miércoles, 19 de marzo de 2025

CONGRESISTAS DOMADORES DE BESTIAS, SIN PRIMARIA Y BACHILLERES

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En medio del pugnaz enfrentamiento político entre el presidente Petro y los ocho congresistas de la Comisión VII del Senado que hundieron el proyecto de reforma laboral, en las redes sociales circulan las hojas de vida de varios de esos legisladores ya elevados por los petristas a la condición de “enemigos del pueblo”.

De Josue Alirio Barrera Rodríguez circulan datos que lo hacen “indigno” de estar en el Congreso por sus escasos estudios académicos- no terminó el bachillerato-. Es caballista y domador de bestias y campeón de coleo. Ya en el pasado el también congresista del Centro Democrático, Ernesto Macías había sido escaldado en las redes sociales por ser apenas bachiller. Quienes los descalifican por la escasa formación académica parten de la idea- errónea por demás- de que pasar por la universidad y obtener títulos de maestría y doctorados son sinónimos de inteligencia y capacidad para discernir sobre asuntos complejos. Y no es así.

Eso sí, las burlas y cuestionamientos abren la posibilidad de examinar el perfil ideal para aspirar a ser congresista. La constitución política de Colombia ordena que para “ser elegido senador se requiere ser colombiano de nacimiento, ciudadano en ejercicio y tener más de treinta años de edad a la fecha de la elección”; para el caso de los representantes a la Cámara, ser colombiano y tener más de veinticinco años de edad en la fecha de la elección” (Artículos 172 y 177). No es objeto de esta columna cuestionar esos criterios consagrados en la Carta Política porque, al igual que los estudios académicos, no garantizan que los congresistas legislen con seriedad, rigor legal, consistencia política y sobre todo que representen los intereses quienes ayudaron con los votos a elegirlos y por intermedio de estos defender a los del pueblo en general. Todo en el marco de una idea de democracia que deja de lado los intereses individuales de los candidatos a llegar al Congreso, pero sobre todo, las apuestas ético-políticas de los partidos y del empresariado que financian sus campañas para que defiendan sus intereses, casi siempre cargados de mezquindad.

Que al Congreso de la República lleguen personajes como Jota P Hernández, Miguel Polo Polo, Ernesto Macías y Carlos Felipe Mejía, para nombrar a los más cuestionados en las redes sociales, pone de presente, primero, las responsabilidades individuales de quienes creyeron que tenían los méritos suficientes para llegar al Congreso a legislar por el bien del país y por supuesto las que deben asumir los partidos políticos que les dan los avales. El país político y mediático los reconoce como políticos poco leídos y con una evidente incapacidad discursiva y una nula oratoria. Sus discursos de odio y sus vociferantes intervenciones públicas dan cuenta de la pobreza cultural que los acosa, característica muy común en millones de colombianos que poco tiempo dedican a la lectura y a la formación en criterio, incluso por fuera del sistema educativo.

Mejía, por ejemplo, fue caricaturizado por Matador como un “perro rabioso” que, en lugar de dar discusiones técnicas y políticas, terminaba descalificando a sus contradictores por el simple hecho de ser de izquierda o progresista. Se hizo viral el enfrentamiento con Gustavo Petro cuando este último fungía aún como senador de la República. Recordemos apartes de ese encontronazo:

Carlos Fernando Mejía: “Jamás ha salido este senador con una amenaza para nadie. Aquí son los violentos, los que, como el senador Petro, salen a decir que se acabe la violencia e invitan a los jóvenes colombianos a incendiar la patria. Usted es el que sobra, aquí, senador Petro, usted es el que sobra en este Congreso”.

Gustavo Petro: “usted cree que aquí solo deben estar los que piensan como usted, y ese piensan lo pondría entre comillas. Cree que solo se tiene que uniformar la sociedad y encuadrarla, incluso, de manera militar para decir que aquellos encuadrados son la sociedad de bien y que los demás no lo somos. Los que excluyen han provocado que millones de personas salgan a las calles, pues llegó la hora de reformas democráticas y la respuesta del Gobierno ha sido no escuchar, taparse las orejas, hacer como el avestruz, decir que sobran y mandar las armas del Estado para contenerlos. El día que nosotros seamos Gobierno no le diremos a usted, ni a los que son como usted, que sobran, les tenderemos la mano. Lo necesitamos igual de vociferante, pero ojalá más leído”.

También fue viral el enfrentamiento entre Mejía y el senador Benedetti. Este último le dijo lo siguiente al agrónomo con Maestría en Gobierno y Gestión Pública, Carlos Fernando Mejía: “Quiero decirle algo, que hay un consenso entre los 100 senadores, 108, hasta de su partido, de que usted es el tipo más bruto de este Congreso de la República (...) No se ha leído un libro, habla todo el día huevonadas, cosas tontas, que castrochavismo, se murió Chaves y Castro y usted sigue hablando de esa huevonada…”

Así las cosas, la pobreza lexical y discursiva, la falta de oratoria y la incapacidad para articular discursos medianamente inteligentes de Barrera, Mejía, Macías, Polo Polo y Jota P Hernández hablan mal de quienes avalaron y financiaron sus campañas hacia el Congreso con el único propósito de cumplir órdenes y de seguir al pie de la letra las instrucciones de bancada: torpedear las discusiones, levantar el quorum, descalificar a sus adversarios y legislar en contra de las grandes mayorías. Ellos son simples instrumentos de un régimen de poder cuyos mayores exponentes se caracterizan por su enorme pobreza mental y cultural para liderar procesos civilizatorios que lleven al país a estadios de modernidad.

Quizás sea posible aplicar a los políticos y a la política, en particular a quienes aspiran a convertirse en congresistas, lo que dijo Kapuscinski de los periodistas: 'Para ser buen periodista hay que ser buena persona'. O a lo mejor, las decisiones adoptadas por los congresistas de la Comisión Séptima que hundieron la reforma laboral, exigida por la OCDE y la OIT, oscilen entre lo fenotípico y lo genotípico. Recordemos lo que exclamó el presidente Petro: “Maldito el parlamentario que destruye la prosperidad de su propio pueblo”.


josue alirio barrera - Búsqueda Imágenes

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