Por Germán Ayala Osorio
Está por terminar el dañino periodo de la actual procuradora general de la Nación, Margarita Cabello Blanco, conocida como la CHARina del Ministerio Público por ser ficha sumisa del clan Char. Durante cuatro años la señora Cabello defendió los intereses de sus patrones, así como los del uribismo e incluso, los del ladino Germán Vargas Lleras, dueño de Cambio Radical, microempresa electoral reconocida porque varios de sus miembros han sido procesados y condenados por actos de corrupción.
La elección de su sucesor obedece
y da cuenta del perverso diseño constitucional que hace posible que para este
caso metan las manos los magistrados del Consejo de Estado y la Corte Suprema
de Justicia. De la elección de la terna que finalmente llegará al Senado para
que esta corporación elija al sucesor de Cabello Blanco participa el presidente
de la República, quien deberá en pocos días exponer su candidato. Ya el jefe
del Estado sabe que por dos años más el Ministerio Público estará en manos de los
sectores de poder que le hacen oposición.
Se da por descontado que el
Senado escogerá a una de las dos fichas que Germán Vargas Lleras logró poner en
las dos cortes. Se trata de los políticos Luis Felipe Henao y Germán Varón
Cotrino amigos íntimos del exvicepresidente de Santos. Vargas Lleras gana con cara
o con sello. Más claro: el control presupuestal y clientelar de la Procuraduría
General de la Nación pasa del control efectivo del clan Char, a las manos también
clientelistas de Germán Vargas Lleras, eterno candidato presidencial y vetusto
delfín, hijo de la rancia y parásita oligarquía bogotana.
Hechos políticos vergonzantes como
el señalado líneas atrás constituyen una burla y una afrenta a los procesos selectivos
que, fundados en la meritocracia, hacen pensar en que es posible que a esos
cargos lleguen los mejores formados académicamente y no figuritas políticas cuyo
único mérito es ser amigos de un político como Vargas Lleras.
La derecha suele rasgarse las
vestiduras exigiendo respeto por las instituciones y la institucionalidad
derivada. De qué institucionalidad hablan si esta es el resultado de mangualas
y matutes clientelistas de los que participan togados y partidos políticos,
convertidos estos últimos en bolsas de empleo y contratación pública con los
que se pagan favores y apoyos políticos recibidos en las campañas.
Llama la atención los
estruendosos silencios de la clase empresarial y de la academia frente a este
tipo de elecciones a todas luces contaminadas de intereses politiqueros. Esa
realidad institucional hace pensar en que naturalizamos en Colombia el clientelismo
y por esa vía, el ethos mafioso que rodea el ejercicio de la política.
La elección amañada del jefe del
Ministerio Público constituye una forma de violencia institucional, social y
política contra aquellos candidatos que, con méritos académicos suficientes,
presentaron sus hojas de vida, con publicaciones y un ejercicio profesional sin
tacha. Insisto en que este proceso de elección del remplazo de la inefable
Cabello Blanco da asco. Si al final Vargas Lleras logra poner a uno de sus dos
muñecos en la Procuraduría, podemos confirmar que se volverá a la lanzar en el
2026, para ver si logra cumplir su sueño de llegar a la Casa de Nariño. Y es
así porque podrá usar la estructura del ente de control para devolver favores a
quienes decidan acompañarlo en su nueva aventura por conquistar la presidencia de la República.
Adenda: Germán Varón
Cotrino dice que “no tiene relaciones con Vargas Lleras”. Miente. De esa
manera, Varón Cotrino se burla del país. El entonces presidente Álvaro Uribe lo
llamó “manzanillo de cuello perfumado”. En el 2009, La Silla Vacía
escribió esto: “Ayer a las siete de la noche se reunieron en Casa de Nariño el presidente
Álvaro Uribe y el congresista con más opción de enredar el referendo: Germán
Varón Cotrino, presidente de la Cámara y mano derecha de Vargas Lleras”.
vargas lleras y varón cotrino - Búsqueda Imágenes (bing.com)
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