Por Germán Ayala Osorio
Las históricas
e histéricas relaciones bilaterales con los Estados Unidos devienen atravesadas
por la estolidez y las posturas lacayas asumidas por una clase política y
económica que se benefició de alimentar la “superioridad moral” de los gringos
a cambio de poder viajar a los parques de diversión en Orlando para saludar a
Mickey Mouse, a Pluto, a Blancanieves y sus 7
enanitos. Quizás de allí venga la fascinación del subpresidente Iván
Duque Márquez por los protagonistas del tierno cuento infantil.
Justamente, esa “superioridad moral”
gringa sirvió para someter los intereses del país a los caprichos de republicanos
y demócratas, expresados en y desde oficinas para asuntos
latinoamericanos, tanques de pensamiento de la derecha americana, lobistas
de las empresas fabricantes de armas, la DEA y la siempre indignante “certificación”
por una lucha contra las drogas que aunque fracasada, la necesitan los
americanos para extender en el tiempo todas las formas de dominación sobre el
país, siempre visto como su estratégico “patio trasero” para instalar bases
militares y aplicar planes de intervención militar como el Plan
Colombia.
Ahora que el gobierno Petro busca
que Colombia haga parte de la Ruta
de la Seda, los dirigentes gremiales, actuando como verdaderos cipayos,
ponen el grito en el único cielo que conocen: el estadounidense. Detrás de la molestia
por el acercamiento a China está la animadversión que les genera el presidente
de la República, fruto de la pugnacidad ideológica y política que se respira y
palpa el país desde el 7 de agosto de 2022.
Asociada a esa polarización está el
proyecto mediático de anular moralmente al presidente Petro y por esa vía
consolidar la narrativa que le facilite a la derecha
uribizada hacerle un juicio político y declararlo incapaz de gobernar el país.
Para lograrlo, vienen insistiendo en la idea de que Petro es un drogadicto
que necesita ayuda médica y quizás psiquiátrica.
María Fernanda Cabal y otros actores
políticos les propusieron a las bancadas de la oposición en el Congreso que
le exijan al presidente que se haga exámenes toxicológicos para “probar la
tesis” lanzadas por la periodista María Jimena Duzán y el exministro Álvaro
Leyva Durán que indica que Petro consume drogas, que es un adicto a la
cocaína. Es decir, un vicioso.
Es claro que la derecha
colombiana, con la ayuda de los medios de información hegemónicos están
interesados en consolidar la imagen del presidente de Colombia como un hombre
enfermo, un vicioso, un adicto
que debe estar recluido en un centro de rehabilitación. El congresista
republicano Díaz-Balart “calificó a Petro como una vergüenza
internacional e insinuó que el mandatario podría estar bajo el efecto de
sustancias psicoactivas o alcohol, declaraciones que intensificaron las
tensiones políticas entre ambos países”.
Se trata de una muy bien
coordinada estrategia de desprestigio político y moral, a la que se sumó Enrique
Vargas Lleras, hermano del exvicepresidente de Juan Manuel Santos, Germán
Vargas, declarados enemigos del presidente Petro. La ojeriza de los Vargas
Lleras hacia el jefe del Estado se explica por el control presupuestal que este
gobierno viene haciendo a las EPS, convertidas durante más de 30 años en la
mina de oro de politicastros, del mismo Vargas Lleras en su condición de
miembro de juntas directivas de EPS y agentes gremiales que convirtieron la
salud en un lucrativo negocio en detrimento del bienestar de los pacientes.
Enrique Vargas, en su cuenta de X,
espetó lo siguiente: “Tras las cartas enviadas por el excanciller
Álvaro Leyva, he solicitado al gobierno de EE. UU. que, en el marco de la
cooperación de Estados Unidos en la lucha contra las drogas, sea requerido
examen de adicción a Petro”. ¿Es en serio, me pregunto aún?
Si no estamos ante una fake
news, la misiva de Vargas Lleras resulta infantil, estúpida, improcedente y
ridícula. Este tipo de solicitudes sirven para confirmar que Enrique Vargas
Lleras es un cipayo consumado y un pobre estólido que cree que el uso cotidiano
de las “rodilleras proamericanas” le devolverán la legitimidad social y
política a Cambio Radical, la empresa electoral de su clan familiar.
Por cuenta de Enrique Vargas
Lleras, ahora los gringos deben además de certificarnos por la lucha contra las
drogas, hacer lo propio con la salud mental y física del presidente de la República.
Creo que “Enriquito” está somatizando la crisis emocional provocada por la
viudez del poder. Para comprobar si ello es cierto no es necesario viajar a los
EE. UU. para practicarse el examen. Con su indigna
misiva es suficiente.
enrique vargas lleras envia carta a los Estados Unidos para que digan si Petro está enfermo - Búsqueda Imágenes
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