miércoles, 26 de marzo de 2025

TRANSMISIÓN DE LOS CONSEJOS DE MINISTROS: LA JUGADA POLÍTICA DE PETRO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La transmisión en vivo y en directo de los consejos de ministros molestó a la prensa hegemónica y a la clase política que de manera articulada le hacen oposición al gobierno Petro. Sostienen los voceros de estos dos sectores de poder tradicional que se trata de un abuso por parte del presidente de la República quien usa el espectro electromagnético para “informarle al pueblo” lo que su administración está haciendo para enfrentar, por ejemplo, la crisis del sistema de salud.

La retransmisión en horario prime time del consejo de ministros de ayer rebosó la paciencia de los periodistas de las empresas mediáticas y de los políticos. Ese consejo en particular les genera una especie de miedo y angustia electorales por las denuncias que hace el propio gobierno en torno a los agentes responsables del acaparamiento de los medicamentos y la crisis de un sistema de salud diseñado para garantizar un lucrativo negocio para intermediarios farmacéuticos y clanes políticos que vienen conculcando los derechos a una vida digna y a la salud de millones de pacientes. Para el Clan Char por ejemplo debe constituir una preocupación por cuanto en esa particular “alocución presidencial” el presidente Petro se refiere al billonario contrato que Iván Duque dejó amarrado en beneficio de la poderosa familia barranquillera. Tanto en el consejo de ministros como en su cuenta de X el presidente Petro aludió a este caso: “Según @WRadioColombia 16 días antes de mi posesión como presidente, Duque entregó un billonario contrato de medicamentos a políticos. ¿Por qué 16 días antes de irse? ¿Por qué a políticos? ¿Porque crear intermediarios entre los laboratorios productores de medicamentos y los hospitales y clínicas, que ahora como oligopolio, han duplicado el precio de los medicamentos que le venden los laboratorios y que se pagan con dineros públicos de la UPC, y que, en el caso de Audifarma, el más grande de todos, está acaparando medicamentos esenciales?” Petro calificó como “marranada” la decisión política del entonces títere de Uribe.

Los críticos de la transmisión de los consejos de ministros hablan de afectaciones a la “democracia y el derecho de las audiencias a estar informada y a los periodistas a informar”. Vaya exageración. Veamos: que el jefe del Estado use el espectro electromagnético, que es del Estado, para propósitos políticos e informativos pone al gobierno en el mismo nivel de los medios masivos. Así las cosas, Petro y su gobierno se convierten en un interesado agente cultural que cumple con la misma tarea informativa y política de las empresas mediáticas: conquistar a las audiencias.

Lo que sucede es que les molesta que Petro use el espectro electromagnético para fines políticos y por esa vía les compita en el propósito, ahora compartido, de generar estados de opinión pública positivos en torno a la gestión gubernamental. Todos los días las empresas mediáticas tergiversan, mienten y critican sin contrastar las opiniones de sus “expertos” y manipulan a la opinión con el firme propósito de enlodar la imagen del presidente con fines electorales. Bueno, el presidente de manera directa está confrontando a la prensa, a la que tilda de mentirosa y manipuladora, al tiempo que señala con el dedo índice a los responsables del famoso shu, shu, shu, del “mejor sistema de salud de las Américas”, manejado bajo el sempiterno ethos mafioso de una clase política y empresarial a la que poco o nada les importó usar para su propio beneficio aquello de la integración vertical. Ya en el 2007, la Corte Constitucional había sentenciado que “las Entidades Promotoras de Salud (EPS) del sector privado recibieron uno de los más duros golpes jurídicos de los últimos años: no podrán contratar, directamente o a través de terceros, con sus propias clínicas, hospitales y laboratorios más del 30 por ciento del gasto en salud destinado a atender a sus afiliados”.  Lo que está por establecerse es si antes y después de ese fallo los ejercicios de integración vertical superaron ese porcentaje.

Volvamos al asunto de la transmisión y retransmisión de los consejos de ministros, disfrazados de alocuciones presidenciales. Si la prensa corporativa, representada por El Tiempo, El Colombiano, El Heraldo, Semana, El País, El Espectador; Blu radio, La FM de RCN y La W en lugar de atacar con incontrastable ferocidad al gobierno, hubiesen practicado un periodismo crítico alejado de la mala leche que hoy sectores de las audiencias reconocen, el jefe del Estado no hubiese tenido que usar el espectro electromagnético para los propósitos políticos, educativos, pedagógicos y electorales que acompañan a las transmisiones de los consejos de ministros.

En las elecciones de 2026 veremos cuán efectivas resultaron las transmisiones de los ya famosos consejos de ministros. De continuar en la Casa de Nariño el proyecto progresista, la prensa hegemónica tendrá dos caminos para elegir: seguir atacando al gobierno de la manera despiadada y poco profesional como lo viene haciendo desde el 7 de agosto de 2022; o por el contrario, morigerar la actitud vindicativa y plegarse a cumplir con los viejos manuales de periodismo que indican que se debe informar con rigor, contrastando las fuentes, buscar la verdad, es decir, deponer en algo los intereses políticos y económicos de las familias propietarias de las empresas mediáticas arriba señaladas.

Eso sí, corre el riesgo el presidente de la República de generar cansancio en sectores de la audiencia no acostumbrados a que el gobernante "se les aparezca hasta en la sopa". La guerra mediática y política entre Petro y los medios hegemónicos se extenderá hasta el 7 de agosto de 2026. 

Adenda: después del primer consejo de ministros que resultó un completo desastre, hay que reconocer que los siguientes mejoraron muchísimo. En particular este último, dedicado en gran parte a dilucidar la verdad de la crisis del sistema de salud. Petro los golpeó duro y los señalados agentes de poder lo sintieron. Tanto fue el golpe, que la prensa afecta a sus intereses salió desesperada a atacar la retransmisión.

Adenda 2: la admisión de la tutela en el Consejo de Estado con la que se intenta evitar que el presidente abuse del uso del espectro electromagnético aumentará el ya agrio enfrentamiento entre Petro y las altas cortes. Ya el Consejo de Estado ha conminado al presidente Petro a retractarse por señalamientos contra miembros de la familia Vargas Lleras. Si el Consejo de Estado pone freno a las transmisiones de los consejos de ministros, volverán las empresas mediáticas a abusar de su poder, conculcando el derecho de millones de colombianos a recibir información veraz y oportuna. 


en consejo de ministro Petro - Búsqueda Imágenes

lunes, 24 de marzo de 2025

GOL CARACOL Y EL PERIODISMO DEPORTIVO

 

Por Germán Ayala Osorio

El fútbol, además de ser un espectáculo masivo, es un verdadero clúster empresarial cuya matriz es la Federación Colombiana de Fútbol. Por ser una poderosa máquina de producir dinero los periodistas deportivos quedan obligados a morigerar sus análisis y críticas hacia la Selección de Mayores que por estos días disputa partidos de la Eliminatoria hacia el Mundial de 2026. Más claro: los espacios deportivos para cuestionar a los jugadores y al técnico Néstor Lorenzo no tienen cabida dentro de las secciones deportivas de los noticieros de televisión. Para eso están espacios radiales y televisivos especializados cuyas audiencias están verdaderamente atrapadas por la pasión que les produce el fútbol.

El Gol Caracol es una unidad de negocio de Noticias Caracol que responde a esos condicionamientos, lo que obliga a sus periodistas a abandonar toda posibilidad de confrontar a los jugadores, cuerpo técnico y a la dirigencia misma del fútbol por los resultados negativos de las últimas jornadas. Lo único que les queda es asumir los juegos del seleccionado nacional como una “fiesta y oportunidad de negocios”.  De ahí que todos estén obligados a sonreír y a distraer a la audiencia con niños que burlan la seguridad y logran un par de firmas de sus ídolos; o adultos mayores a los que parece que no les da pena hacer el oso gritando “Colombia, Colombia, …”.

Para ello echan mano de los hinchas, en particular de figuras emblemáticas usadas para animar las tribunas, al tiempo que venden a Barranquilla, la Casa de la Selección, como un envidiable destino turístico, dejando atrás los problemas de violencia callejera, la corrupción y los sempiternos arroyos en la ciudad de los Char.

Bajo esas condiciones, no hay lugar a las críticas por las tres derrotas consecutivas que acumula la Selección. Por el contrario, todo es optimismo en el equipo de periodistas que por momentos abandonan ese rol, para servir de animadores oficiales con frases positivas como “vamos a recuperar la confianza, vamos rumbo al Mundial, es el momento de unirnos; el jugador número 12 será determinante”. Solo les falta los bastones y ringletes.  Hablan de todo, menos de fútbol. Se niegan a exponer ideas sobre planteamientos tácticos. Lo que menos les interesa a los señores del Gol Caracol es que su audiencia ahonde en los factores futbolísticos que fueron determinantes en los tres partidos que perdió el combinado nacional o que los aficionados aprendan a manejar las emociones cuando se gana o cuando se pierde.

La intención del Gol Caracol es clara: evitar a toda costa las críticas y la “mala leche” por dos razones fundamentales: la primera, porque al hacerlo perderían los derechos de acceso al Seleccionado y la segunda, porque el turismo se vería afectado. Se trata de hacer un periodismo deportivo que resulte funcional a los intereses económicos que se mueven desde la matriz del clúster.

Mientras que en lo que concierne al fútbol se evita la “mala leche” y asumir posturas editoriales frente al negativo desempeño de la Selección de Mayores, en lo relacionado con hechos políticos el noticiero Caracol apela a toda suerte de estratagemas periodísticas y políticas para confrontar al gobierno Petro y por esa vía construir realidades catastróficas alrededor de la salud, el abastecimiento de energía y combustibles. Entre el autocensurado tratamiento de los hechos del fútbol y el politizado tratamiento de los hechos propios de la política parece haber una especie de “disonancia editorial y discursiva” en Noticias Caracol, cuyo eslogan, “del lado de la gente” no recoge a los hinchas del fútbol. Esa curiosa división se explica por el interés de desinformar y generar miedos e incertidumbres en las audiencias hasta pocas horas de los partidos de la Selección como una forma de “calmar los ánimos” que el mismo noticiero se encargó de caldear con tratamientos sesgados y catastrofistas alrededor de la crisis del sistema de salud.




gol caracol del lado de la selección - Búsqueda Imágenes


domingo, 23 de marzo de 2025

NOTICIAS CARACOL Y SU EDITORIAL CONTRA PETRO


Por Germán Ayala Osorio

Noticias Caracol es un medio de información que hace parte de la cofradía de empresas mediáticas que se unieron para atacar y deslegitimar al gobierno Petro. Para cumplir con esos propósitos propios de la política tanto Caracol Noticias, como RCN, El Colombiano, El Tiempo, El País, Semana, Blu Radio, La FM de RCN y La W y recientemente El Espectador han apelado a tergiversaciones, lecturas amañadas de los hechos noticiosos, fake news y a tratamientos periodísticos claramente tendenciosos.

En las emisiones del medio día y de la noche del domingo 23 de marzo de 2025, Noticias Caracol usó la columna La Cuadratura del círculo de Héctor Abad Faciolince para editorializar, esto es, asumir una postura política como medio de comunicación frente a los temas que el escritor y columnista abordó en su diatriba contra el gobierno Petro. Pero la verdad es que lo que hizo Noticias Caracol fue ocultar que estaba asumiendo una postura editorial y política. Y la manera de hacerlo fue darle una inmerecida importancia a lo dicho por Héctor Abad y a la cerrada aprobación de los dos analistas que invitó dizque para “analizar” lo dicho por el escritor y columnista.

El noticiero en mención apeló a lo que se conoce en los mundos de la academia y del periodismo como “argumento de autoridad” para validar y sustentar su postura política frente a los hechos a los que hizo referencia el columnista de El Espectador. Lo del “argumento de autoridad” está atado en este caso al reconocimiento público del autor de la columna y al de los analistas Juan Carlos Flórez y Gabriel Cifuentes, invitados por Caracol para “analizar” lo dicho por Abad. Al final, los dos invitados terminaron haciendo lo mismo que el columnista: opinar sin aportar cifras, establecer comparaciones, examinar los casos de las EPS liquidadas antes de la llegada de Petro a la Casa de Nariño y los hechos de corrupción al interior de las mismas, que arrancaron en 1993.

De manera tendenciosa Noticias Caracol convierte en noticia la columna de Abad y la usa como argumento para asumir una postura editorial sin mayor análisis, solo basado en la opinión de un detractor de Petro. La presentadora, siguiendo instrucciones del editor general inicia leyendo apartes del texto de opinión. Después de leer el título La Cuadratura del círculo, lee la frase “Petro pretende ser la cura de los desastres que él mismo crea”. Luego, continúa con la lectura de esta otra: “Lleva más de dos años despedazando, hundiendo a propósito un sistema de salud que no era perfecto, pero que funcionaba relativamente bien”.

Al leer el texto del famoso columnista y escritor encuentro que está lleno de lugares comunes, los mismos que terminaron validando Cifuentes y Flórez; los dos comentaristas aportaron muy poco a la comprensión de la compleja situación. Al final, legitimaron lo que sin duda alguna es un ataque personal y político, fruto de un ejercicio subjetivo de Abad Faciolince que Noticias Caracol aprovechó políticamente. En este punto huelga recordar que, en el pasado en Colombia, años 70 y 80. los noticieros de televisión expresaban sus posturas editoriales al aire, en voz de sus directores. Lo que hizo Caracol Noticias resulta llamativo porque editorializa soportado en una opinión ligera, sin cifras y reconocimiento alguno del problema central que derivó en la crisis del sistema de salud: la corrupción al interior de las EPS.

Se entiende que detrás de la expresión “la cuadratura del círculo” hay una búsqueda inútil y casi que un fracaso anunciado de la acción o la decisión tomada por una persona. En esa línea creo que Noticias Caracol fracasó en su intento de ocultar lo que claramente fue una editorial que además de mal intencionada, resultó frágil desde la argumentación.



la cuadratura del circulo por hector abad - Búsqueda Imágenes

PACIENTES-VÍCTIMAS DE LAS EPS: NUEVOS OBJETIVOS ELECTORALES

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Por cuenta de la consulta popular y los problemas con el sistema de salud, al target de los candidatos a la presidencia y al Congreso se sumarán los usuarios-clientes-víctimas de las EPS. Aunque para este grupo poblacional no habrá el sempiterno kit electoral que cada cuatro años suelen entregar los partidos y los políticos en campaña, las promesas de un mejor servicio aparecerán como por arte de magia. De hecho, la candidata presidencial de los clanes Gilinski y Gnecco, Vicky Dávila ya empezó a explotar electoralmente la penosa situación de los pacientes con enfermedades catastróficas. Su populismo ramplón y vergonzante está directamente conectado a su pasado como “periodista-periodista” pues la señora sabe muy bien qué es eso de la porno miseria mediática. Eso sí, dudo mucho que entienda cómo opera el pérfido modelo de salud en el país, que incluye la integración vertical en la que se gastaron millones de pesos y por esa vía desmejoraron la atención de los pacientes y por supuesto se perdieron billonarios recursos públicos en la sempiterna corrupción privada.

Hay en las redes sociales una enconada disputa entre bodegas y perfiles alrededor del establecimiento de responsabilidades en la crisis de un modelo de aseguramiento diseñado a la perfección para el desvío de dineros públicos y el enriquecimiento de unas cuantas familias y políticos metidos en el lucrativo negocio. La narrativa de la derecha neoliberal que defiende a dentelladas el perverso sistema de salud es fácil de usar en contra del actual gobierno: cuentan sus más visibles voceros con la prensa bogotana y regional y los noticieros nacionales dispuestos todos a explotar el dolor y las angustias de los enfermos, vistos por los periodistas como víctimas del gobierno y no de las EPS y de las empresas encargadas de dispensar los medicamentos. Por lo anterior, debe el gobierno Petro, de la mano de la Supersalud, hacer ingentes esfuerzos administrativos y logísticos para mejorar la prestación de los servicios de salud. Ya la prensa tradicional aprendió cómo hacer para que la gente salga berraca a votar.

De continuar la exhibición mediática de las angustias de los pacientes, es fácil imaginar las ofertas de los candidatos al congreso y a la presidencia amigos y defensores a muerte de la Ley 100 del 93: “acabaré con las filas para recibir los medicamentos”; en mi gobierno se girarán los recursos a tiempo y se aumentarán los pagos por capitación y reservas técnicas”; “volveremos a ser uno de los mejores sistemas de salud de todo el continente americano”; “no permitiremos la estatización del modelo de salud, no volveremos a los tiempos del Seguro Social”.

Mientras el gobierno escribe las preguntas que los colombianos deberán responder la consulta popular, las notas periodísticas de las empresas mediáticas aumentarán considerablemente con los fines electorales ya señalados. Esa es, desde ya, la estrategia política y electoral de las EPS para mostrarse como víctimas del gobierno Petro. Insistir en ralentizar la entrega de medicamentos y el asegurarse que siempre haya interminables colas a las afueras de las entidades prestadoras de salud ayuda a los medios hegemónicos a hacer la tarea compartida de señalar como el único culpable del colapso del sistema de salud al gobierno de Gustavo Petro. Estamos ante una sinuosa estrategia que beneficia a los propietarios de las EPS y a los medios masivos que le hacen oposición al actual gobierno.





sábado, 22 de marzo de 2025

EL NEGOCIO DE LA SALUD Y LA AVIESA CONDICIÓN HUMANA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En la crisis del sistema de salud de Colombia confluyen factores-actores que la explican y que a su vez son síntomas de los graves problemas que arrastramos como sociedad civilizada. El Estado es el primer actor-factor que aparece en el colapso de un sistema de aseguramiento pensado más como negocio que como paradigma de solidaridad y respeto a los derechos de los pacientes.

En la operación del Estado surgieron dos preguntas: ¿Para qué el Estado? Se trata de un interrogante que nos retrotrae a los orígenes mismos de esa forma de dominación, cuyo sentido filosófico y político se fue diluyendo en el tiempo gracias en gran medida a la doctrina neoliberal. La segunda pregunta, para quién el Estado, nace del triunfo del capitalismo salvaje, fundado especialmente en un factor antropológico clave: el egoísmo de los seres humanos.

El ethos mafioso con el que siempre funcionó el “mejor sistema de salud” garantizó una única respuesta al segundo interrogante: el Estado para unos pocos. Así las cosas, la operación de todos los agentes al interior del sistema de salud se dio en torno a ese pernicioso y sinuoso ethos, muy propio de seres humanos amantes del capital y del poder político, pero, sobre todo, interesados en hacerse ricos a costa de la vida y de los derechos de los demás. En un Estado para unos pocos su captura por parte de clanes políticos es una condición natural y necesaria para que durante más de 30 años el sistema de salud se usara para que unas pocas familias se enriquecieran a costa de la vida y el bienestar de millones de colombianos. 

El segundo actor-factor es la política y la acción misma de los politicastros que capturaron el sistema para tener el suficiente músculo económico para financiar grupos paramilitares, campañas electorales, pautar en medios de comunicación y también para consolidar un lucrativo negocio usando la integración vertical para monopolizar los servicios de salud en unos pocos actores empresariales que se beneficiaron de la falta del control de un Estado tan privatizado como el sistema de  salud mismo.

Las juntas directivas de casi todas las EPS operaron como agentes financieros que desviaron billonarios recursos públicos, manejados en paraísos fiscales o invertidos en negocios inmobiliarios. Por supuesto que los miembros de esas juntas directivas contaron con la colaboración de los entes de control, de ministros de salud y del poder político bogotano que a pesar de saber de la existencia de la corrupción al interior de las EPS prefirieron guardar silencio y dejar que el colapso del sistema se dilatara en el tiempo, hasta que llegó el gobierno Petro a tratar de desmontar el entramado mafioso, hijo del bajo o escaso sentido ético de un sistema privado que desde el principio desconoció los principios de respeto, solidaridad y empatía con los pacientes. Aparecieron entonces los carteles de la hemofilia y la práctica criminal de cobrar servicios de salud prestados a pacientes fallecidos, entre otros ejemplos.

El tercer actor-factor es societal y de este hacen parte elementos culturales que dan vida a  eso de “ser colombiano” que, para el caso, es sinónimo de ser torcido, malicioso, insolidario, poco empático, ineficiente, mañoso, mentiroso, mafioso y corrupto. Todo el sistema de salud está permeado por esa condición civilizatoria que para el caso colombiano deviene naturalizada y difícil de superar. Desde los funcionarios de las empresas que dispensan los medicamentos por orden de las EPS y que se atreven a negar la entrega de esos insumos médicos señalando que hay desabastecimiento, hasta los directivos de las entidades prestadoras de salud que obligan a los pacientes a interponer tutelas, mientras que desvían los recursos públicos.

Todos los tres actores-factores señalados arriba se alimentan de una discusión ideologizada de la crisis del sistema de salud y de la incapacidad de unos y otros de poner por encima de sus intereses los derechos de los pacientes. Y claro, aparecen ya los candidatos presidenciales y exministros de salud para pescar en río revuelto. Los primeros, para hacer populismo con el sufrimiento de los pacientes y los segundos, para seguir defendiendo la impudicia de un sistema concebido por políticos y empresarios alevosos, dignos representantes de la aviesa condición humana que para el caso colombiano parece imposible de modificar. Acaparar los medicamentos, de acuerdo con lo reportado por la Superintendencia de Salud, en el caso de la firma dispensadora Audifarma, confirma que lo peor de la condición humana se sitúa y se reproduce todos los días en el País de la Belleza. ¡Qué asco!


 

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viernes, 21 de marzo de 2025

RAZONES PARA DECIR NO A LA REBAJA DE LOS SALARIOS DE LOS CONGRESISTAS


Por Germán Ayala Osorio

Lo más probable es que el proyecto de ley con el que se propone bajar el salario de los congresistas sufra la misma suerte de la reforma laboral: que se hunda. Hay varias circunstancias -o quizás son razones- que garantizarán el voto negativo a dicha iniciativa.

La primera es que muchas de las curules- por no decir todas- devienen atadas a pactos económicos y políticos entre los candidatos y los mecenas que les patrocinan las campañas. Una vez alcanzada la curul, en Senado o en Cámara, el beneficiado deberá destinar un porcentaje de los 50 millones de pesos a pagarle el favor a los bienhechores que les regalaron el puesto en el legislativo. O lo hacen de manera directa comprometiendo una parte de la jugosa asignación salarial o gestionando millonarios contratos para los contratistas, empresas o lobistas que financiaron las campañas. Esto último es “ley”. Y punto.

Convertirse en congresista, a sabiendas de que deberá legislar a favor de los empresarios que lo patrocinan y muchas veces en contra del pueblo al que supuestamente representa, constituye una forma de prostitución política no muy alejada de las prácticas y de lo que se vive en las “casas de putas” de ciudades y pueblos. Los acuerdos al interior del Congreso no se hacen necesariamente en las noches o madrugadas y bajo el bombillo rojo muy propio de las casas de citas.

La segunda es que ser congresista es una forma de escalar socialmente en una sociedad clasista y arribista como la colombiana en la que el estatus, el reconocimiento y el tener dinero suelen valer más que formarse académicamente para ejercer una profesión o de servir al prójimo. “Hacer cuatro senados y cuatro cámaras para luego irse a una playa paradisíaca” es una aspiración generalizada en muchos de los congresistas. De esa manera, garantizan su futuro. Otros se quedan más tiempo y consolidan sagas familiares a través de las cuales las curules se heredan o se traspasan entre hijos, sobrinos, tíos o amigos. Así operan los Clanes y por esa vía el ethos mafioso se naturaliza en el país y también la prostitución de la política.

Y de cara a las próximas elecciones al Congreso, quienes desde ya están pensando en llegar por primera vez o de regresar a dicha corporación deben estar haciendo fuerza y quizás presión a los legisladores para que hundan la propuesta, a todas luces inconvenientes para los intereses corporativos, individuales y de clase que los anima para intentar “coronar” una curul. De aprobarse la disminución de los salarios no tendría sentido intentar llegar al Congreso en el 2026.

En el fondo hay una crisis cultural y civilizatoria en la operación del Congreso y en las maneras regladas para llegar al Legislativo. Pluricrisis que no se superará rebajándole el salario a los HP (Honorables Parlamentarios), aunque la iniciativa resulta popularmente atractiva. De aprobarse dicho proyecto, ya buscarán las maneras de devolverle el dinero a los empresarios que les “regalaron” las curules y de sacar provecho de  ser congresista en un país como Colombia.



congresistas de colombia ganan 50 millones de pesos - Búsqueda Imágenes

jueves, 20 de marzo de 2025

EL CONCEJO DE CALI Y SU IDEA DE LA DEMOCRACIA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Hay disímiles maneras de entender la democracia, lo que hace que dicho concepto se asuma bajo un carácter polisémico, especialmente cuando se trata de evitar la discusión pública de asuntos públicos y la negación de la palabra a las minorías.

El Concejo de Cali, por abrumadora mayoría, impidió que el abogado y veedor ciudadano Elmer Montaña Cuéllar participara del debate de control político que la bancada del Pacto Histórico realizaría en torno al asunto de la devolución millonaria del impuesto predial que la administración de Alejandro Eder hizo al Club Campestre.

Quienes defienden la negativa del Concejo sostienen que fue tomada en democracia, esto es, por voluntad de las mayorías. Esa es una vieja y tradicional acepción de la democracia que aún hace carrera entre millones de colombianos. Lo actuado por los concejales que negaron la participación del mencionado veedor hace parte de lo que se conoce como democracia procedimental que, atada a protocolos y reglas de juego previamente establecidas, termina evitando la discusión ético-política y moral que está detrás del delicado asunto de la devolución millonaria del impuesto predial. Montaña Cuéllar, previo a su fallida participación en el recinto del Concejo, había radicado la denuncia correspondiente en la Fiscalía porque considera que se cometió un peculado, delito considerado como grave. Ese elemento jurídico-político era suficiente argumento para que los concejales aprobaran su presencia dentro de las instalaciones del legislativo local para justamente debatir la validez de los argumentos expuestos por el abogado.

Por el contrario, quienes exigían la presencia del veedor en la sesión de control político están haciendo un uso más amplio de la democracia. Y lo hicieron a través de la categoría poliarquía que en su momento acuñó Robert Dahl en su pretensión teórica y práctica de perfeccionar la democracia como régimen de poder. Dentro de los cinco criterios con los que Dahl le dio vida al concepto de poliarquía está el de “control del programa de acción”, que no es otra cosa que la oportunidad que tienen los ciudadanos sometidos (se llaman también gobernados) por el poder político a cuestionar las decisiones de quienes gobiernan. Y claramente la actuación administrativa que terminó en la devolución de más de dos mil millones de pesos de impuesto predial al exclusivo Club Campestre es una decisión que está siendo cuestionada ética, moral, social y jurídicamente.

Así las cosas, mal hacen los concejales de Cali en continuar atados a la tradicional acepción de la democracia, cuando hay un asunto público que interesa a la ciudad y que resulta determinante en lo fiscal para el municipio; además, dicha decisión deviene con un tufillo clasista que alimenta la evidente fragmentación social de la sociedad caleña. Recordemos que Eder, siendo candidato a la alcaldía, dijo que iba a “reconciliar a los caleños. Yo voy a reconciliar a Cali. Estos cuatro años han sido terribles, inclusive se han alimentado las divisiones desde el poder público”. A lo mejor la devolución del predial al Club Campestre no es precisamente un gesto que vaya en la dirección planteada por el entonces candidato y hoy alcalde de la ciudad.




miércoles, 19 de marzo de 2025

CONGRESISTAS DOMADORES DE BESTIAS, SIN PRIMARIA Y BACHILLERES

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En medio del pugnaz enfrentamiento político entre el presidente Petro y los ocho congresistas de la Comisión VII del Senado que hundieron el proyecto de reforma laboral, en las redes sociales circulan las hojas de vida de varios de esos legisladores ya elevados por los petristas a la condición de “enemigos del pueblo”.

De Josue Alirio Barrera Rodríguez circulan datos que lo hacen “indigno” de estar en el Congreso por sus escasos estudios académicos- no terminó el bachillerato-. Es caballista y domador de bestias y campeón de coleo. Ya en el pasado el también congresista del Centro Democrático, Ernesto Macías había sido escaldado en las redes sociales por ser apenas bachiller. Quienes los descalifican por la escasa formación académica parten de la idea- errónea por demás- de que pasar por la universidad y obtener títulos de maestría y doctorados son sinónimos de inteligencia y capacidad para discernir sobre asuntos complejos. Y no es así.

Eso sí, las burlas y cuestionamientos abren la posibilidad de examinar el perfil ideal para aspirar a ser congresista. La constitución política de Colombia ordena que para “ser elegido senador se requiere ser colombiano de nacimiento, ciudadano en ejercicio y tener más de treinta años de edad a la fecha de la elección”; para el caso de los representantes a la Cámara, ser colombiano y tener más de veinticinco años de edad en la fecha de la elección” (Artículos 172 y 177). No es objeto de esta columna cuestionar esos criterios consagrados en la Carta Política porque, al igual que los estudios académicos, no garantizan que los congresistas legislen con seriedad, rigor legal, consistencia política y sobre todo que representen los intereses quienes ayudaron con los votos a elegirlos y por intermedio de estos defender a los del pueblo en general. Todo en el marco de una idea de democracia que deja de lado los intereses individuales de los candidatos a llegar al Congreso, pero sobre todo, las apuestas ético-políticas de los partidos y del empresariado que financian sus campañas para que defiendan sus intereses, casi siempre cargados de mezquindad.

Que al Congreso de la República lleguen personajes como Jota P Hernández, Miguel Polo Polo, Ernesto Macías y Carlos Felipe Mejía, para nombrar a los más cuestionados en las redes sociales, pone de presente, primero, las responsabilidades individuales de quienes creyeron que tenían los méritos suficientes para llegar al Congreso a legislar por el bien del país y por supuesto las que deben asumir los partidos políticos que les dan los avales. El país político y mediático los reconoce como políticos poco leídos y con una evidente incapacidad discursiva y una nula oratoria. Sus discursos de odio y sus vociferantes intervenciones públicas dan cuenta de la pobreza cultural que los acosa, característica muy común en millones de colombianos que poco tiempo dedican a la lectura y a la formación en criterio, incluso por fuera del sistema educativo.

Mejía, por ejemplo, fue caricaturizado por Matador como un “perro rabioso” que, en lugar de dar discusiones técnicas y políticas, terminaba descalificando a sus contradictores por el simple hecho de ser de izquierda o progresista. Se hizo viral el enfrentamiento con Gustavo Petro cuando este último fungía aún como senador de la República. Recordemos apartes de ese encontronazo:

Carlos Fernando Mejía: “Jamás ha salido este senador con una amenaza para nadie. Aquí son los violentos, los que, como el senador Petro, salen a decir que se acabe la violencia e invitan a los jóvenes colombianos a incendiar la patria. Usted es el que sobra, aquí, senador Petro, usted es el que sobra en este Congreso”.

Gustavo Petro: “usted cree que aquí solo deben estar los que piensan como usted, y ese piensan lo pondría entre comillas. Cree que solo se tiene que uniformar la sociedad y encuadrarla, incluso, de manera militar para decir que aquellos encuadrados son la sociedad de bien y que los demás no lo somos. Los que excluyen han provocado que millones de personas salgan a las calles, pues llegó la hora de reformas democráticas y la respuesta del Gobierno ha sido no escuchar, taparse las orejas, hacer como el avestruz, decir que sobran y mandar las armas del Estado para contenerlos. El día que nosotros seamos Gobierno no le diremos a usted, ni a los que son como usted, que sobran, les tenderemos la mano. Lo necesitamos igual de vociferante, pero ojalá más leído”.

También fue viral el enfrentamiento entre Mejía y el senador Benedetti. Este último le dijo lo siguiente al agrónomo con Maestría en Gobierno y Gestión Pública, Carlos Fernando Mejía: “Quiero decirle algo, que hay un consenso entre los 100 senadores, 108, hasta de su partido, de que usted es el tipo más bruto de este Congreso de la República (...) No se ha leído un libro, habla todo el día huevonadas, cosas tontas, que castrochavismo, se murió Chaves y Castro y usted sigue hablando de esa huevonada…”

Así las cosas, la pobreza lexical y discursiva, la falta de oratoria y la incapacidad para articular discursos medianamente inteligentes de Barrera, Mejía, Macías, Polo Polo y Jota P Hernández hablan mal de quienes avalaron y financiaron sus campañas hacia el Congreso con el único propósito de cumplir órdenes y de seguir al pie de la letra las instrucciones de bancada: torpedear las discusiones, levantar el quorum, descalificar a sus adversarios y legislar en contra de las grandes mayorías. Ellos son simples instrumentos de un régimen de poder cuyos mayores exponentes se caracterizan por su enorme pobreza mental y cultural para liderar procesos civilizatorios que lleven al país a estadios de modernidad.

Quizás sea posible aplicar a los políticos y a la política, en particular a quienes aspiran a convertirse en congresistas, lo que dijo Kapuscinski de los periodistas: 'Para ser buen periodista hay que ser buena persona'. O a lo mejor, las decisiones adoptadas por los congresistas de la Comisión Séptima que hundieron la reforma laboral, exigida por la OCDE y la OIT, oscilen entre lo fenotípico y lo genotípico. Recordemos lo que exclamó el presidente Petro: “Maldito el parlamentario que destruye la prosperidad de su propio pueblo”.


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“ESTAMOS CANSADOS DE LA POLARIZACIÓN”

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Estamos cansados de la polarización”, gritan Fajardo y otros agentes del uribismo al ver que el presidente de la República acude a una parte del constituyente primario como última salida para ver si logra sacar adelante las reformas sociales que prometió en campaña. Y si, les cabe razón en que debe haber sectores societales cansados de los constantes enfrentamientos discursivos entre Petro y la derecha empresarial, mediática y congresional que le hacen oposición. Bajo ese ambiente, el diálogo entre diferentes prácticamente se torna imposible y por esa vía se resiente la democracia y sus mecanismos de participación terminan alimentando el odio entre clases sociales. El triunfo del No en el plebiscito por la paz de 2016 coadyuvó en gran medida a evidenciar la animadversión entre ricos y pobres, entre progresistas y la derecha.

Escudriñemos en el significado del término polarización y en las circunstancias culturales e identitarias que facilitan e incluso promueven ese ambiente de crispación ideológica que vive el país desde antes del 7 de agosto de 2022.

El sentido que la derecha y en particular el uribismo le da al vocablo polarización apunta a la existencia de una actitud política irracional, vindicativa, subversiva e inconveniente para el país y la tradición de quienes exigen cambios estructurales en las correlaciones de fuerza y en las maneras en las que opera el Estado, capturado de tiempo atrás por una élite política y económica rentista, precapitalista e interesada en que esa forma de dominación sirva para extender en el tiempo sus privilegios como clase dominante.

Es decir, Petro y quienes lo siguen serían los únicos agentes polarizantes en el tercer país más desigual del mundo; en una sociedad clasista, racista, homofóbica y misógina, conservadora y premoderna; en un Estado que viola los derechos humanos y en gobiernos al servicio de mafias de todo pelambre. Así las cosas, oponerse a ese conjunto de circunstancias culturales que desafían los procesos civilizatorios echados a andar por la humanidad en otras latitudes es propio de agentes irracionales, violentos y simpatizantes del “comunismo o del castrochavismo” que exigen cambios a todas luces inconvenientes para una sociedad que simplemente es así y de esa forma debe continuar.

Hace años atrás, en magistral columna, Sara Tufano expuso su idea en torno a ese concepto que hoy le sirve a la sempiterna derecha como fachada electoral para presentarse como la única fuerza capaz de superar la bendita polarización en las que nos metió Petro, el progresismo y la izquierda por cuenta de estar exigiendo cambios a una sociedad que aprendió a naturalizar la pobreza, la mezquindad, las desigualdades, el ethos mafioso y la captura igualmente mafiosa del Estado.

Tufano dijo en ese momento que “la idea de que Colombia vive una intensa polarización se popularizó durante la campaña presidencial de 2018. En ese entonces, varios simpatizantes de la Colombia Humana explicamos que no se trataba de la oposición entre dos extremos equivalentes, puesto que mientras el proyecto uribista buscaba hacer trizas los acuerdos, la Colombia Humana buscaba preservar el acuerdo de paz y ampliar la democracia. En el debate público nos enfocamos en desmentir la idea de que la Colombia Humana se situaba en un extremo del espectro político, ni podía ser equivalente a la extrema derecha personificada por Álvaro Uribe, pero poco se habló del origen de la idea de la polarización”.

Sara Tufano considera que la derecha internacional y la colombiana se viene radicalizando en sus formas de ejercer el poder, asunto que les permite macartizar a quienes, desde la izquierda, el progresismo e incluso el feminismo le apuestan a defender el acuerdo de paz de La Habana, profundizar  la democracia y cambiar todo lo que ha estado mal durante años en la Colombia gobernada desde sus inicios como República por una derecha conservadora, neoliberal, clasista, racista y violenta con las grandes mayorías y hasta con la propia naturaleza.

Fajardo, Cabal y Dávila de Gnecco, entre otros más, insistirán en que el país está mal por cuenta de la polarización política promovida por Petro, con el único propósito de ocultar las circunstancias contextuales generadas o defendidas por ellos mismos como agentes del Establecimiento colombiano. La derecha uribista ya convirtió la frase “estamos cansados de la polarización” en un eslogan de campaña, junto a las ya conocidas y falaces consignas de “vamos a recuperar a Colombia” o “vamos a reconstruir al país”.




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PETRO Y LA FILTRACIÓN DE LA CIFRA DEL DANE

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En medio de las movilizaciones, el presidente Petro cometió la imprudencia o la indelicadeza de publicar el dato del crecimiento de la economía en enero, del 2,65%, que previamente le había entregado la dirección del DANE. La publicación la hizo el presidente a las 9 y 28 am del 18M, cuando las marchas empezaban a llegar a los puntos de concentración. Para el caso de Bogotá, a la Plaza de Bolívar.

Es una práctica institucional que el DANE primero publique los datos de manera oficial y luego sí el jefe del Estado haga uso político de los mismos. Angustiado por el “bloqueo institucional” a las reformas sociales que sin duda el país necesita, el mandatario de los colombianos usó la información para “sacar pecho” ante la opinión pública.

Varios analistas en la propia red X, incluido el exdirector de esa entidad, Juan Daniel Oviedo y Pedro Medellín en Caracol Ahora fustigaron la decisión presidencial al considerarla de mal gusto y con efectos negativos para la imagen del DANE, institución técnica que conserva una gran credibilidad. Lo que espetaron los analistas frente a la publicación del dato económico apunta a que es la primera vez que un jefe del Estado comete semejante imprudencia. Lo hecho por Petro podría afectar la credibilidad de la entidad.

Se trató de un error y de una imprudencia. Eso sí, no creo que lo hecho por Petro fuese tan grave como lo que ocurrió con la renuncia de César Caballero, director del DANE durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Para quienes suelen tener frágil memoria, aquí les recuerdo lo sucedido en aquel momento.

La dimisión de Caballero se produjo después de que alguien de la Casa de Nariño (Nari, en la época) le diera la orden de cancelar la rueda de prensa en la que se socializarían los resultados de la encuesta sobre víctimas de la violencia en las grandes ciudades. Ante semejante intromisión en las tareas del DANE, el entonces director renunció. Esto dijo al diario El Tiempo:

Los datos de la encuesta ya habían sido presentados a los alcaldes, y a los directores de la Policía y el DAS. Los alcaldes encontraron que eran útiles en la formulación de políticas para las ciudades, frente a la criminalidad. Consultado sobre quién le dio la orden de no divulgar los resultados de la encuesta, Caballero dijo que el personaje no vale la pena mencionarlo. Esa tarea se la dejo a los periodistas. Al ahondar en los motivos de su renuncia, el director saliente del Dane señaló: Mi criterio como funcionario y ciudadano es que la información del Dane no le pertenece al Estado sino a la sociedad colombiana, y que tan pronto el Dane sienta que los datos cumplen con el rigor técnico debe hacerlos públicos de la manera más rápida y transparente posible. Desde hace algunas semanas se había hablado de presiones sobre los resultados de los estudios del Dane. En particular, de que el Dane no publicara cifra alguna sin que antes fuera revisada por el Departamento Nacional de Planeación”.

No se pretende disculpar lo hecho por el presidente Petro. Por supuesto que cometió un grave error. Pero en perspectiva histórica, esa decisión presidencial no se compara con lo que sucedió durante el gobierno de Uribe y que provocó la renuncia del director del DANE.





martes, 18 de marzo de 2025

AUTOCENSURA EN LAS MARCHAS DEL 18M

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Cumplidas las movilizaciones convocadas por el gobierno Petro para este 18M, el reconocimiento de su carácter multitudinario no lo hicieron los grandes medios masivos. Noticias Caracol, por ejemplo, evitó a toda costa hacer referencia a la cantidad de gente que salió a marchar en las principales ciudades del país. Sobre la concentración de los marchantes en la Plaza de Bolívar de Bogotá apenas dejaron escapar el término “llena”. Lo más probable es que se haya tratado de un lapsus. 

En los registros de los recorridos, Caracol Noticias mostró imágenes de caminantes “sueltos”, sin expresar calificativo alguno, esperando que las audiencias creyeran en ese fragmento de la realidad construida periodísticamente a través del ojo de la cámara. En otras oportunidades, el mismo noticiero y las otras empresas mediáticas hacían ingentes esfuerzos por calcular la cantidad de gente que le cabe a la Plaza de Bolívar. En el 2023, a propósito de las marchas de la Oposición, El Espectador así registró el hecho: “así se vivió la marcha de los opositores a Gustavo Petro en Bogotá. Más de 2.500 de opositores(as) ejercieron su derecho a manifestarse en contra del actual Gobierno. La oposición se reunió a las 9:00 de la mañana en el Parque Nacional y marchó pacíficamente rumbo a la Plaza de Bolívar. Así se vivió esta jornada en la capital del país”.

Ya lo había advertido en una anterior columna: la directriz editorial consistía en desestimar el impacto de las movilizaciones, poniendo el foco en actos vandálicos que infortunadamente sucedieron y evitando calificar las marchas. Al final cumplieron con el objetivo de evitar a toda costa magnificar las movilizaciones, esto es, evitar calificarlas como apoteósicas, monumentales, grandiosas, multitudinarias, profusas, entusiastas o frenéticas.

Por lo menos así fue el tratamiento noticioso que expuso el señalado noticiero en su emisión del medio día del 18M.  En la emisión de la noche invitaron a varios analistas, todos críticos del Gobierno  y cercanos al Establecimiento. La lectura compartida entre los académicos invitados es que la campaña presidencial de 2026 ya inició. 

La pregunta que surge es: a parte de los medios hegemónicos, ¿qué organismos oficiales o privados están en la capacidad técnica y política de reconocer y validar lo ocurrido en las marchas del 18M en el país? El interrogante cobra sentido al saber que la prensa hegemónica está del lado de Fenalco y de los otros sectores de poder político y económico que se oponen a todas las reformas sociales presentadas por el gobierno Petro al Congreso.

Insisto en que los youtubers, influenciadores y bodegas petristas deben trabajar de una mejor manera para contrarrestar la autocensura en la que incurrió Noticias Caracol y construir una sólida narrativa que demuestre que efectivamente la convocatoria al pueblo por parte del presidente fue un rotundo éxito y que el camino hacia la consulta popular está despejado.  

No sé si la generación de estadios de opinión pública favorables o no a la convocatoria de la consulta popular y al propio gobierno se den hoy de manera exclusiva en las redes sociales, escenario que al parecer manejan de una mejor manera los amigos y seguidores del gobierno Petro, frente a las formas como las usan los contradictores y enemigos del gobierno. Insisto: no se puede desestimar el poder de penetración de noticieros como Caracol y RCN, cuyas emisiones se escuchan y se ven en restaurantes, peluquerías, aeropuertos y hospitales, entre otros lugares. Hay una población adulta que se informa solo por esos dos medios.

El diario El Espectador, que también hace parte de la cofradía de medios que se oponen políticamente a Petro, registró las marchas con un parco titular que va en la misma línea de Noticias Caracol de minimizar el impacto y la visibilidad de las marchas. “Marchas del 18M: tras intervención de Petro, Plaza de Bolívar se empieza a vaciar”. Este último verbo hace pensar en que reconocen implícitamente que dicho espacio público efectivamente se llenó. Negarse a dar un número es una forma de autocensura. 

El titular de Semana va en la misma dirección del publicado por el diario bogotano: “Marchas 18 de marzo, en vivo | En Bogotá y Cali se presentaron algunos hechos vandálicos en las marchas convocadas por Petro”. Darle visibilidad a los hechos violentos por encima de las manifestaciones hacía parte de la estrategia mediática. 

El Colombiano, medio uribista que viene haciendo una férrea oposición a Petro, hizo lo propio. En el diario antioqueño y en el centro arriba de la portada se lee el siguiente titular: “Minuto a minuto | Marchas 18M: “La movilización será permanente, arranca la consulta popular”: Petro”. También aparece otra nota con este título: “Petro da discurso contra senadores, alcaldes y empresarios: “Si no aceptan la consulta, el pueblo los sacará del Congreso”. Al poner el foco en lo dicho por el mandatario, la numerosa participación ciudadana pasa a un segundo plano, pues se prioriza la "amenaza" presidencial y por esa vía se aporta a la consolidación de la idea de que el presidente es el único que polariza. 

Eso sí, todos los medios arriba referidos evitaron calificar las movilizaciones como apoteósicas, contundentes, masivas o multitudinarias. En eso trabajaron de manera coordinada para recrear una realidad social y política contraria a las pretensiones del presidente de la República.



Foto: Jose Vargas Esguerra, tomada de EL ESPECTADOR. 

lunes, 17 de marzo de 2025

NOTICIAS CARACOL Y LA PORNO MISERIA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En el registro de hechos catastróficos como inundaciones (avalanchas), guerras o terremotos los periodistas suelen poner el foco en el dolor y la desesperanza de las víctimas para tocar las fibras de las autoridades y del resto de la humanidad con el fin de movilizar recursos y acelerar las intervenciones estatales para paliar el sufrimiento humano. Esos mismos tratamientos periodístico-noticiosos han de darse desprovistos de lecturas politizadas, en especial cuando se cubren terremotos e inundaciones. Cuando se cubren guerras, la toma de partido de los medios y periodistas son evidentes. El caso de Gaza es claro: todos los medios colombianos apoyan las prácticas genocidas perpetradas por Israel contra el pueblo palestino.

Hay una línea muy delgada que los periodistas suelen traspasar entre el cubrimiento de esos hechos con fines humanitarios y el registro de los mismos hechos noticiosos con objetivos políticos. Se trata de unos límites entre una ética periodística al servicio de las comunidades que sufren y una con fines de explotación comercial (rating) y de establecimiento de responsabilidades políticas de un gobierno en particular.

Desde el 7 de agosto de 2022 todas las empresas mediáticas tradicionales de Colombia fungen como actores políticos que le hacen oposición al gobierno de Gustavo Petro. El propósito es uno: generar estados de opinión pública adversa con tratamientos periodísticos tendenciosos, exagerados, mentirosos y amarillistas propios de lo que se conoce como la “porno miseria”. Pues bien, Caracol Noticias, el periodista Diego Guauque y el programa Séptimo Día decidieron abordar los problemas en la entrega de medicamentos a pacientes del sistema de salud explotando el dolor y la angustia de quienes hoy sufren las consecuencias de la corrupción al interior de las EPS, la especulación con los medicamentos y otros insumos con un propósito político: aportar a la consolidación de un ambiente negativo en el Congreso de cara a la discusión del proyecto de reforma al sistema de salud colombiano, culpando al gobierno Petro de una crisis económica y de atención que se viene gestando y dándose desde hace más de 30 años. De repente, Guauque y compañía se olvidaron de los paseos de la muerte registrados por la misma prensa en años anteriores. 

El periodista Diego Guauque, paciente que sobrevivió al cáncer, llegó a una EPS preguntando a voz en cuello quiénes de los allí presentes no habían recibido los medicamentos esenciales para sus tratamientos. Sin duda alguna, una puesta en escena con la que logró el registro de testimonios dolorosos e incluso, del llanto de un adulto mayor que expuso sus dolencias en la próstata. La elección de casos específicos de pacientes cuyas vidas dependen de un medicamento o de un tratamiento de diálisis sirvieron al propósito del noticiero, de Séptimo Día y del propio reportero: responsabilizar al gobierno del colapso del “mejor sistema de salud del mundo”.

Desde la perspectiva de la porno miseria, los tres señalados agentes periodísticos usaron el dolor de los pacientes para su cometido político y por esa vía contribuyeron a la creación de miedo, incertidumbre y animadversión de los pacientes hacia quienes desde el gobierno han tratado de parar el desangre financiero de las EPS, garantizado por anteriores gobiernos cómplices de la sempiterna corrupción de las entidades prestadoras de salud.




CRISIS DE LÍDERES CARISMÁTICOS

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En la historia reciente del país se reconocen dos líderes carismáticos: Álvaro Uribe Vélez y Gustavo Petro Urrego. El primero logró ese reconocimiento político y social porque le habló a la Colombia creyente, camandulera, conservadora y violenta con su tonito de seminarista y el discurso propio del culebrero antioqueño. Como hijo del Establecimiento, su liderazgo carismático fue fruto del trabajo realizado por las empresas mediáticas que lo convirtieron en un fenómeno político, a pesar de su enrarecido pasado, cuestionado hoy en el juicio al que acude en calidad de acusado de delitos no políticos.

Entre tanto, Petro Urrego es un líder carismático hecho a pulso, pero, sobre todo, por fuera del Establecimiento contra el que se levantó en armas. De regreso a la sociedad, Petro supo jugar con las reglas de la democracia y mantuvo su condición de outsider y su espíritu contestario, lo que hizo que su carisma se acercara a condiciones magnéticas propias de una sociedad que siempre esperó la llegada de un verdadero Mesías.

Las diferencias entre los liderazgos carismáticos entre Uribe y Petro parten del engañoso carácter mesiánico con el que la gran prensa vendió al político antioqueño. Después de su extendido y aciago periodo presidencial, y ante la caída del teflón y de su imagen de político probo, la irrupción y el posicionamiento de Petro como el nuevo Mesías se dio relativamente fácil en la medida en que el actual jefe del Estado le habló a esa Colombia que el neoliberalismo y la Seguridad Democrática maltrataron y victimizaron, incluida por supuesto a la naturaleza, víctima de la ganadería extensiva de baja producción, el volteo de tierras en las principales ciudades del país por cuenta de urbanizadores; y el modelo de la gran plantación y los monocultivos legales e ilegales, la gran minería. Podemos decir que Uribe fue un líder carismático negativo, mientras que Petro lo es en modo positivo porque defiende la vida.

Miremos si hoy el país cuenta con otros líderes carismáticos de cara a la contienda electoral de 2026. El candidato que más exhibe la deficiencia de esa cualidad es Germán Vargas Lleras, eterno candidato presidencial de los sectores más retardatarios del país. El exvicepresidente de Santos ofrece un liderazgo negativo fruto del clasismo, aporofobia y el racismo que lo caracteriza y lo expone como un político sin gracia que solo puede establecer con sus seguidores y en general con los colombianos relaciones de dominación y sometimiento de acuerdo con su perfil violento, propio de dictadores o pequeños emperadorcitos.

El nieto del expresidente Carlos Lleras Restrepo no hace parte de aquellas “personas carismáticas capaces de transformar, gobernar y ordenar el mundo en que viven. Personas que, a través de su sabiduría, en las áreas de conocimiento, conectan con lo divino, con lo central de la existencia humana”. Su afán por llegar a la Casa de Nariño está fundado en la perversa tradición colombiana que por mandato natural los hijos y nietos de expresidentes de la República deben convertirse en jefes del Estado. Aunque aquello de ordenar el mundo o un país puede otorgarle algo de carisma a quienes ofrecen, proponen e incluso amenazan con “poner a marchar al país”, el clasismo, el racismo y la aporofobia se los termina anulando.

Otro de los candidatos o precandidato presidencial cuya aspiración también está atada a esa aviesa tradición familiar es Miguel Uribe Turbay, nieto de Julio César Turbay Ayala, presidente de la República que la historia política lo reconoce como un violador de los derechos humanos con su Estatuto de Seguridad. Uribe Turbay no es un líder carismático casi por las mismas razones que le impiden a Vargas Lleras ser uno de esos líderes en los que las grandes mayorías confían a pie juntillas. Eso sí, con un agravante: es un joven obsecuente y admirador de Álvaro Uribe Vélez un líder carismático creado mediáticamente y por las azarosas circunstancias contextuales de un país tomado por las guerrillas al final de los años 90. En el ocaso del expresidente antioqueño, el nieto de Turbay Ayala insiste en parecerse a quien hoy está procesado penalmente por manipulación de testigos y fraude procesal.

María Fernanda Cabal es también precandidata presidencial del uribismo, al igual que Miguel Uribe. Ambos compiten por el guiño de su Patrón, Álvaro Uribe Vélez. La senadora Cabal tampoco exhibe mayor carisma a pesar de ofrecer a las malas poner a marchar al país como lo hizo el expresidente y expresidiario antioqueño entre el 2002 y el 2010. Lo cierto es que Vargas Lleras, Uribe Turbay y la propia Cabal dejaron en el marketing político la generación del carisma que hoy nadie les reconoce. El único factor que tienen para que en los laboratorios de la publicidad política les construyan el carisma necesario para atraer seguidores es apelar a las emociones del electorado alimentadas con una gran dosis de irracionalidad, generación de miedo e incertidumbres a través de viejos fantasmas como el “comunismo y el castrochavismo”. Apelan también a las mentiras con la ayuda de la prensa hegemónica, de allí que propongan consignas como “vamos a recuperar al país o vamos a reconstruir moralmente a Colombia”.

Claudia López Hernández es una candidata presidencial cuyo carisma se fue diluyendo en gran parte por sus prácticas políticas y discursivas acomodaticias que la llevaron a que el electorado consolidara de ella una imagen negativa por su oportunismo político y lo sinuoso del proyecto de país que dice tener.

En esa misma dirección está la candidata de los clanes Gilinski y Gnecco, Vicky Dávila. En su caso ocurre un fenómeno particular: se confunde liderazgo y carisma con reconocimiento público por su labor como presentadora y periodista de varias empresas mediáticas. Tan clasista, racista y aporofóbica como los anteriores, la pobreza discursiva de Dávila de Gnecco le impide desarrollar el carisma del que aquí hablo. Algunos medios intentaron lavarle la imagen de periodista del Establecimiento, calificándola como la outsider de Colombia. Exhibe, además, una evidente confusión conceptual en materia política al defender las ideas “libertarias” de Javier Milei, presidente de la Argentina.

Se suman a este listado Sergio Fajardo, quien se mueve entre la derecha neoliberal y un fantasioso Centro que aparece cada cuatro años como alternativa política e ideológica. Fajardo repta como Claudia López. Su imagen de profesor facilita la tarea a quienes creen que pueden construirle el carisma suficiente para que el electorado considere votarlo y elegirlo presidente de la República.  Dicho lo anterior, la crisis de líderes carismáticos en el país es real. ¿Terminarán los colombianos votando por el menos malo?

Adenda: mientras que la derecha pone a rodar a varios de sus posibles candidatos, el progresismo todavía no acuerda quién llevará esa bandera. 


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sábado, 15 de marzo de 2025

MOVILIZACIONES DEL MARTES 18: DOS POSIBLES ESCENARIOS

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Las marchas del M18, con Día Cívico a bordo, servirán para medir cómo está realmente el apoyo popular al presidente Petro y a su llamado a una consulta popular que podría terminar siendo un plebiscito.  Por todo lo que antecede, pueden darse dos escenarios: el primero, que las movilizaciones resulten multitudinarias y el segundo, que sean tan poco concurridas como esperan el empresariado, los congresistas opositores y por supuesto las empresas mediáticas que las cubrirán con especial atención.

Si la jornada favorece ampliamente al gobierno y su llamado a la consulta popular, el progresismo y Petro sacarán pecho y la asumirán como la primera batalla ganada a la derecha que se niega a instalar al país en estadios de esa modernidad tardía a la que le vienen huyendo las élites tradicionales de tiempo atrás.

Será entonces la oportunidad para crear y consolidar la narrativa que señala que efectivamente las mayorías del constituyente primario estarían dispuestas a votar afirmativamente las preguntas que den vida a la consulta popular que sí o sí deberá aprobar la plenaria del Senado. Ese resultado le metería más presión a los senadores que discutirán si aprueban o desaprueban la consulta popular. Pero cuidado que el éxito de ese discurso dependerá en buena parte de los tratamientos periodístico-noticiosos que haga la prensa hegemónica que desde ya le está apostando al fracaso de las movilizaciones del Martes 18.

Por lo anterior, la oficina de comunicaciones de la Casa de Nariño (¿Existe?), RTVC, los youtubers y las bodegas petristas deberán estar atentos a esos cubrimientos con los que las empresas mediáticas de la derecha presentarán un balance agridulce para el gobierno. Muy seguramente la directriz editorial ya está dada para todos los noticieros, periódicos y programas radiales: evitar a toda costa magnificar las movilizaciones, esto es, evitar calificarlas como apoteósicas, monumentales, grandiosas, multitudinarias, profusas, entusiastas o frenéticas. Un trabajo coordinado, pero sobre todo responsable y sin triunfalismos de parte de los medios oficiales y los influenciadores petristas sería la mejor estrategia para enfrentar a los siempre tendenciosos medios hegemónicos que harán su mejor esfuerzo para minimizar el resultado de las marchas.

Por el contrario, si las marchas resultan tímidas, casi rayando en el fracaso, los medios públicos, las bodegas y los youtubers petristas deberán redoblar esfuerzos para informar, pero sobre todo para analizar ese escenario de por sí catastrófico para el gobierno y su idea de sacar adelante la consulta popular. Se da por descontada la fiesta que se vivirá en las salas de redacción de los medios masivos del Establecimiento si las movilizaciones por lo menos en las principales ciudades del país no resultan como el gobierno espera: multitudinarias.

No se puede olvidar lo que pasó con el plebiscito por la paz. Ese día, la gran prensa le apostó al fracaso, de la mano del uribismo. Mintieron y timaron a las audiencias. El triunfo del No fue una victoria que aunque pírrica, sirvió para confirmar que las influencia de las empresas mediáticas tradicionales seguía intacta. No se puede desestimar el poder de penetración de los medios masivos, así haya evidencias de cambios en las maneras como los colombianos consumen la información. 



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viernes, 14 de marzo de 2025

LITERAL, POR DOS Y EL TEMA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En el uso cotidiano del lenguaje aparecen expresiones que suelen “ensuciar” la comunicación cuando se convierten en ruidosas muletillas. “Literal”, en lugar de literalmente, es uno de esos vocablos que se escuchan en la calle e incluso en oficinas. También la expresión “por dos”, para indicar que se está de acuerdo, es la de mayor acogida entre los jóvenes dentro de sus conversaciones en las redes sociales. Pero hay una tercera que viene haciendo carrera: “ese tema o hay un tema”; “es que ahí hay un tema”.

Con este último la gente evita decir que hay un asunto por resolver, una directriz, norma o disposición; quizás una decisión por tomar; o una circunstancia apremiante que se debe enfrentar con diligencia. En ese afán por “ahorrar” tiempo y evitar entregar detalles o de dar una explicación clara de lo que sucede, el uso de la palabra “tema” es ya un problema pandémico y “tema” de esta columna.

Esos tres términos hacen parte de un problema social y cultural: la falta de lectura en los colombianos y la necesidad de abreviar en medio de una cotidianidad azarosa. Se suma al uso natural y cotidiano de esos tres vocablos el que nadie se atreve a corregir por miedo a ser rechazado o sentir que no hace parte del círculo social en el que dichas expresiones constituyen una marca de pertenencia al grupo.

Creo que con el uso exagerado de esas expresiones, verdaderas muletillas, las funciones que propuso Jacobson terminan seriamente afectadas. Si es así, ese debería de ser un tema de discusión académica. Recordemos las funciones: función emotiva o expresiva, función apelativa o conativa, función poética o estética, función referencial o informativa, función metalingüística, función fática.

Por ahora dejemos ahí el asunto o la problemática socio lingüística de estos nuevos tiempos y tratemos de entender que el uso indiscriminado de esos términos ensucia la comunicación en espacios públicos y privados. Aunque digan que esos vocablos dan cuenta de que la lengua está viva, también se puede señalar que aquella vive en medio de una grave pobreza lexical de sus hablantes.




los usos de la lengua y lenguaje - Búsqueda Imágenes


jueves, 13 de marzo de 2025

QUIEREN HUNDIR LAS REFORMAS SOCIALES POR MIEDO AL PROGRESO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Más allá de las “diferencias técnicas” que dicen tener los congresistas que hundieron la reforma laboral con los promotores de esta, lo que en el fondo subsiste es un “miedo al progreso” asumido éste como el conjunto de sensaciones, aspiraciones, ideas y objetivos societales que apuntan a proscribir todos aquellos factores propios de las relaciones de poder dispuestos para generar condiciones de indignidad en grupos poblacionales específicos. Esas condiciones de indignidad se viven en la prestación de los servicios de salud, en el mercado laboral y en el sistema pensional.

Se trata de un miedo a reconocer a los Otros como iguales, como seres humanos dignos de gozar de derechos y de los beneficios que les debe brindar un Estado moderno al servicio del colectivo y no uno privatizado y débil que ofrece ayudas; mientras que uno fuerte y moderno, asume responsabilidades.

Ese “miedo al progreso” es fruto del clasismo, el racismo y la aporofobia de agentes de poder privilegiados, es decir, miembros de la élite política y empresarial que le siguen apostando a un desarrollo económico fundado en la concentración de la riqueza como recurso que les permite consolidar relaciones de dominación social, política y económica sobre cientos de miles de ciudadanos sometidos a condiciones de inequidad y subvaloración como seres humanos. Es decir, le apuestan a un desarrollo desconectado de cualquier idea de progreso a escala humana.

El desarrollo lo asumo como un proceso humano e histórico de transformación y sometimiento de los ecosistemas naturales-históricos a partir de valoraciones funcionales a formas de explotación y aprovechamiento de unos recursos finitos. El factor económico es fundamental en la visión moderna del desarrollo pues monetizar las actividades humanas sirvió desde una perspectiva ideal al objetivo de buscar cada vez mejores condiciones de vida para la especie humana en general a través del uso de la técnica, la ciencia y la tecnología.

Para la Contraloría General de la República (2012), el desarrollo se asume como: “un proceso de cambio sostenido, crecimiento económico y modificación estructural que involucra y relaciona los elementos naturales, construidos y socioeconómicos y que adquiere especificidad propia, a través de los determinantes culturales que le imprime cada grupo humano en particular, dirigido a elevar los niveles de bienestar social y calidad de vida” (p. 378). Justo la frase subrayada da cuenta de la conexión y la confluencia entre desarrollo y progreso. Cuando el bienestar y la calidad de vida se asumen como derechos exclusivos o privilegios de unos pocos, entonces las finas conexiones entre desarrollo y progreso se rompen. Las expresiones genuinas de ese rompimiento son la pobreza con todo y sus trampas, la desigualdad y la inequidad alimentadas por el clasismo y el racismo con el que unos pocos entienden lo que debe ser el desarrollo para el país.

El “miedo al progreso” también es fruto de una idea equivocada de la ciudadanía de parte de los miembros de las comunidades vulnerables y víctimas de un desarrollo pensado desde las lógicas e intereses de esa élite temerosa de compartir espacios sociales con quienes son vistos como ciudadanos de segunda o tercera categoría. La consecuencia más evidente de ese equívoco es que hay ciudadanos que expresan gratitud a los políticos que inauguran una vía o un hospital; otros se hincan ante millonarios mecenas que entregan obras civiles como una manera de expiar sus culpas o quizás delitos fiscales.

Los congresistas que se desaprueban y demandan la exequibilidad de las reformas sociales también lo hacen porque odian al presidente Petro y lo que él representa como ser humano y político que no se dejó seducir por los agentes del Establecimiento a los que les conviene, por físico miedo, a extender en el tiempo las condiciones de injusticia social, económica y ambiental que tantos réditos políticos les ha entregado. Esa inquina es hija de ese "miedo al progreso" del que aquí hablo. 

Los congresistas que hundieron la reforma laboral, los que tratarán de hundir el proyecto de reforma a la salud y los que demandaron la ley pensional son agentes a los que les aterra ver que millones de colombianos puedan progresar, esto es, vivir, trabajar, enfermarse y morir bajo condiciones de dignidad. Y es así, porque su actividad político-electoral resulta efectiva sí y solo sí se logran mantener las condiciones de vulnerabilidad e indignidad de esos potenciales votantes (clientes) prestos a aceptar las migajas de los servidores públicos que, además de recelosos, sienten animadversión hacia quienes simplemente son víctimas de una equívoca idea de desarrollo.



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miércoles, 12 de marzo de 2025

¿A QUIÉN REPRESENTA EL CONGRESO?

Por Germán Ayala Osorio

 

Después del revuelo político que causó el presidente Petro con el llamado al pueblo para que se pronuncie ante las desconcertantes y poco democráticas decisiones adoptadas por los ocho miembros de la Comisión Séptima que hundieron la reforma laboral, resulta interesante preguntarse a ¿quién representa realmente el Congreso colombiano?

Desde la formalidad institucional brota la narrativa que señala que, por ser los congresistas elegidos por el voto popular, entonces el Legislativo, con sus dos cámaras, representa a los intereses del pueblo colombiano.  Vaya falacia. Estamos ante una monumental mentira usada por el periodismo y la academia para aplaudir y destacar que “somos la democracia más antigua de América Latina” o que “hay división de poderes”, falaces ideas y realidades que solo sirven para ocultar que la Política y los políticos en Colombia son los instrumentos de una clase empresarial que capturó el Estado en su interés de perpetuar un sistema económico semifeudal y precapitalista, justo a la medida de la incapacidad de sus más destacados miembros para liderar la construcción de una nación plural y poderosa.

Mientras las campañas al Senado y a la Cámara de Representantes sigan siendo financiadas por empresarios, paramilitares, hacendados  y carteles de todo tipo y viejos agentes del Establecimiento el Congreso de la República seguirá careciendo de la legitimidad social suficiente para atribuirse esa condición popular que indica que su conformación y operación está en función de lo que el constituyente primario exige.

Nunca como hoy se develó la naturaleza lobista y por lo tanto clasista y racista de los congresistas que vienen legislando en contra de los intereses de los trabajadores, de los pacientes y del personal médico, así como de los millones de colombianos que saben que jamás se pensionarán. Petro los llamó “malditos” por legislar contra el bienestar del pueblo. El calificativo se queda corto: son verdaderas rémoras o células cancerígenas capaces de erosionar las soberanías estatal y popular.

La conformación del Congreso bajo esa engañosa condición de lo popular ha hecho pensar a muchos colombianos que los congresistas se deben al país. No. Se deben, en primer lugar a los financiadores privados que les compran las curules para que defiendan sus intereses, siempre mezquinos, pues no guardan relación alguna con el grueso de las necesidades de un pueblo atormentado por la desigualdad, la pobreza, pero sobre todo, por  la apacible ignorancia de quienes venden su voto por el sempiterno kit electoral o de otros tantos que son incapaces de discernir en torno a los problemas estructurales del sistema político y la debilidad del régimen democrático. 

En segundo lugar, esos congresistas o lobistas con fuero están en el Congreso para amasar la fortuna necesaria que les permita asegurar su bienestar individual y familiar así como las mejores relaciones clientelares que permitan que otros miembros de sus familias puedan acceder en el futuro a una curul para extender en el tiempo las relaciones de dominación de lo privado, sobre lo público. Baste con recordar lo dicho por la congresista Catherine Juvinao cuya máxima aspiración es hacer dos cámaras y dos senados, es decir, estar 16 años en el Congreso, para luego irse a vivir a una paradisíaca isla para ver desde allá cómo legisló en contra de las grandes mayorías.

La operación de un Congreso bajo esas condiciones constriñe la democracia y frena cualquier posibilidad de cambiar un país que tiene todo para superar sus ya naturalizados problemas sociales. Por esa vía, el Congreso colombiano es una corporación vergonzante pero fiel exponente de lo que somos como sociedad.

 



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