Por Germán Ayala
Osorio
La captura del hijo del
presidente de la República, Nicolás Petro, deviene con un tufillo de revancha
política y de espectáculo mediático con el ánimo de golpear moralmente al
mandatario, elevado previamente por Francisco Barbosa a la condición de enemigo
público número uno. A pesar de ese carácter, la reacción presidencial fue
gallarda y respetuosa de la división de poderes. Es decir, Gustavo Petro no
está usando su poder como presidente para salvar a su hijo, buscando tratamientos
especiales. Por el contrario, en su cuenta de Twitter, el mandatario de los
colombianos reiteró: “no intervendré ni presionaré sus decisiones; que el
derecho guie libremente el proceso”.
No digo que, por ser hijo del jefe
del Estado, la justicia no puede tocarlo. No. Por el contrario, nadie puede
estar por encima de la ley, pero es que estamos en Colombia, país en el que por
años la justicia ha sido para los de ruana. Los ejemplos pululan en una larga lista
de favorecimientos a familias políticas de la derecha infame que ha gobernado
al país. Y la Fiscalía, en varias administraciones, favoreció y favorece a "delfines" y a familiares de clanes políticos mafiosos.
El reconocido penalista, Miguel
Ángel del Río considera que “no había necesidad de capturar a Nicolás Petro.
Si la fiscalía tiene elementos de convicción bastaba una citación a imputación
de cargos o medida. A esta fiscalía sólo la motiva el show y la retaliación.
Derecho penal del enemigo”. Si desde el derecho no había necesidad de
mandar a capturar al vástago del presidente, entonces la conclusión es clara:
Barbosa le está cobrando a Petro haberlo expuesto públicamente por los hechos
de corrupción en la SAE y en la UNP y tantos otros en los que quedó comprometida la idoneidad y seriedad del fiscal.
A pocos meses de terminar su
nefasto periodo como fiscal general de la nación, Barbosa, ficha del uribismo,
golpea duro al presidente Petro y a su familia, situación que de inmediato los colombianos
conectan con familiares de presidentes y gente del mundo de la política
colombiana, tratados por la Fiscalía a lo largo de su historia, con guantes de
seda.
La periodista María Jimena Duzán recuerda el caso del primo hermano del hoy expresidente y sub júdice ciudadano, Álvaro Uribe: “cuando Mario Uribe fue capturado por parapolítica, el entonces presidente Álvaro Uribe -en lugar de aceptar la decisión de la justicia, como lo ha hecho Petro-, le montó al magistrado que hizo la investigación en contra de su primo hermano, un caso por manipulación de testigos con el objetivo de desprestigiarlo e incriminarlo con pruebas falsas. Ese magistrado era Iván Velásquez”.
Vienen también a la memoria los
hijos de Uribe, quienes siempre salieron limpios de varios episodios oscuros en
los que aparecen mencionados. Por ejemplo, la imagen aquella en la que aparecen
con el narco paramilitar, Wilmer Pérez Padilla. O cuando Tomás Uribe, el hijo
más parecido en su proceder al expresidente Uribe, sirvió de puente para que Guido
y Miguel Nule se reunieran con el entonces presidente de Odebrecht. Fue el
periodista Gerardo Reyes quien informó de ese encuentro: “el periodista
Gerardo Reyes en El Nuevo Herald de Miami en el año 2010. Según la publicación,
durante el gobierno de Álvaro Uribe, su hijo Tomás Uribe medió para que se
reunieran en Panamá Guido y Miguel Nule con el presidente de Odebrecht Panamá a
fin de que se presentaran juntos a la licitación de la Ruta del Sol, una de las
más grandes del gobierno de Álvaro Uribe”.
Se suma lo anterior el “extraño”
caso del hermano de Uribe, procesado por conformar el grupo paramilitar Los 12
apóstoles. Hace más de 2 años que el juez Jaime Herrera Niño tiene archivada su
decisión de condenar o de absolver a Santiago Uribe Vélez. Con todo el material probatorio, hace rato debió haber sido condenado el hermano de Uribe. ¿No será que el juez recibió
presiones?
Los hijos de Uribe Vélez se enriquecieron “vendiendo manillas”, fábula que solo unos cuantos ingenuos creen. Y de acuerdo con la imputación de cargos contra Nicolás Petro, este se habría enriquecido ilícitamente. La diferencia es que para los primeros se creó la preciosa e infantil leyenda; para el hijo de Petro, no.
Hay que sumar a esos hechos, los casos de la mamá del presidente-títere, Iván Duque, conocida con el alias de La Madrina, involucrada en la entrega de bienes de la SAE, a políticos afectos a Duque y al uribismo. Igualmente, los casos del clan Char y los enredos de la exvicepresidenta, Martha Lucía Ramírez.
Curiosamente, la orden de captura contra el hijo de Petro llega en medio del escándalo del robo de petróleo de la estatal Ecopetrol, en el que estarían involucrados empresarios y la propia guerrilla del ELN. Cortina de humo o no, si queremos dejar atrás la confusión moral en la que estamos como sociedad, debemos respetar la ley y las decisiones judiciales. Para el caso del presidente, este está obrando como estadista, al respetar la división de poderes y no como padre. Ese es un mensaje claro que Petro le manda al Innombrable y a todos sus seguidores, convertidos en niños inocentes que creen en cuentos de hadas y en manillas milagrosas.
Imagen tomada de Red Más Noticias.
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