Por Germán Ayala Osorio
Por estos días, siguen los
balances del primer año del gobierno de Gustavo Petro. Los medios no hablan de “un
año de aprendizaje” porque no solo están en contra del gobierno, sino porque
saben que en el Solio de Bolívar no está sentado un títere, homúnculo o un
incapaz. Por el contrario, está sentado un político con una gran capacidad oratoria
y de análisis sistémico de los hechos locales y de los que rodean al mundo. También,
un presidente contestario que usa su cuenta de Twitter para enfrentar las narrativas
mediáticas adversas, mentirosas y la maledicencia que se fabrica en los
laboratorios de marketing político y propaganda sucia: los medios de comunicación.
Hay un logro simbólico que vale
la pena destacar en este primer año del gobierno de Petro: haber enterrado la narrativa
mentirosa e infantil que construyó el uribismo, en cabeza del Gran Imputado, Álvaro
Uribe Vélez, que señalaba que nos íbamos a convertir en Venezuela porque había
llegado el castrochavismo.
El castrochavismo apareció de la tenebrosa
mano derecha de Uribe Vélez y fueron los medios de comunicación afectos a este
nefasto político los que permitieron su posicionamiento social y político,
hasta casi convertir el término en una categoría política.
Una y otra vez Uribe y sus
áulicos usaron el vocablo para meter miedo en sectores societales ignaros. Ese lamentable
estado de ignorancia de millones de colombianos en buena medida se debe a los tratamientos
periodístico-noticiosos de una prensa que se hincó al poder intimidante del
hijo de Salgar y expresidiario y se dedicó a mentir, tergiversar los hechos y a
lavarle la imagen al régimen mafioso que opera en Colombia de tiempo atrás, lo
que permite señalar que en este país funciona un “doble Estado”.
La escasa lectura y capacidad de
análisis de esos cientos de miles de connacionales les facilitó a los uribistas
la tarea de crear ese “coco” con el que más de uno se asustó al ver la llegada
a la Casa de Nariño del primer presidente de izquierda.
En una rápida búsqueda en la red,
encontré varios titulares en los que aparece el término castrochavismo, en boca
del inefable expresidente de la República y hoy procesado por los delitos de
fraude procesal y manipulación de testigos.
1.
Hay peligro de
"Castro-Chavismo" en Colombia.
2.
Álvaro Uribe: «Santos abre la vía del
castrochavismo al pactar con las FARC»
3.
Álvaro Uribe: rechazamos el
castro-chavismo
4.
Castrochavismo en Colombia, sube tono
5.
Cuidado con esa izquierda, ellos
empiezan muy queriditos. Chávez empezó muy amable y acabó Venezuela. Cuidado
con los Chávez de aquí: Uribe.
6.
Uribe: acuerdo con las FARC promueve
«castro chavismo en Colombia»
Quizás este logro no sea tenido
en cuenta en los análisis económicos de los expertos y mucho menos, en quienes
insisten, con razón, en mostrar las debilidades y las malas decisiones que el presidente
tomó en este tiempo. Porque hay que decirlo: Petro se equivocó, por ejemplo, al
haber permitido la entrada de gente como Benedetti y otros políticos.
Haber sepultado esa narrativa del
uribismo constituye un enorme triunfo simbólico y cultural, porque detrás de esta
victoria temprana está el desprestigio y la pérdida de credibilidad de los
grandes medios masivos y por supuesto, la decadencia moral de eso que se conoce
como el uribismo.
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