Por Germán Ayala Osorio
La lucha por la tierra en Colombia no cesa. Ahora se suman a los actores y factores de acaparamiento, los Menonitas, una comunidad religiosa que ampara su derecho a la tierra, fundada en una relación consustancial con la tierra, justificada en su lectura de la Biblia.
Su concentración
en pocas manos obedece en gran medida a factores agroindustriales, asociados a procesos
ciertos de extranjerización o bancarización
de la tierra que, junto al fenómeno
paramilitar, vienen dejando al Estado sin tierra disponible para cumplir con la
promesa del gobierno de Gustavo Petro de hacer la reforma agraria con la que el
país asegure la soberanía alimentaria, la misma que las políticas neoliberales y
la violencia en los campos pusieron en crisis.
A pesar de los esfuerzos del actual gobierno para frenar la
deforestación en las selvas, el Estado sigue siendo un testigo inmóvil de la
depredación de estratégicos ecosistemas naturales-históricos, por vía de la
potrerización y la avanzada de monocultivos diseñados para producir “comida
para los carros”: etanol.
Sabíamos de la acumulación irregular de baldíos en la
altillanura por parte de empresas nacionales y extranjeras, dedicadas a la siembra
de agrocombustibles (palma africana y caña de azúcar). Sobre esos procesos, la
Contraloría General de la Nación, en cabeza de Sandra Morelli, publicó un
informe en el que están comprometidas empresas como Mónica Semillas, la familia
Sarmiento Angulo y los ingenios Manuelita y Rio Paila. Ahora se suma a ese proceso
sostenido de apropiación de tierras de la nación, la presencia de comunidades
de Menonitas. De acuerdo con las pesquisas hechas por el senador Arias
Castillo, estos Menonitas no hacen parte de la Iglesia Cristiana Menonita de
Colombia. Por lo anterior, en esta columna se hace referencia en particular, a
la comunidad Menonita de Puerto Gaitán (Meta).
En un debate al interior del Congreso, el senador Wilson
Arias Castillo señaló que “la mayoría de los menonitas que habitan las
colonias en Colombia tienen pasaporte mexicano. Las primeras denuncias por
adquisición de tierras se dieron desde 2016, pero conocemos registros de
compras de predios de 2017 a 2022. Se dedicaron al cultivo de soya y maíz,
principalmente, con inversiones iniciales cercanas a 20 millones de dólares. Entre
por lo menos 27 empresas que constituyeron y 177 personas de la comunidad han
adquirido 53 predios. Se resalta que la UAF en Puerto Gaitán está entre 1.360 a
1.840 has. Un dato importante a tener en cuenta es que el 75% de las escrituras
públicas mediante las cuales adquirieron los miembros de la comunidad menonita
fueron realizadas en la Notaría de Puerto López. El restante 25% se hicieron en
varias Notarías de Bogotá por más de 15.000 millones de pesos. Todos éstos
Notarios fueron nombrados en el Gobierno de Álvaro Uribe Vélez junto con el
entonces Ministro Fabio Valencia Cossio quien ha sido señalado por supuestos
vínculos con grupos paramilitares. Varios de estos notarios ostentan numerosos
predios a su nombre y realizaron inscripciones de bienes en Puerto Gaitán por
valores de más 4.000 millones de pesos”.
Le corresponde a la Agencia Nacional de Tierras, al Ministerio
del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, la Contraloría General de la Nación
e incluso, a la DIAN y a Migración Colombia revisar lo que a cada entidad le compete,
sobre la presencia de estas comunidades en el sur del país. De igual manera a
la Superintendencia de Notariado y Registro revisar con lupa los procesos de
registro de los predios.
El acaparamiento de la tierra en Colombia se hace en función
de un modelo económico extractivista y, por lo tanto, insostenible, lo que deja
como resultado la pérdida de biodiversidad, salinización de millones de
hectáreas por culpa de los procesos productivos asociados a monocultivos, en
particular al de la caña de azúcar; desplazamiento forzado de pueblos
ancestrales, la potrerización de selvas y llanuras. Permitir que a esos
procesos se una la dimensión religiosa que exponen los Menonitas al justificar
su presencia gracias a una relación “consustancial” con la tierra es hacer más
compleja la tarea de lograr la reforma agraria que el país reclama.
Imagen tomada de Blu radio.
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