Por Germán Ayala
Osorio
La polémica y para muchos insultante “carta abierta” que la periodista
María Jimena Duzán escribió y publicó, y en la que insinúa que el presidente Gustavo
Petro sufre de una adicción y en la que lo invita a que lo reconozca públicamente,
constituye un equívoco periodístico y una pieza de manipulación política y mediática
que confluye en lo que el mismo presidente de la República viene denunciando:
la configuración en su contra de un golpe de Estado blando.
La respuesta que el presidente Petro dio en referencia a la adicción que se le endilgó, de manera lacónica, con algo de humor, pero con total contundencia reconoció ser adicto a tomar café en las mañanas.
Duzán no se equivoca en hacerse la pregunta, el yerro se configura cuando
el interrogante lo plantea sobre la base de un chisme o de un comentario que muy
seguramente le escuchó a alguien; o del que supo de oídas. Los periodistas estamos
para hacer preguntas incómodas y estas suelen hacerse durante una entrevista,
una rueda de prensa o en cualquier otro momento y de manera directa a la
persona.
Apelar a la “carta abierta” debería de ser el último recurso para indagar
sobre un aspecto de interés político pues involucra al jefe del Estado, sobre
el que recaen incontrastables responsabilidades sociales, políticas, culturales
y económicas. Duzán pudo enviarle la misiva al mandatario y esperar su
respuesta o un entendible silencio. Sobre ese posible mutismo, su polémica
epístola habría tenido más legitimidad y sentido periodístico. Por tratarse de
una periodista reconocida y respetada, muy seguramente el presidente Petro le
habría invitado a una charla pública, para, en ese mismo escenario, despejar la
duda-insinuación que tenía la columnista. Por lo anterior, la “carta abierta” publicada
por Cambio parece un mandado político de la centro derecha (derecha vergonzante)
de la que es cercana María Jimena Duzán.
Duzán debió analizar muy bien el impacto político y mediático que su misiva
tendría. Aquí no hay asomo de ingenuidad en la periodista: ella sabía que daría
un golpe de opinión y que su desobligante insinuación y señalamiento entraría a
hacer parte de la narrativa del golpe blando. Duzán sabía que ya varios medios
y periodistas intentaron en el inmediato pasado generar dudas morales y
mentales sobre la capacidad del presidente de la República para gobernar. Si
Duzán hubiera hecho un serio ejercicio de análisis periodístico y político, lo
más probable es que hubiera desistido de escribir la “carta abierta” al
presidente. Pero optó por jugársela por el impacto mediático, lo que deja claro
un afán innecesario por figurar, ganar likes y entradas a ver la nota. Eso sí,
su osada misiva le permitió desde ya ganar admiración en el espectro ideológico
que muy seguramente le reclama que ese es su lugar como periodista. Es decir,
Duzán estaría haciendo cálculos políticos de cara a las elecciones de 2026,
cuyo ambiente electoral se viene caldeando desde el 7 de agosto de 2022.
Eso sí, y esto no es un reclamo exclusivo para Duzán, esa misma carta abierta
debió escribirse, publicarse y dirigirse a expresidentes, vivos y muertos,
preguntándole, por ejemplo, a Turbay Ayala, por la fama que tenía de bebedor y
por los escándalos en la Casa de Nariño que en la época daban cuenta soldados
de la Guardia Presidencial; otra al señor Pastrana sobre el que recaen
señalamientos por pedofilia; y otro, por su adicción al poder y a ver derramar
sangre, gracias a su política de seguridad democrática que provocó que circularan
“tanques de sangre” durante sus largos y aciagos años de gobierno.
Hay que reconocer eso sí, que Petro ha sido errático en la manera como le
informa al país sobre su agenda pública. Pero también hay que decir que nunca, ningún
presidente de la República resultó tan atacado y observado en su vida privada y
pública como el actual mandatario. Era previsible que así ocurriera porque
jamás gobernó un presidente de izquierda, en un país y una sociedad goda que
siempre se presentó como faro moral, a pesar de la doble moral y vida que
muchos de sus dirigentes llevaban. Esos mismos sectores godos y anacrónicos se
opusieron y lo hacen aún al reconocimiento de los derechos de la comunidad
LGTBI, a pesar de tener dentro de sus miembros a homosexuales temerosos de
salir del closet. Lo mismo sucede cuando se oponen a la despenalización del
aborto, cuando esa práctica la realizan en clínicas, con el respaldo de amigos
y gracias a sus influencias y poder político y económico. Para terminar, hay
que señalar que en las grandes ligas del poder político y de la farándula, se
sopla de lo lindo. No somos ángeles y María Jimena Duzán, tampoco lo es.
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