viernes, 31 de mayo de 2024

DONALD TRUMP Y LA VULGARIZACIÓN DE LA POLÍTICA

Por Germán Ayala Osorio 

 

Resulta curioso y quizás aleccionante que, en medio de la xenofobia selectiva de Donald Trump, sea justo un juez de origen colombiano, Juan Merchán, quien haya liderado su enjuiciamiento y la declaración de culpabilidad por 34 delitos graves que la justicia americana le imputó de tiempo atrás.  

Por supuesto que las acciones legales emprendidas por Merchán contra el magnate americano terminarán por fortalecer al candidato republicano en su carrera por volver a la Casa Blanca para cumplir con su amenaza de echar a patadas a cientos de miles de latinos ilegales y terminar de construir el muro fronterizo con el que pretende evitar la llegada de más inmigrantes latinos que usan la porosa frontera con México para buscar el “sueño americano”.  

La globalización económica tiene en Donald Trump a la figura que mejor representa los efectos negativos de ese proceso histórico de empequeñecimiento del planeta por cuenta de la migración de millones de seres humanos venidos del sur empobrecido, para instalarse en un norte opulento que los empezó a ver como una amenaza étnico-racial y cultural. Ese señalamiento se dio en virtud de los perfiles de aquellos que lograron llegar a los Estados Unidos y países de Europa no con el ánimo de generar vínculos y echar raíces lingüísticas a través del aprendizaje de las lenguas nativas, sino de consolidar sucios y violentos güetos que sirvieron para que ciudadanos como Trump empezarán a criminalizar a quienes llegaron de un sur esquilmado por un norte desarrollado.  

La condena contra Donald Trump da cuenta de la lumpenización de la política americana, en la medida en que varios de los delitos por los que fue procesado y hallado culpable el expresidente americano no guardan relación directa con el ejercicio del poder político. Por el contrario, hacen parte, unos, de la racionalidad económica que domina el carácter del magnate y otros, de la crisis de masculinidad por los años que ya pesan sobre su piel envejecida, aunque anaranjada, que lo fueron convirtiendo en un viejo putero. Su similar en Colombia sería Rodolfo Hernández, otro anciano putero que apareció en un video departiendo en un yate con mujeres jóvenes, al parecer dedicadas a la prostitución costosa que solo unos pocos pueden costear. 

Esa vulgarización de la política naturaliza la violencia electoral y las ideas conservadoras más retardatarias de todo el ideario conservador que defiende Trump: sus seguidores se oponen al aborto, no ven con buenos ojos la llegada de las mujeres a cargos y empleos tradicionalmente desempeñados por hombres; creen ciegamente en que el poder seduce a las mujeres y se oponen a las manifestaciones de las comunidades LGTBIQ. 

La llegada a la política de hombres patanes, violentos y con perfiles de machos puteros o machistas tiene en Donald Trump en los Estados Unidos y en Colombia a Álvaro Uribe Vélez, Federico Gutiérrez y Rodolfo Hernández a sus más visibles ejemplos. 

El caso del expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez se parece mucho al de Trump: está acusado de tres graves delitos y tiene señalamientos por delitos como paramilitarismo y crímenes de lesa humanidad por las masacres de La Granja y el Aro. Además de esas características, resultan operar como populistas de derecha y agitadores de las masas igualmente violentas, iletradas y poco dadas a dialogar y discutir con argumentos. Sus seguidores más fervientes suelen repetir el modelo y el perfil de macho cabrío que cada uno de estos políticos exhibe y ostenta sin pudor alguno.  

Es probable que Trump gane las próximas elecciones en la Unión Americana. Contradictoriamente, esa victoria estará soportada en el voto de aquellos latinos que lograron integrarse culturalmente a la vida americana, y que reconocen que a los Estados Unidos han ingresado cientos de miles de colombianos, mexicanos, venezolanos, brasileros, argentinos y centro americanos que afectaron las actividades desempeñadas, regalando el trabajo o dedicándose a prácticas ilegales.  

Esos latinos que votarán por Trump saben que el expresidente los odia, discrimina y persigue, terminarán dándole la razón al viejo putero porque ante todo están defendiendo su integración cultural y los beneficios de haberse adaptado a la vida americana. Bajo esas circunstancias, no es posible esperar que latinos defiendan a los otros latinos en la tierra del Tío Sam puesto que primero está la defensa del individualismo, bandera y único camino para alcanzar el deseado “sueño americano”. No hay tiempo para defender ideologías, compadrazgos, himnos, banderas y nacionalidades.  




Imagen tomada de las 2 Orillas


jueves, 30 de mayo de 2024

ABORTOS Y CORRIDAS DE TOROS

 Por Germán Ayala Osorio  

 

La reciente aprobación de la ley con la que se prohíbe en adelante las corridas de toros en el país despertó la indignación de aquellos ciudadanos que gozan como niños en piñata, del cruel asesinato de estos animales no humanos durante faenas transmitidas por los noticieros de televisión, investidas caprichosamente como un espectáculo o de una tradición cultural.  

Hay ganaderos y latifundistas que quieren poner en evidencia un dilema moral y ético entre quienes defienden el derecho de las mujeres a interrumpir el embarazo en las circunstancias que la Corte Constitucional (CC) avaló en su memorable sentencia y los que celebran la prohibición de las corridas de toros y, por ende, defienden la vida de los toros de lidia asesinados salvajemente durante el grotesco, violento y anacrónico espectáculo de las corridas de toros 

Entre aquellos ciudadanos que rechazan la aprobación de dicha norma está Juan José Lafaurie, hijo del ganadero y latifundista José Felix Lafaurie y la congresista María Fernanda Cabal. El vástago de las dos figuras políticas escribió esto en su cuenta de X: Vamos muy mal como sociedad cuando valoramos más la vida de un toro que la de un bebé en el vientre”. Por su parte, la señora Cabal en el Congreso afirmó que “no les importa desmembrar un bebé en el vientre, les da más pesar un toro de 1600 kilos con cachos”.

Vamos por partes, como diría Jack el Destripador. El primer error en el que incurre la señora Cabal está en subvalorar la vida del sintiente animal no humano en relación con la vida de una criatura que sobrevive aún en el vientre de una madre. Insiste el tuitero en la posición dominante del ser humano (también somos animales) y por ende se ubica ideológicamente en la defensa del antropocentrismo. Justamente, quienes impulsaron la ley que hoy tiene ad portas la proscripción de las corridas de toros se alejan de la defensa a ultranza de esa visión del mundo que hizo posible establecer unas relaciones tormentosas y violentas entre los seres humanos y las otras especies de animales no humanos.  

Al ubicarse en el vetusto y nefasto discurso antropocentrista, la Cabal y su hijo validan el asesinato cruel y público de los toros de lidia por cuanto el espectáculo deviene legitimado por la cultura dominante liderada, claramente, por todo tipo de Machos cabríos que ven a los toros y a otros animales como bestias irracionales cuyas vidas están sujetas a los delirios de grandeza y a las necesidades de entretenimiento. Que una parte de la sociedad haya asumido el castigo a los toros como una suerte de acto circense o espectáculo cultural, no significa que en este no haya dolor en quienes son sacrificados salvajemente. Esa fiesta brava que defiende este “pichón” de la élite conservadora y su madre es el correlato del machismo y de las múltiples violencias que sufren las mujeres en Colombia y en el mundo. Las violaciones que terminan en embarazos no deseados hacen parte de esas prácticas sistemáticas de la violencia de género.  

Al oponerse al aborto de bebés concebidos bajos esas violentas condiciones, Lafaurie termina por legitimar el machismo y las violencias basadas en género. Y es así porque está alineado (o quizás alienado) con la moral de la iglesia Católica responsable en gran medida de los largos procesos de dominación masculina sobre las mujeres y por supuesto, de la subvaloración de los animales no humanos por considerarlos inferiores.  

No acepta el joven tuitero que las mujeres puedan ejercer su derecho a ser madres cuando les dé la gana y no cuando sus parejas, la iglesia Católica, las familias o la sociedad se los indiquen. Es más, si no quieren tener hijos, eso también es un derecho que les asiste y que nadie debe atreverse a juzgar.  

No existe un dilema moral y ético en defender de un lado la vida de los toros de lidia y el derecho que le asiste a las mujeres a interrumpir cuando así lo deseen un embarazo que posiblemente les arruinará sus vidas, frenará sus expectativas de vida, pondrá en pausa proyectos personales e incluso, que ponga en riesgo su supervivencia y salud.  

Eso sí, lo dicho por el retoño Lafaurie-Cabal sirve para insistir en la necesidad que tenemos como sociedad de ir proscribiendo aquellas prácticas que, asociadas a la preponderancia del del Macho societal, nos “dio el derecho” de disponer del cuerpo de las mujeres para garantizar la procreación de la dañina especie humana. El triunfo del gran macho cabrío que suele vanagloriarse de su masculinidad por el solo hecho de “haber preñado” a la mujer o a varias, para someterlas a las labores domésticas y de crianza de los hijos o simplemente para anularlas profesionalmente, hace parte de todo lo que ha estado mal dentro de la sociedad colombiana.  

No más olé. Y en cuanto a los abortos, que sean las mujeres las que tomen la siempre difícil, pero respetable decisión. Y no olvide, joven tuitero, que Usted también es un animal. Le recomiendo que siga el consejo que su madre les dio a unos cuantos de sus críticos: !estudie (n) vago(s)! 


Imagen tomada de Infobae

martes, 28 de mayo de 2024

ASAMBLEA CONSTITUYENTE, ACUERDO DE PAZ Y LA REELECCIÓN DE PETRO

 

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La propuesta de usar el Acuerdo de Paz de La Habana como excusa para convocar a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) resulta a todas luces inconveniente políticamente. No solo por la actual crispación política e ideológica por la que atraviesa el país, sino porque usar ese documento para ese propósito sería reconocer que el Estado ha incumplido con lo acordado y consignado en ese texto, lo que sería mal visto por los países garantes y acompañantes y por la misma ONU que evalúan de cerca la etapa de implementación en la que está el proceso de paz de La Habana. Es decir, después de tres gobiernos, incluido el de Petro, al Estado le quedó grande cumplir con lo pactado en territorio cubano.

Aunque la propuesta fue lanzada por Álvaro Leyva Durán, esta coincide con el deseo del presidente Petro de ir a la ONU a reconocer que el Estado efectivamente está incumpliendo lo acordado en temas como la reforma agraria, la desconcentración de la tierra, la protección de la vida de los firmantes de paz (más de 400 ya fueron asesinados) y el catastro multipropósito, entre otros temas centrales.

Esto dice el párrafo con el que Leyva Durán cree viable y justificable convocar a una ANC: “…el Gobierno de Colombia y las FARC-EP…convocarán a todos los partidos, movimientos políticos y sociales, y a todas las fuerzas vivas del país a concertar un gran ACUERDO POLÍTICO NACIONAL encaminado a definir las reformas y ajustes institucionales necesarios para atender los retos que la paz demande, poniendo en marcha un nuevo marco de convivencia política y social” (p.7).

Otro elemento que se suma a la inconveniencia de lo propuesto por el exministro y excanciller es el resultado negativo de las votaciones del plebiscito por la paz del 2 de octubre 2016. El triunfo del No es un obstáculo social, histórico y político insalvable en la medida en que quienes votaron negativamente al acuerdo de paz hacen parte del constituyente primario. Insistir en dividirlo entre amigos y enemigos del gobierno o de la paz, resulta poco democrático. Las democracias modernas no pueden validarse sobre el poder exclusivo de las mayorías, y por esa vía, atropellar las aspiraciones de quienes resulten derrotados en cualquier escenario electoral. Aunque ese triunfo fue pírrico, sigue siendo una de las causas que ayudan a mantener altos los niveles de crispación ideológica y política que el país soporta desde el 7 de agosto de 2022 cuando se posesionó como presidente de la República, Gustavo Petro Urrego.  

La interpretación que Álvaro Leyva de una parte del texto firmado por los plenipotenciarios del gobierno de Santos y los de las Farc-Ep sacudió a los expresidentes Gaviria, Uribe, Santos y Duque, todos ellos políticos serviles al viejo Establecimiento colombiano. El primero de aquellos propuso una coalición para llegar a las elecciones de 2026 con un solo candidato. Gaviria estaría buscando revivir el Frente Nacional, lo que abocaría al país a regresar al cerramiento democrático que implicó la alternancia en el poder entre liberales y conservadores.

Más allá de las reacciones temerarias de Gaviria, lo cierto es que el presidente Petro se equivoca al insistir en convocar a una ANC por cuanto no tiene las mayorías en el Congreso, los medios corporativos están en su contra y hay actores económicos que no lo respaldarían en esa aventura, lo que podría dar al traste con su apuesta de reformar la carta política para, como ocurrió en 1991, pacificar el país y llevar al Estado y a la sociedad al esquivo escenario de modernidad.

Nadie niega que hay fuerzas políticas que están usando las bancadas de los partidos políticos para torpedear el trámite de las reformas sociales propuestas por el gobierno y sobre las cuales hay consenso alrededor de su necesidad para allanar los caminos que lleven al país algún día a operar como una verdadera República y no como un orden feudal atado a la voluntad de unos Señores Feudales a los que no les interesa soltar el poder y mucho menos perder privilegios de clase.

Es evidente el desespero del presidente de la República porque sus reformas sociales mueren lentamente en un Congreso cuyos legisladores están cumpliendo órdenes de sus financiadores (EPS, banqueros, industriales y clanes políticos) consistentes en negarse a tramitar y aprobar las reformas a los sistemas pensional y salud y al régimen laboral.

Lo mejor que puede hacer el jefe del Estado es insistir hasta donde se pueda para lograr sacar adelante las reformas. Si el fracaso es inminente, el camino que queda es consolidar la narrativa de la frustración que le permita en las elecciones de 2026 echarle la culpa a la derecha uribizada de lo ocurrido con sus fallidas reformas. Esa narrativa podría resultar más beneficiosa electoralmente para el petrismo y el progresismo, que insistir en una ANC que por ahora la derecha rechaza con vehemencia. Tanta insistencia en esa salida institucional a los eternos problemas del país puede llevar a que agentes poderosos del Establecimiento le “cojan la caña” a Petro, con el riesgo que subsiste de que una vez en ese escenario constituyente, el país puede terminar regresando a los tiempos de la constitución de 1886.

El factor reelección presidencial aparecerá inexorablemente una vez se convoque a la ANC. Una vez ahí, la derecha haría ingentes esfuerzos por hacer posible el regreso del inefable expresidente Álvaro Uribe Vélez. Aunque Petro ha dicho varias veces que no está interesado en reelegirse, la senadora del Pacto Histórico, Isabel Cristina Zuleta, manifestó lo contrario: “Sí queremos la reelección del presidente Petro y la promovemos”.

Revivir la reelección para el propio beneficio del actual presidente hace recordar la mezquindad y la avaricia de Uribe Vélez cuando hizo comprar su reelección para beneficiarse directamente. Luego de ocho años, se quiso quedar 4 más.  Lo que menos puede hacer Petro es parecerse a Uribe. Presidente Petro: termine su mandato y váyase a descansar un tiempo. Para que su proyecto político se haga realidad, se necesita de un cambio cultural, casi civilizatorio, en el que la derecha no está interesada porque el escenario predilecto de sus más visibles miembros es la violencia, la pobreza extrema y el desarrollo económico soportado en el modelo de la gran plantación  y el extractivismo. 


Imagen tomada de El Colombiano.com

lunes, 27 de mayo de 2024

OLMEDO LÓPEZ: LA VEDETTE DEL ETHOS MAFIOSO

 

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Los medios corporativos que le hacen oposición política al actual gobierno convirtieron al corrupto Olmedo López en una vedette del ethos mafioso que se naturalizó en varias entidades del Estado, y en particular en la UNRGD. En esas andan Semana, Caracol y Blu radio. 

El afán de entrevistarlo al aire y en directo no es conocer las razones y las circunstancias personales que lo llevaron a actuar de manera dolosa en el manejo de los recursos públicos, sino en tratar de sacarle con tirabuzón el titular que necesitan: el presidente Petro sí sabía, esto es, estaba al tanto de los torcidos detrás del contrato de los carrotanques de agua para La Guajira y de los convenios interadministrativos firmados, con los que supuestamente usaron millonarios recursos del presupuesto de la UNRGD para comprar congresistas, incluidos los presidentes de Cámara y Senado.

Los periodistas no le preguntan a Olmedo por los contratistas porque a lo mejor se encuentran con desagradables sorpresas. Solo indagan por los nombres de políticos cuestionados de tiempo atrás, que podrían estar envueltos en los actos de corrupción a los que viene aludiendo López, sin pruebas contundentes. El espectáculo mediático que montaron con el corrupto exfuncionario está fundado, por ahora, en la intriga, en el señalamiento y en insinuaciones, a la espera de que la “matriz entregada a la Fiscalía” le haga el milagro de irse para la casa a pagar una pena mínima de restricción a la libertad y sin devolver un solo peso al Estado.

La gran prensa bogotana intenta, usando a Olmedo López, convertir ese caso de corrupción público-privada de la UNRGD en un escándalo superior a los hechos que dieron vida al proceso 8.000, con el que, en su momento, esa misma prensa respaldó a los sectores de la derecha que quisieron tumbar al presidente de la época, Ernesto Samper Pizano. En varias ocasiones los “acuciosos” periodistas han sembrado la duda a través de la pregunta: ¿Cómo es posible que el presidente no se diera cuenta de lo que sucedía en la UNRGD o de lo que hacían los ministros y asesores que, según López, hicieron parte del matute y de la compra de conciencias? La pregunta se traduce en la célebre frase de Samper: “los dineros de la mafia entraron a mis espaldas”. Y claro que la pregunta tiene sentido y es preciso hacérsela sin olvidar que ese interrogante debieron expresarlo públicamente en otros casos como el de Centros Poblados y los Falsos Positivos durante los gobiernos de Uribe y Santos.

Queda claro que Olmedo usa a los medios para presentarse como un “político que lleva 30 años luchando por Colombia”, que se equivocó, que cometió un error. Es curioso pero tanto Olmedo como sus entrevistadores se cuidan de no usar la palabra delito. Olmedo se presenta arrepentido, pide perdón al país, lo que explica su gran gesto de contar lo que pasó al interior de la UNRGD de la que fue su director. Con su lastimero show, Olmedo presiona a la Fiscalía para que lo acepte como testigo estrella y logre así un tratamiento especial que le permita en el corto plazo disfrutar en libertad de los dineros que muy seguramente se embolsilló porque resulta poco creíble que se haya prestado para ese entramado de corrupción y no haya sacado una millonaria tajada.

Por su parte, las empresas mediáticas usan a Olmedo para deslegitimar al gobierno de Gustavo Petro. Es decir, se trata de una relación política en la que ambas partes ganan: Olmedo visibiliza su acomodaticia ética y su inmoralidad política y los medios ganan rating y de paso afectan la imagen del gobierno al que le hacen la oposición política que jamás le hicieron a Uribe, Santos y al presidente que más “mimaron”: el eterno aprendiz, Iván Duque Márquez, el puppet de Uribe Vélez.

Aunque Petro asumió la responsabilidad política por haber puesto en la UNRGD al torcido del Olmedo López, para los medios no es suficiente, porque lo que están buscando es su caída. Cuando se perdieron los 70 mil millones de pesos en el sonado caso de corrupción de Centros Poblados, el entonces presidente, Iván Duque Márquez, en lugar de pedirle la renuncia a la ministra Karen Abudinen responsable administrativa y políticamente de ese contrato, la respaldó y la mantuvo en su cargo. Aunque Olmedo no ostenta la dignidad ministerial, se le abona al presidente de la República que tomó la decisión de sacarlo de la entidad.

En su perverso juego de contra poder, las empresas mediáticas olvidan o dejan de lado la función educativa que se les reconoce. Al convertir a López en una vedette del ethos mafioso, la lucha contra la corrupción pierde sentido porque a la opinión pública no se le está entregando un análisis de los elementos de la ética individual bajo los que actuó el exdirector de la UNGRD, Olmedo López. Y lo que es peor, los periodistas no están haciendo un llamado a los más reconocidos agentes sociales y económicos de la sociedad civil, y mucho menos a los directores de los partidos políticos para que fustiguen los hechos de corrupción. Ni los presidentes de Fenalco, Andi, Comité Intergremial y Acopi salieron a los medios a gritar ¡basta ya con la robadera!

Convertir un caso de corrupción como el presente en un espectáculo mediático, con fines políticos, habla muy mal de unos medios corporativos poco interesados en informar y analizar unos hechos noticiosos que están dando cuenta de un problema mayúsculo: la naturalización del ethos mafioso, fruto de la avaricia, el hambre de poder, la codicia y la perversidad de la clase política y de los políticos de ese arcoíris de la corrupción al que viene aludiendo Olmedo, la celebridad del ethos mafioso.



Imagen tomada de Blu radio

domingo, 26 de mayo de 2024

JUICIO CONTRA URIBE: CUIDADO CON CONSTRUIR UN MÁRTIR

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En el ocaso de su azarosa vida pública y privada, Álvaro Uribe Vélez enfrenta un juicio por graves delitos penales. Ese vergonzoso escenario debería de servir para que sus áulicos y seguidores entiendan que nadie puede estar por encima de la ley. Aunque se sabe que, si algo guía a los uribistas es la intransigencia, una lealtad amañada a intereses económicos y políticos cercana a la que se produce y reproduce en clanes y mafias y la ceguera que brota de la confusión moral y ética en la que deambulan. Al final, esas circunstancias terminan por afectarles la razón, hasta llevarlos a actuar bajo principios propios de la irracionalidad.

Aunque la prensa corporativa que lo protege de tiempo atrás hace ingentes esfuerzos por minimizar lo escandaloso que suena ser el primer expresidente de la República acusado y llevado a juicio, la solidez del material probatorio les hace casi imposible construir un mártir sobre el supuesto de que es un perseguido político y víctima de sus detractores, todos estos amigos del “terrorismo, apátridas, castrochavistas y comunistas consumados”.

Aunque el propio imputado lo ha intentado presentándose en universidades privadas, la verdad es que parece casi imposible que de ese juicio brote un mártir. Hay que recordar que desde el preciso momento en el que la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) lo vinculó a la comisión de los delitos y ordenó su detención domiciliaria, varias empresas mediáticas afectas a la causa uribista le abrieron los micrófonos para que Uribe pudiera despotricar de la justicia, burlarse de su majestad, así como poner en duda la idoneidad de las juezas que negaron las impúdicas solicitudes de preclusión emanadas desde la Fiscalía de Francisco Barbosa.

Aunque lo sigan intentando, la vejez del hoy acusado y el creciente rechazo social, cultural y político que genera su pasado y decadente presente se erigen como reales obstáculos al temerario objetivo de convertirlo en una víctima del aparato de justicia.  Eso sí, el juicio, sí o sí, debe terminar en una declaratoria de culpabilidad. De suceder lo contrario, y a pesar de su evidente decrepitud, el golpeado uribismo se reencaucharía de tal manera que terminaría por legitimar candidaturas presidenciales de sus gregarios o fichas políticas que hoy se ven lejanas de alcanzar la presidencia en el 2026, justamente por estar atadas a la controvertida figura del expresidente y expresidiario, identificado por el Inpec con el número 1087985.

La posibilidad de que los delitos por los cuales hoy está en condición de acusado prescriban en el 2025 debe ser anulada por la propia jueza 44 o por otra instancia judicial, en la medida en que la prescripción de los delitos se tomaría como un triunfo político, lo que serviría a la construcción de ese controvertido mártir. En ese escenario, para las elecciones de 2026 Uribe recuperaría su papel de gran elector y ayudaría al envalentonamiento de sus seguidores y de quienes resulten favorecidos de sus guiños.

Una virtual condena por los delitos de fraude procesal y manipulación de testigos sería un gran golpe político a esa seudo doctrina llamada uribismo y para quienes insisten en la narrativa de que Uribe ha servido como “muro de contención contra el comunismo”, y que, si se ha equivocado, es por “su inmenso amor de patria”.

El Establecimiento que creó a Uribe y que lo usó para ver hasta dónde podría estirar su línea ética debe también entrar en razón y tomar la decisión de abandonarlo políticamente. Ya una parte de este lo hizo, pero aún hay agentes con poder político y económico que lo respaldan; eso sí, ese respaldo está fundado en un profundo agradecimiento por los beneficios económicos recibidos entre 2002 y 2010 y entre el 2018 y el 2022.

Los señores del Establecimiento colombiano deben reconocer que el triunfo de la izquierda y el progresismo en buena parte se produjo por los daños institucionales que dejó la hegemonía uribista en los dos periodos señalados. Los líos judiciales de Uribe aportaron al desprestigio del proyecto político de la derecha. Dejarlo solo es la alternativa que les queda, aunque desearían verlo como un mártir para dar continuidad al proceso de privatización del Estado, objetivo número 1 de Uribe Vélez, la más efectiva ficha que en los últimos años el Establecimiento ha logrado poner en la Casa de Nari.



Imagen tomada de YouTube.com



The human condition in the face of genocidal practice

 People such as Benjamin Netanyahu are necessary for humanity. Yes, this sentence sounds terrible, but it makes sense in reality. 

 Germán Ayala Osorio

 

Let me explain. Being inherently genocidal, Netanyahu has had some judgmental parties remind him, and especially the rest of the world, that, despite the terrible crimes against humanity committed by his obedient Zionist army, his judgement socially, politically, in the media and possibly by the International Criminal Court (ICC), is occurring within a universal moral system that usually serves to punish too late those who act the wrong way to humanity. There are already almost 40,000 dead and months of “war” and nobody has wanted to stop Netanyahu on his infernal path to pain and uncertainty, sowing death across the Gaza Strip.

Upon becoming a media spectacle, live broadcasts of the criminal actions of the State of Israel usually serve to naturalise the massacres and the genocide itself. The universal moral system is designed to make violence seem customary. This moral system operates in almost the same way for the West and the East, because it is founded on this human condition that, being wicked and profoundly religious, from and within it usually come genocides, the dropping of atomic bombs and, in general, international wars and domestic armed conflicts which are usually justified.

Palestinians “are not human beings, they are animals or beasts”, meanwhile the members of the Zionist army are “beings of light, illuminated by a true God”. There is nothing more immoral in the history of humanity than religions and churches.

The world needed Harry Truman to see how the “dream” of many people to hurl the atomic bomb at civilians became reality. In the end, Hiroshima and Nagasaki were the targets in a political and military decision, but also a moral one from a handful of Americans who have always wanted us to accept the United States as a dazzling moral beacon in a world dominated by immoral economic, social and political systems. This same world had needed Adolf Hitler to validate the possibility of hating other nations, considered to be heathens, barbarians, animals or beasts. Nazi genocide was immoral because the economic crisis of ’29 was too.

Now, part of the world jeers and rejects the genocidal actions launched by Israel on the Palestinian people, while the other part silently applauds or simply allows these crimes against humanity.

The latter are forced by economic interests that cross political and diplomatic relations between Powers that see this bloody stage as an opportunity to improve their systems of defence and create weapons that are more lethal and effective.

What is happening in Gaza is like an enormous “war dealer” in which arms manufacturers are delighted and imagining new prototypes of weapons so that violence becomes eternal. Then, they talk of deaths, of war, but not of crimes against humanity. The particular use of language also becomes immoral because it serves to mask facts: what is happening in Palestine is not a war. It is an exercise in genocide. The subsistence and legitimacy of universally accepted moral frameworks needs the immorality of wars and genocidal practices because, almost immediately, humanitarian narratives make us dream that it is possible to live in peace and harmony, at the same time as trying to make us think that the underlying problems are people like Truman, Hitler and Netanyahu, when it is not like that.

The underlying problem is the human condition, from which we can expect the most sublime, but also the most abominable. We are a cursed species and a damned species. Netanyahu, Hitler and Truman, among other world leaders, represent an important part of humanity which professes an overwhelming hatred towards others.

And those others are the ones who have a different culture, another language or simply, by chance, had to endure ethnic persecution from others who, at some point in their life, decided to put themselves on the moral high ground. Today that is Netanyahu. Other genocides will come. The world needs it.

(Translated by Donna Davison – Email: donna_davison@hotmail.com) – Photos: Pixabay

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