lunes, 27 de mayo de 2024

OLMEDO LÓPEZ: LA VEDETTE DEL ETHOS MAFIOSO

 

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Los medios corporativos que le hacen oposición política al actual gobierno convirtieron al corrupto Olmedo López en una vedette del ethos mafioso que se naturalizó en varias entidades del Estado, y en particular en la UNRGD. En esas andan Semana, Caracol y Blu radio. 

El afán de entrevistarlo al aire y en directo no es conocer las razones y las circunstancias personales que lo llevaron a actuar de manera dolosa en el manejo de los recursos públicos, sino en tratar de sacarle con tirabuzón el titular que necesitan: el presidente Petro sí sabía, esto es, estaba al tanto de los torcidos detrás del contrato de los carrotanques de agua para La Guajira y de los convenios interadministrativos firmados, con los que supuestamente usaron millonarios recursos del presupuesto de la UNRGD para comprar congresistas, incluidos los presidentes de Cámara y Senado.

Los periodistas no le preguntan a Olmedo por los contratistas porque a lo mejor se encuentran con desagradables sorpresas. Solo indagan por los nombres de políticos cuestionados de tiempo atrás, que podrían estar envueltos en los actos de corrupción a los que viene aludiendo López, sin pruebas contundentes. El espectáculo mediático que montaron con el corrupto exfuncionario está fundado, por ahora, en la intriga, en el señalamiento y en insinuaciones, a la espera de que la “matriz entregada a la Fiscalía” le haga el milagro de irse para la casa a pagar una pena mínima de restricción a la libertad y sin devolver un solo peso al Estado.

La gran prensa bogotana intenta, usando a Olmedo López, convertir ese caso de corrupción público-privada de la UNRGD en un escándalo superior a los hechos que dieron vida al proceso 8.000, con el que, en su momento, esa misma prensa respaldó a los sectores de la derecha que quisieron tumbar al presidente de la época, Ernesto Samper Pizano. En varias ocasiones los “acuciosos” periodistas han sembrado la duda a través de la pregunta: ¿Cómo es posible que el presidente no se diera cuenta de lo que sucedía en la UNRGD o de lo que hacían los ministros y asesores que, según López, hicieron parte del matute y de la compra de conciencias? La pregunta se traduce en la célebre frase de Samper: “los dineros de la mafia entraron a mis espaldas”. Y claro que la pregunta tiene sentido y es preciso hacérsela sin olvidar que ese interrogante debieron expresarlo públicamente en otros casos como el de Centros Poblados y los Falsos Positivos durante los gobiernos de Uribe y Santos.

Queda claro que Olmedo usa a los medios para presentarse como un “político que lleva 30 años luchando por Colombia”, que se equivocó, que cometió un error. Es curioso pero tanto Olmedo como sus entrevistadores se cuidan de no usar la palabra delito. Olmedo se presenta arrepentido, pide perdón al país, lo que explica su gran gesto de contar lo que pasó al interior de la UNRGD de la que fue su director. Con su lastimero show, Olmedo presiona a la Fiscalía para que lo acepte como testigo estrella y logre así un tratamiento especial que le permita en el corto plazo disfrutar en libertad de los dineros que muy seguramente se embolsilló porque resulta poco creíble que se haya prestado para ese entramado de corrupción y no haya sacado una millonaria tajada.

Por su parte, las empresas mediáticas usan a Olmedo para deslegitimar al gobierno de Gustavo Petro. Es decir, se trata de una relación política en la que ambas partes ganan: Olmedo visibiliza su acomodaticia ética y su inmoralidad política y los medios ganan rating y de paso afectan la imagen del gobierno al que le hacen la oposición política que jamás le hicieron a Uribe, Santos y al presidente que más “mimaron”: el eterno aprendiz, Iván Duque Márquez, el puppet de Uribe Vélez.

Aunque Petro asumió la responsabilidad política por haber puesto en la UNRGD al torcido del Olmedo López, para los medios no es suficiente, porque lo que están buscando es su caída. Cuando se perdieron los 70 mil millones de pesos en el sonado caso de corrupción de Centros Poblados, el entonces presidente, Iván Duque Márquez, en lugar de pedirle la renuncia a la ministra Karen Abudinen responsable administrativa y políticamente de ese contrato, la respaldó y la mantuvo en su cargo. Aunque Olmedo no ostenta la dignidad ministerial, se le abona al presidente de la República que tomó la decisión de sacarlo de la entidad.

En su perverso juego de contra poder, las empresas mediáticas olvidan o dejan de lado la función educativa que se les reconoce. Al convertir a López en una vedette del ethos mafioso, la lucha contra la corrupción pierde sentido porque a la opinión pública no se le está entregando un análisis de los elementos de la ética individual bajo los que actuó el exdirector de la UNGRD, Olmedo López. Y lo que es peor, los periodistas no están haciendo un llamado a los más reconocidos agentes sociales y económicos de la sociedad civil, y mucho menos a los directores de los partidos políticos para que fustiguen los hechos de corrupción. Ni los presidentes de Fenalco, Andi, Comité Intergremial y Acopi salieron a los medios a gritar ¡basta ya con la robadera!

Convertir un caso de corrupción como el presente en un espectáculo mediático, con fines políticos, habla muy mal de unos medios corporativos poco interesados en informar y analizar unos hechos noticiosos que están dando cuenta de un problema mayúsculo: la naturalización del ethos mafioso, fruto de la avaricia, el hambre de poder, la codicia y la perversidad de la clase política y de los políticos de ese arcoíris de la corrupción al que viene aludiendo Olmedo, la celebridad del ethos mafioso.



Imagen tomada de Blu radio

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