sábado, 11 de enero de 2025

JAMES RODRÍGUEZ: EL “SEDANTE” QUE NO PUDIERON COMPRAR LOS CHAR

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Los Char querían llevar a James Rodríguez al Junior no tanto por lo que futbolísticamente le pudiera dar al equipo el 10 de la Selección, sino por la utilidad comercial y política que les hubiera asegurado el talentoso jugador. Más claro: les bastaba con tener a James en la banca porque lo necesitaban para mantener entretenida a la fiel hinchada y evitar que tomen conciencia de los graves problemas de inseguridad y pobreza de exhibe la capital del Atlántico, a lo que se suman los sempiternos arroyos que afectan a los menos favorecidos.

En Barranquilla parece darse un fenómeno interesante alrededor del fútbol como “sedante, paliativo o somnífero” social y político. Es decir, una especie de “paralizador” de intenciones políticas y sociales conducentes a levantarse en contra del poder hegemónico ejercido por los Char durante varias décadas.  Así las cosas, el equipo de fútbol opera como paliativo, analgésico y consolador. De esa manera, la poderosa familia controlaría las eventuales reacciones ante hechos de corrupción que la prensa asocia con el ejercicio del poder político por parte de miembros de ese clan. Algunos se atreven a decir que los Char son los dueños de Barranquilla: en la "Arenosa" no se mueve un lápiz sin que lo que sepa el viejo Fuad o cualquiera de sus vástagos.

Bajo esa premisa, el fútbol, como deporte de masas, sirve a los propósitos políticos de la “distinguida” familia: mantener “embobados” a los hinchas. Contratar futbolistas calidosos, pero sobre todo costosos, ayuda a ese objetivo circense. La furibunda hinchada agradece las millonarias inversiones en el equipo llenando el Metropolitano y gritando “Junior, tu papá”, estribillo que también repiten los periodistas deportivos y que sirve de somnífero para esa multitud ignorante que aguanta apagones y altos costos en las tarifas de la energía, atracos callejeros y arroyos porque lo más importante para sus vidas es que el Junior salga campeón o participe en torneos internacionales. En eso se les va la vida a los barranquilleros. Ah bueno, “mamando” ron también.

Poco importan las interpretaciones periodísticas con las que tratan de entender qué fue lo que pasó en la conversación entre el político y el jugador. Al final, lo único cierto es que James Rodríguez no jugará en el Junior. Los periodistas deportivos, sutiles instrumentos con los que se mantiene “embobada” a la afición publicaron sus propias conclusiones: unos dicen que James “usó y se burló” del viejo Fuad Char; que James aprovechó económicamente la oferta del Junior, para encarecer sus servicios, pues jamás estuvo interesado en jugar en Colombia; otros, que el jefe del clan “vendió humo” a la hinchada. Lo que realmente pasó fue que se quedaron con las ganas de usar a James Rodríguez como paliativo, consolador y sedante para mantener los altos niveles de “aguevamiento social” de los barranquilleros.

Adenda: curiosidades del lenguaje. Joder, Jumento, James, Jerarca, Jugador, Junior y Joda (no Jodaaa, eche) se escriben con J de Jaranda, la que ya tenían armada periodistas e hinchas que dieron por sentada la contratación del 10 de la Selección. Imagino la cantidad de pick up sonando a todo vapor. 





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