figura de la
jerarquía eclesiástica de Colombia decidió hacer parte de la “calentura”
electoral que supone la convocatoria del gobierno Petro a una consulta popular
para que sea el pueblo el que decida sobre asuntos concernientes a las reformas
sociales que el Congreso sepultó.
Rueda Aparicio señaló a El Tiempo
que “aunque la consulta popular es un mecanismo de participación válido,
contemplado en la Constitución Nacional, no me parece prudente realizarla
en medio de un ambiente preelectoral. La proximidad de las elecciones y
la realización de la consulta popular le puede robar seriedad y visión de
país tanto a la consulta como a las elecciones. Nos exponemos a una mezcla poco
sana. Pero, no podemos olvidar que la reforma laboral es
necesaria y urgente en Colombia. Debemos explorar caminos
constitucionales libres de utilizaciones, y más bien conducentes a construir
respuestas justas. Si nos lo proponemos con libertad frente a intereses
personales o grupales, seguramente lograremos el bien posible para la
mayoría".
Estamos ante un discurso que se
mueve entre la sensatez que suelen reconocerle a la iglesia cuando esta decide hablar
a través de sus sacerdotes para fingir que no está tomando partido, y la
injerencia indebida de un actor político que históricamente legitimó la
operación en Colombia de un régimen de poder oprobioso y violento. Rueda
Aparicio apela a un sagaz juego de palabras con el que quiere quedar bien con Dios
y con el Diablo. Y queda más o menos claro quiénes representan para él al
primero y quién, al segundo.
El prelado olvida que fue el
Congreso el que finalmente llevó al gobierno a tomar el camino de la consulta
popular. En sus palabras, quienes actuaron de manera irresponsable, insensata e
imprudente fueron los 7 senadores de la Comisión Séptima que hundieron la
reforma laboral, la misma que Rueda, curiosamente, reconoce como “necesaria
y urgente”. Así entonces, el ambiente preelectoral es apenas una circunstancia
más en todo ese tortuoso proceso de no discusión de las reformas sociales por
parte de las bancadas que le hacen oposición al gobierno. En línea con el
Cardenal, hay que señalar que quienes no asumieron con seriedad el
debate de los proyectos de ley fueron los miembros de los partidos políticos en
oposición.
Al señalar que “la proximidad
de las elecciones y la realización de la consulta popular le puede robar
seriedad y visión de país tanto a la consulta como a las elecciones”,
el alto jerarca de la iglesia católica cae en una peligrosa exageración en la
medida en que infantiliza y ridiculiza el llamado a la consulta popular. Claramente
Rueda Aparicio les está hablando a los que piensan votar sí. Se descarta que pretenda
dirigirse a quienes tienen decidido decir no a las preguntas que llevará la
convocatoria por cuanto esa posición está viciada por intereses económicos y
una alta dosis de clasismo y racismo.
En lo expresado por Rueda puede haber algo de “ingenuidad
política” cuando propone explorar “caminos constitucionales libres de
utilizaciones y más bien conducentes a construir respuestas justas”. ¿En dónde estaba cuando Colombia votó el
plebiscito por la paz? La política y en particular los eventos electorales suponen
acciones y actitudes que hacen casi imposible que las decisiones a tomar estén
libres de presiones y de las “utilizaciones” a las que refiere Luis José Rueda.
A propósito del último término, en el plebiscito por la paz la derecha engañó y
utilizó a los votantes, a los que sacó “berracos” a votar, para decirle
No al Acuerdo Final al que llegaron las entonces Farc-Ep y el Estado durante el
gobierno de Juan Manuel Santos. ¿Será que el triunfo del No fue una respuesta
justa, cardenal Rueda?
Por momentos veo en lo expresado por
Rueda Aparicio ideas propias del utilitarismo del que hablaron John Stuart Mill
y Jeremy Bentham. Si es así, Rueda Aparicio se muestra temeroso o confundido frente
a que “la búsqueda de la felicidad a nivel colectivo/social, es decir,
una acción es correcta cuando proporciona el mayor bien posible a la mayor
cantidad de personas”.
Recordemos que Rueda dijo que la
reforma laboral era “necesaria y urgente”. No solo es necesaria y urgente, sino
que haría felices a cientos de miles de hombres y mujeres que hoy son
explotadas, porque trabajan a destajo y en condiciones de precarización laboral.
cardenal luis josé rueda y la consulta popular - Búsqueda Imágenes
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