jueves, 16 de octubre de 2025

EL 21 DE OCTUBRE, EL DÍA D PARA EL CASO URIBE

 Por Germán Ayala Osorio

 

El Tribunal Superior de Bogotá informó a través de su cuenta de X que el 21 de octubre daría a conocer el sentido de la decisión de segunda instancia en el proceso penal que se adelanta en contra del expresidente Álvaro Uribe Vélez, condenado por la jueza Sandra Heredia a 12 años de prisión por tres graves delitos.

El anuncio público se hizo el 15 de octubre y varios sectores de la opinión pública creyeron que la decisión se conocería horas después. Como estamos en el país de las suspicacias, varios tuiteros se preguntaron por qué anunciar que ya había una decisión jurídica y tomarse tantos días para exponerla al país. El periodista Daniel Coronell, contradictor de Uribe, dijo en su cuenta de X que “la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá acaba de tomar la decisión de segunda instancia sobre el caso del expresidente @AlvaroUribeVel, condenado en primera instancia. La sentencia será anunciada pronto”. Al parecer, el columnista creyó que dicho laudo se conocería pasadas unas horas y no después de casi ocho días.

Más allá de las desconfianzas que rodean este sonado caso y de los deseos de las huestes interesadas en la decisión final, el país espera que la justicia salga fortalecida y no termine sacrificada su ya menguada legitimidad y respetabilidad asociada a los bochornosos hechos protagonizados por el cartel de la toga y al imaginario colectivo que señala que “Uribe es intocable, casi un Dios”.

Miremos los posibles escenarios jurídico-políticos y electorales que de todas formas generará el dictamen del Tribunal Superior sin que importe si ratifica o no la condena en primera instancia proferida en contra del caballista y domador de bestias.

Si la condena es ratificada, la derecha uribizada, incluida a la gran prensa afecta a los intereses del latifundista y defensor de las Convivir, activará nuevamente la narrativa con la que se declara a Uribe Vélez víctima de una “persecución política” de parte de la justicia y en particular de las operadoras judiciales que mantuvieron la legalidad del material probatorio aportado por los magistrados de la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia, instancia en donde se originó el proceso penal contra Uribe, que ya tiene más de 13 años.

En ese escenario, la defensa del vulgar caballista anunciaría que demandaría el fallo de segunda instancia ante la Corte Suprema de Justicia, corporación a la que de todas formas volverá el caso Uribe Vélez sin importar el sentido del laudo proferido por el Tribunal Superior de Bogotá. Una decisión en ese sentido podría tener efectos electorales negativos para los intereses de los precandidatos presidenciales que esperan recibir el guiño del latifundista antioqueño, a pesar de su condición sub judice. Eso sí, de confirmarse la sentencia proferida por la jueza Sandra Heredia, ello no representará el fin del uribismo por tratarse de un movimiento-sentimiento social y político ancorado a la confusión moral en la viven los millones de colombianos que aún defienden el “legado” de Uribe y sus “obras”: los 6402 víctimas de la seguridad democrática, la naturalización del ethos mafioso, el Todo Vale y la privatización del Estado.

Si por el contrario los togados del Tribunal Superior consideran que la jueza Sandra Heredia violó el debido proceso y los derechos del procesado y entre otras posibles razones anula el fallo de primera instancia, entonces los efectos jurídico-políticos y electorales se podrían dar en este sentido. Al derogar la sentencia inicial, tanto la jueza Heredia y los otros operadores judiciales que la precedieron recibirían un fuerte golpe que daría al traste con sus criterios jurídicos e incluso con la imagen como jueces y juezas probos, íntegros e imparciales. Sus formaciones como abogados y la experiencia como togados quedarían altamente cuestionados.

El país político y mediático está a la expectativa frente a una decisión judicial que dirá mucho de la justicia colombiana; eso sí, la legitimidad y el buen nombre del aparato de justicia dependerá del lugar moral y ético-político desde donde sea leído el fallo de segunda instancia. Ojalá los togados hayan tomado la decisión pensando más en el valor de esa idea que señala que “nadie, por poderoso que sea, está por encima de la ley”, que en el poder intimidatorio del condenado expresidente.  



uribe condenado a 12 años - Búsqueda Imágenes

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