Por Germán Ayala Osorio
En las escaramuzas verbales entre
el presidente de Colombia, Gustavo Petro, su Canciller Leyva Durán y la
diplomacia israelí hay una historia de sometimiento de la política exterior
colombiana a los intereses de los Estados Unidos en la convulsionada región del
Medio Oriente.
Poco o nada los antecesores de
Petro intentaron apostarle a multilateralismo, con el fin de desmarcarse del
tutelaje americano sobre Colombia. Si hacemos un poco de historia, encontramos un
patrón en varios gobiernos de Colombia que fueron obsecuentes con las acciones
y decisiones adoptadas por los Estados Unidos en Oriente medio, como la
invasión y el saqueo a Irak y el sistemático respaldo a la ocupación israelí a
territorio palestino y el no reconocimiento de Palestina como un Estado soberano.
Andrés Pastrana Arango (1998-2002),
con su Plan Colombia, confirmó que poco o nada le interesó el multilateralismo,
pues le apostó a que los gringos se metieran de lleno al conflicto armado
interno con el famoso plan de intervención militar. Luego vendría Álvaro Uribe
Vélez (2002-2010), quien a sabiendas de que los gringos sabían de sus andanzas como
director de la Aerocivil, se hincó como nadie a sus intereses en el país, como
en el conflicto entre Palestina e Israel. Juan Manuel Santos (2010-2018)
intentó jugar al multilateralismo, sin que haya sido para él una obsesión
política. Eso sí, reconoció como Estado a Palestina, decisión que se aplaude
por ser un elemento esencial para resolver el conflicto con Israel. Luego
vendría el gobierno del infantil, fatuo y manso de Iván Duque Márquez (2018-2022),
un gris político que pasó ya a la historia como el títere de Uribe, lo que
confirma, por supuesto, la continuidad de la política exterior colombiana
sujeta a lo que dijera Washington o el Departamento de Estado.
Con los señalados antecesores de
Gustavo Petro, el patrón diplomático era claro: mantener las buenas maneras de
una diplomacia meliflua, falsa e hipócrita, lo que los obligaba a no criticar
un orden internacional criminal liderado desde Occidente por los Estados
Unidos, convertidos de tiempo atrás en el más grande policía del mundo.
Baste con recordar dos hechos
políticos que confirman el espíritu proamericano de Uribe y Duque: el primero, la
intención manifiesta de intervenir militarmente en Venezuela durante la administración
de Uribe Vélez. “Nosotros teníamos pruebas de los campamentos guerrilleros
en Venezuela, filmaciones de personas nuestras que ingresaron allá. Entonces,
tenía tres opciones: quedarme callado y si eso hubiera pasado, hoy sería
difícil presentarme ante ustedes. La otra opción era realizar un
operativo militar en Venezuela, me faltó tiempo. Y la otra, fue lo que
hicimos, denunciar ante la OEA", dijo Uribe al periódico El Colombiano;
y el segundo, la payasada que armó Iván Duque en la frontera con Venezuela, a
la que llamó el “Cerco Diplomático”. Incluso, el pueril subpresidente alcanzó a
ponerle horas a la dictadura de Maduro para que se derrumbara.
Con la llegada de Gustavo Petro a
la Casa de Nariño, quedó claro que habría cambios en la política exterior del
país. Petro le apuesta al multilateralismo, pero, sobre todo, a ponerle condiciones
a los americanos al momento de responder a circunstancias y retos complejos como
los que hoy enfrenta el mundo con el escalamiento militar del conflicto étnico-territorial
entre Israel y Palestina.
Petro empezó con su discurso
ambiental a criticar al norte opulento, responsable en gran medida de las crisis
climáticas que confluyen en lo que hoy se conoce como el Cambio Climático. Ahora,
con el ataque terrorista de Hamás contra blancos civiles y la respuesta genocida
de Israel contra el pueblo palestino, Petro nuevamente se deslinda de USA y azuza
a que toda América Latina haga lo mismo, rechazando la violenta venganza del
Estado de Israel. A pesar de sus críticas al orden mundial, Petro cree profundamente
en la ONU como escenario multilateral en el que se puede encontrar fórmulas de
solución al conflicto entre Palestina e Israel.
Adenda 1: Sería
bueno que tanto el presidente Petro y su Canciller, Leyva Durán, como el cuerpo
de relaciones exteriores de Israel le bajen el tono a la pugnacidad verbal. En
particular, porque interna y mediáticamente, la derecha sabe explotar muy bien
ese tipo de polémicas, para generar miedo e incertidumbre en los colombianos.
Adenda 2: la
suspensión de las exportaciones de Israel hacia Colombia de todo lo concerniente
a seguridad, bien puede ser una oportunidad para que el país fortalezca a Indumil
y extienda las compras de material militar a otros países, como Brasil, que en
otrora le vendió a Colombia los tanques Urutu y Cascabel, fabricados por la desaparecida
empresa Engesa.
Imagen tomada de Diario La Libertad.
Todos sabemos que Colombia tiene la razón y Petro representa esa posición contra, los, genocidas de Israel no todos pero si este gobierno actual!!
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