miércoles, 15 de octubre de 2025

EL FRUSTRADO SUEÑO MUNDIALISTA DE LA SUB20 Y EL CLIMA ELECTORAL

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Las violentas reacciones en las redes sociales por la derrota de la Selección Colombia sub20 frente a los argentinos en la semifinal del Mundial que se realiza en Chile, vuelve a poner en evidencia los problemas que  arrastramos como sociedad y que en esta columna conecto con el clima electoral que ya vive el país de cara a las elecciones de 2026.  

Expongo en esta columna que el crispado escenario electoral y el desempeño de esta Selección juvenil y el de la Mayores comparten tres elementos claves que dicen mucho de lo que somos como sociedad: el primero, los sesgos y tratamientos informativos de una prensa que hace periodismo bajo una ética acomodaticia que está en consonancia con dos circunstancias insoslayables: la concentración privada de los medios masivos y su conversión en actores políticos encargados de generar una opinión pública estandarizada.

El segundo elemento es el discurso patriotero de periodistas y candidatos presidenciales con el que los primeros logran mover las pasiones de los aficionados al fútbol, llevándolos a soñar con finales y títulos mundiales para los que los jugadores de las selecciones de mayores y juveniles no están mentalmente preparados para conseguir porque sus intereses no apuntan a conseguir la gloria, sino amasar fortunas y exhibir el poder económico; entre tanto, los segundos apelan al clasismo, al racismo y a la animadversión ideológica que les genera todo aquel que piensa distinto. Al final esos políticos logran naturalizar la idea de que quien no está conmigo, está contra mí, mis seguidores y en contra del particular país que cada uno tiene en mente y defiende.

Y el tercer elemento tiene que ver con la búsqueda de la paz y la felicidad desprovistas ambas de cualquier anclaje cultural con el que sea posible aclarar y aceptar que el mayor problema de los colombianos  es que no hemos sido capaces de construir un sentido de lo colectivo que nos permita ser solidarios y empáticos, pero sobre todo, el ser conscientes y sentirnos orgullosos de nuestro proceso de mestizaje y la florida multiculturalidad, asumidas  por el poder político y mediático hegemónicos como un problema solo posible de superar estigmatizando  y negando derechos a negros, indígenas y campesinos.

Varios tuiteros propusieron que hay que sacar a los negros de la Selección juvenil. Esto dijo uno de los millones de racistas que viven en Colombia: “Los negros son los que nos tienen hecho mierda en las categorías, los negros históricamente no fueron nunca inteligentes siempre fueron más físicos, por eso los esclavos eran ellos y los blancos tomaron poder sobre ellos. Hay que acabar con los negros en la selección Colombia”. Expresiones como estas están conectadas con otras igualmente racistas como “Si uno pone a trabajar a los negros, se agarran de las greñas”, frase de María Fernanda Cabal.  O la propuesta de Paloma Valencia de dividir el Cauca entre indígenas y mestizos. Cómo olvidar lo que en su momento espetó el diputado Rodrigo Mesa Cadavid: “invertir en Chocó es como perfumar un bollo".

Mientras los aficionados iban expresando sus frustraciones en las redes sociales, la prensa insistía en la idea de un imaginado anhelo colectivo: Fin del sueño mundialista: Colombia perdió 1-0 ante Argentina en las semifinales del Mundial Sub-20. Otros tuiteros más moderados atinaron a decirles a los jugadores “gracias guerreros” en un país en el que candidatos presidenciales como Santiago Botero y Abelardo De la Espriella dicen que darán bala de la mano de la fuerza pública, cuyos miembros son reconocidos como “guerreros, combatientes y verdaderos patriotas”. Al final, las pasiones que despiertan el fútbol y la política en tiempos electorales confirman que como colectivo arrastramos una serie de taras civilizatorias que jamás superaremos así Colombia consiga ser campeón en el Mundial de 2026.

Quizás un cuarto elemento que nos permite conectar el polarizado y violento clima electoral y el más reciente resultado negativo de la Selección Sub20 devenga atado a que millones de aficionados al fútbol y otros tantos que cada cuatro años venden el voto,  depositaron su obligación de ser felices en lo que puedan hacer 11 jugadores y el político que les ofreció un contrato millonario, un puesto de corbata, una beca, un empleo o una recomendación.



Imagen tomada de El Espectador

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