Por Germán Ayala Osorio
La conformación de un bloque de
resistencia política al gobierno nacional, por parte de varios gobernadores y
alcaldes de derecha recién posesionados, liderados por Fico Gutiérrez, tendría como
propósito subir el tono de la actual crispación política e ideológica de cara a
las elecciones de 2026. Dicho objetivo se intentará conseguir apelando a la
narrativa que señala que Petro “odia a regiones” como Antioquia por haberle
puesto punto final a la delegación minera y por las diferencias ideológicas y
políticas con el gobernador y el alcalde de la capital antioqueña.
Esa clase de movimientos
políticos de mandatarios regionales y locales sirve para despertar sentimientos
federalistas en respuesta al centralismo que no logró desmontarse con la carta
política de 1991 y con el manido discurso de la descentralización administrativa.
Aunque la verdad es que estamos ante un tibio sentimiento federalista con el
que se quiere ocultar la intención de deslegitimar al gobierno nacional por los
golpes que específicos clanes políticos vienen recibiendo desde diversos flancos
de la acción estatal nacional.
Ante la desaparición de los
fantasmas “nos vamos a convertir en Venezuela” y “el Castrochavismo trajo el
comunismo a Colombia”, la derecha busca consolidar un bloque político de
resistencia a las acciones del gobierno nacional, con el que claramente se
pretende afectar la imagen de la izquierda y el progresismo.
El presidente del senado, Iván
Name se erige como la figura que nuevamente trae la vieja discusión, esta vez,
atada a la oposición y a la resistencia que sectores políticos tradicionales le
vienen haciendo al gobierno del presidente Gustavo Petro. Name, hijo de uno de
los clanes políticos tradicionales de la costa Atlántica, señalados de
corrupción, cuestiona el centralismo al tiempo que guarda silencio frente al
real problema que tiene el país: la existencia de clanes políticos que han
capturado y privatizado Estados regionales y locales, para ponerlos al servicio
de familias como los Gerlein, Name y Char, entre otras.
El cuestionado político considera
que “…la causa de la guerra, el atraso y la pobreza está en el modelo
bolivariano del centralismo con el que se fundó nuestra patria…” Name propone
un modelo de “regiones autonómicas”.
Las “regiones autonómicas” de las
que habla Name operarían de espaldas a las decisiones y programas propuestos
desde la Casa de Nariño. Pretender gobernar regiones y alcaldías contrariando las
directrices del gobierno nacional constituye un juego político peligroso tanto
para la derecha, como para la imagen que de todas maneras dejará Petro sobre la
izquierda una vez termine su mandato.
De lado y lado se requiere
voluntad política para llegar a acuerdos que beneficien a los habitantes de las
regiones que estarán hasta el 2028 en manos de la derecha. Apelar a la
ralentización de los programas sociales diseñados desde Bogotá puede resultar
muy mal para quienes desde las regiones están pensando exclusivamente en
afectar la imagen de la izquierda, representada hoy en el talante de Gustavo Petro.
Imagen tomada de EL COLOMBIANO.COM
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