Decretar la realización de la consulta popular tal y como lo anunció el presidente Petro produjo en la derecha una reacción política, de la mano de la prensa hegemónica, en la que se advierten lecturas apocalípticas atadas a una bien pensada manipulación de conceptos como democracia, institucionalidad, equilibrio de poderes, fractura o rompimiento institucional y la que no podía faltar: dictadura.
Se rasgan las vestiduras los expresidentes
Santos, Uribe y Duque, beneficiados todos de la más burda fractura del
equilibrio de poderes que haya sufrido el sistema político en Colombia: la
reelección inmediata de Álvaro Uribe Vélez. Olvidan los tres que el
“cambio del articulito” de la Constitución en el Congreso se hizo de manera
ilegal y tramposa por la probada compra de los votos que hizo el gobierno Uribe
a los congresistas Teodolindo Avendaño y Yidis Medina.
El expresidente y expresidiario
Álvaro Uribe se fue lanza en ristre contra Petro y Santos. Esto dijo en su
cuenta de X, el “Señor de las Sombras[1]”:
"El Petrosantismo y el quiebre Constitucional. Santos le dio un
golpe de Estado al Plebiscito y el gobierno Petro al Congreso”.
La reacción de Juan Manuel Santos,
antiguo aliado del político antioqueño se dio en este sentido: “En otra
oportunidad le responderé a Uribe sus repetidas calumnias sobre lo que él
llama petrosantismo, que no existe, y sobre el supuesto quiebre
constitucional con el acuerdo de paz, que tampoco existió porque todo fue
avalado por el Congreso y la Corte Constitucional. Lo que el país
necesita en estos momentos es que todos los expresidentes nos unamos para
defender nuestra democracia”.
Con el uso del adjetivo posesivo “nuestra”,
pareciera que el expresidente Santos hiciera referencia a la democracia de
ellos, es decir, a la de los tres expresidentes y a la de todos aquellos
actores económicos, sociales y políticos que financiaron sus campañas políticas
y legitimaron sus mandatos presidenciales manchados de ilegalidad e
ilegitimidad por lo acontecido con la reelección, así como por los efectos negativos
que dejó la aplicación de la política de seguridad democrática y la violenta
represión que en el marco del estallido social lideró Iván Duque Márquez.
¿En dónde quedaron las chuzadas
del DAS y el agrio enfrentamiento de Uribe con los magistrados de la Corte
Suprema de Justicia (CSJ) por las investigaciones que adelantaron los togados contra
los congresistas amigos de los paramilitares, quienes finalmente le hicieron
campaña a Uribe? Y cómo olvidar el intento de Uribe de quedarse otros cuatro
años más, para completar 12. Hay que recordarles que con ponencia negativa del
magistrado Humberto Sierra Porto se logró frenar el tercer periodo de Uribe Vélez.
Lo que vivió el país entre 2002 y 2010 fue un “embrujo autoritario”, tal y como
lo llamó La Plataforma Colombiana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo.
En uno de los informes
se lee: “A nivel del régimen político, lo que se puede observar, desde
la posesión del presidente, es la concentración del poder en el Ejecutivo;
tanto que dentro de su estrategia mediática “regaña” a todos sus funcionarios,
incluyendo los altos mandos militares, como una muestra de que las fallas están
en la ejecución de las políticas y no en sus planteamientos centrales. El presidente
aparece claro y cierto sobre lo que está proponiendo, liberándose así de toda
responsabilidad; simultáneamente se presenta una fuerte tendencia a subvalorar
y descalificar las otras ramas del poder público: la Legislativa y la Judicial”.
Lo que si va quedando claro es
que la idea de democracia pasa primero por los intereses de los expresidentes
Santos, Uribe y Duque, representados en su compromiso con la defensa de esa
parte del establecimiento colombiano que ve como un peligro las reformas sociales
presentadas por Petro a consideración del Congreso y del pueblo. Los tres
expresidentes prefieren la democracia procedimental y formal que opera en el
país de tiempo atrás, y les parece riesgoso cualquier intento por profundizarla
en favor de los sectores marginados de la sociedad.
Poner a Petro en el mismo nivel
de dictadores como Videla en Argentina, Stroessner en Paraguay; los Castro en
Cuba, Pinochet en Chile, Daniel Ortega en Nicaragua; y no podía faltar la
referencia al régimen venezolano en cabeza de Nicolás Maduro Moros resulta
exagerado pues el control de legalidad que hará la Corte Constitucional del
decreto está garantizado. Eso sí, quienes hablan de dictadura en Colombia, a
raíz de la polémica decisión del presidente Petro, evitan referirse al régimen
que consolidó Bukele en El Salvador, quien se hizo reelegir a pesar de que la
reelección continua está prohibida en la constitución de ese país.
Entre Petro y Uribe quien más se
acercó a consolidar un violento y dictatorial régimen de poder fue el
expresidente antioqueño. Baste con recordar y volver a ver el video en el que
habla Godofredo Cínico
Caspa para entender las diferencias.
Imagen tomada de ¿Se unieron contra Petro? Santos invita a Uribe a “defender la democracia” por consulta popular de Petro
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