domingo, 4 de mayo de 2025

PETRO Y LA ENTREVISTA CON “JUANPIS GONZÁLEZ POMBO”

Por Germán Ayala Osorio

La entrevista que concedió el presidente de la República al comediante Alejandro Riaño puede ser leída bajo estos tres marcos explicativos: el primero, la desmitificación del poder presidencial, el segundo, el humor y la sátira política y el tercero, desde la coyuntura político-periodística que tiene al propio Petro y a los medios masivos de información sumidos en una confrontación moral y ético-política, atravesada por el clasismo, racismo, homofobia, transfobia y aporofobia de los periodistas vedettes que orientan a esas empresas mediáticas. Justamente, fueron las circunstancias que rodean al tercer marco las que llevaron al jefe del Estado a decirle sí al encuentro con “Juanpis González Pombo”, el grotesco personaje que, a pesar de no existir en la vida real, representa con lujo de detalles a la élite uribizada que durante más de 25 años se consolidó como la más dañina y peligrosa tara civilizatoria de Colombia.

Vamos, entonces, por partes como diría Jack el Destripador. El encuentro entre Petro y “Juanpis González” lo usó el presidente para consolidar su apuesta política de quitarle a la institución presidencial ese señorío usado por la élite política tradicional para que el pueblo de manera reverencial asumiera el cargo de Presidente de la República como inalcanzable por la “grandeza” de quienes llegaron, con evidentes tachas morales y éticas, a ostentar dicha dignidad.

En su rol de caudillo popular Petro ha expresado su incomodidad de vivir en un Palacio frío, lleno de lujos y que “tiene una arquitectura que intenta reproducir la aristocracia francesa”. De esa manera, Petro intenta desmontar las cualidades de una dignidad presidencial con visos aristocráticos e incluso, con trazas propias de reinos europeos.

Ahora bien, por un lado va la pretensión del presidente de la República y por otro permitir que “Juanpis González Pombo” le diga “chanda” y le haya ofrecido perico y trago como una manera de exponer las adicciones que la prensa bogotana le viene endilgando como parte de la tarea asumida por los periodistas de Blu radio y La W, entre otros, de deslegitimar su mandato cuestionando moralmente sus “gustos”, incluidos los sexuales. Dirán quienes no ven nada de malo en ese pasaje de la entrevista que se trata de una charla con un “personaje de ficción”, lo que le quita seriedad a lo dicho y a lo dejado de decir y a la solemnidad propia con la que suelen dar entrevistas los presidentes de la República. Las versiones y los chismes que circularon en torno a los “bacanales a los que venía a Cali Julio César Turbay Ayala y sus llegadas borracho a la casa presidencial” jamás despertaron el interés periodístico que hoy despierta la vida privada de Petro. Claro, eran los tiempos del Estatuto de Seguridad y no había redes sociales. Y ni qué decir de la “homosexualidad” de César Gaviria, que hace parte del imaginario colectivo, “elección” sugerida por el propio “Juanpis González”.

En lo que respecta al segundo marco propuesto, hay que señalar que durante la entrevista hubo momentos en los que Alejandro Riaño parece abandonar a su alter ego, “Juanpis González Pombo” para fungir como un periodista que se preparó para cuestionar al presidente por los crímenes perpetrados por las “guerrillas” en contra de líderes sociales y miembros de la fuerza pública. De cualquier forma, el humor político de Riaño, a través de su ruin y patético personaje, está pensado más para exaltar sus dotes de imitador que para orientar y “concientizar” a la opinión pública que consume sus presentaciones. Eso sí, está lejos de alcanzar el nivel al que Jaime Garzón llevó el humor y la sátira políticas.

En lo que toca al tercer marco, con la entrevista el presidente manda un claro mensaje a los periodistas de Blu radio y otros programas radiales que lo vienen acusando de “drogadicto y maricón”, fundados en los señalamientos que hicieron María Jimena Duzán y Álvaro Leyva Durán. Y el recado dice más o menos así: prefiero darle una entrevista a Riaño, quien votó por el cambio, pero que ha dejado ver su molestia frente al gobierno por todo lo que ha representado la presencia de Roy Barreras y Armando Benedetti para el gobierno Petro. Frente a sus adicciones y “gustos” sexuales, el presidente dejó en los periodistas que lo “graduaron” anticipadamente de “marica y borracho” más dudas que certezas por la manera en la que “jabonió” las impertinencias de “Juanpis González Pombo”.

Faltando poco para terminar su mandato, con la entrevista con el personaje que representa con lujo de detalles a la élite uribizada,  corrupta y criminal, el presidente Petro se burla y confronta nuevamente la pompa,  magnificencia y la “grandeza” que rodea a una dignidad presidencial creada, recreada y soportada por una élite económica que durante más de 30 años sentó en el Solio de Bolívar a sus más votados, “cualificados, probos, inteligentes, elegantes y prestigiosos” sirvientes con el claro objetivo de aprovecharse de la captura privada y mafiosa del Estado. Al final, resultó más iconoclasta Petro que el propio "Juanpis". 

Adenda: la presencia del señor de baja estatura o enano no hace reír. Constituye una burla innecesaria y le resta seriedad al humor político que "Juanpis" pretende hacer. Dejarlo de pie durante una hora es un abuso.




juanpis gonzalez y la entrevista con Petro - Búsqueda Imágenes


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