miércoles, 22 de octubre de 2025

ENTREVISTA DE CORONELL A PETRO: SALIÓ MAL

 Por Germán Ayala Osorio

 

La entrevista que le concedió Gustavo Petro a Daniel Coronell fue un verdadero encontronazo entre un presidente atrincherado en su dignidad y en su incontrastable ego y un periodista empecinado en cuestionarlo y en sacarle un titular que sirviera para empeorar las relaciones con Trump, mandatario al que el columnista se cuida de criticar por razones ideológicas y migratorias. Desde su cuenta de X, Coronell iba dejando claro de qué lado estaba: Petro se muestra desafiante ante la grave crisis diplomática con Trump. ¿Se atrevería Coronell a usar el mismo vocablo para caracterizar y calificar la conducta altanera, irresponsable y soberbia del fatuo presidente de los Estados Unidos? Por supuesto que no. Cuando se trata de hablar de las tensas relaciones bilaterales entre los dos países, el reconocido columnista siempre se parará del lado de la tierra del Tío Sam. Es claro que a Coronell le da miedo cuestionar las andanadas de Trump en contra del presidente colombiano.

Petro concede la entrevista pensando quizás en llegarle al público hispano de Univisión y muy seguro de que el secretario de Estado, Marco Rubio, entre otros agentes políticos que le hablan al oído al convicto presidente norteamericano estarían atentos al desarrollo de esta. Entre tanto, Coronell buscó entrevistarlo para aprovecharse periodística y económicamente de lo que pudiera decir el jefe de Estado en medio de la crisis diplomática entre Estados Unidos y Colombia. El rating estaba asegurado.

En términos periodísticos se trató de una entrevista enrarecida, dispersa, incómoda, “jarta” y difícil por dos razones fundamentales: 1. Por la predisposición ideológica con la que ambos llegaron al encuentro. Petro reconoce a Coronell como un periodista de derecha, lo respeta, pero sabe muy bien que como ciudadano y periodista es un cipayo que sabe rendirle pleitesía a los gringos. Y Coronell llegó con la firme intención de desdibujar a la figura presidencial colombiana, tratando de pincharle el ego con preguntas, insinuaciones y señalamientos que Petro manejó relativamente bien a pesar de que en términos comunicacionales evitó contestar los interrogantes que le expuso su interlocutor, lo que claramente ensució el diálogo y lo hizo ver como un presidente grosero. 2. Por la compleja coyuntura política y diplomática, tanto Petro como Coronell buscaron sacarse provecho. El presidente colombiano le hablaba al periodista, pero estaba pensando más en sus detractores estadounidenses, que en explicarle a las audiencias de Colombia las razones por las que se llegó a este punto de no retorno en las relaciones entre Bogotá y Washington. Petro debió tranquilizar a los colombianos que la prensa hegemónica local está empecinada en asustar por cuenta de las posibles sanciones económicas que imponga el anaranjado presidente estadounidense.

Coronell es un periodista anti uribista que ha sido incapaz de llamar genocidio a lo hecho por Israel en Gaza, con la anuencia de los Estados Unidos, país en el que vive desde hace varios años. Es un columnista muy leído, pero es cercano al establecimiento colombiano.

Después de la entrevista-encontronazo, Coronell dijo lo siguiente: “Nunca he tenido una conversación tan difícil con él, como la de hace dos días, en la Casa de Nariño. A lo largo de estos 40 años de conocernos he tenido grandes diferencias con él y he criticado su gestión como alcalde y presidente, tanto como reconocí sus grandes debates de denuncia y control político como congresista. Nunca, en todos estos años y entrevistas he visto al presidente Gustavo Petro tan alterado como este lunes. No es el mejor estado de ánimo para manejar una crisis de las dimensiones que puede tomar en los próximos días”.

Después de ver completa la entrevista, señalo que tanto Coronell como Petro se equivocaron. El primero, por querer aprovecharse de la compleja coyuntura diplomática entre USA y Colombia y creer que Petro le contestaría todas sus preguntas, cuestionamientos e insinuaciones que por momentos incomodaron al mandatario. Coronell sabía que Petro llegaría “cargado de tigre” y quiso aprovecharse periodística y políticamente de ese momento; y el segundo, porque llegó al diálogo cargado emocionalmente y golpeado en su ego por el tratamiento de mafioso que le dio el convicto y pederasta presidente estadounidense. Conclusión: Petro no debió conceder la entrevista a Coronell. Como diría el entonces Defensor del Pueblo, Carlos Camargo: "salió mal". 

 


martes, 21 de octubre de 2025

EFECTOS CULTURALES E INSTITUCIONALES DEL FALLO A FAVOR DE URIBE

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El fallo de segunda instancia que absuelve al expresidente Álvaro Uribe Vélez  de la condena a  12 años de prisión domiciliaria proferida por la jueza 44, Sandra Heredia tendrá importantes y graves efectos institucionales en la rama judicial en donde reposan otros procesos a los que está vinculado el expresidiario y exgobernador de Antioquia y por supuesto, esa misma decisión judicial de dos de los tres magistrados del Tribunal Superior de Bogotá que estudiaron la apelación de la defensa del político antioqueño,  generará perjuicios en el ámbito sociocultural.

Miremos los efectos negativos que generará el laudo leído por el magistrado Merchán en las dinámicas internas del aparato de justicia.  Lo primero que hay que señalar es que la interpretación que hicieron los magistrados del Tribunal Superior de Bogotá del material probatorio y los cuestionamientos a la exégesis de la jueza Sandra Heredia ponen en entredicho la probidad, el criterio jurídico y la idoneidad de todos los operarios judiciales que por ejemplo avalaron la legalidad de la intervención de las líneas telefónicas en las que se escucha hablar a Uribe Vélez con su aboganster Diego Cadena.

Los togados de la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) a la luz de lo leído por Merchán (magistrado ponente), actuaron de mala fe al usar los audios allanados para impulsar el proceso penal que después de 13 años mantiene a Uribe procesado, condenado en primera instancia, absuelto en segunda y vinculado hasta que sea la misma CSJ la que defina la situación jurídica del temido político. A pesar de la absolución que acaba de recibir Uribe, mantiene su condición sub judice hasta que la CSJ tome una decisión de fondo en la instancia de casación a la que la defensa de las víctimas de Uribe ya dijo que llevará al mediático y espinoso caso.

De regresar al poder el uribismo a la Casa de Nariño en el 2026 no se descarta que se inicien actividades de persecución judicial en contra de la jueza Sandra Heredia y sus antecesoras que validaron todo lo actuado por los magistrados de la Sala de Instrucción de la CSJ, corporación en donde se originó este enrevesado proceso. No podemos olvidar las amenazas, cuestionamientos políticos y mediáticos que recibió Heredia después de leer el fallo en el que condenó a Uribe a 12 años de prisión por tres graves delitos.

Con la absolución de Uribe, el Tribunal Superior de Bogotá envía un mensaje que bien puede leerse como intimidante por parte de los fiscales y los jueces que en diferentes momentos compulsaron copias a la Fiscalía para que Uribe fuera investigado por sus relaciones con grupos paramilitares y recientemente por el asesinato del defensor de derechos humanos, José María Valle, en los tiempos en los que el caballista y hacendado fungió como gobernador de Antioquia. Hablo del magistrado Rubén Darío Pinilla Cogollo, que siendo presidente de la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Medellín compulsó copias para que se investigara a Álvaro Uribe Vélez por vínculos con el paramilitarismo; y también de la jueza de Medellín, Claudia Marcela Castro, quien compulsó copias a la Fiscalía para que investigue si el expresidente Uribe y su hermano Santiago tienen alguna responsabilidad en el crimen de José María Valle.

En lo que respecta a los efectos socioculturales del polémico fallo de segunda instancia que beneficia al “rufián de esquina”, estos tienen que ver con la legitimación y naturalización del imaginario individual y colectivo que señala que entre más poder económico y político concentre un hombre en Colombia, la capacidad de la justicia de procesarlo y condenarlo desaparece, en particular cuando son jueces o fiscales hombres a los que les corresponde revisar los procesos a los que está vinculado el señor Uribe. Creo que aquello del “cacorraje nacional” del que habló la escritora Carolina Sanín tendría una inexorable conexión con los fallos proferidos por jueces. La magistrada María Leonor Oviedo se apartó de la decisión con la que sus dos colegas del Tribunal Superior de Bogotá absolvieron a Uribe Vélez, Alexandra Ossa Sánchez y Manuel Antonio Merchán. 

Ese imaginario deviene atado del ethos mafioso que rodea a la operación de jueces. Fiscales y magistrados que emiten fallos politizados e ideologizados en virtud de presiones o de simpatías hacia políticos poderosos, asumidos por una parte importante de la sociedad como deidades intocables e incuestionables.

Los dos magistrados del Tribunal Superior de Bogotá dejaron pasar la oportunidad de fallar para producir un cisma cultural en una sociedad como la colombiana que además de devenir confundida moralmente, necesita con urgencia proscribir el ethos mafioso y por supuesto el imaginario colectivo e individual que indica que la “justicia es para los de ruana” como consecuencia del incontrastable poder que acumulan hombres como Uribe Vélez. Eso sí, el fallo absolutorio no es sinónimo de inocencia porque por lo menos la mitad de los colombianos hace rato “condenó” al expresidente Uribe. A veces, la condena social y el consabido desprecio por las actuaciones del temido político resultan con mayor legitimidad que las que se producen en instancias judiciales permeadas por presiones de carácter político.




Imagen tomada de la red. 

lunes, 20 de octubre de 2025

EXPRESIDENTES COLOMBIANOS CIERRAN FILAS EN FAVOR DE TRUMP

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El calificativo de líder de narcotraficantes que lanzó Trump contra el presidente Petro sirvió para probar la cohesión y la coherencia de la institucionalidad estatal y la visión de Estado de los expresidentes Samper, Pastrana, Uribe, Santos y Duque.

La Defensora del Pueblo, Iris Marín y el Procurador General de la Nación, Gregorio Eljach rechazaron el pronunciamiento del presidente de los Estados Unidos en contra del presidente colombiano. Dichas posturas contrastan con el silencio de los presidentes de las altas cortes que a la fecha no rechazaron la irrespetuosa y temeraria arremetida verbal del convicto Donald Trump. Parece ser que los togados temen que el pederasta presidente norteamericano les quite la visa, documento que la clase política y empresarial asumen como un invaluable tesoro con el que suelen justificar las arrogantes, desafiantes y desobligantes posturas asumidas por las autoridades gringas en contra de Colombia. Lo que queda claro es que los líderes de esas altas corporaciones judiciales no tienen una clara visión de Estado.

La misma miope y empobrecida visión del Estado la exhibieron los exmandatarios Andrés Pastrana Arango y Álvaro Uribe Vélez. En la carta que enviaron a Petro dejaron ver que su condición de expresidentes está alejada y no se conecta con la dignidad del cargo de jefes del Estado que ostentaron en el pasado. Pastrana estuvo en la Casa de Nariño en calidad de cipayo de los Estados Unidos. La aprobación del Plan Colombia en el Congreso americano y su nula discusión en el Congreso colombiano y el diseño mismo de dicho plan de intervención militar de los gringos en el conflicto armado interno dan cuenta del nivel de estulticia y de la actitud lacaya del genuflexo presidente conservador, quien jamás actuó como un verdadero estadista.

En esa misma línea inmoral y pasmosa indignidad actuó Álvaro Uribe Vélez, de quien las autoridades gringas tienen información de sus andanzas en el pasado que lo enredan con paramilitares, masacres como las del Aro y la Granja, el asesinato de José María Valle y relaciones con narcotraficantes, de acuerdo con investigaciones periodísticas, procesos penales a los que está vinculado y su aparición en una lista de una autoridad americana en la que aparecen narcotraficantes. Uribe aparece en ella bajo el número 82. El país recuerda que el mismo Pastrana acusó de ser paramilitar a Uribe. Hoy, años después, cogidos de las manos le hacen oposición al gobierno Petro.

Esa actitud lacaya de Uribe y Pastrana, ambos eficientes y obedientes criados apoyados por la Casa Blanca en sus nefastos periodos presidenciales se confirmó con la reciente misiva que le enviaron a Petro. En lugar de exigir explicaciones y rechazar el señalamiento de Trump, estos dos consagrados mercaderes de las soberanías popular y estatal y ladinos políticos dicen en su carta que “con sentido patriótico y profunda preocupación, los expresidentes de Colombia abajo firmantes demandamos del señor presidente Petro la definición clara de su relación con el jefe del Cartel de Los Soles, Nicolás Maduro Moros, así como una explicación del llamado Pacto de La Picota y la consecuente coincidencia de las posteriores conversaciones llamadas Paz Total con grupos de las organizaciones criminales del narcotráfico disfrazadas con estatus político”.

Sin duda alguna, estamos ante una vergonzosa actitud de dos expresidentes que gobernaron al país sin saber qué es eso de ser jefe del Estado. En su abierta y clara actitud lacaya e incoherente, estos dos exmandatarios se atreven en la misma carta a “exigir serenidad, prudencia y sentido nacional, por encima del egoísmo, en el manejo de esta crisis que pone en riesgo la seguridad, el bienestar del pueblo y sectores claves de la economía colombiana”. ¿Sentido nacional? ¿Sabrán qué significa aquello del sentido nacional este par de politicastros? La verdad, no lo creo.

La respuesta de Petro, en su calidad de jefe del Estado, fue contundente: “Por respeto a la juez y a la justicia de Colombia esta carta no debe ser contestada, por dos expresidentes del que se tienen sospechas de vínculos con uno de los negocios más grandes de Colombia, y dos: porque uno ha sido condenado y paga condena por la justicia”.

Entre tanto, Iván Duque Márquez, el pasante que pernoctó por cuatro años en la Casa de Nariño, reaccionó con la misma indignidad de Pastrana y Uribe. Por su condición de títere de Uribe y eterno aprendiz de presidente no se le puede exigir que oficie como exjefe de Estado. Duque Márquez será recordado por su mediocridad, su infantil discurso en inglés, en particular aquella alusión que hizo en un evento internacional a los 7 enanitos y por supuesto su inolvidable auto entrevista en la misma lengua.

El expresidente Santos sin exhibir una visión integral de Estado, por lo menos reconoció que tanto Trump como Petro se han insultado. El único expresidente que asumió una postura cercana a la visión de Estado que en esta columna se reclama fue Ernesto Samper Pizano, político que frente a los gringos ha mantenido una actitud digna desde antes de que le retiraran la visa americana.



Imagen tomada de la red X. 

domingo, 19 de octubre de 2025

A TRUMP SOLO LE SIRVE UN CIPAYO EN LA CASA DE NARIÑO

 


Por Germán Ayala Osorio

 

Con la despachada de Trump contra el presidente Petro a quien llamó “líder del narcotráfico”, el anaranjado pederasta y convicto norteamericano le apunta a incidir en las próximas elecciones en Colombia para que la derecha regrese a la Casa de Nariño. El Departamento de Estado y la Casa Blanca dan por descontado que se tratará de un presidente cipayo, que en la primera reunión bilateral muy seguramente dejará claro hasta dónde estará dispuesto a entregar la soberanía y amplias zonas del país para el control gringo con tal de recomponer las relaciones diplomáticas (o de dominación) entre los dos países.

Bajo esas circunstancias, el candidato de la derecha no saldrá tanto de consultas interpartidistas o de negociaciones entre Uribe y Vargas Lleras, sino de las reuniones que específicos agentes del Establecimiento colombiano tendrán con Marco Rubio y Trump para que finalmente entre estos dos sheriff de la moral regional decidan cuál de todos los candidatos les conviene más para recuperar lo que Petro les quitó por asumir este último una postura digna frente a las siempre irrespetuosas relaciones con los Estados Unidos.

Ya el precandidato uribista, Juan Carlos Pinzón Bueno dijo que “la relación con Estados Unidos, la arreglo en una sentada. Mi experiencia y compromiso están a la altura de lo que el país necesita”. Este mensaje de Pinzón Bueno será determinante para definir los apoyos del empresariado y la clase política tradicional ante el terror que les generan las amenazas de Trump de subir aranceles y bloquear a Colombia. Así las cosas, los agentes económicos colombianos están obligados a financiar al candidato más cipayo que les devuelva la tranquilidad de seguir con sus negocios y mantener las visas para visitar los Parques en Orlando. Esto dijo el ladino político de la derecha uribizada: “Reputación, acceso e influencia, son indispensables para recomponer las relaciones con EE. UU.  El próximo presidente debe tener estas características, y eso solo se logra cuando uno ha trabajado y construido relaciones estrechas”.  

Ya varios precandidatos presidenciales optaron por ponerse las rodilleras de manera anticipada con el objetivo de asegurar la bendición de la CIA, el Departamento de Estado, la DEA y la Casa Blanca. Vicky Dávila, Abelardo de la Espriella y Juan Manuel Galán se mostraron dispuestos a hincarse frente al poder y el ímpetu del Águila Calva. Los tres apoyan a Israel y sus prácticas genocidas en Gaza, aceptan sin chistar volver al uso del glifosato y a perseguir al campesinado obligado a sembrar la “mata que mata”; y lo más importante creen que lo mejor es que los Marines invadan Venezuela y derroquen a Nicolás Maduro. De la Espriella fue más allá y dijo en su cuenta de X que “El presidente Trump, afirma, tal como lo denuncié ante el gobierno norteamericano, que Petro, en compañía del narco dictador Nicolás Maduro, es líder de narcotráfico. Así es, Petro es cómplice y líder del Cartel de los Soles porque ha facilitado, aupado, permitido, colaborado en la expansión del narcotráfico desde Colombia”. Justamente esa postura progringa confirma al precandidato De la Espriella como un cipayo dispuesto a todo con tal de ganarse la simpatía de Trump y de Marco Rubio.

Una postura contraria y sorpresiva asumió Claudia López, quien exigió al presidente de USA “respeto por las instituciones de Colombia", y lo exhortó a resolver las diferencias "con espíritu democrático y de cooperación, no con insultos ni amenazas". Aunque parece sincera, ya el país conoce que la exalcaldesa de Bogotá se acomoda fácilmente a las circunstancias que más le convengan. 

Lo cierto es que Petro desafió a los Estados Unidos al querer gobernar a Colombia y tener relaciones internacionales basados en la defensa de las soberanía estatal y popular, el respeto mutuo y bajo condiciones de dignidad. Se suman sus acercamientos a China con la Nueva Ruta de la Seda, el episodio de los dos aviones militares que Petro no permitió aterrizar en el país por traer esposados y humillados a colombianos deportados de USA; igualmente sus discursos en la ONU, en particular el último en el que llamó genocidio lo hecho por Israel en Gaza, con el apoyo de los Estados Unidos. Y la exhortación que Petro les hizo, megáfono en mano y en las calles de New York a los Marines para que desobedecieran a Trump fue colmando la paciencia del convicto presidente de los Estados Unidos. Finalmente, las críticas a la presión militar sobre Venezuela en el mar Caribe y a los bombardeos a los tripulantes de lanchas cargadas con droga terminaron por molestar al tirano supremacista por el que votaron republicanos, demócratas y cientos de miles de latinos ignorantes que hoy sufren la persecución y la estigmatización del poderoso pederasta y pedófilo inquilino de la Casa Blanca.

 




TRUMP CONTRA PETRO Y EL SÍNDROME DE EPSTEIN

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El irresponsable, indebido, irrespetuoso, infundioso y calumnioso señalamiento de Trump hacia el presidente de la República, Gustavo Petro nuevamente ponen a prueba la unidad nacional, la institucionalidad estatal y por supuesto a las ya tensas y narcotizadas relaciones entre Washington y Bogotá.

Al señalar que “Petro es el líder del narcotráfico”, el gobierno de los Estados Unidos estaría allanando el camino para derrocarlo, con la decidida anuencia de candidatos, periodistas y dirigentes gremiales que, en lugar de rechazar la amenaza y el artificioso calificativo, atinaron a decir que “Trump mordió el anzuelo que Petro le lanzó”. De esa manera, redujeron la gravedad de la amenaza del republicano a un asunto electoral y al crispado ambiente político que vive Colombia.

El exministro Cárdenas Santamaría, ficha del Establecimiento, señaló en su cuenta de X que “se veía venir. El país inundando de coca y un presidente que no quiere entender que la financiación y ayuda de Estados Unidos es fundamental para Colombia. Es urgente revertir el daño que Petro le ha hecho a la reputación del país.

A la indigna postura del cipayo exministro de Hacienda se sumaron las de Abelardo de la Espriella y Vicky Dávila, consumados lacayos del “imperio” del norte. El primero, validó el señalamiento del carcamal gringo e insistió en que efectivamente Petro tiene relaciones con la mafia, mientras que la periodista uribista se limitó al registro de la ofensa. Juan Manuel Galán también asumió la misma actitud cipaya. 

Entre tanto, el Procurador General de la Nación señaló que “debería conocerse alguna evidencia fáctica, que no la creo, para hacer tan radical afirmación contra un presidente de un Estado que funciona en democracia”. Una declaración tibia y medrosa de un ladino funcionario que muy seguramente valora más tener la visa americana, que salir a rechazar la vulgar y peligrosa intromisión y amenaza de Trump.

Es probable que el presidente de USA esté sufriendo del poco estudiado Síndrome de Epstein, una especie de trastorno en el que hombres con poder económico y político aceptan a regañadientes el ocaso de su vida sexual, pero buscan desesperadamente conflictos para poner a prueba sus ya bajos niveles de testosterona. También es posible que sueñen con intervenciones militares que, para el referido caso clínico, inconscientemente las asumen como formas de penetración o violaciones, aunque se trate de “simples” transgresiones a soberanías estatales y populares de países cuyas sociedades, enfermos como Trump se las representan como “menores de edad” sometidas a todo tipo de vejámenes como los que sufrieron cientos de niñas en la famosa Little Saint James, propiedad del multimillonario pedófilo y pederasta Jeffrey Epstein. 





sábado, 18 de octubre de 2025

DONALD TRUMP: ¿REY O DICTADOR?

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Las multitudinarias marchas en contra del gobierno de Trump exponen ante el resto del mundo la profunda crisis de legitimidad y viabilidad de la democracia norteamericana, la misma que por siglos brilló con la luz propia que la convirtió en un ejemplo a seguir y en una suerte de dispositivo ideológico y político para “llevar” la democracia a aquellos lugares del mundo intervenidos política y militarmente por los “gloriosos” Marines.  Acostumbrados los soldados americanos a “instalar” la democracia, hoy esos mismos militares, de la mano de los violentos agentes de ICE, desconocen las garantías constitucionales y los derechos de nativos e inmigrantes, legales o ilegales.

En manos de Donald Trump esa idea de la democracia perfecta empieza a flaquear y a perder el sentido de realidad por las decisiones y las políticas de un presidente convicto y pederasta. Los millones de ciudadanos, latinos y gringos que salieron a las calles bajo el lema “No Kings” ven al republicano como un monarca caprichoso, violento, conservador y líder de las hordas supremacistas que validan la persecución contra los migrantes latinos como una necesaria limpieza étnica.

Vista en el pasado como una democracia ejemplar por las garantías constitucionales y legales de las que incluso gozaron inmigrantes de todas partes del mundo que llegaron a la tierra del Tío Sam en búsqueda del sueño americano, desde la Casa Blanca se apoyaron dictaduras militares, se desmontaron otras y se calificaron de dictadores a presidentes que intentaron zafarse de la injerencia gringa en los asuntos internos. La política exterior de los Estados Unidos siempre se pensó y ejecutó desde los sueños libertarios basados en el perfecto y protocolario funcionamiento de las instituciones democráticas de la Unión Americana.

Cuba desde 1959, y Venezuela recientemente hacen parte de los regímenes dictatoriales sujetos de sanciones y bloqueos por no ofrecer garantías democráticas a sus pueblos. Por supuesto que los Castro Ruz en la isla y Maduro Moros violaron los derechos humanos de los miembros de la Oposición, muchos de ellos convertidos en presos políticos; pero cuidado que Trump está haciendo lo mismo con la población migrante latina sometida a una cruel persecución con visos supremacistas. Así las cosas, si Maduro es visto hoy por el Departamento de Estado como un tirano, desde Miraflores y otras casas de gobierno de América Latina bien podrían empezar a calificar a Trump como un “reyezuelo, un autócrata y un presidente autoritario; una especie de Bukele anaranjado y finalmente, como un dictador”. Ya es tiempo que desde América del sur se empiece a cuestionar al emperadorcito de la Casa Blanca.

Las multitudinarias movilizaciones (2.700 concentraciones) de hoy 18 de octubre en varias ciudades y estados de los Estados Unidos se justificaron con sorprendentes mensajes que dan cuenta de que algo muy grave está sucediendo en la tierra de la Estatua de la Libertad. “Las protestas reúnen una amplia variedad de reivindicaciones, desde la oposición a las redadas migratorias y los recortes en sanidad, hasta el rechazo a la militarización de las ciudades o a las modificaciones de los distritos electorales que buscan asegurar una victoria republicana en las elecciones de medio mandato del próximo año”. “…Acusan al presidente de comportarse “como un monarca”, de enviar fuerzas federales a las ciudades, deportar familias migrantes y recortar servicios públicos mientras favorece con beneficios fiscales a los grandes millonarios.

Quizás lo dicho por John F. Kennedy sirva de parámetro para entender el camino por el que Trump está llevando al país del norte: “La democracia es un proceso difícil y exigente, pero es el único método por el cual podemos asegurar que el gobierno sea verdaderamente del pueblo, por el pueblo y para el pueblo". 



Personas participaron durante la protesta "No Kings" ("No queremos reyes") este sábado, en West Palm Beach, Florida (Estados Unidos). Foto: EFE •


CASA MACONDO Y EL HIJO NEGADO DEL PRESIDENTE DE LA CORTE CONSTITUCIONAL

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Colombia tiene mucho de Macondo, aquel pueblo y universo que García Márquez creó para darle vida a sus personajes, atrapados todos, incluido el propio Nobel de Literatura, en ese realismo mágico en el que acontecen hechos extraordinarios o quizás inverosímiles en los que los límites entre la ficción y la realidad se tornan borrosos por la siempre inquietante, controversial, ladina y contradictoria condición humana. Diría que el realismo mágico en el devenir de Colombia aguarda y guarda también los impactos de decisiones humanas atadas a la sinrazón y a la inmoralidad en la que de cuando en cuando incurren diversas autoridades locales que, como Aureliano Buendía, se mueven entre un merecido prestigio y una relativa probidad.

Los avezados y acuciosos periodistas de Casa Macondo investigaron al presidente de la Corte Constitucional (CC), Jorge Enrique Ibáñez Najar por su negativa de reconocer a un hijo que tuvo por fuera de su matrimonio. Con ese y otros trabajos periodísticos esa casa periodística confirma que en los más altos cargos públicos del Estado macondiano hay cientos de Aurelianos cuyas vidas y reconocimiento social y político oscila entre una probidad imaginada y actos inmorales que en una sociedad confundida moralmente como la colombiana devienen naturalizados.

En el informe de Casa Macondo se lee: «La madre del demandante siempre fue manipulada por el demandado para que no lo demandara, dada su condición de hombre público conocido y evitar igualmente que su hogar se destruyera por encontrarse casado», concluyó el juez José Fernando Osorio Cifuentes, el 18 de mayo de 2004, en la sentencia que declaró a Ibáñez Najar padre extramatrimonial del demandante. El hijo del hoy magistrado nació el 12 de mayo de 1982, el mismo año en que el padre se graduó de abogado en la Pontificia Universidad Javeriana y comenzó a trabajar en el Banco de la República, donde fue asesor jurídico, subdirector de derecho privado y económico y director jurídico, hasta 1994. Ibáñez Najar era militante de las Juventudes Conservadoras, movimiento por el que había sido elegido concejal de Tunja en 1978, con apenas dieciocho años”.

Si Colombia no fuera Macondo, el comportamiento del presidente de la CC sería suficiente para que desde sectores específicos de la sociedad civil se exigiera su renuncia porque Ibáñez negó por largos años los derechos a un niño que llevaba su sangre. Es más, sus mismos compañeros del alto tribunal estarían obligados a exigirle su dimisión por lo que claramente constituye un obstáculo ético y moral para estar al frente de la máxima autoridad judicial en Colombia y garante del cumplimiento de lo ordenado en la Carta Política de 1991.

El “pequeño desliz” de Ibáñez y la investigación de Casa Macondo sirven para cuestionar al presidente de la CC porque acaba de redactar una ponencia negativa con la que se tumbaría la ley de reforma pensional por vicios de forma que el Congreso no subsanó.  Algunos tuiteros espetaron que “un magistrado que negó a su hijo desapareció el expediente judicial y ahora quiere tumbar ayudas sociales a los abuelos…”.  Negar derechos a su vástago y evitar que por lo menos tres millones de abuelitos reciban una ayuda económica del Estado es un hecho incontrovertible del perfil "humanista" del togado Ibáñez. En cuanto a su perfil político, el presidente de la CC es un reconocido detractor del presidente Petro, quien impulsó la reforma pensional que podría ser declarada inexequible por los nueve magistrados que componen el alto tribunal constitucional.

El caso de Ibáñez, las ya condenadas conductas del entonces magistrado de la Corte Constitucional, Jorge Ignacio Pretelt Chaljub y los bochornosos hechos atados a los togados que hicieron parte del Cartel de la Toga me obligan a recordar los tiempos en los que a ese tribunal llegaron juristas del talante de Carlos Gaviria Díaz, Rodrigo Uprimny, Eduardo Cifuentes y José Gregorio Hernández, entre otros. Ellos fueron garantía de pulcritud, seriedad y probidad.

Mientras que al coronel Aureliano Buendía las guerras le endurecieron el corazón, al togado Ibáñez Najar sus férreas convicciones conservadoras, su desprecio por los viejos vulnerables y su moralidad diferenciada en lo privado y en la vida pública lo llevaron a no reconocer a su propio vástago, quien vivió 17 años sumido en la soledad propia de un hijo negado o "natural" como los llamaban hace años en la Colombia pacata, farandulera, morbosa, mojigata, gazmoña, puritana, morronga, clasista, racista, machista, atontada y misógina que se resiste a cambiar. 




Presidente de la Corte Constitucional negó a su hijo y el expediente desapareció en Ibagué | El Cronista | Periodismo de análisis y opinión de Ibagué y el Tolima

viernes, 17 de octubre de 2025

EXPRESIDENTE SANTOS Y LA “TERCERA VÍA” EN UNA COLOMBIA SIN CENTRO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Juan Manuel Santos llegó a sobrecalentar la ya acalorada y fogosa campaña electoral en Colombia.  Y lo hizo proponiendo huir de los extremos ideológicos y políticos que hoy reducen la discusión pública de asuntos públicos, esto es, de los eternos problemas del país, entre las huestes uribistas y petristas.

En el video que subió a la red X, el exmandatario y premio Nobel de Paz (2016) aludió y expuso a Petro como el “extremista de izquierda”, pero al hablar de la posibilidad de que llegue a la Casa de Nariño un extremista de derecha no quiso exponer la imagen de Uribe, o de Abelardo de la Espriella, e incluso las de Santiago Botero y Juan Carlos Pinzón Bueno. Ese detalle, que parece menor, dice mucho del talante medroso del taimado político bogotano que se hizo elegir presidente de la República con el apoyo de Uribe Vélez, con quien libra de tiempo atrás un agrio enfrentamiento público, fundado en una declarada animadversión del político antioqueño hacia quien considera como un “traidor” por haberle apostado a ponerle fin al conflicto armado con las Farc-Ep.

Mientras que las mesnadas de Uribe Vélez representan el talante y las ideas de una derecha y ultraderecha guiadas por un ethos mafioso y que apuntan a consolidar la privatización del Estado al servicio de unos pocos, así como a naturalizar el racismo, el clasismo, la aporofobia y la estigmatización de aquellos que piensan diferente;  desde las huestes del petrismo se busca la consolidación de un proyecto político que a pesar de seguir atado a las condiciones que impone el FMI, le apostó a reivindicar los derechos de comunidades urbanas pobres y a los pueblos negros, campesinos e indígenas asumidos históricamente por la derecha como obstáculos y enemigos del desarrollo económico extractivo y del modelo de la gran plantación animado por agroindustriales e incluso por quienes crearon el fenómeno de la extranjerización y  bancarización de la tierra en Colombia.

Frente a la aparición de Santos el primero en reaccionar negativamente fue Álvaro Uribe Vélez, su enemigo político. Santos Calderón se atreve a hablar de un centro político que en Colombia no existe. La verdad es que el Nobel de Paz es un consumado neoliberal que sigue al pie de la letra la doctrina que señala que “el mercado hasta donde sea posible, y el Estado hasta donde sea necesario”.

En el video, Santos dijo que “la moderación y el centro son el camino”. “Hoy tenemos a un extremista de izquierda. Si llega uno de derecha, lo único que obtendremos será un país ingobernable”. “Si llega uno de derecha lo único que obtenemos es un país ingobernable y las probabilidades de estallidos sociales y bloqueos aumentarán”.

Santos coincide con Petro quien en su condición de presidente de la República ha convocado al pueblo, al constituyente primario a que se movilice en defensa de la reformas sociales, exhortaciones asumidas por la derecha como amenazas a nuevos estallidos sociales si las reformas no son aprobadas por el Congreso o declaradas inexequibles por la Corte Constitucional, alto tribunal que ya estudia la ponencia negativa de su presidente, Jorge Enrique Ibáñez.

¿Quién es el candidato que apoyaría Santos como representante del fantasmal centro o el agente capaz de dar cuenta en la Colombia goda, mafiosa y uribizada de la llamada Tercera Vía? Cualquiera que aparezca en el radar de Santos será un político que, aunque “moderado y de buenas maneras al hablar”, en el fondo siempre defenderá los mezquinos intereses de la derecha neoliberal, racista, clasista y aporofóbica.  ¿Será Luis Gilberto Murillo o Juan Manuel Galán los candidatos con los que Santos cree posible vencer a los extremistas?

No se sabe si la apuesta de Tercera Vía de Santos está más cerca de la propuesta por Giddens o a la de su amigo Tony Blair. A juzgar por los ocho años de Santos, en términos ecológicos y ambientales, el expresidente bogotano está más cerca de la concepción del entonces primer ministro del Reino Unido (1997-2007). 



Imagen tomada de El Espectador.com 

jueves, 16 de octubre de 2025

EL 21 DE OCTUBRE, EL DÍA D PARA EL CASO URIBE

 Por Germán Ayala Osorio

 

El Tribunal Superior de Bogotá informó a través de su cuenta de X que el 21 de octubre daría a conocer el sentido de la decisión de segunda instancia en el proceso penal que se adelanta en contra del expresidente Álvaro Uribe Vélez, condenado por la jueza Sandra Heredia a 12 años de prisión por tres graves delitos.

El anuncio público se hizo el 15 de octubre y varios sectores de la opinión pública creyeron que la decisión se conocería horas después. Como estamos en el país de las suspicacias, varios tuiteros se preguntaron por qué anunciar que ya había una decisión jurídica y tomarse tantos días para exponerla al país. El periodista Daniel Coronell, contradictor de Uribe, dijo en su cuenta de X que “la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá acaba de tomar la decisión de segunda instancia sobre el caso del expresidente @AlvaroUribeVel, condenado en primera instancia. La sentencia será anunciada pronto”. Al parecer, el columnista creyó que dicho laudo se conocería pasadas unas horas y no después de casi ocho días.

Más allá de las desconfianzas que rodean este sonado caso y de los deseos de las huestes interesadas en la decisión final, el país espera que la justicia salga fortalecida y no termine sacrificada su ya menguada legitimidad y respetabilidad asociada a los bochornosos hechos protagonizados por el cartel de la toga y al imaginario colectivo que señala que “Uribe es intocable, casi un Dios”.

Miremos los posibles escenarios jurídico-políticos y electorales que de todas formas generará el dictamen del Tribunal Superior sin que importe si ratifica o no la condena en primera instancia proferida en contra del caballista y domador de bestias.

Si la condena es ratificada, la derecha uribizada, incluida a la gran prensa afecta a los intereses del latifundista y defensor de las Convivir, activará nuevamente la narrativa con la que se declara a Uribe Vélez víctima de una “persecución política” de parte de la justicia y en particular de las operadoras judiciales que mantuvieron la legalidad del material probatorio aportado por los magistrados de la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia, instancia en donde se originó el proceso penal contra Uribe, que ya tiene más de 13 años.

En ese escenario, la defensa del vulgar caballista anunciaría que demandaría el fallo de segunda instancia ante la Corte Suprema de Justicia, corporación a la que de todas formas volverá el caso Uribe Vélez sin importar el sentido del laudo proferido por el Tribunal Superior de Bogotá. Una decisión en ese sentido podría tener efectos electorales negativos para los intereses de los precandidatos presidenciales que esperan recibir el guiño del latifundista antioqueño, a pesar de su condición sub judice. Eso sí, de confirmarse la sentencia proferida por la jueza Sandra Heredia, ello no representará el fin del uribismo por tratarse de un movimiento-sentimiento social y político ancorado a la confusión moral en la viven los millones de colombianos que aún defienden el “legado” de Uribe y sus “obras”: los 6402 víctimas de la seguridad democrática, la naturalización del ethos mafioso, el Todo Vale y la privatización del Estado.

Si por el contrario los togados del Tribunal Superior consideran que la jueza Sandra Heredia violó el debido proceso y los derechos del procesado y entre otras posibles razones anula el fallo de primera instancia, entonces los efectos jurídico-políticos y electorales se podrían dar en este sentido. Al derogar la sentencia inicial, tanto la jueza Heredia y los otros operadores judiciales que la precedieron recibirían un fuerte golpe que daría al traste con sus criterios jurídicos e incluso con la imagen como jueces y juezas probos, íntegros e imparciales. Sus formaciones como abogados y la experiencia como togados quedarían altamente cuestionados.

El país político y mediático está a la expectativa frente a una decisión judicial que dirá mucho de la justicia colombiana; eso sí, la legitimidad y el buen nombre del aparato de justicia dependerá del lugar moral y ético-político desde donde sea leído el fallo de segunda instancia. Ojalá los togados hayan tomado la decisión pensando más en el valor de esa idea que señala que “nadie, por poderoso que sea, está por encima de la ley”, que en el poder intimidatorio del condenado expresidente.  



uribe condenado a 12 años - Búsqueda Imágenes

miércoles, 15 de octubre de 2025

EL FRUSTRADO SUEÑO MUNDIALISTA DE LA SUB20 Y EL CLIMA ELECTORAL

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Las violentas reacciones en las redes sociales por la derrota de la Selección Colombia sub20 frente a los argentinos en la semifinal del Mundial que se realiza en Chile, vuelve a poner en evidencia los problemas que  arrastramos como sociedad y que en esta columna conecto con el clima electoral que ya vive el país de cara a las elecciones de 2026.  

Expongo en esta columna que el crispado escenario electoral y el desempeño de esta Selección juvenil y el de la Mayores comparten tres elementos claves que dicen mucho de lo que somos como sociedad: el primero, los sesgos y tratamientos informativos de una prensa que hace periodismo bajo una ética acomodaticia que está en consonancia con dos circunstancias insoslayables: la concentración privada de los medios masivos y su conversión en actores políticos encargados de generar una opinión pública estandarizada.

El segundo elemento es el discurso patriotero de periodistas y candidatos presidenciales con el que los primeros logran mover las pasiones de los aficionados al fútbol, llevándolos a soñar con finales y títulos mundiales para los que los jugadores de las selecciones de mayores y juveniles no están mentalmente preparados para conseguir porque sus intereses no apuntan a conseguir la gloria, sino amasar fortunas y exhibir el poder económico; entre tanto, los segundos apelan al clasismo, al racismo y a la animadversión ideológica que les genera todo aquel que piensa distinto. Al final esos políticos logran naturalizar la idea de que quien no está conmigo, está contra mí, mis seguidores y en contra del particular país que cada uno tiene en mente y defiende.

Y el tercer elemento tiene que ver con la búsqueda de la paz y la felicidad desprovistas ambas de cualquier anclaje cultural con el que sea posible aclarar y aceptar que el mayor problema de los colombianos  es que no hemos sido capaces de construir un sentido de lo colectivo que nos permita ser solidarios y empáticos, pero sobre todo, el ser conscientes y sentirnos orgullosos de nuestro proceso de mestizaje y la florida multiculturalidad, asumidas  por el poder político y mediático hegemónicos como un problema solo posible de superar estigmatizando  y negando derechos a negros, indígenas y campesinos.

Varios tuiteros propusieron que hay que sacar a los negros de la Selección juvenil. Esto dijo uno de los millones de racistas que viven en Colombia: “Los negros son los que nos tienen hecho mierda en las categorías, los negros históricamente no fueron nunca inteligentes siempre fueron más físicos, por eso los esclavos eran ellos y los blancos tomaron poder sobre ellos. Hay que acabar con los negros en la selección Colombia”. Expresiones como estas están conectadas con otras igualmente racistas como “Si uno pone a trabajar a los negros, se agarran de las greñas”, frase de María Fernanda Cabal.  O la propuesta de Paloma Valencia de dividir el Cauca entre indígenas y mestizos. Cómo olvidar lo que en su momento espetó el diputado Rodrigo Mesa Cadavid: “invertir en Chocó es como perfumar un bollo".

Mientras los aficionados iban expresando sus frustraciones en las redes sociales, la prensa insistía en la idea de un imaginado anhelo colectivo: Fin del sueño mundialista: Colombia perdió 1-0 ante Argentina en las semifinales del Mundial Sub-20. Otros tuiteros más moderados atinaron a decirles a los jugadores “gracias guerreros” en un país en el que candidatos presidenciales como Santiago Botero y Abelardo De la Espriella dicen que darán bala de la mano de la fuerza pública, cuyos miembros son reconocidos como “guerreros, combatientes y verdaderos patriotas”. Al final, las pasiones que despiertan el fútbol y la política en tiempos electorales confirman que como colectivo arrastramos una serie de taras civilizatorias que jamás superaremos así Colombia consiga ser campeón en el Mundial de 2026.

Quizás un cuarto elemento que nos permite conectar el polarizado y violento clima electoral y el más reciente resultado negativo de la Selección Sub20 devenga atado a que millones de aficionados al fútbol y otros tantos que cada cuatro años venden el voto,  depositaron su obligación de ser felices en lo que puedan hacer 11 jugadores y el político que les ofreció un contrato millonario, un puesto de corbata, una beca, un empleo o una recomendación.



Imagen tomada de El Espectador

martes, 14 de octubre de 2025

PÉREZ ESQUIVEL CUESTIONA NOBEL DE PAZ A MARÍA CORINA MACHADO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

A las fuertes y consistentes críticas al Comité que entrega el Nobel de Paz por haber distinguido a María Corina Machado Parisca se suma la carta que el Nobel de Paz (1980), Adolfo Pérez Esquivel le envió a la recién galardonada. Sin duda, una misiva que cuestiona indirectamente al Comité Noruego del Nobel por una decisión política que termina alineándose con la política internacional de los Estados Unidos, validando el genocidio en Gaza y la presión militar que ejerce Trump contra el régimen venezolano.

La comunicación de Pérez Esquivel es diametralmente distinta a las reacciones de Juan Manuel Santos Calderón (premio Nobel, 2016). Mientras que al primero lo tomó por sorpresa la elección de la opositora venezolana, el expresidente colombiano elogió tanto la decisión del Comité del Nobel como a Machado Parisca.

Santos le dijo a la prensa que “el comité del Nobel acertó al escoger a María Corina. Ella ha sido una persona realmente valiente, perseverante en su lucha por cobrar la libertad y la democracia en Venezuela. Este premio es un reconocimiento del mundo entero a su esfuerzo. Esto la va a entusiasmar aún más para seguir en esa causa tan linda de devolverle la paz y la democracia a su país. Su lucha no solo beneficiará a Venezuela, sino a toda la región”.

Por su parte, Pérez Esquivel dice en su epístola a Machado que le “sorprendió la designación como Premio Nobel de la Paz que te otorgó el Comité Nobel”. Un sentimiento de sorpresa que termina dándole la razón a los cientos de miles de ciudadanos de esta parte del hemisferio que consideran que se trató de un desatino haberle otorgado semejante reconocimiento a quien dice defender la democracia y los derechos humanos  en Venezuela a partir de las peligrosas e inconvenientes exhortaciones a los Estados Unidos a que invada al vecino país y capture a Maduro Moros como lo hizo en el pasado la misma potencia con el presidente Noriega de Panamá, país que invadió en 1989; se suma a este exabrupto de Machado Parisca su irrestricto apoyo a Israel a pesar de las prácticas genocidas  adelantadas en Gaza en contra del pueblo palestino.

La reacción de Santos está en consonancia con los intereses de la derecha internacional y los propios del Nobel colombiano que bien se pueden calificar como pronorteamericanos. Frente a las prácticas genocidas perpetradas en Gaza por Israel, Santos ha sido cuidadoso porque no le conviene “enemistarse” con el presidente Trump.

En la misma misiva de Pérez Esquivel se lee lo siguiente: “El Gobierno venezolano es una democracia con sus luces y sombras. Hugo Chávez marcó el camino de libertad y soberanía del pueblo y luchó por la unidad continental, fue un despertar de la Patria Grande. Estados Unidos lo atacó permanentemente: no puede permitir que ningún país del continente salga de su órbita y la dependencia colonial; continúa sosteniendo que América Latina es su “patrio trasero”. El boqueo a Cuba por los Estados Unidos durante más de 60 años es un ataque a la libertad y derecho de los pueblos. La resistencia del pueblo cubano es un ejemplo de dignidad y fortaleza. Me sorprende cómo te aferras a los Estados Unidos: debes saber que no tiene aliados, ni amigos, sólo tiene intereses. Las dictaduras impuestas en América Latina fueron instrumentadas por sus intereses de dominación y destruyeron la vida y la organización social, cultural y política de los pueblos que luchan por su libertad y autodeterminación. Los pueblos resistimos y luchamos por el derecho a ser libres y soberanos y no colonia de los Estados Unidos”.

Esa breve alusión al pasado que le hace el Nobel argentino a María Corina Machado no obedece necesariamente a una postura hostil contra el país del Norte, sino una lectura reposada, digna y necesaria de una realidad histórica que viene comprometiendo las soberanías populares y estatales de todas las naciones de América Latina sometidas a las reglas de juego de los Estados Unidos. Por supuesto que el talante de Pérez Esquivel es diametralmente distinto al del Nobel colombiano que funge como una ficha del viejo establecimiento colombiano y, por ende, es un instrumento ideológico de USA interesado en continuar metiéndose en los asuntos internos de Colombia y Venezuela.




Imagen tomada de X. Fuerte acusación del Premio Nobel argentino, Adolfo Pérez Esquivel, a María Corina Machado tras ser galardonada - Minuto Neuquen

lunes, 13 de octubre de 2025

LA IMPERFECTA PAZ EN GAZA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El intercambio de rehenes y prisioneros entre Israel y Hamas es un alivio para las familias de los israelíes y palestinos, víctimas de los bandos combatientes que impulsados por sentimientos religiosos y patrióticos estuvieron siempre dispuestos a infringir el mayor dolor y humillación posibles a los privados de la libertad. Unos en las cárceles del Estado de Israel y los otros en túneles y quizás en cuevas cavadas por los propios miembros del grupo extremista Hamas.

Las imágenes de televisión dejan ver al convicto presidente Trump como un “pacifista” merecedor del próximo Nobel de Paz, justo después de dos años de haber apoyado de manera irrestricta las prácticas genocidas perpetradas por el ejército sionista de Netanyahu contra el pueblo palestino. Y a Netanyahu como un “Héroe” y un ejemplar guerrero que llevó a su ejército a la victoria y al descrédito internacional por los vejámenes a los que sometió a cientos de civiles palestinos, en particular a niños, niñas y mujeres. Sugerir, como lo hizo Trump, que Netanyahu sea indultado es un mensaje claro: los delitos de corrupción constituyen una nimiedad frente a un hombre que fue capaz de guiar a su ejército a la gran victoria: diezmar al pueblo palestino como venganza a la cruel masacre perpetrada por Hamas ese 7 de octubre de 2023; y asegurar la gentrificación de Gaza, ojalá sin gazatíes.

El plan de paz de Trump y su discurso ante el parlamento israelí dejan dudas sobre su solidez en el tiempo porque el presidente estadounidense en su intervención evitó nombrar a los palestinos y a la imperiosa necesidad de reconocer a Palestina como Estado. Esa es la razón fundamental de un conflicto étnico-cultural y político que lleva años consolidando a la franja de Gaza como un polvorín. Se trata de una paz imperfecta y hecha a la medida de las potencias que se demoraron en reconocer políticamente a Palestina como Estado y en rechazar las prácticas genocidas de Israel. La mecha de la guerra se apagó momentáneamente. Los Señores de la Guerra necesitan vender sus letales mercancías.

También quedarán para la historia universal los instantes en los que varios ciudadanos israelíes, familiares de los rehenes devueltos a sus hogares, lloraban de felicidad con la bandera de Israel enrollada en sus cuellos en señal de victoria.

Se trata de un gesto que en momentos de tanta alegría después de dos largos años de sufrimiento debería de permitirle a todos los seres humanos en el mundo reflexionar en torno al sentido de las identidades patrióticas atadas a una nacionalidad y a banderas que, para el caso particular de Israel fue usada por sus soldados para defender al “pueblo elegido de Dios”, que no es otra cosa que la patente de corso para violar los derechos humanos y burlarse del DIH.

De esa escena cargada de alegría y patriotismo me surgen dos preguntas: ¿Era posible recibir al pariente recién liberado sin la bandera de Israel? ¿Qué tipo de deidad es esa que desaprueba la existencia de otro pueblo, considerado impío y bárbaro, y ordena su aniquilación?

Las familias palestinas también tuvieron su momento de felicidad al recibir a sus hijos que el régimen de Netanyahu encarceló a unos por delitos de terrorismo y a otros por el solo hecho de ser palestino y simpatizar quizás con la existencia de Hamas. Ellos no agitaron la raída bandera de Palestina, sino la kufiya palestina, símbolo de resistencia e instrumento político y cultural de la causa palestina: que el mundo entero reconozca a Palestina como Estado soberano y libre de la ocupación israelí.

Mientras que la bandera de Israel se asocia al genocidio en Gaza, el pañuelo palestino está conectado a una lucha étnico-cultural en oposición al odio supremacista de sionistas como Netanyahu. Todas las banderas que devienen atadas a las ideas de soberanía estatal, popular y territorial resultan sombrías y peligrosas cuando son agitadas en conflictos armados y guerras, e incluso en justas deportivas.

Y como no existe una bandera oficial que defienda los intereses de la Humanidad, las guerras y los conflictos armados seguirán apareciendo en este colosal degolladero de animales humanos y no humanos en el que convertimos el planeta. Frente a los sentimientos patrióticos y la defensa de las banderas que a todos nos enseñan en casa y en la escuela, les dejo este pasaje de la canción Vagabundear, de Serrat: No me siento extranjero en ningún lugar, donde haya lumbre y vino tengo mi hogar. Y para no olvidarme de lo que fui, mi patria y mi guitarra las llevo en mí, una es fuerte y es fiel, la otra un papel…

Termino con dos frases de Eduardo Galeano: “Nos han acostumbrado al desprecio de la vida y a la prohibición de recordar”; “Hay quienes creen que el destino descansa en las rodillas de los dioses, pero la verdad es que trabaja, como un desafío candente, sobre las conciencias de los hombres”.


Adenda: capturar, secuestrar, aprender o encarcelar civiles para usarlos como escudos humanos e instrumentos para negociar ceses al fuego es a todas luces una conducta practicada por cobardes que se hacen llamar combatientes.  



Imagen de AFP

domingo, 12 de octubre de 2025

2026, AMBIENTE ELECTORAL CRISPADO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El odio y la violencia discursiva marcan de manera temprana el talante y el nivel de la discusión pública de los asuntos propios de la campaña presidencial y congresional de 2026, convertida por la derecha en una suerte de revancha contra la izquierda, el petrismo y el progresismo. Desde esa orilla ideológica se ofrecen bala o balín, actividades asociadas a destripar a todo lo que huela a izquierda, que acercan a quien así lo propone al perfil criminal de Jack El Destripador; también se ofrecen persecuciones judiciales y se posiciona la narrativa que señala, en tono catastrofista, que el país va mal por culpa de Petro y que Colombia cayó a un precipicio, de ahí la necesidad de “salvar y recuperar al país”.

Por el lado de las huestes que apoyan al presidente Petro ese mismo escenario electoral se asume como la oportunidad histórica para consolidar procesos sociales, políticos y económicos, sin un mea culpa por los errores cometidos, pero que deben continuar para poder avanzar hacia estadios civilizatorios modernos a los que la derecha jamás apuntó a llegar porque justamente sus más reconocidos líderes y voceros se la han jugado para mantener a sectores societales sumidos en inmorales circunstancias de vida, naturalizadas porque hacemos parte del Sur global empobrecido, subdesarrollado y atávico culturalmente.

Unos y otros, cegados por la animadversión y la inquina se olvidan de reconocer errores, en particular los que son responsables políticamente de la irrupción de las ideas progresistas que encarna el presidente Petro y el consecuente despertar de sectores poblacionales que se sienten satisfechos mas que con las acciones y logros del gobierno conducentes a cambiar históricos estados de cosas inconstitucionales, con la actitud confrontadora y retadora del jefe del Estado contra los poderes tradicionales locales e incluso frente a un orden internacional atado a las relaciones de dominación entre el Norte global opulento y el Sur global sometido.

Entendida la política como el “arte de engañar”, en Colombia esa sentencia deviene con un profundo anclaje a una realidad incontrastable: la clase política y empresarial caminan de la mano de un ethos mafioso que por un lado enriquece a unos pocos, mientras que somete a millones de colombianos a vivir en miserables condiciones y a otros tantos a mendigar contratos con el Estado, previa venta del voto. Sobre esta última idea, todos los gobiernos pagan apoyos electorales de activistas y grupos de poder. Un círculo vicioso que confirma el imaginario que señala que efectivamente la “política es el arte del engaño”.

La corrupción público-privada es el correlato y la constatación de la efectiva operación del ethos mafioso que guía la vida de empresarios, rectores de universidades públicas y privadas, policías y militares de todos los rangos y por supuesto, políticos y candidatos presidenciales que prometen acabarla, mientras guardan silencio sobre las andanzas de sus familiares y no juzgan a las administraciones uribistas en las que se naturalizó la corrupción y el Todo Vale.

Bajo esas circunstancias en el 2026 iremos millones a votar y otros tantos se abstendrán de participar de la fiesta electoral en la “democracia más antigua de América Latina”, el más efectista eufemismo con el que evitamos reconocer que hemos consolidado una democracia formal y procedimental en la que hay gente que se muere  de hambre, otra por culpa de la corrupción de las EPS y de un sistema de salud hecho a la medida de la clase política mafiosa; a otros los asesinan porque sí, porque piensan distinto  o por culpa de un centenar de facinerosos que andan de camuflado, con fusil terciado, brazalete y se auto denominan “revolucionarios”.

Al final de cuentas, lo que queda en evidencia es que los precandidatos presidenciales- por lo menos 70- le apuntan exclusivamente a llegar a la Casa de Nariño con un vacío conceptual compartido alrededor de tres conceptos claves: Estado, Modernidad y Dignidad. En particular los candidatos de la derecha no conocen o prefieren ignorar las definiciones universales aceptadas de esas tres nomenclaturas, porque los guía el cortoplacismo, el clasismo, el racismo y la rabia que les produce saber que son hijos de un proceso de mestizaje en el que hay genes de indígenas y negros. 



elecciones 2026 en colombia - Búsqueda Imágenes

sábado, 11 de octubre de 2025

MARÍA CORINA MACHADO, NOBEL DE PAZ 2025 (II)



Por Germán Ayala Osorio

Las críticas que generó la entrega del Nobel de Paz 2025 a María Corina Machado “obligó” al Comité Noruego a exponer los motivos que llevaron a sus miembros a tomar la polémica decisión.  “Es un ejemplo extraordinario de valentía civil. Venezuela vive bajo una dictadura. Nuestro mensaje a Maduro es claro: escuchen al pueblo y hagan una transición pacífica.”

Lo expresado por el presidente del Comité Noruego del Premio Nobel confirma la existencia de una motivación política en la decisión, hecho que ratifica la histórica naturaleza política del importante galardón, con un matiz ideológico atado a la calificación de dictadura a lo que sucede en Venezuela, a pesar de los continuas elecciones democráticas en los que el régimen de Maduro Moros alcanzó varias victorias electorales. Eso sí, que haya constantes votaciones no es garantía de que la democracia como régimen de poder funcione bajo deseables estándares de legitimidad y legalidad; por cierto, en la última votación presidencial el lío con las actas que jamás publicó la institucionalidad electoral venezolana le restó legitimidad y transparencia a ese ejercicio democrático.

Además, el presidente del Comité Noruego se mete en la discusión de qué es la democracia y cuáles son los criterios válidos para evaluar y comparar por ejemplo la democracia norteamericana hoy, cuando las autoridades migratorias, siguiendo instrucciones de Trump, violan los derechos humanos de los migrantes latinos en el marco de la limpieza étnica promovida por el gobierno republicano. Colombia es considerada “la democracia más antigua de América Latina” y durante los gobiernos de Turbay Ayala y Uribe Vélez se violaron los derechos humanos con el Estatuto de Seguridad y la política de seguridad democrática.

Que la Nobel de Paz sea una mujer valiente no tiene discusión, de allí que el argumento expuesto por el Comité Noruego es válido, pero no suficiente para calmar a la opinión pública global que rechazó la entrega del galardón a María Corina Machado. Lo que hizo el señalado Comité Noruego fue personalizar el Premio Nobel de Paz, usando a la líder opositora para mandarle un mensaje al presidente Nicolás Maduro Moros. Al hacerlo, el Comité se entromete de forma indebida en los asuntos internos de Venezuela.

Con esa exhortación a que Maduro y su séquito “escuchen al pueblo y hagan la transición pacífica” el Comité Noruego tomó partido y se alineó con los Estados Unidos y países de Europa que vienen exigiendo lo mismo, más por los intereses que rodean la venta del petróleo venezolano, que por una genuina preocupación por la violación de los derechos humanos a los presos políticos y por el futuro de los millones de venezolanos que viene expulsando el régimen de Maduro Moros desde hace varios años. Insisto en que son los venezolanos los que deben encontrar la salida a sus problemas internos expresados en una inocultable crisis política.

Además, el presidente del Comité espetó que “la democracia es la base de la paz duradera. Este premio es también un mensaje a todos los líderes autoritarios del mundo: elijan votos, no violencia”. Este último razonamiento deviene con un carácter eufemístico con el que se esconde la real motivación política e ideológica del Comité Noruego del Nobel: alinearse con los Estados Unidos, pero lo más preocupante, legitimar la presión militar sobre el régimen venezolano y quizás el derrocamiento de Maduro a manos de los marines norteamericanos.

EXPRESIDENTE URIBE INTIMIDA A PERIODISTAS DE CUESTIÓN PÚBLICA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Si algo dejó claro Álvaro Uribe Vélez durante sus ocho aciagos años de gobierno es que le incomodaba que la prensa le preguntara por hechos del pasado y confrontara sus decisiones, sus presuntos vínculos con grupos paramilitares y acciones de gobierno atadas a la aplicación de la seguridad democrática, la misma política que dejó 6402 crímenes de Estado, mal llamados falsos positivos. Ya el país sabe que entre 2002 y 2010 los periodistas que se atrevieron a criticarlo fueron perseguidos, chuzados y  llamados por el presidente Uribe como “amigos de los terroristas”.

Para infortunio del ahora expresidente, en el 2018 nació el medio alternativo digital Cuestión Pública, cuyo equipo de trabajo se caracteriza por editar serios informes periodísticos que no solo confrontan la mediocridad y los compromisos políticos e ideológicos de la prensa hegemónica, sino que incomodan al latifundista y domador de bestias nacido en Salgar, Antioquia.

Uribe Vélez, por el poder político que aún ostenta a pesar de estar condenado en primera instancia por graves políticos y de la pérdida del “teflón” que la prensa hegemónica le construyó por ser él una invención mediática, envió un derecho de petición a Cuestión Pública en el que le solicitaba a sus periodistas información financiera y contractual con figuras públicas con las que Uribe Vélez tiene controversias políticas y judiciales.

La inusual, irrespetuosa, extraña e intimidante solicitud del exmandatario, llamado por Juan Manuel Santos “rufián de esquina”, apuntaba a  saber si Cuestión Pública tenía “…vínculos contractuales, de servicios, consultoría, colaboraciones editoriales, donaciones o coautoría de proyectos con el periodista Daniel Coronell, el senador y precandidato presidencial Iván Cepeda, el abogado penalista Miguel Ángel del Río, el abogado defensor de derechos humanos Reinaldo Villalba y el exfiscal general y hoy ministro de Justicia, Eduardo Montealegre”.

La petición del ganadero y latifundista antioqueño se da por la evidente molestia que le produjo el cubrimiento periodístico que hizo Cuestión Pública del juicio en el que finalmente fue condenado por tres graves delitos. Y recientemente se disgustó el expresidente y expresidiario al momento de ser interrogado por los hechos relacionados con el caso conocido como el “Parqueadero Padilla”.

La respuesta, digna y consecuente de Cuestión Pública contrasta con el silencio y la tímida, por no decir nula solidaridad de los medios masivos, columnistas y reconocidos periodistas con los colegas por la  clara intimidación del exmandatario antioqueño.  Vamos a ser claros: no tenemos ni hemos tenido ninguna relación contractual o monetaria con las personas que menciona, salvo las de carácter periodístico realizadas con rigor y bajo todos nuestros estándares de calidad. Consideramos que su solicitud tiene un tono de censura, una presión que podría buscar influir en nuestro trabajo periodístico. En Cuestión Pública no nos vamos a dejar intimidar: seguiremos haciendo periodismo independiente, riguroso y valiente. Y, ojo, informar no es un delito”.

Desde La Otra Tribuna me solidarizo con los colegas de Cuestión Pública por el terror que debieron sentir una vez recibieron el conminatorio derecho de petición de un expresidente que usa su intimidante figura y poder para confrontar a los periodistas que buscan explicaciones y la escurridiza verdad, como si se tratara de un censor oficial.

Termino con esta frase que muy seguramente no le gusta al primer expresidente colombiano condenado por delitos no políticos. “El periodismo no debe ser neutral, sino comprometido con la verdad y la justicia” (Ryszard Kapuscinski).

Adenda: si por algo se distingue el gremio de periodistas es por la insolidaridad y la división entre quienes buscan la verdad y aquellos que optan por defender primero el salario, antes que apostarle a dar con esa quimera. 


Imagen tomada de la red internet. 

CUMBRE URIBE -GAVIRIA: DEL PACTO HISTÓRICO AL PACTO PREHISTÓRICO

  Por Germán Ayala Osorio  La unión - re-unión- entre los expresidentes César Gaviria Trujillo y Álvaro Uribe Vélez representa el regreso al...