sábado, 17 de mayo de 2025

HUMBERTO DE LA CALLE: PETRO ERA NECESARIO, PERO…

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Humberto de la Calle Lombana es el típico defensor del Establecimiento. Una especie de protector de las “buenas costumbres y la tradición en el ejercicio del poder”. De esa manera, él y otras figuras políticas ayudan a impedir o negar transiciones o cambios en las correlaciones de fuerza, a pesar de las evidencias que dan cuenta de la lumpenización de las familias, clanes y los miembros de las élites tradicionales en Colombia. De la Calle, exvicepresidente de Ernesto Samper Pizano defiende con la habilidad y las sutilezas propias de un político que supo negociar la paz con las Farc-Ep, cumpliendo con la instrucción que le dieron de hacerlo sin ceder un centímetro de poder.

Su defensa a ultranza de las instituciones y de las institucionalidades derivadas de cada unas de estas lo hacen proclive a evitar críticas profundas a quienes desde los privilegios de clase y un incontrastable poder económico son en gran medida responsables de que Colombia sea uno de los países más desiguales y corruptos del mundo. En su más reciente “reflexión”, De la Calle hizo referencia a lo que en poco tiempo constituirá una realidad histórica y política: la llegada y el paso de Petro por la Casa de Nariño. Lo hizo en su cuenta de X.

Un Petro era necesario. E inevitable (1). Era impracticable continuar sobre la vergonzosa desigualdad y la política entregada a la corrupción sistémica. Petro quedará en deuda, no porque no lo dejaron sino porque cayó en la tentación pragmática de buscar un cambio utilizando los mismos instrumentos (2). Pero aún deja una ilusión al 30%. ¿Qué sigue? Ojalá una sólida gobernanza que recorra el camino de la ingeniería social progresiva. Sin clausurar el cambio, pero sin la consigna de tomarse la sociedad para unos olvidando a los otros. Ni el camino es el regreso a la vieja torta ni voltear la torta para asumir un nuevo poder excluyente. No a una nueva oligarquía(3).

Trataré de “desmenuzar” lo dicho por el exconstituyente y exsenador de la República. El planteamiento número 1 del político conservador me hizo recordar lo que en su momento dijo el profesor Malcom Deas sobre Uribe:Uribe era un presidente que necesitaba Colombia. Después de él hay un antes y un después…sí, yo creo que hay momentos para la guerra y para la paz. En 2002 el momento era para una política como la seguridad democrática, ahora el país vive otro momento”.

Cuidado. No estoy comparando a Uribe con Petro. Hay por lo menos 6402 diferencias entre los dos caudillos. Simplemente, los dos crearon coyunturas políticas, sociales y culturales, con disímiles resultados. El primero es la más inconveniente invención mediática en una sociedad con visos de fascismo; y el segundo, un outsider que le mostró al país y a sus élites los caminos hacia la modernidad a la que le vienen huyendo de tiempo atrás.

Académicos como Deas y políticos como De la Calle suelen explicar ese tipo de coyunturas políticas cuidándose de señalar a los más visibles agentes del poder económico como responsables de las taras civilizatorias que como sociedad arrastramos. Muy atrás quedó el espíritu nadaísta de Humberto de la Calle Lombana.

Sigamos con la segunda idea lanzada por el entonces negociador de paz de Santos. De la Calle reconoce que la desigualdad y la corrupción en el país son vergonzosas, pero se cuida de poner su dedo índice en perspectiva histórica para nominar a los responsables. De la Calle entiende que debe actuar con fina diplomacia pues se vienen las elecciones presidenciales, lo que podría significar un ministerio, un contrato millonario, la creación de una fundación, o de pronto ser invitado nuevamente a ser fórmula vicepresidencial.

Detengámonos en esta parte de lo dicho: “Petro quedará en deuda, no porque no lo dejaron sino porque cayó en la tentación pragmática de buscar un cambio utilizando los mismos instrumentos”. De manera ladina, De la Calle invalida los señalamientos del presidente de la República, exagerados o no, de un golpe blando o de un bloqueo institucional orquestado desde el Congreso de la República y otras instancias de poder legal e incluso, ilegal.

En lo que respecta al planteamiento número tres, el excongresista del partido Oxígeno Verde vuelve a hacer una lectura parcializada – de clase- de la coyuntura política. Veamos: “Ni el camino es el regreso a la vieja torta ni voltear la torta para asumir un nuevo poder excluyente. No a una nueva oligarquía”.

De la Calle termina su “reflexión” como le corresponde a un defensor a ultranza del Establecimiento colombiano. Resulta inviable pensar en el surgimiento de una “nueva oligarquía”. Para qué si ya el país cuenta con una lo suficientemente robusta, excluyente, legítima y decente, parece preguntarse y responderse el político caldense, nacido en Manzanares.



Imagen tomada de Infobae. Petro respondió a Humberto de la Calle en pelea por la reforma pensional: “Hacer esclavos es odio de clases, y emancipar es lucha de clases” - Infobae


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