sábado, 5 de julio de 2025

REAPARECIÓ LEYVA DURÁN: INSISTE EN QUE PETRO SE TIENE QUE IR

 

Por Germán Ayala Osorio

Después de leer la entrevista que Álvaro Leyva Durán concedió a la revista Semana se advierten varias conductas, a saber: el tono agresivo que se intuye de las respuestas dadas por el excanciller a las preguntas del periodista, una evidente repulsión hacia la figura del presidente de la República, así como un desprecio de la persona que encarna esa dignidad. Y lo que quizás resulta peor: a Leyva Durán no le preocupa realmente el país, ni la democracia y mucho menos la división de poderes y el devenir de las instituciones como lo asegura en varios pasajes del diálogo con el director de la publicación hebdomadaria. Exagera cuando asegura que el país está “descuadernado”, cuando recientemente las mil empresas más representativas reportaron millonarias ganancias y lo que es mejor: no nos convertimos en Venezuela como el uribismo lo sentenció en la pasada campaña. 

Sus reiteradas exhortaciones a Petro para que abandone la Casa de Nariño hacen pensar en que estaría siguiendo instrucciones de específicos sectores de la sociedad o buscando el apoyo de aquellos dispuestos a apoyar la salida institucional del jefe del Estado o esperar su muerte, a pesar de los efectos económicos y políticos que podrían sobrevenir al momento de producirse una salida abrupta del jefe del Estado.

En la entrevista Leyva respondió que no necesariamente se violaría la constitución si Petro no termina su periodo presidencial porque “se puede enfermar, cualquier cosa le puede pasar a un presidente elegido, se puede morir, por ejemplo. Entonces, ¿eso qué quiere decir? ¿Qué hay que tener el cadáver hasta el último día de su mandato? No. Hay normas constitucionales, y no me voy a salir de esas normas”.

Su real preocupación e interés está en sacar a como dé lugar a Petro de la Casa de Nariño a quien considera indigno, moralmente cuestionable y dañino para la institución presidencial que, a pesar de devenir sobrevalorada por una sociedad confundida moralmente como la colombiana, a ella llegaron hombres cuestionados y poco virtuosos como Julio César Turbay Ayala, César Gaviria Trujillo, Ernesto Samper Pizano y Álvaro Uribe Vélez.

Al único que quisieron sacar de la Casa de Nariño fue a Samper Pizano por la probada entrada de dineros del cartel de Cali a la campaña que lo llevó a la primera magistratura (proceso 8.000). Sacar a Samper Pizano en ese momento fue el deseo de Leyva de acuerdo con lo consignado por Carlos Castaño en su libro Mi Confesión. También se señala a Santos como otro agente político interesado en ese momento en darle un golpe a Samper. 

Frente a los serios cuestionamientos morales y éticos que rodearon en su momento las actuaciones de Turbay Ayala[1], Gaviria y Uribe, el establecimiento del que ya hacía parte Leyva Durán jamás se sugirió que debían abandonar la Casa de Gobierno. Las versiones periodísticas y la confesión de alias Popeye que indican la complicidad de Uribe, entonces director de la Aerocivil, con la entrega de pistas y licencias para que el cartel de Medellín sacara avionetas fletadas con droga hacia el exterior jamás se asumieron como impedimentos morales y éticos para ejercer el poder presidencial; como tampoco la probada compra de su reelección presidencial inmediata y mucho menos su responsabilidad política por las 6402 víctimas que dejó la aplicación de su política de seguridad democrática; lo mismo sucedió con las versiones periodísticas y las que circulaban en otros sectores societales en las que se aludía a un Turbay Ayala[2] sufriendo de una cachondez desenfrenada por niñas y una cercanía con los mafiosos de Cali;  y mucho menos se pidió la renuncia o se exhortó a que lo hiciera César Gaviria por lo transado con Pablo Escobar para que pernoctara en la mal llamada “cárcel” de la Catedral[3].

Si Petro consume habitualmente cocaína y licor es un asunto que Leyva no ha logrado demostrar con videos y otras pruebas que demuestren incapacidad total para gobernar. Se trata de señalamientos atados a los correveidiles que siempre aparecen cuando se trata de afectar el buen nombre de los presidentes. Eso sí, la gravedad de la aún no probada “enfermedad mental” de Petro no se equipara a las inmorales conductas atribuidas a las figuras políticas arriba mencionadas.

Lo más sensato es dejar que el presidente termine su mandato y haya elecciones libres en el 2026. La viudez del poder es una mala consejera en estos tiempos de turbulencia política e ideológica y no se puede confundir con preocupaciones por el futuro de la democracia. En los tiempos de la Seguridad Democrática y el Estatuto de Seguridad el régimen democrático y la división de poderes estuvieron realmente comprometidas, así como el respeto a los derechos humanos. Y reitero: nadie se atrevió a pedir la renuncia de los mentores y ejecutores de esas dos nefastas y violentas políticas públicas.

Esos viajes de superioridad moral de Leyva Durán podrían tener sentido cuando algún día Colombia deje de ser una narcodemocracia y la sociedad entera proscriba el ethos mafioso que ha guiado el ejercicio del poder político en todas las esferas del Estado.



[1]El informe, presentado el 21 de julio de 1977 a López Michelsen por tres altos funcionarios estadounidenses, acusó al entonces candidato presidencial Julio César Turbay Ayala de lazos con narcotráfico. De hecho, la cadena CBS hizo un reportaje en 1978 al respecto. Anotaciones hechas por el expresidente Carter en los documentos dicen “no enviar helicópteros” militares prometidos por Estados Unidos a Colombia por esa supuesta vinculación del expresidente que se habría fortalecido durante su gobierno con algunos funcionarios”. https://www.elcolombiano.com/colombia/narcotrafico-en-la-dea-archivos-secretos-incriminan-a-funcionarios-lopez-michelsen-y-turbay-ayala-DD24271103

[3]El contrato que firmó Escobar con el gobierno Gaviria haría rodar actualmente la cabeza de cualquier presidente: “No tendrá acceso ninguna autoridad policial o militar a la parte interna del establecimiento carcelario”. La cárcel no estaba hecha para evitar que los presos se salieran, sino para que nadie entrara. Tenía un techo de acero para resistir un bombardeo. Eso le angustiaba mucho a Escobar, que sus enemigos decidieran atacarlo por el aire”. https://www.pares.com.co/post/cuando-c%C3%A9sar-gaviria-le-hizo-un-resort-a-su-medida-a-pablo-escobar

 




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viernes, 4 de julio de 2025

VISADOS Y CERTIFICACIONES MORALIZANTES

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Retirar visados a presidentes, expresidentes, militares activos y en uso de buen retiro, así como a ministros y exfuncionarios es una infantil, pero efectista retaliación con la que sucesivos gobiernos de los Estados Unidos castigan a los gobiernos de países “aliados” que históricamente han operado como el “patio trasero” de los gringos. Colombia es el mejor ejemplo de la humillante relación bilateral y del castigo de visas canceladas.

Históricamente el suelo colombiano ha servido para que agencias americanas hagan y deshagan en el territorio nacional. Baste con recordar las violaciones a mujeres y los hijos que dejaron en Colombia los militares americanos que estuvieron en el país en el marco del Plan Colombia. Esa iniciativa político-militar permitió la injerencia directa de los Estados Unidos en las dinámicas del conflicto armado interno. Es más, dicho plan no se tramitó y mucho menos se discutió en el Congreso colombiano.

La acción moralizante de los gringos de cancelar o negar visados tiene la clara pretensión de “avergonzar” a quienes ya no podrán ir de paseo a la tierra del Tío Sam, bien para ir a conocer a Mickey Mouse, recorrer centros comerciales para comprar “ropa de marcas gringas” y disfrutar de las playas de Miami, entre otros atractivos turísticos. Tener la visa americana fue por muchos años un motivo de orgullo e incluso un diferenciador de clase social entre los colombianos.

En medio de una nueva tensión diplomática entre los gobiernos de Trump y Petro se anunció desde Washington que se cancelarán las visas a funcionarios de la administración Petro que hayan hecho parte del M-19, aunque no se descarta que la medida se extienda a ministros en ejercicio, esto es, al círculo de funcionarios más cercanos al presidente de la República. Se trataría de una especie de “juicio moral” contra aquellos que, en el pasado, junto a Petro, empuñaron las armas y se levantaron contra el Estado.

De los casos más emblemáticos de pérdidas de visados para entrar a los Estados Unidos hacen parte el entonces presidente Ernesto Samper Pizano, y a los generales retirados Mario Montoya y Jesús Armando Arias Cabrales. La lista es larga.

Convencidas las autoridades americanas de que no hay nada más en el mundo que valga la pena visitar que los Estados Unidos, los colombianos hemos no solo aceptado la vulgar intromisión en nuestros asuntos internos de sucesivos gobiernos republicanos y demócratas, sino el trato indigno que sufren los connacionales al pisar suelo americano y las formas desobligantes con las que se han referido al presidente Petro por no hincarse y asumir la actitud sumisa que Marco Rubio  y el propio Trump esperaban que asumiera el mandatario de los colombianos. Acostumbrados a ver la mansedumbre de Duque, Uribe, Santos, Pastrana y Gaviria, los gringos no aceptan que un exguerrillero se les haya plantado con la dignidad a las que los anteriores presidentes renunciaron durante sus mandatos.

La certificación que suelen entregar a los gobiernos colombianos por su efectiva lucha contra las drogas es otro mecanismo que naturaliza la intromisión en los asuntos internos y por esa vía excluye o borra las responsabilidades políticas que debería asumir los Estados Unidos por ser uno de los mayores consumidores de alcaloides, lo que supone la existencia de mecanismos institucionales y de grupos de poder que facilitan la entrada de toneladas de cocaína a los Estados Unidos provenientes de Colombia. Muy seguramente esta nueva crisis diplomática, generada en parte por las formas desobligantes en las que ambos gobiernos se han tratado, servirá para el Departamento de Estado descertifique al país por el crecimiento de las hectáreas de cultivos de uso ilícito, a pesar de los buenos resultados en materia de interdicción de cargamentos de cocaína.  Y pensar que esta guerra contra las drogas está justificada porque aún los gringos no logran producir el alcaloide en sus pisos térmicos.




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¿POR QUÉ INCOMODA TANTO GUSTAVO PETRO?

 

Por Germán Ayala Osorio

 Véase: 🛑 ¿POR QUÉ GENERA TANTA MOLESTIA GUSTAVO PETRO? | OPINIÓN

Parece haber consenso académico, social y político alrededor de la idea de que Colombia es una nación compleja, de ahí que no resulte a veces fácil analizar y comprender asuntos y fenómenos como la violencia política en campos y ciudades que suelen agruparse bajo el nombre de conflicto armado interno y el actual escenario de confrontación política e ideológica entre la derecha y el progresismo.  Por lo anterior, todo ejercicio académico o periodístico que busque explicar las complejas realidades del país y de su sociedad siempre quedará incompleto.

En los últimos días dos hechos noticiosos han ocupado la atención de la opinión pública: el primero, la intentona golpista atribuida al excanciller Álvaro Leyva Durán por el diario El País de España, con una eventual aquiescencia de los Estados Unidos; y el segundo, la nueva tensión diplomática y política entre los gobiernos de Donald Trump y Gustavo Petro generada en buena parte por las insinuaciones del presidente de Colombia alrededor de la idea de que en Washington conocían los devaneos golpistas del exministro Leyva.

Más allá de si el gobierno de Trump vio en algún momento con buenos ojos los deseos golpistas del señor Leyva Durán, lo cierto es que el presidente Petro, desde su posesión el 7 de agosto de 2022 se convirtió para el Departamento de Estado de los Estados Unidos, la derecha nacional e internacional y para la Junta del Narcotráfico y sus aliados en Colombia en una persona incómoda, en un agente político indeseable y por lo tanto susceptible de sufrir ataques políticos, deseos de defenestrarlo e incluso de asesinarlo. Como esto último aún no sucedió, las arremetidas contra el presidente colombiano se han movido entre el desprestigio moral y la búsqueda de declararlo indigno para gobernar por una atribuida condición homosexual y la más grave, por el consumo incontrolado de cocaína.

Sin embargo, en el fondo del rechazo social y político que genera en agentes de poder hegemónico, esto es, en la élite que por más de 200 años manejó a su antojo el país, hay por lo menos 4 factores, asuntos o temas a los que Petro viene haciendo referencia en sus discursos dentro y fuera del país. El primero, sus críticas al modelo de desarrollo económico extractivo sobre el que se fundaron ideas de progreso, modernización y crecimiento que han servido para que el Norte opulento sea asumido por el Sur empobrecido como un deseable estadio “civilizatorio”.

El segundo asunto tiene que ver con las pretensiones emancipatorias de un presidente “sudaca” que además de haber sido guerrillero, cree que puede hablarle de “tú a tú” a mandatarios de países desarrollados acostumbrados a tratar con presidentes colombianos que en su actuar público siempre se dejaron ver como cipayos. El tercer asunto es que para una sociedad premoderna y una élite conservadora, violenta y goda que odia el proceso de mestizaje del que son hijos el proyecto político progresista les parece disruptivo, brusco y hasta subversivo, a lo que se suma que los tomó por sorpresa. Y el cuarto asunto es que nunca, desde la perspectiva progresista, un presidente de la República confrontó las tradicionales concepciones que el poder hegemónico impuso alrededor de conceptos como soberanía popular, estatal y dignidad humana. Este último deviene atado a un sorprendente orgullo étnico y a un sentimiento patriótico no asociado a temas de seguridad (democrática) o al amor irracional de los símbolos patrios (patrioterismo).

Todo lo anterior, atravesado por lo que en esta tribuna llamé la “sionización y la cacería étnica” desatada en los Estados Unidos contra los inmigrantes del Sur empobrecido y en la franja de Gaza, contra el pueblo palestino.

 

ASUNTOS POR LOS QUE PETRO GENERA URTICARIA

1.         CRÍTICAS AL MODELO DE DESARROLLO ECONÓMICO EXTRACTIVO.

 

 

 

 

2.         PRETENSIONES EMANCIPATORIAS DE UN PRESIDENTE “SUDACA”.

3.         EL DISRUPTIVO PROYECTO POLÍTICO PROGRESISTA.

4.         SOBERANÍA POPULAR, ESTATAL Y DIGNIDAD.

 

 


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jueves, 3 de julio de 2025

A PROPÓSITO DE LA RENUNCIA DE LA CANCILLER LAURA SARABIA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La renuncia de la canciller y una de las fieles escuderas del presidente Petro, Laura Sarabia se produce en medio del escándalo político y jurídico generado por cuenta de los deseos golpistas de Álvaro Leyva Durán, quien también se desempeñó como ministro de Relaciones Exteriores.

En su carta de retiro Sarabia señala que “he tenido el inmenso honor de acompañarlo desde distintos espacios: como jefa de gabinete, directora del Dapre, del DPS y ahora como canciller. Pero más allá de los cargos, lo hice como una servidora pública convencida de que transformar a Colombia exige decisiones valientes, diálogos honestos y una brújula ética clara”.

La razón de su dimisión la expuso en estos términos: "en los últimos días se han tomado decisiones" que ella no comparte. Por lo tanto, "por coherencia personal y respeto institucional, no puede acompañar".

Al parecer, Sarabia se refiere a las decisiones adoptadas por el presidente en lo que toca a la producción de los pasaportes, tarea que la empresa Thomas Greg & Sons cumplirá hasta septiembre de 2025; después ese compromiso lo sumirá la Imprenta Nacional. O también por la llegada al gobierno del Pastor Saade en calidad de jefe del gabinete. La socióloga y autora Sara Tufano se refirió así a la renuncia de Sarabia: “Con la salida de Sarabia, el gobierno de @petrogustavo queda en manos de Saade y Benedetti. A mí no me vengan a decir que esos personajes son imprescindibles. Así como Leyva, ellos también tienen sus propias agendas y traicionarán a Petro apenas tengan la oportunidad para hacerlo”.

Contrario a lo sucedido con otros ministros que también renunciaron, Sarabia parece irse del gobierno en buenos términos: “Le deseo un cierre de gobierno exitoso. Siempre encontrará en mí una interlocutora abierta al diálogo, al debate respetuoso y a la búsqueda de salidas para los grandes desafíos de nuestra sociedad".

La opinión pública recuerda que figuras como Alejandro Gaviria, Álvaro Leyva Durán y Mauricio Lizcano, quienes fungieron como ministros de salud, canciller y las Tics respectivamente, renunciaron y de manera temprana salieron a descalificar al gobierno y en particular al presidente Petro. Gaviria y Lizcano para aspirar a la presidencia ya expresaron fuertes críticas al gobierno con el que trabajaron; y en lo que toca a Leyva, y de acuerdo con los audios revelados por el diario El País de España, su accidentado paso por la cancillería lo llevó a convertirse en el enemigo número 1 del jefe del Estado, hasta el punto de quererlo tumbar.

En respuesta a la renuncia de su amiga y escudera, el presidente Petro señaló: “deseo a Laura Sarabia la mejor de las suertes. Creo que fue vital en la campaña por su orden y disciplina estuvo siempre y firme en el equipo de acción al que pertenecía, yo como orador y candidato, ella como hormiguita organizadora. Y luego en el gobierno descubrí, si escoge ese camino, que tiene la inteligencia que capta con rapidez. La mente rápida que se enriquece con mucho estudio”.

Ya veremos si Sarabia cae en la misma práctica de Gaviria, Leyva y Lizcano de salir a los medios corporativos a despotricar del presidente y del gobierno y de esa manera consolidar la narrativa mediática que indica que “el país va a la deriva” y que “no hay piloto”.



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EMBAJADORES A CONSULTAS: NUEVA TENSIÓN ENTRE WASHINGTON Y BOGOTÁ

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Las relaciones bilaterales entre Washington y Bogotá siempre estuvieron soportadas en el sometimiento de la soberanía, la dignidad nacional y nuestros intereses a las condiciones arbitrarias adoptadas por los presidentes de los Estados Unidos, fueran estos demócratas o republicanos en torno a las maneras como sucesivos gobiernos de Colombia deberían acatar y responder a los deseos del Departamento de Estado, de la CIA o de otras agencias americanas con injerencia y presencia en el país. Desde los tiempos del proceso 8.000 y la intrusión de los Estados Unidos en los asuntos internos del país y el acorralamiento al que fue sometido el presidente de entonces, Ernesto Samper Pizano, no se advertía una tensión diplomática entre los dos países.

La primera tensión diplomática y política se dio en enero del año en curso por cuenta de la negativa del presidente Petro de recibir dos aviones militares procedentes de USA con 160 colombianos deportados, lo que derivó en amenazas arancelarias de Donald Trump y en una respuesta similar por parte del presidente Petro. Es decir, hay un pulso personal, ideológico y político entre los dos mandatarios. Se trata un enfrentamiento entre dos líderes mundiales que dan cuenta de dos posturas irreconciliables. Mientras que el presidente gringo lidera procesos de “sionización y limpieza étnica” dentro y fuera de su territorio, el jefe del Estado colombiano confronta el orden mundial y le apuesta al respeto de los migrantes, un “nuevo” orden mundial  y un cambio drástico en las relaciones entre el ser humano y la naturaleza.

La nueva tirantez política y diplomática entre Trump y Petro se produce por las sospechas y las insinuaciones hechas por el mandatario colombiano alrededor de la posibilidad de que congresistas americanos conocieron de las intenciones golpistas del excanciller Álvaro Leyva Durán. Ante semejante insinuación, Marco Rubio llamó a consultas al embajador acreditado en Bogotá, para revisar ese asunto y quizás otros de la agenda bilateral, como la lucha contra el narcotráfico y la certificación que Estados Unidos pronto entregará a Colombia. La respuesta de Petro, cargada de dignidad, no se hizo esperar: también llamó a consultas a Daniel García-Peña, embajador colombiano en Washington.

Mientras que la decisión de hacer regresar al embajador John T. McNamara está basada en las graves insinuaciones y sospechas del presidente Petro en torno a los devaneos golpistas de Leyva Durán y de otros agentes políticos y económicos de la sociedad civil colombiana, el presidente Petro en cuenta de X dejó entrever que ese asunto en particular no le preocupa. Y es así porque expuso en su trino siete temas, a saber: “descarbonización de la economía y transición energética; revitalización de la selva Amazónica; ataque decidido a los capos del narcotráfico; tratado sobre la inmigración; colaboración del gobierno de los EE. UU. en la construcción de una reforma del sistema financiero mundial; juntar nuestros esfuerzos en la construcción de la paz regional, salidas políticas y dialogadas a los conflictos de Venezuela, Cuba y Haití y la realización de la cumbre EEUU/CELAC”.

Aunque no se cree que la tensión de ahora lleve a un rompimiento de las relaciones bilaterales, habrá muy seguramente consecuencias inmediatas como la descertificación o la certificación parcial de los Estados Unidos por la lucha contra los cultivos de uso ilícito y otras de largo plazo que tocarán el escenario electoral de 2026. Sobre estas últimas, la derecha local, dispuesta o no a apoyar los sueños golpistas de Leyva Durán, estará siempre dispuesta a jugársela por regresar a los tiempos en los que los presidentes colombianos viajaban a Washington con las “rodilleras puestas” para someterse sin chistar a las imposiciones “imperiales” de los representantes del Tío Sam. Muy seguramente, en el año electoral, Trump y Rubio y las bancadas demócratas y republicanas exigirán a los candidatos presidenciales colombianos a que se comprometan, por ejemplo, a echar para atrás todo lo concerniente con la presencia china en el marco de la Nueva Ruta de la Seda. Es decir, la dignidad y la soberanía nacionales serán temas electorales cruciales para los gringos y los agentes de la derecha que temen perder el infantil privilegio de poder visitar a Mickey Mouse.

Adenda: para acabar de caldear los ánimos, 30 congresistas colombianos de los partidos Comunes, Verde  y de la U enviaron una carta al Congreso de EE.UU solicitando investigar a tres representantes estadounidenses Mario Diaz-Balart, María Elvira Salazar y Carlos Antonio Jiménez. 


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martes, 1 de julio de 2025

EL ATRONADOR SILENCIO DE LOS EXPRESIDENTES FRENTE A LOS DEVANEOS GOLPISTAS LEYVA DURÁN

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Después de más 24 horas de conocidos los audios en los que el excanciller Álvaro Leyva Durán habla de dar un golpe de Estado al gobierno de Petro, el silencio sepulcral de los expresidentes Gaviria, Duque, Pastrana, Uribe y Santos aumenta las sospechas alrededor de quiénes podrían ser los titiriteros que están detrás de los devaneos golpistas de Leyva Durán. ¿Por qué el silencio de los exmandatarios, en particular del Nobel de Paz? Santos está obligado como ningún otro a rechazar los dislates y deseos del octogenario miembro de la oligarquía bogotana, justamente por ostentar esa dignidad. Bueno, si no ha sido capaz de llamar genocidio a lo que viene haciendo Israel en contra del pueblo palestino, no podemos esperar que reaccione ante los sueños golpistas del excanciller Leyva Durán.

Los cinco exmandatarios han exhortado en varias ocasiones al presidente Petro a “respetar las instituciones y la institucionalidad” con aquello de convocar a una consulta popular e incluso impulsar la “octava papeleta” y por esa vía a una Asamblea Nacional Constituyente.

Pero justo en el momento en el que el diario El País de España revela semejante bomba noticiosa, los expresidentes optan por guardar silencio. Quizás comparten la lectura que de los hechos hicieron los periodistas y activistas políticos Néstor Morales, Darcy Quinn y Luis Carlos Vélez. El primero dijo que se trataba de una bobada; a la activista le causó risa pensar que un carcamal de 82 años se ponga en esas cosas; y Vélez dijo que era una payasada de Petro. Señores expresidentes: así se trate de una simple idea o deseo del excanciller, están obligados ética y políticamente a salir a descalificar esa idea y a rodear al presidente de la República.

De compartir los cinco expresidentes las lecturas y el proceso coordinado de desestimación de la gravedad de lo divulgado por el diario español, sus llamados a que se “respeten las instituciones y la institucionalidad” estaría atado a una postura hipócrita propia de quienes no están lejos de los deseos golpistas de Leyva Durán. O quizás compartan la idea del diario El Espectador: no se trata de una intentona golpista, sino de una acción legítima de Leyva en la medida en que simplemente estaba “gestionando la salida de Petro” de la Casa de Nariño.

El atronador silencio de los  expresidentes dice mucho de su verdadero talante democrático. Ya veremos si el diario El País logra desenmarañar lo que realmente hay detrás de los sueños golpistas del viejito Leyva Durán, porque quedó claro que a la prensa hegemónica del país no le interesa ir al fondo de semejante asunto tan espinoso y grave. 

Adenda: no incluyo al expresidente Samper en el listado porque es el único que apoya al presidente Petro. Eso sí, también me llama la atención su silencio. 



lunes, 30 de junio de 2025

FRANCIA MÁRQUEZ Y LOS SILENCIOS DE SU COMUNICADO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

A raíz de los audios publicados por el diario El País de España en los que se escucha decir al excanciller Álvaro Leyva Durán que “hay que sacar a ese tipo”, en referencia directa al presidente de la República, la vicepresidenta Francia Elena Márquez Mina, mencionada por Leyva en los audios, reaccionó a través de un comunicado que no fue bien recibido en sectores del Pacto Histórico. Examinemos apartes del documento desde Lo No Dicho, perspectiva de análisis con la que es posible interpretar esos silencios que se asumen bien de manera consciente o inconsciente.

Las críticas que recibió Márquez Mina de parte de varios de sus compañeros de gobierno apuntan a que la vicepresidenta no rechaza con vehemencia lo que claramente es una intentona de golpe de Estado, pensada y diseñada por el excanciller Leyva Durán. Se suma a lo anterior la no referencia al nombre del presidente Petro, con quien llegó al poder cogidos de las manos y exhibiendo cercanía y sintonía con las formas para cumplir las promesas de campaña.

Jamás he traicionado, ni cuestionado la autoridad legítima del primer mandatario de la Nación”. Márquez Mina en este pasaje y en otros evita referirse al presidente con su nombre, acción lingüística que bien puede ser interpretada como una toma de distancia atada a la ruptura política entre la vicepresidenta y el presidente Petro de la que se habla en los “mentideros políticos”. Incluso se habla de una ya probada enemistad entre las dos cabezas visibles del actual gobierno. 

En otro pasaje del comunicado, la vicepresidenta Francia Márquez señala que “tengo la conciencia tranquila, la mente clara y el corazón firme. Respeto profundamente el orden constitucional, y dentro de este, la figura del Presidente de la República como símbolo de la unidad nacional. Lo he expresado en público y en privado, y no debe caer duda: jamás he traicionado, ni cuestionado la autoridad legítima del primer mandatario de la Nación.

En relación con la exigencia que se le hace a Márquez de rechazar cualquier ruptura institucional y constitucional, generada por el temerario acto de habla Leyva “hay que sacar a ese tipo”, en el comunicado se lee: “no existe la posibilidad de que me preste para conspiraciones. No me mueve el resentimiento ni la conveniencia, y a quienes creen que podrán utilizarme como instrumento de sus ambiciones, les digo: están profundamente equivocados”.

Resulta llamativo, por decir lo menos, que la vicepresidenta no condene y rechace las intenciones golpistas de Leyva Durán. Márquez Mina cree que es suficiente con señalar que ella jamás se prestaría para semejante propuesta del excanciller. Francia Márquez suele hablar desde su particular lugar de enunciación, olvidándose lo que representa ella como alternativa de poder en caso tal de que falte el presidente de la República o finalmente sea defenestrado como es la pretensión de Álvaro Leyva Durán.

Suele pasar que los silencios, conscientes o inconscientes, dicen más que las ideas que se explicitan en un texto. En este caso, Lo No Dicho deja dudas y muchas preguntas alrededor del tipo de relaciones que Francia Elena Márquez sostiene tanto con Petro como con Leyva Durán.



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domingo, 29 de junio de 2025

EL ESPECTADOR SE AUTOCENSURA: LEYVA ESTABA "GESTIONANDO" LA SALIDA DE PETRO

 

Por Germán Ayala Osorio

En la historia del periodismo colombiano El Espectador ocupaba un lugar privilegiado por su lucha contra la corrupción, la defensa de la democracia y la doctrina liberal. Pero hoy, y en el marco de la cofradía mediática que conformaron varios medios para deslegitimar al gobierno Petro, el diario bogotano está escribiendo una historia deshonrosa y vergonzante gracias a sus tratamientos periodísticos sesgados, a la práctica de la autocensura y por hacer parte de esa congregación de empresas mediáticas que optaron por confirmarse como actores políticos que le hacen oposición al gobierno Petro.

En el registro noticioso de las revelaciones del diario El País acerca de un golpe de Estado que el excanciller Álvaro Leyva Durán quería organizar contra Petro con un eventual apoyo de los Estados Unidos, el diario bogotano en lugar de calificar las pérfidas intenciones de Leyva Durán prefirió bajarle los alcances políticos al deseo de defenestrar al presidente de la Casa de Nariño.

En el resumen o bajada de una nota titulada “¿Quién es el titiritero?: Montealegre sobre supuesto plan para sacar a Petro, se lee lo siguiente: “La prensa internacional reveló audios en los que, al parecer, el excanciller Álvaro Leyva estaría gestionando la salida de Gustavo Petro de la presidencia en Estados Unidos”.

Sin duda alguna El Espectador minimiza, esconde y de alguna manera aprueba las temerarias acciones adelantadas por Leyva Durán. El periódico capitalino apela a un eufemismo a todas luces inconveniente e irresponsable. El excanciller golpista no estaba “gestionando la salida de Gustavo Petro de la presidencia”. Por el contrario, y de acuerdo con la versión periodística, estaba organizando un golpe de Estado con todo y lo que ello conlleva en materia de un rompimiento institucional y constitucional.

Desde el título El Espectador minimiza el hecho político con la frase “sobre un supuesto plan para sacar a Petro”. Con el resumen de la nota se confirma que su intención editorial es restarle importancia y gravedad a lo que informó el diario El País de España. Señor Fidel Cano, tumbar, dar un golpe de Estado o defenestrar al presidente de la República no es lo mismo que intentar "sacar" a Petro  "gestionando" su salida de la presidencia. El mismo Leyva Durán habla de "sacar a ese tipo", pretensión que no depende de una "gestión diplomática", sino de una acción político-militar. 

En el primer párrafo de la noticia o lead, el diario bogotano dice lo siguiente: “El País de España, en la edición de este 29 de junio, reveló audios que comprometerían al excanciller Álvaro Leyva con un supuesto plan para derrocar al presidente Gustavo Petro, para el que, incluso, presuntamente solicitó ayuda a asesores cercanos a la administración del presidente estadounidense Donald Trump. La publicación ha generado una amplia controversia política durante el día e incluso hay voces que plantean la situación como un “golpe de Estado”.  Es posible que El Espectador esté dudando de la versión periodística entregada por el diario español o por el contrario esté tratando de bajarle el tono al escándalo político que ya está generando lo publicado por el periódico europeo. Sospechosa y vergonzosa actitud editorial la que asumió el otrora orgullo del periodismo colombiano.  

La autocensura, como práctica periodística recurrente, es peor que la censura oficial, porque el periodista y los medios que la practican terminan por engañar a las audiencias. En este caso, El Espectador se autocensura para beneficiar a Leyva y a los personajes que nombró el excanciller. 




LEYVA DURÁN: DE CANCILLER, A GOLPISTA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Veinte días antes de que el diario El País develara las intenciones golpistas de Álvaro Leyva Durán, el excanciller publicó en su cuenta de X su deseo de sacar al presidente de la República de la Casa de Nariño, por las buenas o a las malas. Veamos apartes de lo dicho por Leyva Durán el 9 de junio de 2025, sobre quien recaen hoy todas las miradas y los colombianos esperan una respuesta ante lo revelado por el periódico español.

Esto dijo el político conservador: “Todos acompañamos a Miguel en su lucha por la vida. A Dios pedimos por él, por su familia, por el reencuentro de todas las ciudadanas y ciudadanos en un solo as de corazones. Todos a una: ¿Obligación? Salvar a Colombia. Nadie duda del desorden personal de Gustavo Petro Urrego… Por fortuna hay mecanismos que permiten una solución institucional. Se deben poner en movimiento. Él debe irse. Se le debe ayudar. Ya se había dicho: Sin egoísmos. Con las necesarias exculpaciones y seguridades que le garanticen al doctor Petro su plena recuperación en total sosiego. De oponerse, el tiempo le pasará la cuenta. ¿La cárcel? Recuerden: su enfermedad no es un eximente de responsabilidad. Es el momento de pensar colectivamente ciudadanas y ciudadanos para entre todos mantener la vigencia de la Constitución, del Estado social de derecho, de sus formas e instituciones, del orden y la justicia, de las normas y principios internacionales prevalentes en el orden interno. Es que los atropelladores de la democracia ¡no pasarán!”

Vamos por partes como diría Jack El Destripador. Si un ciudadano desprevenido lee el trino de Leyva Durán podría pensar que quien gobierna al país es un dictador que, además de estar enfermo, sumió en el caos a esa nación que de manera desesperada busca una salida institucional para superar las penosas circunstancias por las que atraviesan sus nacionales: pobreza, violencia generalizada, caos institucional, condiciones extremas de anomia social, así como una insoportable crisis política y económica. La última frase del texto citado resulta catastrofista, legitima toda acción institucional o parainstitucional tendiente a sacar del poder a ese tirano y podría animar a mercenarios internacionales a querer venir a salvar a Colombia de las garras de semejante déspota: “Es que los atropelladores de la democracia ¡no pasarán!”

En su viaje de superioridad moral, Leyva Durán se presenta como el líder capaz de cumplir su propia sentencia: Él debe irse. Sin más. No se necesitaría de la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes y mucho menos del Senado para sacar a Petro del gobierno. Bastaría con el “diagnóstico médico” entregado por el godo aristocrático para sacar a ese “enfermo mental” que el Establecimiento dejó colar hacia la Casa de Nariño. Aunque advierte en su mensaje del 9 de junio que hay mecanismos institucionales para tumbar al presidente de la República, de acuerdo con lo dicho por el diario El País de España, Leyva Durán estaría más interesado en dar un golpe de Estado, convocando a una especie de triunvirato, con el apoyo de estructuras ilegales como el ELN y el Clan del Golfo.

Además de sentenciar la salida de Petro de la Casa de Nariño, el octogenario y nuevo salvador de Colombia sugiere que la cárcel sería el final de los días del dictador que Leyva ve en el presidente de la República. ¿La cárcel? Recuerden: su enfermedad no es un eximente de responsabilidad.

Ya veremos si Leyva Durán, el golpista, desmiente o confirma lo publicado por el diario El País de España. En cualquier caso, es posible pensar que detrás del excanciller hay agentes legales e ilegales que estarían pensando en dar un golpe de Estado mas que por “salvar la democracia”, para recuperar lo que el caudillo popular les quitó: la Casa de Nariño.


Álvaro Leyva habla durante el Diálogo de Alto Nivel entre Colombia y Estados Unidos, en 2023.


LEYVA QUISO TUMBAR A PETRO: “HAY QUE SACAR A ESE TIPO”

 

Por Germán Ayala Osorio

 Véase: 🔴 EDITORIAL TEP | ¿UN GOLPE DE ESTADO EN MARCHA?

Lo revelado por EL PAÍS de España resulta supremamente grave: el excanciller Álvaro Leyva Durán buscó acercarse a la Casa Blanca para encontrar allí apoyo para tumbar al presidente Petro.

En la nota periodística de Juan Diego Quesada se lee que “Álvaro Leyva, excanciller colombiano durante este Gobierno, se reunió hace dos meses en Estados Unidos con asesores cercanos a la Administración de Donald Trump para buscar su apoyo a un plan para hacer caer a Gustavo Petro. Según unos audios a los que ha tenido acceso EL PAÍS y fuentes cercanas a congresistas republicanos, Leyva intentó acercarse a Marco Rubio, secretario de Estado, con la intención de que ayudara a ejercer “una presión internacional” que culminara con la salida del poder de Gustavo Petro, presidente de Colombia. La Casa Blanca, según estas mismas fuentes, nunca tuvo en consideración la propuesta”.

Lo que resulta política y periodísticamente interesante es establecer conexiones entre las advertencias del presidente Petro cuando habló de “golpe blando”, “ruptura institucional”, los ataques al fuero presidencial desde el Consejo Nacional Electoral, las versiones de indican que el jefe del Estado es adicto a las drogas y el interés de defenestrar a Petro de parte de otros agentes políticos y económicos que, al igual que Leyva, soñaban con “sacar a ese tipo”, unidos por el clasismo que rodea la expresión usada por el excanciller en unas de las conversaciones que sostuvo con personas cercanas al congresista americano Mario Díaz-Balart y a Marco Rubio.

Recordemos algunos actos de habla que se hicieron públicos a mediados de febrero de 2024, que confirman el clasismo y el deseo interior de tumbar al presidente de la República.  Luigi Echeverry y Alberto Carrasquilla dejaron ver su animadversión hacia Petro. En el diario económico La República, Echeverry escribió lo siguiente: “¡un presidente puede estar enfermo de la cabeza, pero más enfermo está el país que a sabiendas, lo elige! La problemática de Colombia se agravó con la conducta mafiosa que caracteriza al populismo aliado al narcoterrorismo, ese es un grave problema. Pero cuando un líder revolucionario destructor de valor llega al poder, es porque la que está enferma y narcotizada es nuestra sociedad y al que tenemos que curar de las consecuencias de conductas de insensibilidad, indiferencia y corrupción, es al país. Entre tanto, Carrasquilla dijo en La W de Julio Sánchez Cristo, que “el gobierno está pasando aceite, porque ya se acabó”. Es decir, de manera temprana el economista neoliberal y uribista dio por terminado el periodo presidencial, por la incapacidad del presidente de guiar los destinos de Colombia, de acuerdo con su interesado parecer.

En esa misma línea aparece el excongresista Carlos Alonso Lucio, quien en enero de 2024 expresó su interés de iniciar un proceso institucional para el mismo propósito de Leyva: “sacar a Petro de la Casa de Nariño”. Lucio hizo referencia en ese momento al juicio político al que sería sometido Petro el 12 de junio del mismo año por la plenaria de la Cámara de Representantes de acuerdo con hechos punibles asociados a la campaña Petro presidente. En su diatriba, Lucio consideró factible la salida de Petro por el “colapso económico, la debacle de la política internacional, el despilfarro familiar, la corrupción y el avance territorial de la milicianización”; igualmente, expone el escenario de la transición del poder para que el país "recupere la democracia".

Lo que hay detrás de los deseos de unos y otros, incluidos periodistas, de “sacar a ese tipo de la Casa de Nariño” es una férrea convicción de clase que supone que la presidencia de la República solo puede ser asumida por quienes pertenezcan al selecto grupo de la “gente de bien” representada por poderosos agentes del Establecimiento.

Está claro que el haber militado en el M-19,  liderar reformas sociales, el haberles quitado la Casa de Gobierno, mas no el poder;  su lenguaje un tanto procaz y ordinario frente al “educado tono” de los anteriores presidentes y su perfil de caudillo popular, convirtieron a Petro en la peor pesadilla para quienes desde perfumadas y frías oficinas de Bogotá y quizás desde alguna lejana hacienda creyeron que jamás podría llegar alguien a incomodarlos de la manera como lo ha hecho Gustavo Petro. Lo de consumir cocaína sería un detalle menor si al presidente de la República le gustara asistir a cócteles y sentarse a manteles con los ricos y poderosos que consumen de manera controlada todo tipo de alucinógenos o simplemente disfrutan de su adicción al poder.



Álvaro Leyva habla durante el Diálogo de Alto Nivel entre Colombia y Estados Unidos, en 2023.Stefani Reynolds (REUTERS)

sábado, 28 de junio de 2025

EL JUEGO ARTIFICIOSO DE GALÁN, ROBLEDO, FAJARDO Y EL PARTIDO MIRA


Por Germán Ayala Osorio

 

La naciente coalición entre el Mira, Nuevo Liberalismo y Dignidad y Compromiso tiene la falsa pretensión de ser una tercera opción a las fuerzas de la derecha y el progresismo que de todas maneras se enfrentarán en el escenario electoral de 2026. Esa asociación política se llama Ahora Colombia. El exsenador Jorge Enrique Robledo considera “que esta alianza se construye como una tercera opción política de cara a las elecciones de 2026 y añade que no respaldarán ni al petrismo ni a los partidos tradicionales que gobernaron antes”.

Robledo le apunta a regresar al Senado y funge desde ya como el escudero de las candidaturas de Sergio Fajardo y Juan Manuel Galán, hijos del Establecimiento. Como suele pasar con las alianzas políticas que son fruto de contradicciones ideológicas, la animadversión hacia todo lo que huela a Petro y la explosión de candidaturas presidenciales, los principios generales de la propuesta de gobierno terminan siendo gaseosos, engañosos y propios de la retórica electoral.

Estos son los principios del acuerdo de la coalición Ahora Colombia: “Punto uno: lucha contra la corrupción. Dos: democracia e independencia de los poderes públicos. Tres: seguridad. Cuatro: derechos fundamentales. Cinco: derechos sociales. Seis: participación efectiva de la mujer. Siete: protección integral. Ocho: medio ambiente y justicia climática. Nueve: generación de ingresos y cultura ciudadana”.

Robledo, Fajardo, Juan Manuel Galán y los pastores del Mira insisten en hablar de la lucha contra la corrupción, asunto cultural que nadie puede cambiar porque la sociedad en general y en particular los más poderosos agentes económicos y políticos de la sociedad civil naturalizaron el ethos mafioso que guía la vida de empresarios, banqueros, partidos políticos, agentes gremiales y contratistas. Política y crimen en Colombia van de la mano y esa realidad nadie la podrá cambiar hasta que no se dé en el país una revolución cultural que hasta al momento a nadie le parece necesaria empezar a liderar. En ese punto, ese primer principio deviene falaz y atado a un viaje de superioridad moral en el que se embarcaron los arriba señalados.

El segundo principio, democracia e independencia de los poderes públicos sugiere acciones para superar el carácter procedimental y formal de la democracia colombiana y la falsa independencia de los poderes públicos garantizada por la histórica relación extorsiva entre el Congreso y el Ejecutivo, resultado de un sistema político pensado para hacer perenne la operación mafiosa del Establecimiento.

La seguridad es el tercer principio. Al no atreverse a ponerle “apellido” se abre la posibilidad para que una vez se defina quién será el candidato presidencial de la coalición, los ajustes a la idea de la seguridad lo llevarán indefectiblemente a hablar de pie de fuerza, lucha contra las estructuras criminales, paz, guerra y lucha contra los factores que generan inseguridad en las ciudades. Es decir, más de lo mismo.

El cuarto principio es al igual que los anteriores: gaseoso e indeterminado. Y es así por cuanto hay sectores de poder que creen más en el Estado de Derecho como sinónimo de orden y aplicación a rajatabla de las normas, que en la necesidad de hacer ingentes esfuerzos para hacer viable el Estado Social de Derecho a través de la aplicación de criterios de eficiencia, eficacia y efectividad. Resulta llamativo que hablen de derechos fundamentales cuando la discusión entre esas dos concepciones del Estado sigue estando atravesada por el régimen presidencialista, la realidad fiscal del país, la corrupción público-privada y la evasión tributaria de los grandes contribuyentes, entre otros factores.

Los principios 5, 6, 7, 8 y 9 terminan por fragmentar las realidades sociales, económicas, políticas, culturales y ambientales del país. Cuando se alude a la participación efectiva de la mujer se advierte unas ganas enormes de llamar la atención de las corrientes feministas a pesar de la permanencia del machismo y el sistema patriarcal del que los integrantes del Mira, Robledo, Galán y Fajardo son hijos legítimos. El siete, Protección integral, bien puede asociarse a la idea de seguridad humana y extenderse a los temas ambientales como el cuidado y aprovechamiento racional de los ecosistemas naturales-históricos.

Al decir Robledo que “no vamos a apoyar al petrismo, pero tampoco a ningún partido que haya gobernado antes de Petro”, olvida que el partido Mira apoyó al gobierno uribista de Iván Duque Márquez. Al ser Mira un partido confesional y anti-derechos, Fajardo, Galán y el propio Robledo entran en una profunda contradicción y dejan ver su ética acomodaticia. Más que una tercera opción, la alianza Ahora Colombia es una coalición de “centro” derecha que terminará acercándose al uribismo y al resto de sectores políticos que activarán el esperado TCP: Todos Contra Petro.

Adenda: dice Robledo que "No se imaginan cuánto coinciden las políticas de Petro con las de anteriores gobiernos. Es impresionante, sobre todo en el sometimiento al Fondo Monetario Internacional y ese tipo de organizaciones". Se volvió Castrochavista el exsenador. 


‘No vamos a apoyar al petrismo, pero tampoco a ningún partido que haya gobernado antes de Petro’: Jorge Robledo

LA DERECHA Y EL MANOSEO DE LOS CONCEPTOS

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Si por algo se han caracterizado los más visibles agentes políticos y gremiales que le hacen oposición al gobierno Petro es por el manoseo de tres conceptos de uso cotidiano en los medios hegemónicos: Institucionalidad, Dictadura y Democracia. El uso amañado del significado de los señalados vocablos les ha servido para concebir la narrativa que indica que el presidente Petro es “un dictador que además de irrespetar y pasar por encima de las instituciones, acabó con los pesos y contrapesos del régimen democrático, lo que terminó sumiendo al país en una dictadura tan cruel como las que vivieron países como Argentina, Chile y Paraguay”. Nada más alejado de la realidad nacional que el sentido de ese relato construido con el concurso de los medios masivos que desde el 7 de agosto de 2022 viene actuando como actores políticos que también le hacen oposición al actual gobierno.

Con la manipulación de esas ideas políticas la derecha pretende ponerse en un plano moral superior frente al progresismo y la izquierda para finalmente ocultar que sus más distinguidos miembros en el pasado reciente, durante los dos gobiernos de Álvaro Uribe Vélez, rompieron el equilibrio de poderes, instauraron un régimen violento que superó con creces la violación de las garantías constitucionales y los DDHH que se dio durante la aplicación del Estatuto de Seguridad implementado por el gobierno de Julio César Turbay Ayala (1978-1982).

Veamos varios ejemplos para entender el doble rasero moral y el uso caprichoso de los tres vocablos. Los miembros de las bancadas en el Congreso de Cambio Radical y el Centro Democrático se negaron a cumplir la orden de la Corte Constitucional (CC) de discutir el texto de la reforma pensional para subsanar el vicio de forma que los magistrados encontraron al revisar el documento aprobado en el Legislativo y que fue objeto de demandas por parte de agentes políticos del Centro Democrático. Dicha negativa constituye un claro irrespeto a la Corte Constitucional como institución y la institucionalidad emanada de las actuaciones de los togados.

Frente a la actitud claramente antidemocrática, infantil, reaccionaria y de claro desconocimiento de lo ordenado por la CC el presidente Petro respondió en estos términos: “Vuelvo a insistirle a los congresistas de Cambio Radical y Centro Democrático que no pasen a la historia como los que se opusieron a que las madres de nuestra patria no tuvieran ningún derecho a pensión o a bono pensional. Piensen en sus propias progenitoras, ellas son las demás mamás de este país. Colombia es también una madre. La pensión o el bono pensional generalizado, debe ser el logro no solo del gobierno, de las bancadas favorables a este objetivo, sino de la nación entera, incluida la oposición”.

Los congresistas que se negaron a asistir al Congreso, en el marco de la convocatoria a sesiones extras que hizo el Gobierno justifican dicha postura porque consideran que la convocatoria es ilegal. La revista Semana, como órgano propagandístico del clan Gilinski sostiene que “las bancadas de Cambio Radical y del Centro Democrático anunciaron que no asistirán a las sesiones, al considerar que no existen garantías y que el presidente de la Cámara, Jaime Raúl Salamanca, estaría incurriendo en nuevas irregularidades”.

Entre los voceros de la derecha que disfrutan manosear los conceptos está la candidata presidencial Vicky Dávila. La ficha de los clanes Gilinski y Gnecco descalificó la decisión de los magistrados de la CC que le ordena al Consejo Nacional Electoral cesar la investigación en contra del presidente de la República por la violación de topes durante la campaña electoral, por considerar que afecta la integralidad del fuero presidencial. La candidata-periodista dijo en su cuenta de X: “Cuando las mayorías de la Corte Constitucional están en manos de Petro, las decisiones favorecen a Petro…”. En dónde quedó el llamado de la señora Dávila a que Petro “respete las instituciones”, cuando es ella misma, en calidad de candidata presidencial, que mancilla la autonomía y la sapiencia jurídicas de los magistrados que le dieron la razón al jefe del Estado: el CNE no es competente para investigar al presidente de la República.



Foto tomada de El Espectador. 

jueves, 26 de junio de 2025

EVA REY Y SU INTERÉS POR SABER CÓMO “TIRABA” EMILIO TAPIA EN LA CÁRCEL (II)

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La malograda, farandulera, irresponsable, inconveniente y lujuriosa entrevista que Eva Rey le hizo a Emilio Tapia y a su esposa la congresista Saray Robayo Bechara es un buen ejemplo de lo que no se debe hacer en periodismo.  

Hay unas líneas rojas que el periodista-entrevistador está obligado a trazar al momento de dialogar con politicastros e incluso con miembros de las “guerrillas” o de otras estructuras armadas ilegales. La primera de línea roja y quizás la más importante es evitar risitas, coqueteos e incluso aprobaciones que le permitan a las audiencias pensar que la periodista aprueba o minimiza los delitos cometidos por el político o los miembros de las organizaciones al margen de la ley.

Para el caso del diálogo entre Eva Rey y el corrupto de Emilio Tapia el trato afable, las risitas y el tono cercano y familiar de la periodista resultaron grotescos en la medida en que el entrevistado fue hallado culpable de corrupción y lo que menos se espera es que esas conductas dolosas terminen validadas por el tratamiento farandulero que Rey le dio al encuentro con la curiosa pareja que da cuenta de la estrecha relación entre crimen y política. “Aunque sigue estando vigilado por el Inpec, Emilio Tapia se da la gran vida en Montería mientras planea su siguiente movida. Conocida su ambición, está asfaltando el camino para las elecciones de 2026 donde aspira que su esposa Saray de el gran salto al Senado y por la puerta grande con 200 mil votos, que quedaron marcados en la torta de la celebración de la celebración privada que le festejó en plena Feria Ganadera”.

Las circunstancias que aparecen en el texto citado debieron ser tenidas en cuenta por Eva Rey antes de contactar al putrefacto contratista y a su esposa la congresista del partido de la U.  Darle semejante vitrina a un ladrón, como si se tratara de un artista, resulta a todas luces imperdonable. Invitar a un corrupto para conversar de temas “calientes” es una conducta periodísticamente irresponsable, propia de una periodista que parece naturalizar el ethos mafioso que guía la vida de Emilio Tapia.

Al preguntar por las condiciones en las que la pareja tuvo relaciones sexuales durante el tiempo en el que Tapia estuvo preso, Eva Rey intentó distraer a la audiencia que ocasional o tradicionalmente consume sus ridículas entrevistas, por la imagen de corrupto de Emilio Tapia, la misma que arrastrará hasta el final de sus días. Al ver que no lo logró y de recibir una andanada de críticas la periodista farandulera optó por retirar los cortos de la entrevista, al tiempo que reconoció que la “cagó”.

Para hacer periodismo serio y riguroso no se necesitan 70 mil millones de líneas rojas. Basta con mantener una prudente distancia con los entrevistados, pues cualquier risita, coqueteo o gesto de asentimiento por parte del periodista corren el riesgo de ser leídas como conductas cómplices con quienes han violado la ley. Haría bien que Eva Rey revise con cuidado la deontología del oficio porque su estilo farandulero de entrevistar claramente va en contravía del deber ser. 




Imagen tomada de Con parranda, el corrupto Emilio Tapia anunció que su esposa Saray Robayo será la baronesa electoral de la Costa

miércoles, 25 de junio de 2025

EVA REY Y SU INTERÉS POR SABER CÓMO “TIRABA” EMILIO TAPIA EN LA CÁRCEL (I)

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Eva Rey es una periodista de farándula que entrevista personajes de la vida política a los que convida para hablar de asuntos privados, como la sexualidad y el consumo de drogas, que terminan por tocar la moral de sectores societales cuyos miembros se caracterizan por ser pacatos, premodernos, faranduleros, morbosos, mojigatos y puritanos, además de clasistas, racistas, machistas, homofóbicos y transfóbicos. Hablar en televisión de sexo y de consumo de marihuana y cocaína como lo ha hecho Rey con varios de sus invitados por supuesto que despierta todo tipo de reacciones que benefician el rating del espacio periodístico de la reconocida periodista y ponen en cuestión aquello que se conoce como criterio e interés periodístico.

Eva Rey busca y logra espantar a unos por su “libertinaje”, mientras que otros se sienten atraídos por su espíritu liberal. Rey entrevistó a Emilio Tapia, reconocido político y contratista, condenado por corrupción, junto a su esposa Saray Robayo. El tema: sus encuentros sexuales al interior de la cárcel en donde pernoctó varias noches el paradigmático corrupto.

De acuerdo con la misma periodista del espectáculo o de la farándula recibió una andanada de críticas y llamadas que la “obligaron” a bajar de sus redes sociales los apartes de la entrevista que le hizo a la amorosa pareja. Así explicó lo sucedido Eva Rey: “bueno, ante el aluvión de críticas que he recibido después de la entrevista a Emilio Tapia he decidido bajar los cortos que había subido a todas las plataformas y no se va a publicar la entrevista. La verdad es que la entrevista la hice con todo el sentido del interés periodístico, pero la verdad entiendo y veo que hay mucha gente que se ha sentido ofuscada, que he herido sensibilidades en un momento que ha vivido el país, creo que cuando uno la caga tiene que reconocer que la cagó, así que nada, he decidido… asumir que la cagué”.

Aunque la periodista dice que en la entrevista también tocó los actos de corrupción en los que ha incurrido Emilio Tapia, decidió priorizar en la difusión del encuentro con la pareja lo concerniente a las maneras como se “tira” dentro de una celda. Entrevistar a un corrupto termina por legitimar el ethos mafioso que guía la vida de Emilio Tapia y de otros tantos politicastros que abundan en Colombia.

Quizás el gran error en el que incurre Eva Rey está en su tratamiento farandulero y morboso de hechos públicos y privados que ameritarían un abordaje serio y riguroso pues de por medio está la imagen del oficio del periodismo. Que haya gente que le guste su “estilo” no reduce el impacto negativo que genera ese tipo de entrevistas en el periodismo colombiano y en los periodistas que a diario se le juegan por informar con rigor.

Si, Eva, la cagaste, pero es que lo vienes haciendo de tiempo atrás, con una salvedad: tienes rating y seguidores en tu cuenta de X. Al final poco importa que hayas bajado los cortos de la malograda entrevista porque los periodistas que cubren el espectáculo o los hechos de la farándula suelen justificar sus publicaciones apelando a un discutible interés periodístico.

Lo sucedido con Tapia y su esposa me hizo recordar el caso del paseo de Petro en Panamá en el que medios y periodistas como Eva Rey confirmaron la inclinación a contaminar el periodismo con la basura del oficio: la farándula. Algunos hablan de un "periodismo de farándula" que se auto valida con frases que millones de colombianos recuerdan de espacios "periodísticos" dedicados a hurgar en la vida íntima de los famosos: "el dulce sabor del chisme, la esquina del chisme y en la Red, nada se nos escapa". Creo que en el fondo subsiste una confusión conceptual entre hacer periodismo y divulgar chismes. Para popularizar y hacer virales los segundos no se necesita apelar a la existencia del “interés periodístico” pues basta con que haya al otro lado de la pantalla chismosos, murmuradores, mirones, fisgones y los que les gustaría ver o alcanzaron a imaginar cómo “tira” un corrupto en la cárcel.





LO QUE HAY DETRÁS DEL “PLAZOLETAZO” DE LA ALPUJARRA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En la polémica que desató que varios jefes de bandas criminales compartieran tarima con el Jefe del Estado hay mucho de doble moral, oportunismo y cinismo, y por supuesto el agrio enfrentamiento ético-político entre el alcalde de Medellín y Petro que se acrecienta por el interés del segundo de consolidar sin el concurso del primero el proceso de paz urbana en la capital de Antioquia, así como el terror que le produce a Federico Gutiérrez escuchar decir  a bandidos como alias “Douglas y Pesebre” que ellos en el pasado tuvieron interlocución y brindaron apoyo político durante su primera administración. “José Leonardo Muñoz Martínez, conocido como alias Douglas, señalado cabecilla de la Oficina de Envigado, fue reconocido como vocero principal de las Estructuras Armadas Organizadas de Crimen de Alto Impacto de Medellín y el Valle de Aburrá (Antioquia) por parte del Gobierno colombiano”.

Por supuesto que detrás del llamado “plazoletazo” de la Alpujarra están los medios hegemónicos y los periodistas vedettes que lideran de tiempo atrás el proceso de deslegitimación del gobierno nacional y la inoculación de la narrativa que indica que el país está sumido en el caos o como dijo el expresidente Santos: el país es un barco a la deriva. Presentar a Petro como amigo de los bandidos sirve mucho a quienes insisten en generar un ambiente de incertidumbre en el país, con expresiones catastrofistas como las del expresidente Santos.

Por supuesto que la “invitación” de los temidos líderes de las bandas delincuenciales que operan en Medellín al entablado de la Alpujarra fue un acto político y electoral en el que es posible apreciar dos objetivos presidenciales: el primero, enrostrarle el proyecto de paz urbana al alcalde Federico Gutiérrez, lo que supone negar su participación por ser parte interesada a juzgar por lo dicho por alias Douglas; y el segundo, atado al primero, develar la verdad de las relaciones entre clase política y dirigente de la ciudad de Medellín con los jefes de las estructuras delincuenciales, en particular con la Oficina de Envigado. Eso sí, no se puede negar que la presencia de los condenados criminales en la tarima es una provocación política de parte de Petro, a quien en la recta final de su mandato parece importarle muy poco lo que diga la prensa tradicional.

Hay enormes diferencias entre el evento de la Alpujarra y la presencia de Mancuso y la de otros líderes paramilitares en el Congreso para hablar de paz; de la misma manera, resulta incomparable la entrada por los sótanos de la Casa de Nariño y de otras instalaciones oficiales de alias Job y de “Douglas y Pesebre”. Además, resulta a todas luces exagerada la reacción de Fico Gutiérrez frente al acto político: “Se trata de una amenaza directa al Estado de derecho, a la democracia y a mí… es un mensaje de guerra”. Si bien Petro es el presidente de la República y es el responsable del orden público en todo el territorio nacional, su interés en consolidar procesos de pacificación urbana sigue estando ancorado a las investigaciones y denuncias de la connivencia entre clase política y estructuras mafiosas que hizo durante el tiempo que fungió como Senador de la República. Petro, como ningún otro mandatario, conoce las viejas relaciones entre clase política y empresarial con el hampa organizada (paramilitares) y las bandas delincuenciales que operan en ciudades como Cali y Medellín.

Por cuenta del “bloqueo institucional” orquestado desde el Congreso y el distanciamiento del presidente con los sectores del Establecimiento con los que intentó cogobernar, Petro hace rato dejó de actuar como lo hicieron sus antecesores. La llegada de Petro a la Casa de Nariño puso en crisis el modelo de jefe del Estado que por años les sirvió a los agentes más poderosos del Establecimiento: presidentes de la República serviles, cautos, manejables, diplomáticos y respetuosos de las sempiternas correlaciones de fuerzas, en particular aquellas con las que por largo tiempo se garantizó la operación privatizada y mafiosa del Estado en beneficio de una élite clasista, racista y feudal.

Así entonces, Petro sigue subido al faro moral que él mismo encendió durante su paso por el Congreso. Sus alusiones a esta etapa moralizante de su vida pública son constantes. Recordemos este trino del 2024 del presidente Petro: “Hice en el debate sobre el paramilitarismo en Antioquia en el año 2007, la denuncia, región por región, de los grupos de convivir" creados por el gobernador y como se transformaron en el paramilitarismo subsiguiente. Llenaron a Antioquia de sangre y de víctimas. Uno de esos grupos se llamó “los 12 apóstoles" porque el sacerdote de Yarumal, a través de la confesión de sus fieles, obtenía la información de gentes de izquierda y lo enviaba al grupo que los asesinaba. Mencioné la hacienda La Carolina y al señor Santiago, como su jefe. Mi familia tuvo inmediatamente que exiliarse y fui víctima de la intervención ilegal de mis conversaciones, a través del DAS. Le ordenaron a parte de mi escolta del DAS vigilarme cada segundo y pasar informes”.

Al final, el llamado “plazoletazo” de la Alpujarra no es más que la consolidación del enfrentamiento entre el uribismo y Petro, lo que supone incomodar con la paz urbana a los alfiles del expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez: el gobernador de Antioquia y el alcalde de Medellín.



douglas y pesebre en la alpujarra al lado de Petro - Búsqueda Imágenes

TERRORISMO EN CALI Y PERIODISMO EN CLAVE ELECTORAL

  Por Germán Ayala Osorio   Después del execrable atentado terrorista ocurrido en Cali y la acción militar en Amalfi (Antioquia) que ter...