viernes, 30 de junio de 2023

COLOMBIA: UN PAÍS QUE SE RESISTE A SER MODERNO Y CIVILIZADO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Colombia es un país que se resiste a ser moderno y civilizado. Quienes se resisten a dar ese paso son actores políticos y sociales legales que, con relativa legitimidad, se oponen de diversas maneras a que el país avance hacia estadios de modernidad representados en condiciones de progreso y desarrollo para todos los colombianos; otros son agentes económicos que además de ser precapitalistas y codiciosos, hacen todo para mantener las impúdicas condiciones de vida que soportan por lo menos 25 millones de colombianos pobres, fruto de un modelo neoliberal que solo ha servido para privatizar el Estado y extender en el tiempo los privilegios de unas pocas familias; y claro, no podían faltar los actores armados ilegales que se quedaron anquilosados en sus sueños revolucionarios. Y no podemos dejar por fuera a los cientos de miles de colombianos que, con un bajo capital social que insisten a diario en resolver sus diferencias a través de la violencia verbal y física. Y en lo que concierne a su actuar político, se acostumbraron a vender el voto a cambio de migajas.

Políticos como Germán Vargas Lleras, Álvaro Uribe Vélez y César Gaviria Trujillo hacen parte de los primeros actores que, con relativa legitimidad, se la están jugando toda para evitar que las reformas laboral, pensional y de salud propuestas por el actual gobierno se aprueben en el Congreso. Ellos, inmersos en el país político tradicional, actúan de esa manera cumpliendo las órdenes que muy seguramente les dieron los magnates que de tiempo atrás financian sus partidos políticos, convertidos estos últimos en obstáculos infranqueables para que Colombia por fin recorra los amplios caminos de eso que genéricamente se conoce como modernidad.

Estos tres individuos, premodernos, violentos y mezquinos, quieren mantener al país sumido en las condiciones de inequidad, pobreza y exclusión, circunstancias estas que les conviene mantener y extender en el tiempo para beneficio de sus partidos políticos.

El poderoso banquero Luis Carlos Sarmiento Angulo, el mayor opositor económico y político del gobierno de Gustavo Petro, funge como un actor económico precapitalista y feudal que lucha por mantener sus privilegios de clase, bajo una incontrastable codicia, lo que lo ubica como uno de los mayores escollos para que el país empiece a recorrer los caminos de la justicia social, ambiental y económica.

El ELN, las disidencias farianas y grupos narco paramilitares como el Clan del Golfo hacen parte de esos actores armados ilegales que se oponen a que el país avance hacia estadios civilizados. A pesar de sus diferenciadas luchas y objetivos, todos confluyen en el mismo resultado: no dejan avanzar al país por cuenta de sus actos de barbarie y la inutilidad de sus “proyectos políticos”. Lo que el país necesita es que cada uno de los actores aquí señalados depongan sus mezquinos intereses, pero, sobre todo, que es tiempo de firmar un nuevo contrato social.


Imagen tomada de Semana.com


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