viernes, 23 de febrero de 2024

PERIODISTAS LE ESTÁN BUSCANDO EL "QUIEBRE" A AMELIA PÉREZ

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La elección de la nueva fiscal general de la Nación se convirtió, por cuenta de las sinuosas dilaciones de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) en una confrontación ético-política y periodística entre empresas mediáticas hegemónicas y medios alternativos. Al final, el enfrentamiento es entre periodistas amigos del “viejo” régimen de poder y aquellos reporteros que, con un alto grado de independencia y suficiencia ética y moral, le apuntan a develar la verdad de los hechos que son noticia.

Así las cosas, periodistas vedettes (cercanos a lo que se conoce como el uribismo) andan desesperados buscando hasta en los basureros un papel, un contrato, una frase, un comparendo no pagado o cualquier otra cosa, con la que sea posible descalificar a las mujeres que hacen parte de la terna que el presidente Petro envió a la CSJ para que, en sala plena, la corporación judicial elija a quien asumirá la dirección de la fiscalía general de la Nación. Después de mucho hurgar, por fin encontraron en la red X, la trinchera ideológica más rastrera de todas las redes sociales, varios trinos del señor Gregorio Oviedo, esposo de la más votada de las tres candidatas y quien podría convertirse en la próxima fiscal general: Amelia Pérez.

Oviedo, en uso de su derecho a la libre expresión, dejó salir sus opiniones políticas y jurídicas en la red X, frente al caso de Nicolás Petro, hijo del presidente de la República; igualmente, para confrontar a periodistas de derecha. Usar las opiniones de Oviedo para deslegitimar y dudar de la independencia de criterio de su esposa, la candidata Amelia Pérez, hace parte de la narrativa machista que aún sigue vigente en Colombia, con la que toda mujer casada, está, de manera natural, sometida a las ideas y opiniones de sus maridos. Es decir, Amelia Pérez no puede ser elegida nueva fiscal general de la Nación porque su esposo apoya al presidente Petro y tiene criterios jurídicos contrarios a los que promueven medios afectos al régimen uribista que perdió las elecciones con el progresismo.

Razón le cabe al reconocido penalista, Miguel Ángel del Río, cuando dice que “las posiciones del señor Gregorio Oviedo, esposo de la ternada Amelia Pérez, le pertenecen solo a él y están protegidas constitucionalmente. Extenderlas a su esposa no sólo es caprichoso sino ofensivo con su independencia de criterio”.

Lo llamativo del asunto es que dentro de los periodistas que se dieron a la tarea de buscar en el basurero de la red X hay mujeres de las que se esperaría algo de sororidad con Amelia Pérez. Por el contrario, insisten en fustigar su independencia, autonomía y criterio jurídico porque su esposo, Gregorio Oviedo, usó su cuenta en Twitter para dejar salir sus simpatías y antipatías.

Esa búsqueda desenfrenada por hallar cualquier indicio, comentario o expresión que sirva para desacreditar a cada de las tres mujeres ternadas hace parte de los discursos y prácticas machistas y misóginas que terminaron uniendo a exmagistrados, periodistas, exfiscales generales, abogados, empresarios, políticos y narcotraficantes a los que no les conviene que una mujer, de las calidades de las candidatas, dirija el ente investigador.

El grado de animadversión es tal, que incluso colegas alcanzaron a insinuar que lo dicho por el marido de Amelia Pérez daría para que la CSJ devuelva la terna. Aunque es improbable que ello ocurra, los detractores de las ternadas esperan que los magistrados y magistradas de la CSJ descarten a Pérez por las ideas expresadas por su esposo. Imagino que en breve seguirán con las parejas de las otras dos candidatas, porque para estos “recolectores de desechos” de la sucia trinchera que es X, estar casada es sinónimo de sometimiento de las mujeres a las ideas de los esposos. Por cuenta de estos interesados (as) “sabuesos” regresamos a las décadas de los 40, 50 y 60, en las que las mujeres vivían exclusivamente en función de satisfacer a sus maridos, agachar la cabeza y asentir con obediencia.

Adenda: frente al argumento de los detractores de la terna, que señala que Petro quiere tener a una fiscal de bolsillo para salvar a su hijo, hay que preguntarse por qué el proceso no avanzó con la rapidez con la que lo impulsó el fiscal Francisco Barbosa. Eso sí, si Nicolás Petro es culpable, que pague por sus delitos. Hay que confiar en que el presidente de la República no meta las manos para tratar de sacar en limpio a su vástago.



Imagen tomada de El Colombiano. 


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