Por Germán Ayala Osorio
Sin una liga competitiva, con la
oposición de la dirigencia y sin condiciones económicas justas, las jugadoras
de la Selección Femenina de Fútbol acaban de hacer historia en el Mundial de Australia.
Las muy buenas actuaciones en varios mundiales hacen pensar en que el balompié femenino
de Colombia tiene un enorme potencial en las jugadoras y los cuerpos técnicos
de las distintas categorías, pero falta el respaldo de la Federación Colombiana
de Fútbol (FCF), cuya dirigencia está en manos de hombres machistas que subvaloran
a las mujeres deportistas. Ese vetusto patriarcado no está interesado en que el
fútbol femenino progrese y dé triunfos internacionales al país.
La FCF tiene la obligación de
consolidar la liga femenina, pero creo que la dirigencia tiene miedo a que el
creciente respaldo que las jugadoras despertaron en la hinchada termine por
opacar al torneo masculino y por esa vía se aumenten las crisis financieras que
enfrentan varios clubes con sus equipos masculinos. Lo cierto es que mientras
el fútbol femenino va en alza, el masculino de tiempo atrás arrastra un sostenido
bajo nivel en particular en la liga nacional y claro, en los magros resultados
obtenidos a nivel continental y mundial. Ver la liga masculina da pereza porque
ofrecen un pobre espectáculo.
La Selección Femenina que
participó en el Mundial de Australia mostró un fútbol vertical, serio, con trabajo
táctico y con riqueza técnica en cada una de las jugadoras. Además, mostraron
garra, pundonor, fortaleza física y mental y, sobre todo, no entraron en lo que
es común en los equipos masculinos del rentado: especular con los resultados, fútbol
lento, jugadores mañosos y otros tantos que saltan a las canchas solo a pegar y
a ensuciar el espectáculo con bravuconadas que solo dejan ver sus debilidades
técnicas y la falta de oficio dentro del terreno de juego. Por el contrario,
las jugadoras del seleccionado que llegó a la instancia de los cuartos de final
dieron una exhibición de rapidez, elegancia y una idea clara de ofrecer un
juego vistoso, bonito y fuerte.
Con la evolución del fútbol femenino ya es tiempo de que la actual dirigencia del fútbol colombiano dé un paso al costado. Ya es tiempo de esos cargos sean ocupados por mujeres, en particular las hoy veteranas que abrieron los caminos a quienes por estos días hicieron vibrar a propios y extraños en el Mundial. Ya veremos con qué salen Jesurún y su combo de momios que se resisten a reconocer el enorme futuro que tiene el fútbol femenino en Colombia.
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