Por Germán Ayala Osorio
A raíz del atentado
sicarial perpetrado en contra del precandidato presidencial del Centro
Democrático, Miguel Uribe Turbay, la prensa
hegemónica viene insistiendo en la narrativa con la que se llama a todos los
colombianos a “bajarle a la polarización
desescalando el lenguaje violento” al que han apelado diversos agentes
periodísticos, empresariales y políticos en representación del gobierno Petro y
de quienes le hacen oposición. De uno y otro lado apelaron al “sicariato
moral” como instrumento deslegitimador y eficaz alimento en procesos de anulación
moral y/o eliminación física del adversario.
El llamado de empresas mediáticas
como Noticias Caracol podría resultar plausible y sincero si dejaran de invitar
a voceros de la derecha a responsabilizar al presidente Petro del atentado, en
razón a las maneras como se viene refiriendo a sus contradictores. En su más
reciente alocución llamó “ratas
de alcantarilla” a quienes justamente están sacando provecho político y
electoral del ataque contra el congresista uribista, señalando con el dedo
índice al jefe del Estado como incitador a la violencia que hoy tiene entre la
vida y la muerte al senador Uribe Turbay.
Junto a esa narrativa emergen llamados
a la paz, a la reconciliación, al respeto a la diferencia, al diálogo y a la búsqueda
de consensos. Nadie niega que ese es el norte, la salida y el camino para
superar los enconados enfrentamientos políticos e ideológicos que se agudizaron
cuando llegó a la presidencia el primer presidente de “izquierda” o quizás el
más genuino representante del progresismo.
Cuando esos nobles objetivos
societales son recogidos y abanderados por el periodismo tradicional suelen
quedarse en meros anuncios y con el tiempo se convierten en frases de cajón. Y resulta
así porque nadie expone cuáles serían las bases ético-políticas y morales para
edificar lo que bien podría llamarse un nuevo amanecer para Colombia. Hace
rato el país necesita de un cambio
cultural (civilizatorio)
que le permita proscribir el ethos mafioso que la sociedad naturalizó y superar
las taras que como colectivo arrastramos.
En esta columna propongo
elementos que podrían tenerse en cuenta para construir esos pilares y conducir
al país hacia estadios civilizados y modernos propios de sociedades que con el tiempo
aprendieron a tramitar sus diferencias y conflictos por la vía del diálogo, superando
de raíz la doctrina de amigo-enemigo
que en Colombia prosperó entre el 2002 y el 2022.
1. Decirnos
la verdad. El primer elemento tiene que ver justamente con reconocer responsabilidades
políticas y ojalá judiciales en torno a hechos de corrupción
público-privada de especial impacto y recordación pues estos son la base de
la actual molestia social y el origen del enfrentamiento ideológico y político
entre el gobierno Petro
y los sectores de poder tradicional que él llama oligarquía. Lo que ha hecho el
presidente de la República es construir un relato moral en el que la izquierda
y el progresismo se erigen como los únicos faros impolutos dentro de una
sociedad como la colombiana que deviene de tiempo atrás confundida moralmente.
Esa visión de Petro está atada a un carácter de supremacía que entra en colisión
con los hechos de corrupción que ya tocan a varios de sus ministros y por
supuesto que choca con el poder mediático, económico y político acumulado por las
élites, los clanes y las familias “dueñas”
del país y de sus dinámicas económicas. En este punto es importante que el país
conozca los orígenes de las millonarias fortunas de los expresidentes y de personalidades
empresariales, incluidos los banqueros
sobre los que pesan cuestionamientos y sanciones internacionales. Se trata de que cada uno pida perdón al país y
por esa vía reconstruir la confianza y volverse ejemplo para una sociedad que
se quedó sin referentes.
2. Nuevos
liderazgos. Los “ismos” de la política sirven para explicar los procesos
continuados de la captura mafiosa del Estado, liderada por quienes asumieron el
ejercicio de la política como una forma de hacer negocios y acumular riqueza. Quizás
sea tiempo de que los expresidentes se retiren a cuidar sus nietos y a
disfrutar de sus fortunas, mal habidas o no. Hay un evidente cansancio alrededor
de la vigencia y la injerencia de políticos como los expresidentes César Gaviria, Álvaro Uribe,
Iván Duque y Juan Manuel Santos, sobre los que pesan graves señalamientos y
cuestionamientos ético-políticos y morales. Los 20 años de uribismo son una
fuente de polarización ideológica y política y un recurso válido para el presidente
Petro en su tarea de imponer la narrativa supremacista que lidera en nombre del
cambio.
3. El
oficio periodístico. Al haberse consagrado como actores políticos, los medios
de comunicación ajustaron la tarea de informar a los intereses económicos y
políticos de sus propietarios. No es posible “bajarle a la polarización
desescalando el lenguaje violento” sin que los periodistas y las empresas
mediáticas modifiquen sus lógicas informativas. El discurso periodístico-noticioso
es por naturaleza moralizante lo que contribuye a que los niveles de crispación
ideológica escalen a expresiones y actos de violencia política como el atentado
que sufrió el señalado precandidato presidencial. Los primeros que deben desescalar
el lenguaje son los periodistas de emisoras como Blu radio, La FM, La W; de
igual manera, los más visibles columnistas y reporteros de medios como Semana,
El Tiempo, El Espectador, El País de Cali y El Heraldo; los noticieros de
televisión RCN y Caracol deben también entrar en una revisión profunda de sus
lógicas y maneras de cubrir los hechos noticiables.
Así las cosas, el nuevo amanecer para Colombia que se intuye del llamado a “bajarle a la polarización política” quedará reducido a acuerdos políticos de corto plazo, la adopción de medidas de seguridad y ofrecimientos de garantías electorales y uno que otro golpe de pecho como el que hizo recién la canciller Laura Sarabia; pero en el fondo, seguiremos odiándonos en las calles y en las esferas de poder político y económico. Por lo pronto, no creo que sea posible bajarle a la polarización política y a los enfrentamientos ideológicos.
superar la polarización en Colombia - Búsqueda Imágenes
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