Por Germán Ayala Osorio
La caótica, irresponsable y
desafiante “rodada en moto” por las principales avenidas de Cali da cuenta de un
“fenómeno” al que la Alcaldía y otros actores políticos locales deben empezar a
mirar con cuidado: las redes sociales como el lugar de encuentro, crecimiento
personal, de enunciación, infantilización y reconocimiento de una cantidad de
Machitos que se burlan de la tradición y de las “viejas” relaciones sociales.
Estamos ante unas formas masculinas
infantiles que no guardan relación con los viejos desafíos a los que en otras
épocas otros jóvenes se vieron enfrentados a asumir. Los actuales desafíos están atados a eso de “hacerse
hombres”, así sea desafiando a las autoridades y al viejo imaginario colectivo
que indica, en referencia a un lejano pasado, que Cali fue una ciudad cívica.
En esta oportunidad y de acuerdo
con los relatos periodísticos, los moteros que salieron a rodar por Cali le
estaban cumpliendo un reto a un “reconocido YouTuber” que aparece en un video
vanagloriándose de lo sucedido con la infantil frase “la rompimos”. Prueba
contundente de unas masculinidades infantilizadas por cuenta de procesos
civilizatorios fallidos o débiles en lo que corresponde a la construcción de una
ciudadanía responsable y formada para vivir en sociedad.
Las redes sociales no solo son una
“trampa” tal y como lo señaló el sociólogo Zigmunt Bauman, sino que son el
lugar de encuentro, “maduración”, “civilización”, infantilización y enunciación
de una cantidad de machitos jóvenes que desprecian la Escuela y la Familia como
instituciones que en otros tiempos cumplieron los roles disciplinantes y de
control en las que se reproducían las formas tradicionales de dominación que, en
una noche, desafiaron cientos de miles de motociclistas. Por supuesto que esos
machitos con excesos de testosterona y con evidentes taras civilizatorias son producto
de entornos violentos, discriminados y estigmatizados, terminaron desafiando también
a las autoridades y al Estado mismo, visto este último como una estructura caduca,
lejana y mafiosa, en virtud a la evidente captura por parte de una clase
política incapaz de conectarse con los jóvenes de hoy.
La reacción de la Secretaría de
Movilidad responde a la natural lógica punitiva de la que los moteros se ríen
porque no les asusta ese tipo de mensajes institucionales. La impotencia
institucional frente a la “rodada” le resta legitimidad y credibilidad a la
reacción de las autoridades. Esto dijo
en la red X la Secretaría de Movilidad: “Lo de anoche no fue una
rodada, fue un acto de irresponsabilidad. Pusieron en riesgo la vida de
los caleños y eso no lo vamos a permitir. Habrá sanciones.
En la Cali de @alejoeder se respeta la ley. ¡Cali necesita orden, no caos!
Desde la @AlcaldíaDeCali, actuaremos con firmeza”
La noche de anarquía que se vivió
en la capital del Valle del Cauca fue una exhibición contundente de las taras
culturales de cientos de miles caleños que salieron a desafiar la memoria
cívica de la Cali de los años 70 que desconocen y desprecian.
Que debe haber castigos y ojalá ejemplarizantes,
por supuesto que sí. Pero quedarse ahí y en el ya manido discurso de un Alcalde
hijo del clasismo, el racismo y la aporofobia solo servirá para que nuevamente
un YouTuber ponga aprueba su infantil pero efectivo “liderazgo”.
El secretario de Movilidad de Cali, Gustavo Orozco, aseguró que las autoridades tienen las evidencias necesarias para sancionar a quienes alteraron el orden en las calles de la ciudad - crédito Alcaldía de Cali y Captura de pantalla @YaCelacanto/X
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