lunes, 18 de septiembre de 2023

A PASQUINO SE LE HIZO EL MILAGRO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Varias veces, Pasquino, escuchó a su custodio y amigo decir que debía viajar al extranjero. Por supuesto que ese viaje significaba una dolorosa separación. Sin poder expresar lo que sentía, Pasquino pasaba sus días pensando qué hacer para evitar que su amigo y cómplice de aventuras, viajara y lo dejara sumergido en la soledad.

Pasquino pensó que si se lograba conectarse mentalmente con los dioses de su especie, podría pedirles ayuda. Finalmente, logró comunicarse con varios de ellos, en particular con Anubis, quien le escuchó atentamente. La petición era clara: que su amigo del alma no viajara.

A su vez, Anubis pidió ayuda a otros dioses, incluso, de otras dimensiones del espectral universo. La petición de Pasquino no era fácil, pues implicaba manipular complejas circunstancias humanas. Sin embargo, había una luz, una esperanza, de la que se aferró Pasquino.

Mientras las súplicas de Pasquino rodaban por mundos ideales y fantasmagóricos, trataba de llevar una vida tranquila en su hogar, acompañado de su compañera Tongolele, a quien el viaje del compartido custodio realmente no le preocupaba en lo más mínimo. Tongolele aprendió desde pequeña que no debía establecer ese tipo de relaciones con aquellos protectores, llamados, por muchos,  propietarios.

Los dioses que finalmente logró convocar Anubis,  entre estos, a San Roque, crearon el único escenario posible que no solo ayudaría a Pasquino, sino a millones de sus congéneres que estaban en la misma situación. Esos dioses provocaron una pandemia mundial, que impidió que cientos de miles de protectores y amigos, como el de Pasquino, pudieran viajar a otros países, lo que los obligaría a quedarse en casa, por los riesgos sanitarios a los que estarían expuestos dichos desplazamientos. 

Una vez confirmado el confinamiento general, Pasquino corrió feliz por el solar, aulló por varios minutos, ladró por otros tantos, mientras Tongolele lo observaba entre conmovida y sorprendida. Al final, a Pasquino se le hizo el milagro.

Adenda: esta columna se publicó en mi anterior blog. Le recupero porque hoy 18 de septiembre "dejamos ir" a Pasquino a ese mundo imaginado al que creemos que van y están los ángeles.




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