domingo, 25 de junio de 2023

LAS ALOCUCIONES DE PETRO QUE NO SON ALOCUCIONES

 Por Germán Ayala Osorio

 

Las más recientes alocuciones del presidente Petro tienen la particularidad de que no están dirigidas al pleno de los colombianos y están soportadas en discursos dados en escenarios disímiles en los que ha participado el presidente. Si bien se escucha el himno nacional y se interrumpe la programación habitual, estas “novedosas” alocuciones pueden resultar ineficaces por cuanto el presidente de la República no se está dirigiendo a sus compatriotas.

La de esta noche del 25 de junio constituye un ejemplo claro de una alocución cuyo directo público receptor no fueron los colombianos residentes en Colombia, sino los que viven en Francia, que lo escucharon gracias a la visita oficial del mandatario colombiano a ese país europeo. Aunque se trató de un discurso fuerte y directo en contra el Congreso, los banqueros colombianos y en general contra la oligarquía, sus efectos en las audiencias pueden ser relativos en la medida en que el presidente Petro no les habló a los colombianos residentes en el país, sino a los connacionales que pueden estar viviendo circunstancias bien distintas a las que viven el grueso de los colombianos.

En su alocución de hoy 25 de junio, Petro hizo énfasis en la codicia de los grandes ricos y es claro que le estaba hablando a Sarmiento Angulo, del Grupo Aval, su principal contradictor y opositor político. La entrega de millones de pesos que hizo Sarmiento Angulo a partidos políticos que unieron esfuerzos para tumbar la reforma laboral hace pensar y decir al presidente que hay congresistas serviles a los intereses del magnate colombiano. Petro aludió a congresistas que se hicieron elegir no para defender los derechos de sus votantes y de los colombianos en general, sino para cuidar los intereses de sus poderosos patrocinadores. Hablamos, entonces, no de senadores y representantes a la Cámara, sino de lobistas con investidura y sueldo de congresistas.

No hablarles directamente a las audiencias aleja la posibilidad de que el mensaje llegue y se comprenda como es lo esperado. Es un error hacer pasar como una alocución lo que es un discurso que tiene una situación comunicativa muy diferente a la que se puede generar cuando el objetivo de la intervención presidencial es hablarle al país. Ejemplo de ello fue la pasada alocución soportada en el discurso de Petro en La Habana con el que anunció el cese bilateral al fuego con el ELN.

Debería de revisar la estrategia el presidente y su discreto equipo de comunicaciones porque este tipo de alocuciones devienen impersonales, frías y sin un propósito claro, pues las audiencias no están viendo a un presidente que les está hablando de manera directa, sino que están escuchando un discurso con intencionalidades distintas.

Los colombianos pueden estar acostumbrados a que las alocuciones presidenciales siempre están pensadas para que el presidente explique y justifique decisiones trascendentales; también se asumen para llamar a la calma ante versiones o hechos catastróficos; igualmente, para generar confianza y mandar un mensaje de tranquilidad. Y lo más importante, están pensadas para que el mandatario le hable a su pueblo, a sus dirigidos, mirándolos a los ojos. Es claro que con las últimas alocuciones esto no sucede.  


Imagen tomada de El Colombiano. 

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