miércoles, 11 de diciembre de 2024

“VAMOS A RECUPERAR EL PAÍS”

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En el ejercicio de la política suelen aparecer frases que bien pueden servir como eslogan de futuras campañas o estribillos que van calando en los sectores de opinión afines a los partidos o agentes políticos responsables de esas locuciones. Son las mismas expresiones que los “expertos” en marketing político recogen sin mayor discusión para el diseño de las campañas y la imagen salvadora de los candidatos. Para el caso que nos ocupa en esta columna se aludirá a varias expresiones lanzadas por la derecha, que mas parecían profecías apocalípticas capaces de arruinar cualquier idea de futuro, que sugerentes e inquietantes ideas políticas.

Antes de que Gustavo Petro Urrego se convirtiera en presidente de la República, la porfiada derecha colombiana lanzó varias alocuciones con las que buscaron asustar a los electores con el fantasma del “castrochavismo”, expresión acuñada por el expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez en los tiempos del plebiscito por la paz. Asumido el Señor Acusado como el “muro de contención” que ha evitado que el “comunismo llegue al país”, sus más fieles seguidores hicieron uso de otras sentencias como “nos vamos a convertir en Venezuela”, “seremos la segunda Venezuela”; otras con pretensiones de silogismos como el “socialismo es hambre, por lo tanto, Petro es hambre”; “Petro expropiará fincas y casas”.

A dos años de abandonar la Casa de Nariño, ninguna de las temerarias profecías de la derecha se cumplió. El gobierno del exguerrillero no expropió haciendas ni viviendas y mucho menos nacionalizó empresas o bancos. Por el contrario, a poderosos hacendados, incluido el propio Uribe Vélez, les ofreció comprarle sus tierras a precio comercial para darle vida a su proyecto de reforma agraria. Huelga recordar que el expresidente antioqueño fue quien se apropió de manera irregular del baldío el Laguito 2, el mismo que se vio obligado a devolver por presiones políticas e institucionales.  Y de acuerdo con un informe de la Contraloría General de la República, en los tiempos de Sandra Morelli, varios ingenios azucareros del Valle del Cauca estarían apropiándose también de manera irregular de baldíos en la altillanura. Para qué hablar de los procesos “legítimos”, pero ilegales de extinción de dominio que echaron a andar hacendados de la mano de los grupos paramilitares.

 

Los indicadores macroeconómicos dan cuenta de que la economía va mejorando. Se tiene controlada la inflación y se viene respetando la regla fiscal. Pasados los dos años, lo único cierto y fácil de probar es que no “nos convertimos en Venezuela” y mucho menos llegó el “castrochavismo”.  

A los sectores de la derecha desesperados por la falta de contratos y ministerios solo les queda el tema de la salud para insistir en el fantasma del “comunismo”. Entonces, hablan de la estatización del aseguramiento en salud y por lo tanto del colapso total del sistema por cuenta de las intervenciones a las EPS que, de acuerdo con los informes y procesos abiertos por la Superintendencia de Salud, desviaron millonarios recursos públicos a través de sospechosos movimientos financieros como los que incurrió, según la misma fuente, la EPS Coosalud de cuya junta directiva hacen parte hermanos de los expresidentes Andrés Pastrana y Juan Manuel Santos. Sobre este asunto hay que reconocer dos cosas: la primera, que al entrar a esculcarles los libros contables a las EPS, el gobierno Petro no estaba preparado para responder a la reacción de varias de estas de acogerse voluntariamente a ser intervenidas; y el segundo, que los congresistas que vienen negándose a aprobar la reforma a la salud están articulados a los intereses de los propietarios de las EPS que buscan afanosamente que el gobierno se eche para atrás y les devuelva la “minita” de oro que venían explotando con tranquilidad durante más de 30 años.

En total consonancia con esos intereses económicos, políticos y de clase, y ante la desaparición del fantasma del castrochavismo, solo les queda hablar de “vamos a recuperar el país”. Aunque mantienen el tono apocalíptico, la exageración y la mentira, con esta alocución apelan a la memoria de los incautos, ignaros e insulsos ciudadanos que se atreven a confirmar en redes sociales que efectivamente llegó el comunismo al país.  

Y el único objetivo que hay detrás de la frase  Vamos a recuperar el país” está asociado a regresar a la Casa de Nariño, hacerse nuevamente con el Palacio, para desde ahí continuar ejecutando el proyecto social, económico y político que Petro les interrumpió: mantener la concentración de la tierra y de la riqueza en los puntos más altos del indicador de Gini; seguir con los negociados en el sector salud y la educación, porque como dijo la intelectual del Centro Democrático, María Fernanda Cabal, ni la  educación ni la salud son derechos fundamentales. Finalmente, “Vamos a recuperar el país” significa que van a volver a los tiempos aquellos en los que el criminal Pedro Antonio López, alias Job, entraba a hurtadillas a la casa de gobierno, a la que de manera jocosa él llamó la Casa de Nari.



LA EDUCACIÓN NO ES UN DERECHO MARIA FERNANDA CABAL - Búsqueda Imágenes

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