martes, 24 de septiembre de 2024

PETRO EN LA ONU: ¿CATASTROFISTA O LÍDER DE LA ÚLTIMA UTOPÍA?

 

Por Germán Ayala Osorio



El discurso del presidente Gustavo Petro -otro más- ante la Asamblea 79 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) puede ser leído en clave catastrófica o, por el contrario, como el grito desesperado de un mandatario al que genuinamente le preocupan las consecuencias que viene y seguirán dejando las crisis civilizatorias, ecológicas y ambientales que confluyen en lo que se conoce como el cambio climático.

Quienes lo asumen en clave catastrófica terminan alineándose sin querer y quizás sin darse cuenta con la tesis negacionista de quienes creen que los científicos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) exageran en sus análisis y mediciones, a pesar de llevar 30 años en esa tarea juiciosa de entender los efectos negativos que deja el desarrollo económico basado en los combustibles fósiles y en el consumo frenético de mercancías.

A los negacionistas se suman aquellos que expresan una confianza absoluta en que, si los problemas ecológicos, civilizatorios y ambientales actuales fueron generados por la comprensión y manipulación de la ciencia, la tecnología y la técnica, ello supone que, con la misma ciencia, la tecnología y la técnica se hallarán las soluciones a problemas como la sequía, el aumento de los niveles de los océanos que amenaza la vida de islas y extensas zonas costeras del Pacífico, intensas lluvias, peores huracanas y tifones y calores insoportables, entre otros más. 

Por el contrario, quienes asuman lo dicho por Petro como un grito humanizador, irán alineándose con aquellos que aún creen en la posibilidad de que la humanidad pueda tomar conciencia de los reales riesgos que se ciernen sobre millones de seres humanos que viven en zonas y territorios vulnerables a los efectos del cambio climático. Sin duda alguna, se trataría del renacimiento de una gran utopía, o quizás de la última, esta vez de carácter universal, planetario y civilizatorio que haría posible un diálogo entre las potencias económicas, políticas y militares responsables de la continuidad de la vida humana.

Petro se queja de que no lo escuchan. Y es cierto. Y se explica el caso omiso a los reclamos del presidente colombiano porque el mundo y la humanidad entera responden a una inercia que hace casi imposible controlar. Ya Pepe Mujica, siendo presidente del Uruguay lo había dicho en una conferencia de carácter ambiental. “Porque hemos creado una civilización en la que estamos: hija del mercado, hija de la competencia y que ha deparado un progreso material portentoso y explosivo. Pero lo que fue economía de mercado ha creado sociedades de mercado. Y nos ha deparado esta globalización, que significa mirar por todo el planeta. ¿Y estamos gobernando la globalización o la globalización nos gobierna a nosotros? ¿Es posible hablar de solidaridad y de que “estamos todos juntos” en una economía que está basada en la competencia despiadada? ¿Hasta dónde llega nuestra fraternidad? Nada de esto lo digo para negar la importancia de este evento. No, es, por el contrario: el desafío que tenemos por delante es de magnitud de carácter colosal y la gran crisis no es ecológica, es política. El hombre no gobierna hoy las fuerzas que ha desatado, sino que las fuerzas que ha desatado lo gobiernan   al hombre. Y a   la vida.   Porque   no   venimos al planeta   para desarrollarnos en términos generales. Venimos al planeta intentando ser feliz. Porque la vida es corta y se nos va. Y ningún bien vale como la vida y esto es lo elemental.  Pero si la vida se me va a escapar, trabajando y trabajando para consumir un “plus” y la sociedad de consumo es el motor, -porque, en definitiva, si se paraliza el consumo, o si se detiene la economía, y si se detiene la economía, es el fantasma del estancamiento para cada uno de nosotros- pero ese hiper consumo, a su vez, es el que está agrediendo al planeta”.

Mientras que el ejército de Israel hace ingentes esfuerzos por eliminar hasta el último palestino en la franja de Gaza, la ONU exhibía al mundo y a sus propios miembros la complacencia de los Estados Unidos con las prácticas genocidas implementadas en Gaza. Al fin y al cabo, las guerras y los genocidios son los escenarios preferidos de aquellos presidentes, fabricantes y comerciantes de armas que creen que, ante una crisis ecológica y ambiental de carácter universal, el camino más expedito, ya mostrado por el cine, será la eliminación de aquellos pueblos señalados como débiles u obstáculos para la expansión territorial y civilizatoria de las potencias dominantes.  

La actual crisis de legitimidad y credibilidad de la ONU quizás abra la posibilidad para que, en un futuro no lejano, el planeta quede a merced de una legión de hombres que determinarán qué pueblo tiene el derecho a vivir o a sobrevivir en definidas condiciones. Pepe Mujica se quedó corto al decir que la crisis es o era de carácter político. La crisis es civilizatoria. Y esta dejó ver su rostro en el Holocausto Nazi, en las dos guerras mundiales y ahora con el genocidio que comete Israel desde hace más de seis meses. Estamos ante un sostenido proceso de bestialización de la especie humana, orientada por unas cuantas familias ricas que gobiernan el mundo hoy.. 

Cito este párrafo del discurso de Petro, que con enorme claridad define lo que es el mundo hoy. “En este recinto la capacidad de comunicación de un presidente depende de la cantidad de dólares que tenga en su presupuesto, en la cantidad que tenga de aviones de guerra y en el fondo en la capacidad que tenga su país de destrucción sobre la humanidad. El poder de un país en el mundo ya no se ejerce por el tipo de sistema económico o político o de ideas que irradie, sino por el poder de destruir la vida de la humanidad. El proyecto democrático de la humanidad está muriendo con la vida, mientras los racistas, los supremacistas, los que creen estúpidamente que los arios son la raza superior, se aprestan a dominar el mundo escribiendo el terror de las bombas sobre los pueblos".



petro en la onu asamblea 79 - Búsqueda Imágenes (bing.com)

lunes, 23 de septiembre de 2024

SEQUÍA, CAMBIO CLIMÁTICO Y SOBREEXPLOTACIÓN DEL AGUA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El racionamiento de agua que soportan los bogotanos debe asumirse como un campanazo de alerta para todas las autoridades ambientales y en particular para la clase empresarial y política, responsables en gran medida por los efectos negativos que arrastra el vigente modelo agro extractivo en Colombia.

Embotelladoras como Coca-Cola y los ingenios azucareros tienen concesiones de agua por las que pagan irrisorias sumas de dinero, lo que compromete cuencas y microcuencas, incluidos los acuíferos. Se suma al acaparamiento del agua los cultivos de aguacate Hass.

El valle geográfico del río Cauca es un vasto territorio en el que la sobre explotación y el acaparamiento de aguas superficiales y subterráneas viene de tiempo atrás. La ola de intenso calor y la sequía en varias zonas del país, incluida la capital del Valle del Cauca ameritan que organismos como la CVC asuman la tarea de revisar las condiciones de explotación de las concesiones de agua y el estado de las cuencas y microcuencas que padecen ya el “estrés hídrico” por el alto consumo para regar la caña de azúcar, el aguacate Hass y el café.

Hay técnicas de riego eficientes que no todos los azucareros usan para regar sus cultivos. La técnica por goteo puede resultar costosa para aquellos dueños de fincas a los que solo les interesa alquilarles la tierra a los ingenios y recibir los millonarios pagos. Estos siguen llevando el agua que extraen de ríos y acuíferos por las viejas canales en tierra, a sabiendas de que una parte del agua termina filtrándose.

Quizás llegó el momento de que el Ministerio del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible y las Corporaciones Autónomas Regionales empiecen a pensar en exigirles a aguacateros y cañicultores licencias ambientales. Esa discusión hay que darla cuanto antes. Entre los criterios a discutir están las concesiones de agua, el aumento del precio que pagan por el agua utilizada, límites a las hectáreas sembradas y el compromiso de asumir tareas de restauración de los ecosistemas afectados de tiempo atrás como humedales. Lo anterior, en el ámbito de lo rural.

En el ámbito urbano, hay que empezar por ponerles más controles a las constructoras. Para el caso de Cali, es urgente detener los procesos de ocupación y deforestación que vienen sufriendo los Farallones de Cali. La minería ilegal se suma a las graves problemáticas que se ciernen sobre ese valioso ecosistema boscoso.

El cambio climático es una realidad insoslayable. Justamente, muchos de los negacionistas hacen parte de las agremiaciones que insisten en seguir potrerizando las selvas y en la extensión del modelo de la gran plantación, esto es, la hegemonía de la caña de azúcar, palma africana y el aguacate Hass.

En mi tesis doctoral, intitulada ESTADO, AGROINDUSTRIA CAÑERA Y AFECTACIONES SOCIO-AMBIENTALES: SOSTENIBILIDAD ASISTÉMICA FUNCIONAL Y ONTOLOGÍAS DE LA RESISTENCIA EN MUNICIPIOS DEL NORTE DEL CAUCA Y SUR DEL VALLE DEL CAUCA, recomiendo revisar de manera profunda la institucionalidad ambiental y las lógicas de su operación, atadas a los intereses de los agentes privados. De forma concreta se recomienda dar mayor autonomía a las entidades ambientales locales y regionales y el establecimiento de una Superintendencia Ambiental que, con carácter sistémico, vigile las actuaciones de entidades como la CVC y la CRC, al tiempo que haga las veces de defensa máxima de los intereses de las comunidades ancestrales y campesinas, víctimas de ese continuum de hechos, procesos de sometimiento ontológicos y de los ecosistemas liderados por la agroindustria cañera.

Dicha Superintendencia Ambiental estaría compuesta por profesionales de todas las disciplinas, y por representantes de los tres grupos “subalternos”: campesinos, comunidades afros y pueblos indígenas. A lo anterior se suma, lo que líneas atrás se propuso alrededor de la creación de la Licencia Ambiental para Plantaciones (LAP), en virtud del traslado de la agroindustria cañera al sur del país, en particular a la Orinoquia. Dichas recomendaciones se hacen en virtud a las conclusiones a las que se llegó después del proceso investigativo. "que la operación de la agroindustria y del monocultivo de la caña de azúcar, viene dejando sistémicos y sistemáticos efectos negativos en el valle geográfico del río Cauca y en el propio funcionamiento del Estado, en particular en sus órdenes locales y regionales. Quedó claro y se puede palpar en la realidad que las instituciones estatales funcionan gracias a relaciones clientelares, asociadas estas a una forma particular de concebir lo público- estatal y lo público, es decir, lo que nos interesa a todos, de los cañicultores. 




Foto: Germán Ayala 









 

domingo, 22 de septiembre de 2024

JOSÉ MANUEL ACEVEDO: “EL GOBIERNO PETRO ESTÁ COMPRANDO A LAS FUERZAS MILITARES”

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El proyecto informativo de las empresas mediáticas que se juntaron para hacerle oposición política al gobierno Petro tiene como objetivo hablar mal, consolidar negativas sensaciones en la opinión pública, desinformar y desestimar avances y logros en materia social y económica, así como magnificar hechos públicos para generar incertidumbres y miedos como un posible desabastecimiento de energía y gas.

El noticiero RCN es, de tiempo atrás, un vocero del uribismo y de la derecha colombiana. La “mala leche” de sus periodistas es evidente y recurrente. Quienes se destacan en esa innoble tarea son Luis Carlos Vélez, en La FM y José Manuel Acevedo.

Este último, en reciente entrevista con el comandante de las Fuerzas Militares, Francisco Hernando Cubides, se atrevió a preguntar si todas las acciones emprendidas desde la presidencia para garantizar bienestar en los uniformados, en particular en el personal de soldados, patrulleros e infantes de marina podrían responder a la intención del gobierno de “comprar a las fuerzas militares”. Así preguntó Acevedo: “Oyéndolo, algunos suspicaces podrían decir lo que están es comprando a las Fuerzas Militares desde el Gobierno".

El ladino periodista intenta atar su insidiosa y malintencionada pregunta al “decir de unos suspicaces”, pero es claro que al único que se le ocurre pensar que lo preguntado pueda ocurrir es a él y no por su suspicacia, sino por su “mala leche”.

El interrogante obedece al objetivo señalado líneas arriba: deslegitimar y ensuciar cualquier acción positiva realizada por el gobierno Petro. Decir que el gobierno “está comprando a las fuerzas militares” resulta ofensivo y niega la historia de sumisión de las FFAA al poder civil que encarna un presidente de la República como comandante supremo de las Fuerzas Armadas. Al comandante Cubides le faltó contundencia al negar el directo señalamiento de Acevedo.

El bienestar de los miembros de las Fuerzas Militares y de Policía siempre estuvo enfocado en pasados gobiernos en garantizárselos a la cúpula y a la oficialidad, naturalizando las paupérrimas condiciones en las que operan soldados, patrulleros e infantes de Marina. Mejorar la asignación salarial, construir un casino de soldados en Tolemaida y aumentar la ración de proteína en los ranchos de los soldados, entre otras acciones, hace parte del respeto que siente el jefe del Estado hacia quienes están en la parte más baja de la cadena de mando. Hay, sin duda, una lectura de clase a la inversa, si se tiene en cuenta que, durante los gobiernos de Uribe, Santos y Duque, las relaciones con las fuerzas militares estuvieron fincadas en el clasismo que se genera desde los altos mandos y en la instrumentalización de los más vulnerables.

Sin duda alguna, Acevedo es un periodista uribizado que con su “mala leche” siempre va a querer ensuciar acciones positivas que se adelanten desde el alto gobierno, en particular cuando estas tengan que ver con mejorar las condiciones de vida de los uniformados, pues Acevedo sabe que su admirado y “eterno presidente Uribe” jamás se interesó en esos asuntos, porque su intención siempre fue instrumentalizarlos (explotarlos al máximo) para su proyecto guerrerista y deshumanizante.



Imagen tomada de Portafolio.co

sábado, 21 de septiembre de 2024

RIFIRRAFE ENTRE PETRO Y EMBAJADORA GRINGA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En el rifirrafe entre el presidente Petro y la funcionaria de los Estados Unidos, Deborah Lipstadt subsiste, por supuesto, la defensa inveterada que USA hace de Israel, su aliado militar en el Medio Oriente.

Que Israel está cometiendo un genocidio en Gaza no se puede ocultar, así las “buenas maneras y la diplomacia” indiquen que ese tipo de realidades es mejor matizarlas con llamados a la cordura o posturas tibias que terminan por favorecer los intereses económicos que se ciernen sobre los territorios en disputa. Una vez Israel extirpe al último palestino, vendrán las empresas de construcción americanas y de otras latitudes a hacerse dueñas del inevitable proceso de gentrificación que se adelantará con la reconstrucción de las zonas devastadas por los bombardeos del ejército sionista de Israel. Después de la limpieza étnica, esos territorios de la franja de Gaza se transformarán en paraísos hoteleros.

La postura del presidente Petro es tan legítima como la defensa que los Estados Unidos hace de Israel, así a la prensa tradicional y a la derecha colombianas les parezca que esos “encontronazos” afectan las relaciones políticas y diplomáticas entre USA y Colombia. Una vez se conoció del enfrentamiento verbal entre Petro y la embajadora Lipstadt, Noticias Caracol entrevista al aire al señor Gabriel Silva Luján, exembajador de Colombia en Washington, quien calificó al presidente de la República de “provocador”  y de exhibir su ideología, hecho inadmisible para un jefe del Estado.

De lo que aquí se trata es de llamar a las cosas y a los hechos por su nombre. Por aquello de las “buenas maneras” el mundo no puede seguir callando que Israel está cometiendo un genocidio contra el pueblo Palestino. Lo curioso es que Silva Luján defiende al pueblo Israel de las “arremetidas” de Petro, pero ignora el sufrimiento del pueblo palestino. Es claro que el presidente colombiano ha hecho referencia en sus opiniones al Estado de Israel y en particular a su Ejército de incurrir en prácticas genocidas.

La intención del noticiero privado era construir el relato de que la "impertinencia y la grosería de Petro" iba a generar tensiones diplomáticas entre los dos países. Casi de inmediato, el embajador de Colombia en Washington salió al paso para desvirtuar el relato periodístico: Daniel García-Peña negó que hubiera tensiones entre los dos gobiernos como ya lo había advertido el noticiero. Ese cruce de trinos no debilitarían las relaciones bilaterales señaló el diplomático. Nuevamente queda en evidencia la "mala leche" de las empresas mediáticas que decidieron hacerle oposición política al gobierno Petro. 

Los gobiernos americanos y en particular funcionarios de agencias como la DEA, el FBI y los agentes diplomáticos están acostumbrados a que los presidentes colombianos apelen a una diplomacia meliflua, ancorada a esa ya conocida actitud sumisa de los políticos colombianos al abordar asuntos que riñen o tocan las relaciones bilaterales.

En el cruce de trinos, la señora embajadora asume una postura arrogante, propia de una potencia militar, económica y política. Petro, para bien o para mal, es el jefe del Estado colombiano y por tanto una funcionaria diplomática no puede venir a insultarlo llamándolo antisemita. 

Esto dijo Lipstadt: “Colombian President @petrogustavo's continued rhetoric normalizes antisemitism. We cannot accept this. We cannot tolerate this. We must condemn these harmful narratives”.

La respuesta de Petro fue así de contundente: “Señora embajadora. Los palestinos son semitas de acuerdo a la biblia, dado que la palabra semita designa a los descendientes de Sem y su lengua. Por tanto es antisemita matar niños y niñas arrojando bombas en Gaza y no oponerse a ello. Lo más antisemita que hay hoy es repetir el holocausto de Hitler sobre la humanidad y en especial sobre el pueblo palestino. Yo no soy antisemita, no confunda y respete. No soy antijudío, creo en la libertad de cultos y si hubiera nacido en esa época hubiera dado mi vida en la resistencia armada contra los nazis. Pero creo en la libertad que genera el derecho internacional, el que se construyó ante la derrota de Hitler por norteamericanos y soviéticos y por todos los pueblos del mundo: la humanidad. El señor Netanyahu y su gobierno, reo ausente de la justicia internacional, no es el semitismo, es el nazismo”.

Este rifirrafe pasará y será uno más en el hipócrita, pero “necesario” mundo de la diplomacia y las relaciones internacionales. Mientras tanto, Israel seguirá en su práctica genocida porque los Señores de la Guerra (americanos, israelíes y europeos) convirtieron a Gaza en un dealer en donde se venden y prueban armas letales. Esos señores de la guerra necesitan de conflictos y de las guerras para sobrevivir. Esa es la realidad.



Imagen tomada de Semana.com 

jueves, 19 de septiembre de 2024

CON GREGORIO ELJACH, PETRO ENTRÓ EN EL JUEGO POLITIQUERO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Con la designación de Gregorio Eljach como ternado del Gobierno para el clientelizado y turbio proceso de elección del nuevo procurador general de la Nación, el presidente Petro entra en el juego politiquero del que ya participaron el Consejo de Estado (CE), la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y el ex vicepresidente de la República, Germán Vargas Lleras. Hay que recordar que este último logró que las dos altas cortes eligieran a sus amigos Luis Felipe Henao y Germán Varón Cotrino como candidatos a remplazar a la inefable procuradora Margarita Cabello Blanco.

Así las cosas, en el Senado veremos una lucha político-clientelista entre Vargas Lleras y el presidente de la República. Eljach, inveterado secretario del Senado, representaría los intereses del gobierno y de los sectores políticos contrarios a Cambio Radical, partido de Vargas Lleras.

No parece probable que Eljach, viejo amigo de congresistas, termine elegido por el Senado como el nuevo procurador general de la Nación en la medida en que esa corporación el gobierno Petro no tiene las mayorías y porque la postulación del exsecretario del Senado se asume como una jugada política del jefe del Estado en su afán de evitar que la jefatura del Ministerio Público pase de las manos de los CHAR, a las de Vargas Lleras.

Ya completada la terna, se confirma que el poder de la política tradicional se impuso sobre los alcances tecnocráticos de la convocatoria que abrió el propio gobierno para aspirantes no políticos presentaran sus hojas de vida. ¿Le tocó a Petro entrar en el juego enrarecido que siempre está detrás de la elección del Procurador o se trata de una decisión personal? Recordemos que siendo Senador, Petro votó por el ladino Alejandro Ordóñez Maldonado, el mismo que lo sacó de la alcaldía de Bogotá.

Cualquiera que sea el elegido, Henao, Varón o Eljach, estará obligado a mantener los altos niveles de clientelización bajo los cuales viene operando la Procuraduría, convertida de tiempo atrás en un nido clientelar desde donde se pagan favores político-electorales. Ninguno podrá actuar con total independencia. Sus decisiones siempre las deberá consultar con sus jefes políticos, lo que viciará los procesos disciplinarios que decidan abrir. 


Imagen tomada de El País. 

miércoles, 18 de septiembre de 2024

EJÉRCITO DE LIBERACIÓN NACIONAL Y EL SÍNDROME DE LA ETERNIDAD

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Después del golpe de mano del ELN contra la instalación militar en Puerto Jordán (Arauca), el proceso de negociación entre los delegados del Gobierno y los de esa agrupación armada ilegal prácticamente entró en una fase terminal. La decisión de suspender los diálogos hace pensar que ese proceso está a punto de fracasar.

Después de la suspensión, sería recomendable que el Gobierno se parara de la mesa de diálogo para retomar una avanzada contrainsurgente cuyos resultados se parezcan a los que dejó la Operación Anorí (1973). Mientras que a los elenos no se les dé un golpe militar contundente, su dirigencia seguirá timando y burlándose del gobierno y de las comunidades campesinas que esperan que cesen las hostilidades en sus territorios. Con todo y lo que significa retomar acciones militares, el Estado no puede permitir el crecimiento de esa "guerrilla" y mucho menos que continúe ejerciendo el control territorial en las zonas en donde hace presencia el ELN. 

No hay razón política para insistir en firmar un armisticio con una “guerrilla” que sufre el síndrome de la Eternidad. La mesiánica dirigencia del ELN solo estará dispuesta a dejar las armas cuando llegue a la Casa de Nariño un presidente de la República capaz de llevar al país por los caminos del socialismo, régimen y modelo económico, social y político en el que creen ciegamente los líderes de esa “guerrilla”. Y hablo del viejo socialismo de la URSS o el remedo de socialismo que se practica en Venezuela. Este es quizás el síntoma que con mayor precisión confirma que el Ejército de Liberación Nacional padece el síndrome de la Eternidad.

De ese factor principal se desdoblan otros indicios que hacen pensar en que efectivamente esa “guerrilla” sufre del síndrome de la Eternidad, esto es, que su presencia perenne está garantizada no tanto porque persistan las circunstancias que legitimaron su levantamiento en los años 60, sino porque en su devenir histórico probaron las ventajas y los beneficios de las economías ilegales (narcotráfico, minería y contrabando), lo que los alejó del proyecto revolucionario que encarnaron en las décadas de los 60, 70 y 80. En adelante, sus estructuras federadas entraron en una sintomática anomia institucional que los fue llevando a comportarse de la misma manera que el Clan del Golfo. De ahí que el remoquete de GAO no solo responde al trabajo ideológico y político-militar de las Fuerzas Militares deslegitimarlos como guerrilla, sino a la manera como el presidente Petro asumió su actual existencia y operación militar.

De igual manera, los elenos asumen que cada cuatro años el gobierno de turno deberá proponer la instalación de una mesa de diálogo o una guerra total. Si esa nueva administración le apuesta a la paz negociada, entonces animará y desgastará la salida negociada; si por el contrario ofrece una guerra total, por ese camino mantendrá las ganancias y la presencia de los Señores de la Guerra, al tiempo que mantendrá vigente la necesidad de la paz.

Así entonces, el negocio de la guerra también hace posible que la condición de ese síndrome se manifieste. Los elenos saben que hay Señores de la Guerra dentro y fuera del país que les permiten continuar existiendo no para “liberar” al país como lo advierte la sigla ELN, sino para condenarlo a más años de una confrontación bélica alejada de cualquier sentido político y militar. Lo que interesa es permanecer en el tiempo, mantener su vigencia, desamparada de cualquier posibilidad de tomarse el poder a tiros.

Quienes pensaron que sería más fácil hacer la paz con esa agrupación armada ilegal con el primer gobierno progresista y de izquierda moderada, se equivocaron. Hay razones ideológicas que separaron históricamente a la vieja y actual dirigencia del ELN, con los comandantes del M-19, grupo en el que militó Gustavo Petro. Mientras que los elenos siempre le apostaron al socialismo, la guerrilla urbana del M-19 le apostó a profundizar la democracia.

Mientras que los comandantes del M-19 que hicieron dejación de las armas creían profundamente en la que la paz era el camino para aportar a la construcción de una verdadera democracia, las otras guerrillas de la época, incluida el ELN, continuaron haciéndolo el juego al establecimiento colombiano que usaba el conflicto armado interno para evitar hacer las transformaciones sociales, económicas y políticas que se reclamaban a través del ejercicio de la violencia. En el libro De la insurgencia a la democracia (2009) García-Durán, Vera Grabe y Otti Patiño, estos dos últimos agentes negociadores del actual gobierno, dicen que “fuimos la primera organización insurgente que descubrió que la paz podía ser un elemento transformador porque, durante los últimos 50 años, la violencia en Colombia se había ligado con el poder y se ejercía para mantenerlo, conseguirlo o ejercerlo. La clase dirigente colombiana supo que mantener esa violencia podía ser la mejor manera de impedir las transformaciones sociales y políticas que necesitaba el país. En ese contexto, el M-19 se da cuenta de que la paz es una gran posibilidad para abrirles espacio a esos cambios».

Así que, bienvenidos a la Eternidad señores del ELN. Dirán sus anacrónicos líderes que mientras haya un Estado al cual combatir, ahí habrá un frente, un Antonio García o un Nicolás Rodríguez para hacer eterna su guerra. 




Imagen tomada de proceso de paz con el ELN llega a su fin: Petro - Búsqueda Imágenes (bing.com)



martes, 17 de septiembre de 2024

LA PROCURADURÍA PASARÍA A MANOS DE GERMÁN VARGAS LLERAS

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Está por terminar el dañino periodo de la actual procuradora general de la Nación, Margarita Cabello Blanco, conocida como la CHARina del Ministerio Público por ser ficha sumisa del clan Char. Durante cuatro años la señora Cabello defendió los intereses de sus patrones, así como los del uribismo e incluso, los del ladino Germán Vargas Lleras, dueño de Cambio Radical, microempresa electoral reconocida porque varios de sus miembros han sido procesados y condenados por actos de corrupción. 

La elección de su sucesor obedece y da cuenta del perverso diseño constitucional que hace posible que para este caso metan las manos los magistrados del Consejo de Estado y la Corte Suprema de Justicia. De la elección de la terna que finalmente llegará al Senado para que esta corporación elija al sucesor de Cabello Blanco participa el presidente de la República, quien deberá en pocos días exponer su candidato. Ya el jefe del Estado sabe que por dos años más el Ministerio Público estará en manos de los sectores de poder que le hacen oposición.

Se da por descontado que el Senado escogerá a una de las dos fichas que Germán Vargas Lleras logró poner en las dos cortes. Se trata de los políticos Luis Felipe Henao y Germán Varón Cotrino amigos íntimos del exvicepresidente de Santos. Vargas Lleras gana con cara o con sello. Más claro: el control presupuestal y clientelar de la Procuraduría General de la Nación pasa del control efectivo del clan Char, a las manos también clientelistas de Germán Vargas Lleras, eterno candidato presidencial y vetusto delfín, hijo de la rancia y parásita oligarquía bogotana.

Hechos políticos vergonzantes como el señalado líneas atrás constituyen una burla y una afrenta a los procesos selectivos que, fundados en la meritocracia, hacen pensar en que es posible que a esos cargos lleguen los mejores formados académicamente y no figuritas políticas cuyo único mérito es ser amigos de un político como Vargas Lleras.

La derecha suele rasgarse las vestiduras exigiendo respeto por las instituciones y la institucionalidad derivada. De qué institucionalidad hablan si esta es el resultado de mangualas y matutes clientelistas de los que participan togados y partidos políticos, convertidos estos últimos en bolsas de empleo y contratación pública con los que se pagan favores y apoyos políticos recibidos en las campañas.

Llama la atención los estruendosos silencios de la clase empresarial y de la academia frente a este tipo de elecciones a todas luces contaminadas de intereses politiqueros. Esa realidad institucional hace pensar en que naturalizamos en Colombia el clientelismo y por esa vía, el ethos mafioso que rodea el ejercicio de la política.

La elección amañada del jefe del Ministerio Público constituye una forma de violencia institucional, social y política contra aquellos candidatos que, con méritos académicos suficientes, presentaron sus hojas de vida, con publicaciones y un ejercicio profesional sin tacha. Insisto en que este proceso de elección del remplazo de la inefable Cabello Blanco da asco. Si al final Vargas Lleras logra poner a uno de sus dos muñecos en la Procuraduría, podemos confirmar que se volverá a la lanzar en el 2026, para ver si logra cumplir su sueño de llegar a la Casa de Nariño. Y es así porque podrá usar la estructura del ente de control para devolver favores a quienes decidan acompañarlo en su nueva aventura por conquistar la presidencia de la República.

Adenda: Germán Varón Cotrino dice que “no tiene relaciones con Vargas Lleras”. Miente. De esa manera, Varón Cotrino se burla del país. El entonces presidente Álvaro Uribe lo llamó “manzanillo de cuello perfumado”. En el 2009, La Silla Vacía escribió esto: “Ayer a las siete de la noche se reunieron en Casa de Nariño el presidente Álvaro Uribe y el congresista con más opción de enredar el referendo: Germán Varón Cotrino, presidente de la Cámara y mano derecha de Vargas Lleras”.




vargas lleras y varón cotrino - Búsqueda Imágenes (bing.com)

lunes, 16 de septiembre de 2024

PERIODISMO EN COLOMBIA: ENTRE “VIEJAS” Y “NUEVAS” BODEGAS

 

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Dos hechos sociopolíticos y comunicativos sirvieron para poner en crisis la hegemonía mediática en Colombia: el primero y el más evidente, la llegada de Gustavo Petro a la Casa de Nariño, convertida en una suerte de trinchera desde donde el actual presidente hace contrapoder al “viejo” establecimiento; y el segundo, la irrupción y consolidación de activistas de izquierda y progresistas que confluyen en lo que se ha dado por llamar “medios alternativos” desde donde se confrontan las mentiras, los cubrimientos amañados y la “mala leche” de las empresas mediáticas que se juntaron para hacerle oposición política al primer gobierno progresista en más de 200 años de República.

Bajo el anterior contexto se deben ubicar y entender las ácidas disputas discursivas entre los periodistas vedettes que defienden a dentelladas al vetusto establecimiento colombiano (el uribismo) y los activistas que hoy defienden al gobierno de Gustavo Petro. El detonante de la “guerra mediática” entre estos actores generadores de contenido político e ideológico fue el encuentro “Uniendo Voces” patrocinado por el Mintic.

Antes de dicho encuentro, que contó con el aval del presidente de la República, ya los improperios de un lado y del otro circulaban en las redes sociales, en particular en la red X. Del lado de las empresas mediáticas, sus periodistas vedettes descalifican a los influenciadores o activistas llamándolos “bodegueros” y a sus espacios virtuales en “bodegas” pagadas por el gobierno Petro. Entre tanto, desde las huestes de los “alternativos” se califica la labor periodística tradicional y hegemónica y a sus agentes informativos como “vendida”, “prepagos”, “muñecos y muñecas” y “manipuladores”.

Después de que el presidente Petro hiciera referencia a unas “muñecas de la mafia”, amigas del poder o del establecimiento, los enfrentamientos entre estos sectores de opinión se tornaron más ásperos. Luis Carlos Vélez es el conductor de la FM, espacio de opinión de RCN desde donde se ataca sin piedad al gobierno de Petro y se defiende al uribismo. Vélez es un periodista de derecha que no oculta su clasismo y racismo. Además, es arrogante y deja ver su aporofobia. Su animadversión hacia Petro y a todo lo que huela a izquierda es notoria. En su mesa de trabajo todos piensan como él.

Desde su trinchera “informativa”, Luis Carlos Vélez descalificó de manera directa a uno de los jóvenes activistas que defienden al gobierno. Se trata de Walter Rodríguez, conocido en las redes como Wally. Vélez lo llamó “ballena impresentable”. Con anterioridad, el locutor de la FM había sido “bautizado” con el remoquete de “Pollo triste”. El mismo periodista radial llamó “cloacas” a los medios alternativos y a los activistas progresistas.

Es decir, asiste el país a una lucha infantil en la que poner apodos parece resultar más atractivo que dedicarse a hacer periodismo, verdadero periodismo. Los enfrentamientos entre unos y otros aumentan el clima de crispación política e ideológica en el país, situación que podría agravarse en las elecciones de 2026. De igual manera, ambos actores afectan el periodismo en su deontología, dejando el oficio en una enorme crisis de credibilidad y legitimidad. 

Lo que hacen en la W, La FM, Blu radio, El Colombiano, Semana, El Tiempo, y los noticieros RCN y Caracol hace rato dejó de ser periodismo. Todos, desde el 7 de agosto de 2022 fungen como actores que manipulan los hechos noticiosos para generar efectos políticos con los que se pretende deslegitimar al gobierno de Petro. Al fabricar mentiras, reproducir odio y hacer amañados tratamientos periodísticos esos espacios informativos pierden ese carácter para convertirse en ruedas de transmisión del establecimiento; y sus periodistas, en estafetas y mandaderos de la derecha uribizada que le hace oposición al gobierno progresista. Finalmente, el remoquete de “bodegas” les sirve a estos dos bandos. Se trata de “viejas” bodegas, esto es, los medios hegemónicos y las “nuevas” que se activaron de la mano del progresismo.



wally es una ballena impresentable, dice Luis Carlos Vélez - Búsqueda Imágenes (bing.com)

“NADA QUE REPROCHAR, GRACIAS GUERRERAS”

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Con ocasión de la eliminación de la Selección Femenina de Fútbol Sub-20 del Mundial que se juega en Colombia, la autocensura de algunos periodistas deportivos aparece en forma de negación de cualquier crítica posible al desempeño de las jugadoras. Caracol es el canal que compró los derechos de transmisión de los partidos, circunstancia que parece obligar a sus periodistas vedettes a negarse a expresar cualquier crítica por la eliminación. A lo mejor, la línea editorial esté diseñada para darle ese tipo de manejo a la derrota y de esa manera “cuidar” a las jóvenes deportistas. “Nada que reprochar y gracias guerreras” fue la conclusión con la que terminaron la transmisión del partido con Países Bajos.

En los triunfos, sus periodistas se convierten en animadores de las fiestas y celebraciones. El triunfalismo es tal dimensión, que los aficionados rápidamente van creyendo que las “guerreras” son invencibles y que la copa está a la vuelta de la esquina; la exaltación sin límites de las jugadoras por partes de los periodistas deportivos del canal Caracol puede llegar a afectar a las jugadoras. Otros sectores de la prensa, sin los compromisos adquiridos por Caracol por ser el canal oficial, hablan de que las jugadoras se “agrandaron”. Es posible. Son jóvenes. Ese asunto lo deberán evaluar las propias atletas y los y las psicólogas del equipo.

En cuanto a las derrotas, los mismos agentes informativos evitan expresar al aire cualquier crítica por los evidentes problemas de definición y la posible displicencia de las tres jugadoras que patearon los penales. Esa forma de autocensura poco aporta a la formación del carácter competitivo de las jugadoras. No se trata de mimarlas, como tampoco de destrozarlas por la derrota. Simplemente, de que el periodista deportivo cumpla con el quehacer periodístico de exponer las críticas a las que haya lugar, sin importar si se gana o se pierde.

El oficio del periodismo conlleva una misión educativa insoslayable que puede estarse perdiendo cuando la autocensura, en este caso, la ausencia de crítica hacia las deportistas, coadyuva a la consolidación de la narrativa que señala que “no hay nada que reprochar”, cuando el crecimiento deportivo está atado a la aceptación de que efectivamente hay aspectos sobre los cuales las delanteras en particular deben mejorar.

Los periodistas deportivos que cubren los partidos de fútbol saben muy bien que se trata de un deporte que mueve pasiones y en el que millones de fanáticos han depositado la posibilidad y la tarea de alcanzar la felicidad. Por lo anterior, el excesivo triunfalismo y el negarse a evidenciar los problemas (técnicos y tácticos) de los y las jugadoras de los equipos de fútbol y de los seleccionados terminan por agrandar el error original que cometen los hinchas al trasladarle a 11 atletas la responsabilidad de ser felices. Vuelvo e insisto en este asunto: los periodistas deportivos, la Federación y los clubes están en mora de hacer una campaña educativa para indicarle a esos hinchas furibundos que su felicidad no puede depender del desempeño de los y las jugadoras.

La autocensura es una práctica común en la prensa, sea esta hegemónica o no. Eso sí, la opinión pública suele no darse cuenta en qué momento los periodistas priorizan guardar silencio frente a hechos de especial interés. Pasa en el fútbol y en la política.



Imagen tomada de la cuenta oficial de la Selección en X. 

domingo, 15 de septiembre de 2024

¿POLÍTICA ELECTORAL O PAZ CON LA NATURALEZA?

 

Por Germán Ayala Osorio

 

¿Quién recogerá el discurso ambiental que viene exponiendo el presidente Petro? No veo a ningún líder de la izquierda o del progresismo hacerse cargo de las alertas y los llamados de Petro a modificar sustancialmente y cuanto antes las maneras como venimos poblando el planeta y relacionándonos con la Naturaleza. Es más, tampoco veo a la Alianza Verde en esa tónica. La verdad es que a sus miembros poco les interesó agitar la bandera del ambientalismo. Todo en ellos es una pose. El apellido Verde hace parte de esa pose. 

Ocupados desde ya por las elecciones de 2026, los políticos de la izquierda, la derecha y el fantasmagórico centro parecen no preocuparse por lo que está pasando en Europa con las altas temperaturas y tampoco por la inquietante sequía y el consecuente racionamiento en el consumo del líquido que sufre la capital del país. Menos aún discuten sobre el pago irrisorio (11 millones de pesos al año) y el gran consumo de agua en La Calera por parte de la multinacional Coca-Cola. Pensarán en la posibilidad de que la embotelladora les patrocine sus campañas políticas. La CAR es una entidad que como todas las Corporaciones Autónomas Regionales está pensada para ser observadora del consumo irracional de la oferta ambiental. Y el alcalde de Bogotá, un pusilánime que prefiere someter a los bogotanos, antes de exigirle a la multinacional mayor responsabilidad ambiental. 

El cambio climático es una realidad incontrastable que amerita sentarse a pensar qué haremos en Colombia en el inmediato futuro. Urge diseñar un pacto político con la Naturaleza. Las altas temperaturas en varias regiones del país, incluidos el Valle del Cauca y su capital debería de ser un tema de discusión en el marco de la COP16. El eslogan de esa cumbre por la biodiversidad, Paz con la Naturaleza, puede quedar convertido en una simple frase si no se toman prontas y radicales decisiones en política ambiental.

Los amigos, propietarios y patrocinadores del desarrollo agro extractivo y beneficiarios del modelo de la gran plantación deberían de ser convocados a esa discusión. Eso sí, siempre y cuando estén dispuestos a abandonar la actitud negacionista de las crisis ambientales que confluyen en eso que se conoce como el cambio climático.

Ya hay problemas de abastecimiento de agua en zonas como Bolívar, en el Valle del Cauca, por culpa de los monocultivos de aguacate Hass y caña de azúcar. Y de continuar la falta de lluvias en el valle geográfico del río Cauca, vendrán racionamientos en ciudades como Cali, sede la COP16.

Colombia ha venido incumpliendo compromisos en materia de conservación de la biodiversidad, realidad que tiene una explicación sociopolítica: la derecha colombiana jamás se interesó en comprender las dinámicas y las relaciones sistémicas que se dan entre los ecosistemas naturales-históricos. Azucareros y palmicultores, ganaderos, mineros y narcotraficantes son en gran medida los responsables de la deforestación en las zonas selváticas del sur del país. Dentro de las ciudades capitales, las constructoras también tienen su grado de responsabilidad en el proceso de irle ganando terreno, por ejemplo, en Cali, a los Farallones. Y en todo ese complejo panorama, aparece la política en forma de una institucionalidad ambiental débil y capturada por los intereses de todos los anteriores agentes de poder. Para el caso del Valle del Cauca, la CVC es una entidad que arrastra una historia de protección de los intereses de los azucareros, en contravía de los intereses comunitarios.

Mientras llega el día de la inauguración de la COP16, la inercia del desarrollo agro extractivo nos irá llevando al punto de no retorno del que hablan los científicos.  Anoche se vio la quema de caña de azúcar dentro de la ciudad de Cali. La pavesa y la acción misma de escaldar los cultivos de caña de azúcar contribuyen a la contaminación del aire y la generación de problemas respiratorios en menores de edad y adultos mayores. ¿En dónde están las autoridades? Vuelvo a preguntar: ¿Quién recogerá el discurso ambiental que viene exponiendo el presidente Petro? La respuesta es esta: nadie, porque a la Derecha solo le interesa recuperar la Casa de Nariño para continuar en la misma tónica depredadora. Los del Centro son tan medrosos y pusilánimes, que les resulta más cómodo continuar siendo amigos de la Derecha, que acercarse un poco a la Izquierda. Y esta última está enfocada en volver a ganar las elecciones, sin avizorar que necesitan consolidar un discurso socio ambiental y civilizatorio que aporte salidas a la crisis climática. 


Imagen tomada de la cuenta de X de Aldemar Domínguez Espinosa. 


sábado, 14 de septiembre de 2024

2026: TRES SECTORES DE PODER EN UN ESCENARIO MARCADO POR EL ODIO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Los altos niveles de crispación ideológica y política que por estos días vivimos en Colombia y en particular en las redes sociales podrían convertir el 2026 en un escenario de eliminación física y simbólica de candidatos presidenciales como los que vivió el país en las elecciones de 1990. Recordemos que en ese momento histórico 4 candidatos presidenciales de la izquierda fueron ultimados por orden de sectores políticos con finas relaciones con el narco paramilitarismo.

El odio que se respira en el país desde el 7 de agosto de 2022 nace del racismo, la aporofobia y el clasismo de sectores tradicionales del poder hegemónico que se sienten incómodos por la llegada a la Casa de Nariño de un exguerrillero. Esos elementos que caracterizan a la derecha guardan estrecha relación con la política social del gobierno Petro, encaminada a favorecer a los más pobres y vulnerables, y en particular a las comunidades afro, indígenas y campesinas. Los clasistas, aporofóbicos y racistas serán la avanzada electoral y política de la derecha tradicional de esa Colombia que odia la diversidad, la pluralidad y hasta la propia biodiversidad.

Las advertencias de Petro alrededor de que sectores de la derecha, de la mano de mafiosos, estarían fraguando un atentado en su contra, aportan a los procesos mutuos de animadversión entre quienes están “firmes con Petro” y aquellos que insisten en decir que al país hay que “recuperarlo, esto es, liberarlo de la izquierda, del comunismo”. Se suma a lo anterior, las acciones políticas emprendidas por el Consejo Nacional Electoral (CNE), órgano politizado e ideologizado que busca juzgar al ciudadano y entonces candidato presidencial Gustavo Petro. Al final, lo que termine haciendo el CNE se seguirá leyendo como un intento de golpe institucional contra un mandatario elegido a través del voto popular.

El caso de la compra ilegal y mafiosa del software “malicioso” Pegasus,  la Asamblea popular que convocó el presidente de la República y el encuentro con medios alternativos “Uniendo voces” hacen parte de la estrategia ideológica y política con la que Petro confronta a la derecha, en particular a la que representa el uribismo, sector de poder político y social que ha expuesto públicamente su inquina hacia los pobres,  indígenas, campesinos y negros; desde esas mismas huestes se han proferido amenazas alrededor de no dejar que el actual mandatario termine su periodo.

Bajo esas circunstanciade que dan vida a la crispación ideológica y política, en el 2026 la derecha uribizada podría pagar muy caro el haberle apostado a bloquear políticamente al gobierno de Petro, pero, sobre todo, haber apelado a las empresas mediáticas para enlodar y deslegitimar al primer gobierno progresista en más de 200 años de República.

Los sectores de la derecha que de tiempo atrás han tomado distancia del dañino uribismo claramente apostarán duro a aquellos candidatos (as) que decidan presentarse como opciones del timorato e inexistente Centro.

Si la izquierda democrática y el progresismo logran unirse en una sola colectividad, darán vida política a lo que desde ya los medios hegemónicos llaman el “Petrismo”, nomenclatura que cobra sentido por el interés de Gustavo Petro de convertirse en un gran elector, y competirle de tú a tú al expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez.

Así las cosas, para el 2026 aparecerán en la escena electoral por lo menos tres bloques de poder político: el primero, el “Petrismo”, anclado a la figura de Gustavo Petro. Desde esa fuerza se insistirá en la narrativa que alude a la necesidad de que se dé un cambio cultural, en medio de una crisis ambiental de inquietantes proporciones. El segundo, el uribismo, atado a la vetusta y desgastada imagen del expresidente Uribe. Desde esa instancia de poder se seguirá atacando el ideario progresista, en particular los llamados de atención alrededor de cuidar las selvas y de pensar en las energías limpias. Para el uribismo la naturaleza y sus ecosistemas deben seguir siendo sometidos a las lógicas del capitalismo salvaje. Y un tercer sector, ancorado a quienes desde la derecha no uribizada le apostará a dar vida al Centro político. Un Centro que deberá demostrar que de verdad está dispuesto a tomar distancia del uribismo, lo que implicará recoger en buena parte las ideas de la izquierda y el progresismo. 

Por ahora, la derecha uribizada ya dejó ver algunas de sus candidatas, las ultraconservadoras María Fernanda Cabal y la directora de Semana, Victoria Eugenia Dávila Hoyos. Se trata de dos mujeres leales al expresidiario Álvaro Uribe Vélez, que destilan odio contra todo lo que huela a izquierda democrática y progresismo. Entre tanto, el “Petrismo” ya exhibe como posibles candidatos a la exministra de Salud, la médica Carolina Corcho y al canciller, Luis Gilberto Murillo.

 


petro en el 2026 - Búsqueda Imágenes (bing.com)

PEGASUS, GRUPO EGMONT Y EL ESTADO CRIMINAL

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Después de que el presidente Petro revelara en su alocución la compra subrepticia del software espía Pegasus, vino la sanción contra Colombia de la red global de inteligencia financiera que lidera o coordina el Grupo Egmont. Se trata de la suspensión temporal de la @UIAFColombia  del  @EGFIU.

De inmediato, la prensa que le hace oposición política al gobierno Petro registró la decisión con tres claros propósitos: el primero, desacreditar al presidente de la República por violar un secreto estatal, con aparentes graves consecuencias en materia de cooperación internacional contra el lavado de activos y otras maniobras como la financiación del terrorismo. El segundo, minimizar la gravedad de la compra ilegal de Pegasus y por esa vía banalizar que ese software espía se usó con fines criminales contra jóvenes de la Primera Línea que terminaron asesinados, torturados o estigmatizados, en el contexto del estallido social, de acuerdo con lo denunciado por el propio presidente de la República. Y el tercero y más importante, evitar aludir a las responsabilidades penales y políticas que les correspondería asumir al gobierno de Iván Duque y a quienes se prestaron para comprar el “malicioso” software Pegasus.

De esa manera medios como El Tiempo y Blu radio, para nombrar tan solo a dos de los que le hacen férrea oposición política al presidente Petro, ponen a rodar la narrativa que indica que lo hecho por el presidente de la República es supremamente grave porque hizo que el Grupo Egmont y quizás otras instancias relacionadas con la cooperación internacional, perdieran la confianza en el Estado colombiano y en sus instituciones. Califican como “ilegal” la actuación del jefe del Estado, con la intención clara de soslayar los crímenes que se cometieron o se pudieron cometer con la operación de Pegasus.

A los señalados medios poco les importa la comisión de los delitos asociados a la compra y puesta en operación de Pegasus. Aquí lo importante es desacreditar al gobierno progresista, mientras que a la anterior administración hay que salvarla de toda responsabilidad. El silencio del expresidente Iván Duque Márquez frente a los hechos es una señal inequívoca no solo de la doble moral institucional, sino de la decisión de la derecha de mantener el histórico carácter criminal del Estado.

Baste con recordar el grave episodio de las “chuzadas” del DAS durante la administración de Álvaro Uribe Vélez en contra de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia para entender que espiar las comunicaciones de altos dignatarios del Estado fue una política estatal. Después de desmantelado el DAS, la derecha uribizada quiso dar continuidad a esa perversa política durante el gobierno de Duque, a través de la compra irregular e ilegal, con dineros del narcotráfico, de Pegasus.

Al final queda claro que Pegasus existe, que fue pagado en efectivo, que los 11 millones de dólares que costó salieron del país en un avión; se trató de una compra gubernamental ilegal para propósitos ilegales. Si la Fiscalía hace bien su trabajo, el país sabrá quién dio la orden, de dónde salieron los millones de dólares en efectivo y sobre todo, en dónde está hoy operando ese software.

Eso sí, Pegasus sirve para entender que efectivamente la sociedad colombiana deviene en una profunda confusión moral y ética que hace proclive a que quienes llegan al Estado lo hagan para violar los derechos humanos usando la capacidad estatal instalada. Los asuntos y secretos de Estado contribuyen en gran medida extender en el tiempo y profundizar esa difícil e intrincada situación colectiva, pero sobre todo para mantener el carácter criminal de un Estado que se acostumbró a asesinar, a chuzar y a estigmatizar a periodistas, magistrados, jueces, líderes juveniles y políticos, señalados por y desde la Casa de Nari como “enemigos de la Patria”.



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viernes, 13 de septiembre de 2024

“UNIENDO VOCES” PARA DEFENDER A PETRO Y AL PROGRESISMO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La hegemonía informativa en Colombia le sirvió por mucho tiempo a la derecha para consolidarse como la única opción de poder y para ocultar actos de corrupción público-privada y matizar los impactos negativos de un modelo de desarrollo y de una apuesta cultural enemigos de la biodiversidad y la pluralidad étnica. Y fue así hasta que en el 2022 un poco más de 11 millones de colombianos eligieron al primer presidente progresista en la historia del país.

Después del 7 de agosto de 2022, la prensa hegemónica, siguiendo las instrucciones de sus patrones, convirtieron al presidente Petro, a su familia y a su gobierno en un solo “objetivo periodístico”, lo que significó la implementación de un cubrimiento noticioso cargado de "mala leche" y una inusitada y jamás vista animadversión, resultado del clasismo, el racismo y la aporofobia que desde la prensa tradicional se impulsa desde los orígenes de la República. Nunca la prensa tradicional se volcó para esculcar las decisiones de un gobierno. Por el contrario, los medios tradicionales fueron cómplices de gobiernos como los de Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos e Iván Duque Márquez. Con Uribe naturalizaron lo que se conoció como el unanimismo ideológico y político. Esas empresas mediáticas se hincaron ante el poder intimidante del político antioqueño. Con Santos mantuvieron la misma actitud complaciente. Y con Duque, periodistas de derecha como Néstor Morales (Blu radio) y Luis Carlos Vélez (de La FM) actuaron de forma complaciente y lo trataron como un amigo más, como un “parcero”, lo que significó el abandono de la actividad periodística, en particular de aquel principio de “molestar al poder”. 

Con la llegada de Petro a la Casa de Nariño, todo cambió en esa relación de la prensa hegemónica con el presidente de la República. Jamás imaginaron los periodistas, conductores y editores de medios como Blu radio, La FM, La W, El Colombiano, El Tiempo, Semana y El País y los noticieros de televisión de RCN y Caracol que un presidente de la República los confrontaría de la forma como lo viene haciendo Petro. El presidente los desmiente y confronta sus versiones, lo que relativiza el impacto negativo de las lecturas malintencionadas de unas empresas mediáticas que actúan como actores políticos en oposición. El carácter contestatario del presidente Petro y el uso de su cuenta en la red X como trinchera política e ideológica sacudió las rutinas de los medios masivos tradicionales de Colombia.

La irrupción de medios alternativos y de los influencer petristas ha servido para que los niveles de crispación política e ideológica en las redes sociales aumentaran significativamente en una sociedad altamente intolerante como la colombiana. Así las cosas, la generación de estados de opinión pública ya no es una tarea exclusiva de la prensa hegemónica y tradicional. Y esa inesperada competencia tiene desesperados a los periodistas-vedettes de los señalados medios, acostumbrados a manipular a la opinión pública de acuerdo con sus corporativos intereses.

“Uniendo voces” es la estrategia político-mediática del gobierno Petro para consolidar en Colombia un frente mediático capaz de enfrentarse a los medios hegemónicos de la derecha corporativa. Ya hubo una primera convocatoria de periodistas y medios alternativos en la ciudad de Armenia. Al encuentro llegó el presidente Petro para darle la “bendición” a una estrategia periodística y política jamás vista en la historia del país.

El presidente Gustavo Petro intervino en el marco de “Uniendo Voces”, un encuentro organizado por el Ministerio de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), donde resaltó la importancia social y política de los medios de comunicación alternativos, comunitarios y digitales en el país. Ante medios comunitarios de todo el país, el presidente Petro afirmó que significan “esa enorme constelación diversa, que es una de nuestras principales riquezas como sociedad, pero que pareciera que quiere ser aplastada por una homogenización de las mentes, un pensamiento único que sale de los grandes medios de comunicación”.

Eso sí, el gran reto de esa cofradía de medios alternativos que acompañan y defienden la causa progresista es no hacer un periodismo mediocre como el que vienen haciendo los medios hegemónicos. Acompañar las ideas de una izquierda democrática moderna y del progresismo exige que se cubran los hechos noticiables con responsabilidad y profesionalismo. “Uniendo voces” no puede convertirse en una trinchera ideológica sectaria que defiende a dentelladas un proyecto sin crítica alguna. Hacerlo de esa manera es igualar lo hecho por las empresas mediáticas de la derecha durante más de 50 años.




reunión de petro con medios alternativos - Búsqueda Imágenes (bing.com)

jueves, 12 de septiembre de 2024

COMUNICACIÓN, VERDAD, PETRO Y LA ORDEN DE ASESINARLO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Volvió el presidente de la República a dirigirse al país, sin mirar a los colombianos. Otra vez la oficina de comunicaciones pasa como alocución una “conversación” del jefe del Estado con Pedro Vaca, exdirector de la FLIP y relator de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh), que terminó siendo una especie de “soliloquio” o quizás un circunloquio. Como fuere, lo dicho y lo no dicho por Gustavo Petro en su particular alocución de la noche de hoy hacen pensar en que al presidente lo están acosando varios hechos o circunstancias, a saber.

Dijo el mandatario que “lo quieren matar” y que la orden ya fue dada por un poder económico que cuenta con el apoyo de la mafia y la anuencia de las mismas empresas mediáticas que desde el 7 de agosto de 2022 vienen atacando al presidente de forma sistemática. Con la misma determinación con la que informó al país lo del software espía (Pegasus), el jefe del Estado debió y debe señalar con nombres propios quiénes son los que están detrás del golpe de Estado que le quieren dar o del plan para asesinarlo.

Al no entregar los nombres, Petro les facilita el camino a sus detractores y a los propios periodistas que lo declararon como su “objetivo periodístico” para que señalen que está paranoico o que por lo menos afronta graves problemas emocionales que intenta ocultar o minimizar su impacto, inventando que lo quieren asesinar o sacarlo de la Casa de Nariño.

Si lo del plan criminal es cierto, Petro puede estar sintiendo miedo de morir, pero, sobre todo, de pensar que todo lo que desea hacer por el país, pueda quedar truncado de un momento a otro. Petro es mesiánico y eso no lo puede ocultar. También es posible que lo acose algo de rabia por no ver mayor preocupación en las huestes que lo respaldan y claro, al pensar en la satisfacción que deben estar sintiendo sus enemigos, críticos y detractores. Petro también puede estar experimentado la soledad que siempre acompaña a todos aquellos que ostentan poder, así el presidente reconozca que el poder del capital está por encima del presidencial.

Lo cierto es que la alocución de esta noche deja dudas sobre lo que realmente está pasando en la Casa de Nariño y con el propio jefe del Estado. Es claro que Petro no se siente cómodo por todo lo que representa ese Palacio para quien no soporta a la vieja oligarquía y en particular los lujos extravagantes propios de un palacete, en uno de los países más desiguales del mundo.

Cambiemos de tercio. Las disquisiciones que hizo Petro en torno a la Verdad y a la verdad periodística y a la comunicación resultan interesantes, a pesar de que en este país las grandes mayorías, incluidos los comunicadores sociales-periodistas, poco o nada han leído a Habermas o estudiado los aportes de la Escuela Crítica o de Frankfurt.

Y claro que le cabe razón al presidente cuando recoge lo dicho por Habermas en el sentido en que la violencia es la expresión del fracaso de la comunicación. Como proceso humano, la comunicación, esto es, el reconocimiento del Otro como un igual con el que es posible dialogar y contemplar, tenderá al fracaso cuando los agentes que hacen parte de la situación de comunicación no comparten las mismas actitudes y aptitudes para mantener un diálogo horizontal, equilibrado o la simple intención de reconocer.

El lenguaje es un elemento clave para Habermas en su Teoría de la Acción Comunicativa. Hay unos usos particulares de la lengua que impiden que la comunicación fructifique. El lenguaje periodístico, cuando se usa para exaltar los conflictos societales, se convierte en el mayor obstáculo para la comunicación. De hecho, llamar a las empresas mediáticas medios de comunicación constituye un error. Los medios masivos no comunican. Ni siquiera informan. De ahí la constante pelea de Petro con los periodistas afectos al viejo régimen, en la red X.

Igualmente, cuando el lenguaje técnico y el científico se usan para engañar, burlarse o discriminar a quienes apenas exhiben los niveles más básicos en su capacidad de hablar, el fracaso de la comunicación está garantizado.

Señor presidente, comunicar también es poner en común una verdad, una postura, una decisión. Y al no dar los nombres de aquellos que según Usted lo quieren asesinar, aporta para que la comunicación fracase.

El que seamos una sociedad clasista, machista, aporofóbica y racista es la más clara muestra del fracaso de la comunicación. Insistimos en ese fracaso porque no nos hemos reconocido como pueblo diverso. La prensa hegemónica es responsable en gran parte de esa realidad. Y si fracasa la comunicación, lo más probable es que pase lo mismo con los procesos civilizatorios en los que estamos inmersos. 

FUJIMORI Y URIBE: PARECIDOS RAZONABLES

 

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Murió Alberto Kenya Fujimori Inomoto, expresidente del Perú, a los 86 años. Se fue el dictador, el violador de derechos humanos. Fue condenado a 25 años de prisión por los homicidios perpetrados por la fuerza pública en Barrios Altos y la Cantuta. Fue indultado.  Fujimori fue un populista de derecha que le prometió al pueblo peruano que acabaría con las prácticas terroristas del grupo armado ilegal Sendero Luminoso, liderado por el criminal Abimael Guzmán. Y cumplió.

Estuvo 10 años en el poder (1990-2000), cerró el Congreso y gobernó con mano de hierro, junto a Vladimiro Montesinos, ladino y oscuro personaje que lo secundó en su proceso de “disciplinamiento” social, que lo llevó a esterilizar a 314 mil mujeres pobres, sin consentimiento alguno. Una muestra clara de su incontrastable aporofobia.

Su lucha contra el terrorismo del grupo Sendero Luminoso lo convirtió en un hombre de mano firme. Al final, logró apresar a Abimael Guzmán y exponerlo enjaulado ante el mundo, como un perro rabioso, vestido de rayas.

Hay circunstancias contextuales y personales que hacen posible comparar a Fujimori con Álvaro Uribe Vélez. Hay, sin duda alguna, parecidos razonables entre estos dos políticos latinoamericanos, que marcaron y ensuciaron la historia del Perú y de Colombia.

Aunque sus periodos presidenciales no coinciden en el tiempo, compartieron la consolidación de las ideas neoliberales, lo que les sirvió a ambos para convertirse en agentes radicales en la aplicación de los elementos claves de esa doctrina económica. Ambos le apostaron a vender empresas del Estado, esto es, privatizarlas y por esa vía, concentrar la riqueza en pocas manos; también, a liberalizar el mercado y desregular todo lo que pudieran para favorecer la iniciativa privada. Al final, ambos generaron desempleo y aumentaron la desigualdad y la pobreza. Generaron miedo, para vender seguridad.

Uribe Vélez, un populista de derecha, llegó a la presidencia con la propuesta de acabar con la guerrilla de las Farc-Ep, acompañada de la cuestionada narrativa de que ese grupo armado ilegal había asesinado a su padre. Esa versión fue desmentida por miembros del Secretariado de ese grupo armado ilegal durante las conversaciones de paz de La Habana. Otras versiones indican que su progenitor fue asesinado por líos de tierras. 

Uribe se plegó a la doctrina anti terrorista que surgió de los (auto) atentados contra las Torres Gemelas en NY y de esa manera, declaró públicamente que en Colombia no había un conflicto armado interno, sino una amenaza terrorista. El entonces presidente colombiano prometió acabar con “laFar” en cuatro años. Antes de que llegara al fin de lo que luego sería su primer mandato (2002-2006), entonces dijo que necesitaba otros cuatro y se hizo reelegir cambiando la Constitución (2006-2010). Al final el país supo que su reelección fue comprada en el Congreso, gracias a que los congresistas Yidis Medina y Teodolindo Avendaño vendieron sus votos para que se aprobara la ley que daría vida a la reelección presidencial inmediata. Ambos “hicieron Patria”.

Mientras que Fujimori cerró el Congreso, Uribe Vélez, por el contrario, sometió a su voluntad a los congresistas. Decía el presidente antioqueño que su “gobierno no compraba conciencias, que, por el contrario, seducía”. Y así fue. “Sedujo” a empresarios, políticos, periodistas y militares. Uribe quiso someter a las altas Cortes. En particular a la Corte Suprema de Justicia (CSJ), cuyos magistrados fueron espiados (chuzados) por el DAS, entidad que Uribe convirtió en su policía política para perseguir contradictores y críticos. Ese alto tribunal procesó y condenó a 60 congresistas por tener vínculos con los grupos paramilitares, hecho que despertó la ira de Uribe Vélez. “A los congresistas les voy a pedir al favor de que mientras los meten a la cárcel, voten los proyectos”, es la frase que mejor describe ese momento histórico.

Uribe Vélez quiso quedarse cuatro años más, es decir, mandar por 12 años.  Con la gracia del Congreso, la bancada uribista hizo aprobar el proyecto de ley. Luego, la Corte Constitucional, con ponencia de Humberto Sierra Porto, lo declaró inexequible porque, entre otras razones, debilitaba los pesos y contrapesos de la democracia.

Con su política de seguridad democrática Uribe Vélez consolidó un régimen de mano dura, tan disciplinante como la “dictadura civil” que montó Fujimori en territorio inca. Al igual que el presidente peruano, el gobierno de Uribe violó los derechos humanos de periodistas, políticos detractores y críticos de sus iniciativas y acciones. Con la aplicación sin control de la Seguridad Democrática, militares bajo su mando asesinaron a sangre fría a 6402 jóvenes vulnerables. Aunque se cree que la cifra puede llegar a los 10 mil.

Fujimori y Uribe fueron experimentos de los sectores más conservadores de sus países. El experimento consistía en estirar al máximo sus líneas éticas y marcos morales.

Alberto Fujimori fue condenado ejemplarmente. Mientras que Uribe Vélez acumula más de 200 procesos en Fiscalía, Corte Suprema de Justicia y Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes por delitos relacionados con el fenómeno paramilitar, como las masacres del Aro y La Granja. Hoy enfrenta un juicio por fraude procesal y soborno a testigos.

Sectores societales del Perú y de Colombia llegaron a considerar que tanto Fujimori como Uribe fueron “males necesarios”. Para el caso del entonces mandatario colombiano, el académico Malcom Deas dijo en su momento que “… Uribe era un presidente que necesitaba Colombia. Después de él hay un antes y un después…sí, yo creo que hay momentos para la guerra y para la paz. En 2002 el momento era para una política como la seguridad democrática, ahora el país vive otro momento”.

Para el caso del Perú, en el 2018, un medio registraba así la irrupción de Fujimori: “Para muchos peruanos, el gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000) constituyó algo así como un mal necesario. Hasta inicios de los noventa, el país padecía una inflación fuera de control, un aparato productivo agónico y un levantamiento armado que anunciaba la “libanización peruana”. Durante su gobierno se abandonó aquella deriva”.

Lo cierto es que sus mandatos y sus formas de entender y asumir la política no sirvieron para mejorar las relaciones entre el Estado y la sociedad en ambos territorios. No dejaron las bases para superar viejas y compartidas taras civilizatorias. Por el contrario, coadyuvaron a extender en el tiempo las circunstancias propias de pueblos premodernos, atrasados, incivilizados y violentos como lo son los peruanos y los colombianos.


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Imagen tomada de La Oreja Roja. 

miércoles, 11 de septiembre de 2024

PERIODISMO Y LA CONSULTA COTIDIANA DE BANDIDOS DE CUELLO BLANCO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El periodismo, como forma de poder, está atado a una lógica noticiosa y a unas rutinas de producción y reproducción de unos hechos elevados a la condición de noticia. Muchos de esos hechos noticiables terminan en exageraciones, tergiversados en su naturaleza o usados como cortinas de humo para tapar escándalos políticos o decisiones judiciales.

Dentro de esas dinámicas, los periodistas y las empresas mediáticas caen una y otra vez en la práctica inmoral, aunque periodísticamente valida de entrevistar o darles la vocería a políticos en condición sub judice, condenados o señalados de ser ladrones de cuello blanco, clientelistas, asesinos y politiqueros por sectores de la opinión pública. Incluso, con procesos judiciales en curso y otros con fallos negativos. Aparecen a diario en la prensa políticos tradicionales, miembros de clanes que la gente asocia con corrupción público-privada, clientelismo, paramilitarismo e incluso, homicidios.

Los defensores de esa práctica inmoral, pero legítima desde la perspectiva periodística, argumentan que ellos, los periodistas, no fungen como “jueces” y que la constitución garantiza la presunción de inocencia.  Aunque el argumento es válido, no alcanza a quitarle lo inmoral que resulta ver y escuchar en noticieros, a políticos (también empresarios) sobre los que hay serios cuestionamientos e incluso verdades socialmente aceptadas, pero no validadas con sentencias de los jueces, justamente porque tienen el poder económico y político para someter a los operadores judiciales, incluidos magistrados de altas cortes.

En una sociedad que deviene en una profunda confusión moral como la colombiana, haría bien que las empresas mediáticas adoptaran como criterio minimizar al máximo la apertura de los micrófonos y otros espacios a esos políticos social, política y jurídicamente cuestionados.

Un ciudadano del común se puede sentir fatigado e incluso molesto al ver a diario a los políticos sobre los que recaen toda suerte de cuestionamientos y sobre toco, procesos judiciales que, por su investidura, la ciudadanía esperaría que no estuvieran inmersos en la comisión de delitos graves como manipulación de testigos, fraude procesal, homicidios y actos de corrupción.

Las rutinas periodísticas pueden ajustarse, si el objetivo es proscribir el ethos mafioso que acompaña a esos operadores políticos que, aunque famosos, resultan ser una vergüenza para sectores modernos de la sociedad que creen en que es posible cambiar a Colombia, exhibiendo en los medios otro tipo de referentes políticos. Lo curioso y lo más doloroso de todo es que hay periodistas que están convencidos de que sus entrevistados son bandidos de cuello blanco, pero aún así, los convierten en noticia o buscan sus opiniones porque despiertan polémica y eso es garantía de rating.

Eso sí, hay que decir que hay periodistas que admiran y se sienten atraídos por esos politicastros. Esos colegas son cómplices de la inmoralidad que se volvió paisaje en Colombia, pero jamás lo reconocerán porque lo que en el fondo defienden es la ideología dominante. Quizá cuando sientan asco al ver a esos politiqueros o criminales de cuello blanco, entonces entiendan que hay asuntos del oficio que deben ser ajustados. En ese momento,  esos colegas sabrán qué es aquello de la ética de máximos. 

martes, 10 de septiembre de 2024

ÁLVARO HERNÁN PRADA: LA “JOYITA” QUE INVESTIGA A PETRO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Álvaro Hernán Prada Artunduaga es uno de los magistrados del Consejo Nacional Electoral (CNE) que está al frente de la investigación por la posible violación de topes en la campaña Petro presidente.

Más allá de si el fuero presidencial fue o no tocado, como asegura Petro por el Consejo de Estado al momento de zanjar las dudas acerca de las competencias y alcances del CNE, la presencia de Prada vicia el proceso por dos elementos que jurídica y políticamente deberían de servir para que el consejero de la autoridad electoral abandone dicha tarea de juzgamiento.

El primer elemento es la evidente animadversión hacia el presidente Petro del exrepresentante y mandadero de Uribe, quien hace rato debió declararse impedido; y el segundo, su condición sub judice, por cuanta de su llamado a juicio que ya le hizo la Corte Suprema de Justicia (CSJ) por el caso de manipulación y soborno a testigos de los que también hacen parte el aboganster Diego Cadena y el expresidente antioqueño, estos últimos en etapa de preparación de juicio.

Claramente Prada no actúa con el interés genuino de encontrar la verdad en torno a los recursos allegados a la campaña presidencial. Su único interés es golpear al gobierno, mancillar la dignidad presidencial y debilitar el fuero que protege al presidente de la República.

Justamente, la presencia de Prada bajo esas circunstancias ético-políticas y jurídicas le restan credibilidad a lo actuado hasta el momento por el CNE, entidad que responde a las lógicas siempre enrarecidas de los partidos políticos. Por ser una entidad política y no técnica, agentes como Álvaro Hernán Prada terminan por ensuciar la ya guarrada historia del ente electoral.

Tanto que el uribismo habla de respetar la institucionalidad, y lo primero que hizo Uribe cuando cobardemente Prada renunció a su curul en la Cámara de Representante fue regalarle a Prada un asiento en el CNE, para frenar la acción de la Sala de Instrucción de la CSJ que ya lo investigaba y que luego lo llamó a juicio. La llegada del exrepresentante a la máxima autoridad electoral constituye una burla a la justicia y la confirmación de que en Colombia todo proceso legal se puede torcer, dilatar y ralentizar hasta que se venzan los términos.

Actuaciones como las de Prada y los partidos políticos que apoyan su iniciativa de afectar al gobierno Petro confirman que el sistema político e incluso los propios pesos y contrapesos de la democracia, amparados por la Constitución de 1991, devienen ajustados a las lógicas partidistas, lo que permite abrir espacio a arreglos y transacciones subrepticias que terminan siendo una guasa a la justicia y a la institucionalidad.

El presidente Petro en lugar de insistir en la narrativa del "golpe de Estado" que según él se estaría fraguando desde el CNE, debería de insistir en la condición judicial que arrastra Prada y su filiación al uribismo. 



CARLOS HERNAN PRADA A JUICIO - Búsqueda Imágenes (bing.com)

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