Por Germán Ayala Osorio
A las acciones sistemáticas de la prensa hegemónica por desprestigiar a los
ministros y por esa vía al gobierno Petro, se sumó el escándalo que armaron con
el asunto de la tesis de maestría que desaprobó el actual ministro de educación
Daniel Rojas Medellín.
Blu radio y La FM, entre otros medios elevaron la decisión académica tomada
al interior de la Universidad Nacional en la que cursò la maestría el
estudiante Rojas Medellín a la condición de “inmoralidad pública”. Es decir, la
desaprobación de la tesis del Min educación es igual a acreditar títulos falsos
o plagiar tesis como en su momento lo hizo Enrique Peñalosa, quien en su currículo
consignaba un título de Doctor que jamás obtuvo. Eso sí, al exalcalde de Bogotá
lo trataron con guantes de seda.
En lugar de destacar la decisión del alma mater como una prueba de su
seriedad y rigurosidad académica, los periodistas de varios medios masivos optaron
por usar el veredicto del jurado para desprestigiar al estudiante-ministro como
si la desaprobación de su tesis de maestría fuera una falta grave e incluso una
prueba de su “incapacidad para estar en la cartera de educación”.
Quizás el ministro Rojas pudo presionar desde su alto cargo para que la decisión
del jurado fuera revisada y finalmente cambiada, pero no lo hizo. Esta es una
práctica más que común en Colombia. Por el contrario, aceptó la dureza del
veredicto académico que compromete en gran medida a su director de tesis por
haber dado el visto bueno de una versión que, a juicio del jurado, no cumplía con
los requisitos exigidos para su aprobación.
El doble rasero volvió a emerger como política editorial y perspectiva noticiosa
en los colegas que abordaron el asunto con la animadversión ideológica que les
produce ver al joven ministro al frente de esa cartera ministerial. Como parte
del grupo de periodistas que participaron del escarnio público al que fue
sometido Rojas Medellín estuvo Darcy Quinn, la periodista radial que tiene una
sección de chismes políticos en La FM, medio uribizado que de tiempo atrás a
diario ataca al gobierno Petro.
La señora Quinn se hizo famosa por reconocer al aire que no pudo acreditar
el título de periodista en una prestigiosa universidad privada de Bogotá porque
“en la Javeriana fue muy difícil lograrlo (graduarse) me pusieron mil
trabas, entonces fue a la Sergio Arboleda y me dijeron, claro Darcy ven, me
valieron unas materias y me gradué…” Cuando el país político conoció esta confesión
de la mencionada periodista de inmediato en las redes sociales le empezaron a
exigir que mostrara la tesis con la que alcanzó, casi veinte años después, su
título de comunicadora social-periodista. Hasta donde se sabe, la tesis no
aparece.
Por supuesto que la mencionada periodista aprovechó lo sucedido con la
tesis del estudiante-ministro para insistir en la “mediocridad” del ministro y
en general en la falta de capacidad técnica de este y de otros ministros
escogidos por el presidente Petro.
Lo que le sucedió a Rojas Medellín es normal dentro de los procesos académicos
al interior de universidades privadas y públicas. Aunque acreditar títulos
falsos como lo hizo Peñalosa se volvió costumbre en el país, el ataque personal
contra el Min educación solo se explica por la inquina que les produce todo lo
que hace o deja de hacer el gobierno de Petro y sus ministros.
En el pasado inmediato hubo escándalos académicos de políticos uribistas.
El país recuerda a Julián Bedoya, político que acreditó el título de abogado de
la Universidad de Medellín, el mismo que obtuvo de manera fraudulenta. El país también
recuerda a Jeniffer Arias, congresista que plagió documentos y presentó una
tesis de maestría a la Universidad del Externado. "La Universidad
sometió el texto de la tesis a una herramienta informática para la detección de
plagio, operación que arrojó un importante número de coincidencias con fuentes
o documentos publicados en Internet de autores diferentes”.
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