viernes, 7 de marzo de 2025

MEDUSA, UN FASTIDIOSO CULEBRÓN

 

Por Germán Ayala Osorio

La promocionada serie Medusa terminó siendo un fastidioso culebrón mexicano bajo el sello de Netflix. En su primera temporada- ojalá no haya más- Medusa es un cúmulo de perfiles psicológicos interpretados de forma regular por actores del interior del país o también llamados “cachacos”, que jamás pudieron dar cuenta del trasfondo cultural caribeño y de la particular forma de ver la vida de los barranquilleros. Quizás ese problema originalmente esté atado al guión. 

La desconexión de la existencia de la poderosa familia Hidalgo con la cultura barranquillera y caribeña empezó con los evidentes problemas de los actores “cachacos” para “hablar costeño”, seguido de la presencia ahistórica de un poderoso clan familiar que muchos televidentes asociaron con el poder político y económico del clan Char, cuyos miembros fungen como los mandamases de Barranquilla. De dónde salió esa familia y qué le ha aportado a la ciudad son elementos contextuales que pudieron explotar de una mejor manera.

La cuestión de “hablar costeño” sirvió para ocultar la señalada desconexión contextual-cultural pues los televidentes se dieron cuenta de la enorme dificultad de actores como Manolo Cardona, Sebastián Martínez, Juana Acosta y Diego Trujillo para acercarse a la idiosincrasia del barranquillero a través de la popular jerga. Al final, las interpretaciones de los papeles y perfiles psicológicos quedaron convertidas en una mala caricatura de eso de “ser costeño”. 

El uso excesivo de expresiones como “caremonda”, “careverga” o “vete a la verga” ensució la historia de tal manera que el público puso más atención a las dificultades de los consagrados actores para “hablar costeño”, que a la deshilvanada historia, cargada de sexo, infidelidades y acciones de poder patriarcal. Es decir, más de lo mismo. En lugar de Medusa la serie bien se pudo haber llamado La Casa de la Mondá.

Años atrás, series y novelas insistieron en posicionar el imaginario colectivo que señala a Colombia como un país de traquetos y mujeres voluptuosas “diseñadas” con finos bisturís en clínicas estéticas. Con o sin tetas, Colombia y sus hijos se volvieron famosos por los carteles de la droga, sus jefes, los sapos y sus muñecas. Agotado ese instrumento sociocultural,  la corrupción privada y pública (política) irrumpe como el nuevo elemento para explotar audiovisualmente ese rasgo cultural que poco a poco consolida una identidad nacional atada al ethos mafioso que guía a cada uno de los miembros de una familia sin hidalguía alguna, pero con el apellido Hidalgo. Quizás el objetivo de la Serie sea convertir a los Hidalgo en un ícono de las familias poderosas en el país: corruptas, mafiosas, violentas y llenas de problemas psicológicos. 

En lo que respecta a la trama, el final resulta inesperado, aunque exagerado desde el punto de vista de las motivaciones que tuvo el obsecuente ingeniero Gabriel para intentar asesinar a Bárbara Hidalgo (Juana Acosta). Un hombre poco agraciado que se enamoró de la jefa, sin apellido, venido de abajo y que “malinterpretó las cosas”, terminó siendo un potencial asesino. Hacer aparecer a todos los miembros de la familia como posibles responsables del atentado funcionó a pesar de los vacíos con los que finalmente terminaron de construir cada uno de los perfiles.



actores de Medusa - Búsqueda Imágenes

No hay comentarios:

Publicar un comentario

URIBE VÉLEZ: EL VIEJO ENEMIGO DEL ESTADO

Por Germán Ayala Osorio Mientras atiende las audiencias del juicio al que comparece en calidad de acusado por fraude procesal y manipulación...