lunes, 11 de marzo de 2024

AUDIENCIAS EMBRUTECIDAS: RESPONSABILIDADES COMPARTIDAS

 

 

Por Germán Ayala Osorio  

 

Vuelve Petro a lanzar pullas contra los medios masivos. En particular, contra RCN y Caracol, a los que responsabilizó de “haber embrutecido a la sociedad colombiana”. De inmediato, la reacción de otros medios dio vida a titulares en los que se habla de una ofensa presidencial, de una brutal arremetida y de una acción intimidante hacia la libertad de prensa. Exageraciones de unas empresas mediáticas que hoy hacen oposición política al gobierno, usando sus páginas informativas y editoriales. 

Es muy difícil medir cuánto del estado de “embrutecimiento o adormilamiento” que pueda llegar a sufrir y exhibir un ciudadano colombiano obedece a la acción mediática asociada al consumo de información noticiosa o de otros productos culturales como novelas, reality show o programas de chismes y chistes. Sábados Felices, por ejemplo, es responsable de la naturalización del racismo, del machismo y del clasismo, por las burlas que cada sábado sus humoristas hicieron de los negros, de los pobres, enfermos y de las mujeres. No sé si todavía lo hacen.

Creo más bien que hay una responsabilidad compartida entre las audiencias “embrutecidas”, los medios informativos y las firmas privadas que, a través de la pauta, apoyan el ejercicio periodístico corporativo. Incluso, esa responsabilidad hay que trasladarla a sucesivos gobiernos y al Estado mismo, por los millones de pesos gastados en pauta oficial.

Aunque recientes encuestas aseguran que los niveles de lectura de libros subieron, en general el pueblo colombiano no lee y cuando lo hace, no entiende lo que leyó y mucho menos puede hacer lecturas cruzadas, en el marco del pensamiento complejo y crítico.

Durante el gobierno de Uribe Vélez fue evidente la intención de la Gran Prensa bogotana de consolidar lo que en su momento se llamó el unanimismo ideológico y político en torno a la figura mesiánica del entonces presidente antioqueño. Ese unanimismo es y fue el correlato de lo que se conoce como el pensamiento único.

En universidades privadas era común ver estudiantes “uribizados” a los que les molestaba que algunos de sus profesores criticaran la Seguridad Democrática o se cuestionara al político paisa por su pasado en la Aeronáutica Civil o se expusieran en clase apartes de libros en los que se señalaba al jefe del Estado como responsable de las masacres del Aro y La Granja y el asesinato de José María Ovalle; o las chuzadas a los magistrados de la entonces Corte Suprema de Justicia y la operación del DAS como la policía política de ese gobierno. Recomiendo leer dos libros en los que se explican las circunstancias de lo que se vivió en Colombia en materia de construcción de una opinión pública acrítica, adormecida y de acuerdo con Petro, “embrutecida”. Las ficciones del poder, de Fabio López de la Roche y Medios de comunicación y seguridad democrática: de la democracia radical, al unanimismo ideológico (Ayala O, G. et al).

Lo sucedido entre 2002 y 2010 puede servir para señalar que efectivamente RCN y Caracol, en gran medida son responsables de haber construido durante muchos años unas audiencias incapaces de sentir respeto y empatía por los más vulnerables y, de manera selectiva, por afros, indígenas y campesinos; de hacer lecturas complejas de los hechos noticiosos y confrontar los reduccionismos y los ocultamientos periodísticos expresados durante años. Por ejemplo: esos medios, junto a otros, nos hicieron creer que el único problema del país era la existencia de la guerrilla, lo que permitió ocultar que es la corrupción, el ethos mafioso, la gran problemática cultural que no nos deja avanzar como sociedad y Estado modernos. Bastó con el silenciamiento de los fusiles cuando las Farc-Ep firmaron el armisticio con el Estado para darnos cuenta de que lo que reina en Colombia es la impunidad y la corrupción público-privada.

Está muy bien que los colegas de otras empresas mediáticas salgan a defender a RCN y a Caracol, pero deberían todos sentarse por un momento a hacer un mea culpa. Lo podrían hacer, una vez lean las dos investigaciones aquí recomendadas y miles de libros de análisis de los tratamientos periodísticos a hechos noticiosos que la Academia ha publicado desde hace mucho tiempo.

Dentro de las audiencias embrutecidas de las que habla el presidente Petro, no se puede incluir a quienes por, actitud de vida, poco o nada les importa lo que pasa en su país. Muchos de estos “importanculistas” lo hacen por conservar la salud mental. Lo que no se puede negar son los efectos negativos que los media producen en las audiencias, en particular aquellos ciudadanos que consumen noticias, novelas y programas de chismes, entre otros, con un bajo o nulo capital cultural. Allí puede empezar el proceso de embrutecimiento. 

No podemos olvidar que cientos de miles de colombianos salieron berracos a votar en el plebiscito por la paz, porque creyeron que al votar Si al acuerdo de paz de La Habana, corrían el riesgo de convertirse en homosexuales, por ser víctimas de un rayo homosexualizador. Sin duda, un claro ejemplo de unas audiencias ignorantes, además de homofóbicas. 

Adenda: importanculistas se refiere a las personas a las que les importa un reverendo jopo lo que pase en el país. 




Imagen tomada de la red internet. 

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