martes, 20 de junio de 2023

CONGRESISTA POLO POLO PROPUSO “AQUIETAR” A PETRO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El lenguaje es la casa del ser, dijo Heidegger. Luego, Habermas, Austin y Searle dijeron que los actos de habla constituyen acciones. Al habitar en el lenguaje, cada que emitimos un juicio de valor, consignamos una explicación o una duda argumentada, no solo estamos orientando acciones, sino que invitamos a otros a que nos acompañen en la ejecución de estas, lo que supone una legitimidad, sin importar si dichas acciones buscan eliminar físicamente a alguien.

También hay que decir que, en los usos particulares de la lengua nos desnudamos y dejamos ver nuestras partes pudendas. Bueno, creo que el congresista Polo Polo, sin advertirlo, se desnudó ante el país con su discurso violento y la intención de defenestrar al presidente.

La arremetida lingüística de Polo Polo se dio en el marco de las marchas que organizaron los opositores a las reformas del gobierno de Petro y los enemigos del presidente. Esta vez el congresista Miguel Abraham Polo Polo dejó salir su animadversión hacia Gustavo Petro, a quien le recordó su pasado guerrillero y lo exhortó a que respondiera si tenía algo que ver con la muerte violenta del coronel Dávila.

El congresista que dice representar los intereses de los pueblos afros lanzó una amenaza que nos hace recordar otras frases “célebres” muy propias del uribismo: “bala es lo que viene”, o la que en su momento emitió Álvaro Uribe Vélez: “o se callan, o los callamos”; Polo Polo dijo: “señor Petro, o se aquieta, o lo aquietamos”.

Con su discurso, el cuestionado congresista empezó a caminar por las finas cuerdas del Código Penal. Al amenazar al presidente de la República, el político traspasó una frontera ética, política y moral que ameritaría una intervención urgente del Consejo de Estado y de la Corte Suprema de Justicia, así como de la Procuraduría General de la Nación. Polo Polo arengó e incitó a quienes lo oían y aplaudían, a cumplir a cabalidad la acción, temeraria por demás, de “aquietar” al presidente de la República.

En un ejercicio de interpretación del acto de habla del congresista, aquietar supone “detener, impedir o amarrar a alguien”. En la jerga propia de matones, aquietar supondría asesinarlo o acallarlo violentamente. Sería bueno que este homúnculo que representa la ira les explicara a las altas Cortes y al país, a qué exactamente está invitando con su acto de habla: ¿a matar al presidente, a sacarlo de la Casa de Nariño o a ponerle un bozal? Cualquiera de las tres acciones niega la posibilidad de dialogar para que, en un intercambio de argumentos, triunfe el más sólido.

Claro que no se le puede pedir mucho a este vociferante político, poco leído y con un capital social y cultural empobrecido. Su cuestionada curul solo le ha servido para exponerse como un ser básico, que le facilita ser instrumentalizado por quienes creen, erróneamente, que él puede liderar una Oposición seria, respetada y legítima.

Le recomiendo leer a Zuleta (no confundirlo con Poncho Zuleta). En particular, El Elogio de la Dificultad. Ojalá lea ese texto antes de que le quiten la curul por una posible usurpación, de acuerdo con las razones que expusieron quienes demandaron su elección como congresista, a nombre de los pueblos afros.

Imagen tomada de Canal 1 


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