domingo, 19 de octubre de 2025

A TRUMP SOLO LE SIRVE UN CIPAYO EN LA CASA DE NARIÑO

 


Por Germán Ayala Osorio

 

Con la despachada de Trump contra el presidente Petro a quien llamó “líder del narcotráfico”, el anaranjado pederasta y convicto norteamericano le apunta a incidir en las próximas elecciones en Colombia para que la derecha regrese a la Casa de Nariño. El Departamento de Estado y la Casa Blanca dan por descontado que se tratará de un presidente cipayo, que en la primera reunión bilateral muy seguramente dejará claro hasta dónde estará dispuesto a entregar la soberanía y amplias zonas del país para el control gringo con tal de recomponer las relaciones diplomáticas (o de dominación) entre los dos países.

Bajo esas circunstancias, el candidato de la derecha no saldrá tanto de consultas interpartidistas o de negociaciones entre Uribe y Vargas Lleras, sino de las reuniones que específicos agentes del Establecimiento colombiano tendrán con Marco Rubio y Trump para que finalmente entre estos dos sheriff de la moral regional decidan cuál de todos los candidatos les conviene más para recuperar lo que Petro les quitó por asumir este último una postura digna frente a las siempre irrespetuosas relaciones con los Estados Unidos.

Ya el precandidato uribista, Juan Carlos Pinzón Bueno dijo que “la relación con Estados Unidos, la arreglo en una sentada. Mi experiencia y compromiso están a la altura de lo que el país necesita”. Este mensaje de Pinzón Bueno será determinante para definir los apoyos del empresariado y la clase política tradicional ante el terror que les generan las amenazas de Trump de subir aranceles y bloquear a Colombia. Así las cosas, los agentes económicos colombianos están obligados a financiar al candidato más cipayo que les devuelva la tranquilidad de seguir con sus negocios y mantener las visas para visitar los Parques en Orlando. Esto dijo el ladino político de la derecha uribizada: “Reputación, acceso e influencia, son indispensables para recomponer las relaciones con EE. UU.  El próximo presidente debe tener estas características, y eso solo se logra cuando uno ha trabajado y construido relaciones estrechas”.  

Ya varios precandidatos presidenciales optaron por ponerse las rodilleras de manera anticipada con el objetivo de asegurar la bendición de la CIA, el Departamento de Estado, la DEA y la Casa Blanca. Vicky Dávila, Abelardo de la Espriella y Juan Manuel Galán se mostraron dispuestos a hincarse frente al poder y el ímpetu del Águila Calva. Los tres apoyan a Israel y sus prácticas genocidas en Gaza, aceptan sin chistar volver al uso del glifosato y a perseguir al campesinado obligado a sembrar la “mata que mata”; y lo más importante creen que lo mejor es que los Marines invadan Venezuela y derroquen a Nicolás Maduro. De la Espriella fue más allá y dijo en su cuenta de X que “El presidente Trump, afirma, tal como lo denuncié ante el gobierno norteamericano, que Petro, en compañía del narco dictador Nicolás Maduro, es líder de narcotráfico. Así es, Petro es cómplice y líder del Cartel de los Soles porque ha facilitado, aupado, permitido, colaborado en la expansión del narcotráfico desde Colombia”. Justamente esa postura progringa confirma al precandidato De la Espriella como un cipayo dispuesto a todo con tal de ganarse la simpatía de Trump y de Marco Rubio.

Una postura contraria y sorpresiva asumió Claudia López, quien exigió al presidente de USA “respeto por las instituciones de Colombia", y lo exhortó a resolver las diferencias "con espíritu democrático y de cooperación, no con insultos ni amenazas". Aunque parece sincera, ya el país conoce que la exalcaldesa de Bogotá se acomoda fácilmente a las circunstancias que más le convengan. 

Lo cierto es que Petro desafió a los Estados Unidos al querer gobernar a Colombia y tener relaciones internacionales basados en la defensa de las soberanía estatal y popular, el respeto mutuo y bajo condiciones de dignidad. Se suman sus acercamientos a China con la Nueva Ruta de la Seda, el episodio de los dos aviones militares que Petro no permitió aterrizar en el país por traer esposados y humillados a colombianos deportados de USA; igualmente sus discursos en la ONU, en particular el último en el que llamó genocidio lo hecho por Israel en Gaza, con el apoyo de los Estados Unidos. Y la exhortación que Petro les hizo, megáfono en mano y en las calles de New York a los Marines para que desobedecieran a Trump fue colmando la paciencia del convicto presidente de los Estados Unidos. Finalmente, las críticas a la presión militar sobre Venezuela en el mar Caribe y a los bombardeos a los tripulantes de lanchas cargadas con droga terminaron por molestar al tirano supremacista por el que votaron republicanos, demócratas y cientos de miles de latinos ignorantes que hoy sufren la persecución y la estigmatización del poderoso pederasta y pedófilo inquilino de la Casa Blanca.

 




TRUMP CONTRA PETRO Y EL SÍNDROME DE EPSTEIN

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El irresponsable, indebido, irrespetuoso, infundioso y calumnioso señalamiento de Trump hacia el presidente de la República, Gustavo Petro nuevamente ponen a prueba la unidad nacional, la institucionalidad estatal y por supuesto a las ya tensas y narcotizadas relaciones entre Washington y Bogotá.

Al señalar que “Petro es el líder del narcotráfico”, el gobierno de los Estados Unidos estaría allanando el camino para derrocarlo, con la decidida anuencia de candidatos, periodistas y dirigentes gremiales que, en lugar de rechazar la amenaza y el artificioso calificativo, atinaron a decir que “Trump mordió el anzuelo que Petro le lanzó”. De esa manera, redujeron la gravedad de la amenaza del republicano a un asunto electoral y al crispado ambiente político que vive Colombia.

El exministro Cárdenas Santamaría, ficha del Establecimiento, señaló en su cuenta de X que “se veía venir. El país inundando de coca y un presidente que no quiere entender que la financiación y ayuda de Estados Unidos es fundamental para Colombia. Es urgente revertir el daño que Petro le ha hecho a la reputación del país.

A la indigna postura del cipayo exministro de Hacienda se sumaron las de Abelardo de la Espriella y Vicky Dávila, consumados lacayos del “imperio” del norte. El primero, validó el señalamiento del carcamal gringo e insistió en que efectivamente Petro tiene relaciones con la mafia, mientras que la periodista uribista se limitó al registro de la ofensa. Juan Manuel Galán también asumió la misma actitud cipaya. 

Entre tanto, el Procurador General de la Nación señaló que “debería conocerse alguna evidencia fáctica, que no la creo, para hacer tan radical afirmación contra un presidente de un Estado que funciona en democracia”. Una declaración tibia y medrosa de un ladino funcionario que muy seguramente valora más tener la visa americana, que salir a rechazar la vulgar y peligrosa intromisión y amenaza de Trump.

Es probable que el presidente de USA esté sufriendo del poco estudiado Síndrome de Epstein, una especie de trastorno en el que hombres con poder económico y político aceptan a regañadientes el ocaso de su vida sexual, pero buscan desesperadamente conflictos para poner a prueba sus ya bajos niveles de testosterona. También es posible que sueñen con intervenciones militares que, para el referido caso clínico, inconscientemente las asumen como formas de penetración o violaciones, aunque se trate de “simples” transgresiones a soberanías estatales y populares de países cuyas sociedades, enfermos como Trump se las representan como “menores de edad” sometidas a todo tipo de vejámenes como los que sufrieron cientos de niñas en la famosa Little Saint James, propiedad del multimillonario pedófilo y pederasta Jeffrey Epstein. 





sábado, 18 de octubre de 2025

DONALD TRUMP: ¿REY O DICTADOR?

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Las multitudinarias marchas en contra del gobierno de Trump exponen ante el resto del mundo la profunda crisis de legitimidad y viabilidad de la democracia norteamericana, la misma que por siglos brilló con la luz propia que la convirtió en un ejemplo a seguir y en una suerte de dispositivo ideológico y político para “llevar” la democracia a aquellos lugares del mundo intervenidos política y militarmente por los “gloriosos” Marines.  Acostumbrados los soldados americanos a “instalar” la democracia, hoy esos mismos militares, de la mano de los violentos agentes de ICE, desconocen las garantías constitucionales y los derechos de nativos e inmigrantes, legales o ilegales.

En manos de Donald Trump esa idea de la democracia perfecta empieza a flaquear y a perder el sentido de realidad por las decisiones y las políticas de un presidente convicto y pederasta. Los millones de ciudadanos, latinos y gringos que salieron a las calles bajo el lema “No Kings” ven al republicano como un monarca caprichoso, violento, conservador y líder de las hordas supremacistas que validan la persecución contra los migrantes latinos como una necesaria limpieza étnica.

Vista en el pasado como una democracia ejemplar por las garantías constitucionales y legales de las que incluso gozaron inmigrantes de todas partes del mundo que llegaron a la tierra del Tío Sam en búsqueda del sueño americano, desde la Casa Blanca se apoyaron dictaduras militares, se desmontaron otras y se calificaron de dictadores a presidentes que intentaron zafarse de la injerencia gringa en los asuntos internos. La política exterior de los Estados Unidos siempre se pensó y ejecutó desde los sueños libertarios basados en el perfecto y protocolario funcionamiento de las instituciones democráticas de la Unión Americana.

Cuba desde 1959, y Venezuela recientemente hacen parte de los regímenes dictatoriales sujetos de sanciones y bloqueos por no ofrecer garantías democráticas a sus pueblos. Por supuesto que los Castro Ruz en la isla y Maduro Moros violaron los derechos humanos de los miembros de la Oposición, muchos de ellos convertidos en presos políticos; pero cuidado que Trump está haciendo lo mismo con la población migrante latina sometida a una cruel persecución con visos supremacistas. Así las cosas, si Maduro es visto hoy por el Departamento de Estado como un tirano, desde Miraflores y otras casas de gobierno de América Latina bien podrían empezar a calificar a Trump como un “reyezuelo, un autócrata y un presidente autoritario; una especie de Bukele anaranjado y finalmente, como un dictador”. Ya es tiempo que desde América del sur se empiece a cuestionar al emperadorcito de la Casa Blanca.

Las multitudinarias movilizaciones (2.700 concentraciones) de hoy 18 de octubre en varias ciudades y estados de los Estados Unidos se justificaron con sorprendentes mensajes que dan cuenta de que algo muy grave está sucediendo en la tierra de la Estatua de la Libertad. “Las protestas reúnen una amplia variedad de reivindicaciones, desde la oposición a las redadas migratorias y los recortes en sanidad, hasta el rechazo a la militarización de las ciudades o a las modificaciones de los distritos electorales que buscan asegurar una victoria republicana en las elecciones de medio mandato del próximo año”. “…Acusan al presidente de comportarse “como un monarca”, de enviar fuerzas federales a las ciudades, deportar familias migrantes y recortar servicios públicos mientras favorece con beneficios fiscales a los grandes millonarios.

Quizás lo dicho por John F. Kennedy sirva de parámetro para entender el camino por el que Trump está llevando al país del norte: “La democracia es un proceso difícil y exigente, pero es el único método por el cual podemos asegurar que el gobierno sea verdaderamente del pueblo, por el pueblo y para el pueblo". 



Personas participaron durante la protesta "No Kings" ("No queremos reyes") este sábado, en West Palm Beach, Florida (Estados Unidos). Foto: EFE •


CASA MACONDO Y EL HIJO NEGADO DEL PRESIDENTE DE LA CORTE CONSTITUCIONAL

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Colombia tiene mucho de Macondo, aquel pueblo y universo que García Márquez creó para darle vida a sus personajes, atrapados todos, incluido el propio Nobel de Literatura, en ese realismo mágico en el que acontecen hechos extraordinarios o quizás inverosímiles en los que los límites entre la ficción y la realidad se tornan borrosos por la siempre inquietante, controversial, ladina y contradictoria condición humana. Diría que el realismo mágico en el devenir de Colombia aguarda y guarda también los impactos de decisiones humanas atadas a la sinrazón y a la inmoralidad en la que de cuando en cuando incurren diversas autoridades locales que, como Aureliano Buendía, se mueven entre un merecido prestigio y una relativa probidad.

Los avezados y acuciosos periodistas de Casa Macondo investigaron al presidente de la Corte Constitucional (CC), Jorge Enrique Ibáñez Najar por su negativa de reconocer a un hijo que tuvo por fuera de su matrimonio. Con ese y otros trabajos periodísticos esa casa periodística confirma que en los más altos cargos públicos del Estado macondiano hay cientos de Aurelianos cuyas vidas y reconocimiento social y político oscila entre una probidad imaginada y actos inmorales que en una sociedad confundida moralmente como la colombiana devienen naturalizados.

En el informe de Casa Macondo se lee: «La madre del demandante siempre fue manipulada por el demandado para que no lo demandara, dada su condición de hombre público conocido y evitar igualmente que su hogar se destruyera por encontrarse casado», concluyó el juez José Fernando Osorio Cifuentes, el 18 de mayo de 2004, en la sentencia que declaró a Ibáñez Najar padre extramatrimonial del demandante. El hijo del hoy magistrado nació el 12 de mayo de 1982, el mismo año en que el padre se graduó de abogado en la Pontificia Universidad Javeriana y comenzó a trabajar en el Banco de la República, donde fue asesor jurídico, subdirector de derecho privado y económico y director jurídico, hasta 1994. Ibáñez Najar era militante de las Juventudes Conservadoras, movimiento por el que había sido elegido concejal de Tunja en 1978, con apenas dieciocho años”.

Si Colombia no fuera Macondo, el comportamiento del presidente de la CC sería suficiente para que desde sectores específicos de la sociedad civil se exigiera su renuncia porque Ibáñez negó por largos años los derechos a un niño que llevaba su sangre. Es más, sus mismos compañeros del alto tribunal estarían obligados a exigirle su dimisión por lo que claramente constituye un obstáculo ético y moral para estar al frente de la máxima autoridad judicial en Colombia y garante del cumplimiento de lo ordenado en la Carta Política de 1991.

El “pequeño desliz” de Ibáñez y la investigación de Casa Macondo sirven para cuestionar al presidente de la CC porque acaba de redactar una ponencia negativa con la que se tumbaría la ley de reforma pensional por vicios de forma que el Congreso no subsanó.  Algunos tuiteros espetaron que “un magistrado que negó a su hijo desapareció el expediente judicial y ahora quiere tumbar ayudas sociales a los abuelos…”.  Negar derechos a su vástago y evitar que por lo menos tres millones de abuelitos reciban una ayuda económica del Estado es un hecho incontrovertible del perfil "humanista" del togado Ibáñez. En cuanto a su perfil político, el presidente de la CC es un reconocido detractor del presidente Petro, quien impulsó la reforma pensional que podría ser declarada inexequible por los nueve magistrados que componen el alto tribunal constitucional.

El caso de Ibáñez, las ya condenadas conductas del entonces magistrado de la Corte Constitucional, Jorge Ignacio Pretelt Chaljub y los bochornosos hechos atados a los togados que hicieron parte del Cartel de la Toga me obligan a recordar los tiempos en los que a ese tribunal llegaron juristas del talante de Carlos Gaviria Díaz, Rodrigo Uprimny, Eduardo Cifuentes y José Gregorio Hernández, entre otros. Ellos fueron garantía de pulcritud, seriedad y probidad.

Mientras que al coronel Aureliano Buendía las guerras le endurecieron el corazón, al togado Ibáñez Najar sus férreas convicciones conservadoras, su desprecio por los viejos vulnerables y su moralidad diferenciada en lo privado y en la vida pública lo llevaron a no reconocer a su propio vástago, quien vivió 17 años sumido en la soledad propia de un hijo negado o "natural" como los llamaban hace años en la Colombia pacata, farandulera, morbosa, mojigata, gazmoña, puritana, morronga, clasista, racista, machista, atontada y misógina que se resiste a cambiar. 




Presidente de la Corte Constitucional negó a su hijo y el expediente desapareció en Ibagué | El Cronista | Periodismo de análisis y opinión de Ibagué y el Tolima

viernes, 17 de octubre de 2025

EXPRESIDENTE SANTOS Y LA “TERCERA VÍA” EN UNA COLOMBIA SIN CENTRO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Juan Manuel Santos llegó a sobrecalentar la ya acalorada y fogosa campaña electoral en Colombia.  Y lo hizo proponiendo huir de los extremos ideológicos y políticos que hoy reducen la discusión pública de asuntos públicos, esto es, de los eternos problemas del país, entre las huestes uribistas y petristas.

En el video que subió a la red X, el exmandatario y premio Nobel de Paz (2016) aludió y expuso a Petro como el “extremista de izquierda”, pero al hablar de la posibilidad de que llegue a la Casa de Nariño un extremista de derecha no quiso exponer la imagen de Uribe, o de Abelardo de la Espriella, e incluso las de Santiago Botero y Juan Carlos Pinzón Bueno. Ese detalle, que parece menor, dice mucho del talante medroso del taimado político bogotano que se hizo elegir presidente de la República con el apoyo de Uribe Vélez, con quien libra de tiempo atrás un agrio enfrentamiento público, fundado en una declarada animadversión del político antioqueño hacia quien considera como un “traidor” por haberle apostado a ponerle fin al conflicto armado con las Farc-Ep.

Mientras que las mesnadas de Uribe Vélez representan el talante y las ideas de una derecha y ultraderecha guiadas por un ethos mafioso y que apuntan a consolidar la privatización del Estado al servicio de unos pocos, así como a naturalizar el racismo, el clasismo, la aporofobia y la estigmatización de aquellos que piensan diferente;  desde las huestes del petrismo se busca la consolidación de un proyecto político que a pesar de seguir atado a las condiciones que impone el FMI, le apostó a reivindicar los derechos de comunidades urbanas pobres y a los pueblos negros, campesinos e indígenas asumidos históricamente por la derecha como obstáculos y enemigos del desarrollo económico extractivo y del modelo de la gran plantación animado por agroindustriales e incluso por quienes crearon el fenómeno de la extranjerización y  bancarización de la tierra en Colombia.

Frente a la aparición de Santos el primero en reaccionar negativamente fue Álvaro Uribe Vélez, su enemigo político. Santos Calderón se atreve a hablar de un centro político que en Colombia no existe. La verdad es que el Nobel de Paz es un consumado neoliberal que sigue al pie de la letra la doctrina que señala que “el mercado hasta donde sea posible, y el Estado hasta donde sea necesario”.

En el video, Santos dijo que “la moderación y el centro son el camino”. “Hoy tenemos a un extremista de izquierda. Si llega uno de derecha, lo único que obtendremos será un país ingobernable”. “Si llega uno de derecha lo único que obtenemos es un país ingobernable y las probabilidades de estallidos sociales y bloqueos aumentarán”.

Santos coincide con Petro quien en su condición de presidente de la República ha convocado al pueblo, al constituyente primario a que se movilice en defensa de la reformas sociales, exhortaciones asumidas por la derecha como amenazas a nuevos estallidos sociales si las reformas no son aprobadas por el Congreso o declaradas inexequibles por la Corte Constitucional, alto tribunal que ya estudia la ponencia negativa de su presidente, Jorge Enrique Ibáñez.

¿Quién es el candidato que apoyaría Santos como representante del fantasmal centro o el agente capaz de dar cuenta en la Colombia goda, mafiosa y uribizada de la llamada Tercera Vía? Cualquiera que aparezca en el radar de Santos será un político que, aunque “moderado y de buenas maneras al hablar”, en el fondo siempre defenderá los mezquinos intereses de la derecha neoliberal, racista, clasista y aporofóbica.  ¿Será Luis Gilberto Murillo o Juan Manuel Galán los candidatos con los que Santos cree posible vencer a los extremistas?

No se sabe si la apuesta de Tercera Vía de Santos está más cerca de la propuesta por Giddens o a la de su amigo Tony Blair. A juzgar por los ocho años de Santos, en términos ecológicos y ambientales, el expresidente bogotano está más cerca de la concepción del entonces primer ministro del Reino Unido (1997-2007). 



Imagen tomada de El Espectador.com 

jueves, 16 de octubre de 2025

EL 21 DE OCTUBRE, EL DÍA D PARA EL CASO URIBE

 Por Germán Ayala Osorio

 

El Tribunal Superior de Bogotá informó a través de su cuenta de X que el 21 de octubre daría a conocer el sentido de la decisión de segunda instancia en el proceso penal que se adelanta en contra del expresidente Álvaro Uribe Vélez, condenado por la jueza Sandra Heredia a 12 años de prisión por tres graves delitos.

El anuncio público se hizo el 15 de octubre y varios sectores de la opinión pública creyeron que la decisión se conocería horas después. Como estamos en el país de las suspicacias, varios tuiteros se preguntaron por qué anunciar que ya había una decisión jurídica y tomarse tantos días para exponerla al país. El periodista Daniel Coronell, contradictor de Uribe, dijo en su cuenta de X que “la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá acaba de tomar la decisión de segunda instancia sobre el caso del expresidente @AlvaroUribeVel, condenado en primera instancia. La sentencia será anunciada pronto”. Al parecer, el columnista creyó que dicho laudo se conocería pasadas unas horas y no después de casi ocho días.

Más allá de las desconfianzas que rodean este sonado caso y de los deseos de las huestes interesadas en la decisión final, el país espera que la justicia salga fortalecida y no termine sacrificada su ya menguada legitimidad y respetabilidad asociada a los bochornosos hechos protagonizados por el cartel de la toga y al imaginario colectivo que señala que “Uribe es intocable, casi un Dios”.

Miremos los posibles escenarios jurídico-políticos y electorales que de todas formas generará el dictamen del Tribunal Superior sin que importe si ratifica o no la condena en primera instancia proferida en contra del caballista y domador de bestias.

Si la condena es ratificada, la derecha uribizada, incluida a la gran prensa afecta a los intereses del latifundista y defensor de las Convivir, activará nuevamente la narrativa con la que se declara a Uribe Vélez víctima de una “persecución política” de parte de la justicia y en particular de las operadoras judiciales que mantuvieron la legalidad del material probatorio aportado por los magistrados de la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia, instancia en donde se originó el proceso penal contra Uribe, que ya tiene más de 13 años.

En ese escenario, la defensa del vulgar caballista anunciaría que demandaría el fallo de segunda instancia ante la Corte Suprema de Justicia, corporación a la que de todas formas volverá el caso Uribe Vélez sin importar el sentido del laudo proferido por el Tribunal Superior de Bogotá. Una decisión en ese sentido podría tener efectos electorales negativos para los intereses de los precandidatos presidenciales que esperan recibir el guiño del latifundista antioqueño, a pesar de su condición sub judice. Eso sí, de confirmarse la sentencia proferida por la jueza Sandra Heredia, ello no representará el fin del uribismo por tratarse de un movimiento-sentimiento social y político ancorado a la confusión moral en la viven los millones de colombianos que aún defienden el “legado” de Uribe y sus “obras”: los 6402 víctimas de la seguridad democrática, la naturalización del ethos mafioso, el Todo Vale y la privatización del Estado.

Si por el contrario los togados del Tribunal Superior consideran que la jueza Sandra Heredia violó el debido proceso y los derechos del procesado y entre otras posibles razones anula el fallo de primera instancia, entonces los efectos jurídico-políticos y electorales se podrían dar en este sentido. Al derogar la sentencia inicial, tanto la jueza Heredia y los otros operadores judiciales que la precedieron recibirían un fuerte golpe que daría al traste con sus criterios jurídicos e incluso con la imagen como jueces y juezas probos, íntegros e imparciales. Sus formaciones como abogados y la experiencia como togados quedarían altamente cuestionados.

El país político y mediático está a la expectativa frente a una decisión judicial que dirá mucho de la justicia colombiana; eso sí, la legitimidad y el buen nombre del aparato de justicia dependerá del lugar moral y ético-político desde donde sea leído el fallo de segunda instancia. Ojalá los togados hayan tomado la decisión pensando más en el valor de esa idea que señala que “nadie, por poderoso que sea, está por encima de la ley”, que en el poder intimidatorio del condenado expresidente.  



uribe condenado a 12 años - Búsqueda Imágenes

miércoles, 15 de octubre de 2025

EL FRUSTRADO SUEÑO MUNDIALISTA DE LA SUB20 Y EL CLIMA ELECTORAL

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Las violentas reacciones en las redes sociales por la derrota de la Selección Colombia sub20 frente a los argentinos en la semifinal del Mundial que se realiza en Chile, vuelve a poner en evidencia los problemas que  arrastramos como sociedad y que en esta columna conecto con el clima electoral que ya vive el país de cara a las elecciones de 2026.  

Expongo en esta columna que el crispado escenario electoral y el desempeño de esta Selección juvenil y el de la Mayores comparten tres elementos claves que dicen mucho de lo que somos como sociedad: el primero, los sesgos y tratamientos informativos de una prensa que hace periodismo bajo una ética acomodaticia que está en consonancia con dos circunstancias insoslayables: la concentración privada de los medios masivos y su conversión en actores políticos encargados de generar una opinión pública estandarizada.

El segundo elemento es el discurso patriotero de periodistas y candidatos presidenciales con el que los primeros logran mover las pasiones de los aficionados al fútbol, llevándolos a soñar con finales y títulos mundiales para los que los jugadores de las selecciones de mayores y juveniles no están mentalmente preparados para conseguir porque sus intereses no apuntan a conseguir la gloria, sino amasar fortunas y exhibir el poder económico; entre tanto, los segundos apelan al clasismo, al racismo y a la animadversión ideológica que les genera todo aquel que piensa distinto. Al final esos políticos logran naturalizar la idea de que quien no está conmigo, está contra mí, mis seguidores y en contra del particular país que cada uno tiene en mente y defiende.

Y el tercer elemento tiene que ver con la búsqueda de la paz y la felicidad desprovistas ambas de cualquier anclaje cultural con el que sea posible aclarar y aceptar que el mayor problema de los colombianos  es que no hemos sido capaces de construir un sentido de lo colectivo que nos permita ser solidarios y empáticos, pero sobre todo, el ser conscientes y sentirnos orgullosos de nuestro proceso de mestizaje y la florida multiculturalidad, asumidas  por el poder político y mediático hegemónicos como un problema solo posible de superar estigmatizando  y negando derechos a negros, indígenas y campesinos.

Varios tuiteros propusieron que hay que sacar a los negros de la Selección juvenil. Esto dijo uno de los millones de racistas que viven en Colombia: “Los negros son los que nos tienen hecho mierda en las categorías, los negros históricamente no fueron nunca inteligentes siempre fueron más físicos, por eso los esclavos eran ellos y los blancos tomaron poder sobre ellos. Hay que acabar con los negros en la selección Colombia”. Expresiones como estas están conectadas con otras igualmente racistas como “Si uno pone a trabajar a los negros, se agarran de las greñas”, frase de María Fernanda Cabal.  O la propuesta de Paloma Valencia de dividir el Cauca entre indígenas y mestizos. Cómo olvidar lo que en su momento espetó el diputado Rodrigo Mesa Cadavid: “invertir en Chocó es como perfumar un bollo".

Mientras los aficionados iban expresando sus frustraciones en las redes sociales, la prensa insistía en la idea de un imaginado anhelo colectivo: Fin del sueño mundialista: Colombia perdió 1-0 ante Argentina en las semifinales del Mundial Sub-20. Otros tuiteros más moderados atinaron a decirles a los jugadores “gracias guerreros” en un país en el que candidatos presidenciales como Santiago Botero y Abelardo De la Espriella dicen que darán bala de la mano de la fuerza pública, cuyos miembros son reconocidos como “guerreros, combatientes y verdaderos patriotas”. Al final, las pasiones que despiertan el fútbol y la política en tiempos electorales confirman que como colectivo arrastramos una serie de taras civilizatorias que jamás superaremos así Colombia consiga ser campeón en el Mundial de 2026.

Quizás un cuarto elemento que nos permite conectar el polarizado y violento clima electoral y el más reciente resultado negativo de la Selección Sub20 devenga atado a que millones de aficionados al fútbol y otros tantos que cada cuatro años venden el voto,  depositaron su obligación de ser felices en lo que puedan hacer 11 jugadores y el político que les ofreció un contrato millonario, un puesto de corbata, una beca, un empleo o una recomendación.



Imagen tomada de El Espectador

martes, 14 de octubre de 2025

PÉREZ ESQUIVEL CUESTIONA NOBEL DE PAZ A MARÍA CORINA MACHADO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

A las fuertes y consistentes críticas al Comité que entrega el Nobel de Paz por haber distinguido a María Corina Machado Parisca se suma la carta que el Nobel de Paz (1980), Adolfo Pérez Esquivel le envió a la recién galardonada. Sin duda, una misiva que cuestiona indirectamente al Comité Noruego del Nobel por una decisión política que termina alineándose con la política internacional de los Estados Unidos, validando el genocidio en Gaza y la presión militar que ejerce Trump contra el régimen venezolano.

La comunicación de Pérez Esquivel es diametralmente distinta a las reacciones de Juan Manuel Santos Calderón (premio Nobel, 2016). Mientras que al primero lo tomó por sorpresa la elección de la opositora venezolana, el expresidente colombiano elogió tanto la decisión del Comité del Nobel como a Machado Parisca.

Santos le dijo a la prensa que “el comité del Nobel acertó al escoger a María Corina. Ella ha sido una persona realmente valiente, perseverante en su lucha por cobrar la libertad y la democracia en Venezuela. Este premio es un reconocimiento del mundo entero a su esfuerzo. Esto la va a entusiasmar aún más para seguir en esa causa tan linda de devolverle la paz y la democracia a su país. Su lucha no solo beneficiará a Venezuela, sino a toda la región”.

Por su parte, Pérez Esquivel dice en su epístola a Machado que le “sorprendió la designación como Premio Nobel de la Paz que te otorgó el Comité Nobel”. Un sentimiento de sorpresa que termina dándole la razón a los cientos de miles de ciudadanos de esta parte del hemisferio que consideran que se trató de un desatino haberle otorgado semejante reconocimiento a quien dice defender la democracia y los derechos humanos  en Venezuela a partir de las peligrosas e inconvenientes exhortaciones a los Estados Unidos a que invada al vecino país y capture a Maduro Moros como lo hizo en el pasado la misma potencia con el presidente Noriega de Panamá, país que invadió en 1989; se suma a este exabrupto de Machado Parisca su irrestricto apoyo a Israel a pesar de las prácticas genocidas  adelantadas en Gaza en contra del pueblo palestino.

La reacción de Santos está en consonancia con los intereses de la derecha internacional y los propios del Nobel colombiano que bien se pueden calificar como pronorteamericanos. Frente a las prácticas genocidas perpetradas en Gaza por Israel, Santos ha sido cuidadoso porque no le conviene “enemistarse” con el presidente Trump.

En la misma misiva de Pérez Esquivel se lee lo siguiente: “El Gobierno venezolano es una democracia con sus luces y sombras. Hugo Chávez marcó el camino de libertad y soberanía del pueblo y luchó por la unidad continental, fue un despertar de la Patria Grande. Estados Unidos lo atacó permanentemente: no puede permitir que ningún país del continente salga de su órbita y la dependencia colonial; continúa sosteniendo que América Latina es su “patrio trasero”. El boqueo a Cuba por los Estados Unidos durante más de 60 años es un ataque a la libertad y derecho de los pueblos. La resistencia del pueblo cubano es un ejemplo de dignidad y fortaleza. Me sorprende cómo te aferras a los Estados Unidos: debes saber que no tiene aliados, ni amigos, sólo tiene intereses. Las dictaduras impuestas en América Latina fueron instrumentadas por sus intereses de dominación y destruyeron la vida y la organización social, cultural y política de los pueblos que luchan por su libertad y autodeterminación. Los pueblos resistimos y luchamos por el derecho a ser libres y soberanos y no colonia de los Estados Unidos”.

Esa breve alusión al pasado que le hace el Nobel argentino a María Corina Machado no obedece necesariamente a una postura hostil contra el país del Norte, sino una lectura reposada, digna y necesaria de una realidad histórica que viene comprometiendo las soberanías populares y estatales de todas las naciones de América Latina sometidas a las reglas de juego de los Estados Unidos. Por supuesto que el talante de Pérez Esquivel es diametralmente distinto al del Nobel colombiano que funge como una ficha del viejo establecimiento colombiano y, por ende, es un instrumento ideológico de USA interesado en continuar metiéndose en los asuntos internos de Colombia y Venezuela.




Imagen tomada de X. Fuerte acusación del Premio Nobel argentino, Adolfo Pérez Esquivel, a María Corina Machado tras ser galardonada - Minuto Neuquen

lunes, 13 de octubre de 2025

LA IMPERFECTA PAZ EN GAZA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El intercambio de rehenes y prisioneros entre Israel y Hamas es un alivio para las familias de los israelíes y palestinos, víctimas de los bandos combatientes que impulsados por sentimientos religiosos y patrióticos estuvieron siempre dispuestos a infringir el mayor dolor y humillación posibles a los privados de la libertad. Unos en las cárceles del Estado de Israel y los otros en túneles y quizás en cuevas cavadas por los propios miembros del grupo extremista Hamas.

Las imágenes de televisión dejan ver al convicto presidente Trump como un “pacifista” merecedor del próximo Nobel de Paz, justo después de dos años de haber apoyado de manera irrestricta las prácticas genocidas perpetradas por el ejército sionista de Netanyahu contra el pueblo palestino. Y a Netanyahu como un “Héroe” y un ejemplar guerrero que llevó a su ejército a la victoria y al descrédito internacional por los vejámenes a los que sometió a cientos de civiles palestinos, en particular a niños, niñas y mujeres. Sugerir, como lo hizo Trump, que Netanyahu sea indultado es un mensaje claro: los delitos de corrupción constituyen una nimiedad frente a un hombre que fue capaz de guiar a su ejército a la gran victoria: diezmar al pueblo palestino como venganza a la cruel masacre perpetrada por Hamas ese 7 de octubre de 2023; y asegurar la gentrificación de Gaza, ojalá sin gazatíes.

El plan de paz de Trump y su discurso ante el parlamento israelí dejan dudas sobre su solidez en el tiempo porque el presidente estadounidense en su intervención evitó nombrar a los palestinos y a la imperiosa necesidad de reconocer a Palestina como Estado. Esa es la razón fundamental de un conflicto étnico-cultural y político que lleva años consolidando a la franja de Gaza como un polvorín. Se trata de una paz imperfecta y hecha a la medida de las potencias que se demoraron en reconocer políticamente a Palestina como Estado y en rechazar las prácticas genocidas de Israel. La mecha de la guerra se apagó momentáneamente. Los Señores de la Guerra necesitan vender sus letales mercancías.

También quedarán para la historia universal los instantes en los que varios ciudadanos israelíes, familiares de los rehenes devueltos a sus hogares, lloraban de felicidad con la bandera de Israel enrollada en sus cuellos en señal de victoria.

Se trata de un gesto que en momentos de tanta alegría después de dos largos años de sufrimiento debería de permitirle a todos los seres humanos en el mundo reflexionar en torno al sentido de las identidades patrióticas atadas a una nacionalidad y a banderas que, para el caso particular de Israel fue usada por sus soldados para defender al “pueblo elegido de Dios”, que no es otra cosa que la patente de corso para violar los derechos humanos y burlarse del DIH.

De esa escena cargada de alegría y patriotismo me surgen dos preguntas: ¿Era posible recibir al pariente recién liberado sin la bandera de Israel? ¿Qué tipo de deidad es esa que desaprueba la existencia de otro pueblo, considerado impío y bárbaro, y ordena su aniquilación?

Las familias palestinas también tuvieron su momento de felicidad al recibir a sus hijos que el régimen de Netanyahu encarceló a unos por delitos de terrorismo y a otros por el solo hecho de ser palestino y simpatizar quizás con la existencia de Hamas. Ellos no agitaron la raída bandera de Palestina, sino la kufiya palestina, símbolo de resistencia e instrumento político y cultural de la causa palestina: que el mundo entero reconozca a Palestina como Estado soberano y libre de la ocupación israelí.

Mientras que la bandera de Israel se asocia al genocidio en Gaza, el pañuelo palestino está conectado a una lucha étnico-cultural en oposición al odio supremacista de sionistas como Netanyahu. Todas las banderas que devienen atadas a las ideas de soberanía estatal, popular y territorial resultan sombrías y peligrosas cuando son agitadas en conflictos armados y guerras, e incluso en justas deportivas.

Y como no existe una bandera oficial que defienda los intereses de la Humanidad, las guerras y los conflictos armados seguirán apareciendo en este colosal degolladero de animales humanos y no humanos en el que convertimos el planeta. Frente a los sentimientos patrióticos y la defensa de las banderas que a todos nos enseñan en casa y en la escuela, les dejo este pasaje de la canción Vagabundear, de Serrat: No me siento extranjero en ningún lugar, donde haya lumbre y vino tengo mi hogar. Y para no olvidarme de lo que fui, mi patria y mi guitarra las llevo en mí, una es fuerte y es fiel, la otra un papel…

Termino con dos frases de Eduardo Galeano: “Nos han acostumbrado al desprecio de la vida y a la prohibición de recordar”; “Hay quienes creen que el destino descansa en las rodillas de los dioses, pero la verdad es que trabaja, como un desafío candente, sobre las conciencias de los hombres”.


Adenda: capturar, secuestrar, aprender o encarcelar civiles para usarlos como escudos humanos e instrumentos para negociar ceses al fuego es a todas luces una conducta practicada por cobardes que se hacen llamar combatientes.  



Imagen de AFP

domingo, 12 de octubre de 2025

2026, AMBIENTE ELECTORAL CRISPADO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El odio y la violencia discursiva marcan de manera temprana el talante y el nivel de la discusión pública de los asuntos propios de la campaña presidencial y congresional de 2026, convertida por la derecha en una suerte de revancha contra la izquierda, el petrismo y el progresismo. Desde esa orilla ideológica se ofrecen bala o balín, actividades asociadas a destripar a todo lo que huela a izquierda, que acercan a quien así lo propone al perfil criminal de Jack El Destripador; también se ofrecen persecuciones judiciales y se posiciona la narrativa que señala, en tono catastrofista, que el país va mal por culpa de Petro y que Colombia cayó a un precipicio, de ahí la necesidad de “salvar y recuperar al país”.

Por el lado de las huestes que apoyan al presidente Petro ese mismo escenario electoral se asume como la oportunidad histórica para consolidar procesos sociales, políticos y económicos, sin un mea culpa por los errores cometidos, pero que deben continuar para poder avanzar hacia estadios civilizatorios modernos a los que la derecha jamás apuntó a llegar porque justamente sus más reconocidos líderes y voceros se la han jugado para mantener a sectores societales sumidos en inmorales circunstancias de vida, naturalizadas porque hacemos parte del Sur global empobrecido, subdesarrollado y atávico culturalmente.

Unos y otros, cegados por la animadversión y la inquina se olvidan de reconocer errores, en particular los que son responsables políticamente de la irrupción de las ideas progresistas que encarna el presidente Petro y el consecuente despertar de sectores poblacionales que se sienten satisfechos mas que con las acciones y logros del gobierno conducentes a cambiar históricos estados de cosas inconstitucionales, con la actitud confrontadora y retadora del jefe del Estado contra los poderes tradicionales locales e incluso frente a un orden internacional atado a las relaciones de dominación entre el Norte global opulento y el Sur global sometido.

Entendida la política como el “arte de engañar”, en Colombia esa sentencia deviene con un profundo anclaje a una realidad incontrastable: la clase política y empresarial caminan de la mano de un ethos mafioso que por un lado enriquece a unos pocos, mientras que somete a millones de colombianos a vivir en miserables condiciones y a otros tantos a mendigar contratos con el Estado, previa venta del voto. Sobre esta última idea, todos los gobiernos pagan apoyos electorales de activistas y grupos de poder. Un círculo vicioso que confirma el imaginario que señala que efectivamente la “política es el arte del engaño”.

La corrupción público-privada es el correlato y la constatación de la efectiva operación del ethos mafioso que guía la vida de empresarios, rectores de universidades públicas y privadas, policías y militares de todos los rangos y por supuesto, políticos y candidatos presidenciales que prometen acabarla, mientras guardan silencio sobre las andanzas de sus familiares y no juzgan a las administraciones uribistas en las que se naturalizó la corrupción y el Todo Vale.

Bajo esas circunstancias en el 2026 iremos millones a votar y otros tantos se abstendrán de participar de la fiesta electoral en la “democracia más antigua de América Latina”, el más efectista eufemismo con el que evitamos reconocer que hemos consolidado una democracia formal y procedimental en la que hay gente que se muere  de hambre, otra por culpa de la corrupción de las EPS y de un sistema de salud hecho a la medida de la clase política mafiosa; a otros los asesinan porque sí, porque piensan distinto  o por culpa de un centenar de facinerosos que andan de camuflado, con fusil terciado, brazalete y se auto denominan “revolucionarios”.

Al final de cuentas, lo que queda en evidencia es que los precandidatos presidenciales- por lo menos 70- le apuntan exclusivamente a llegar a la Casa de Nariño con un vacío conceptual compartido alrededor de tres conceptos claves: Estado, Modernidad y Dignidad. En particular los candidatos de la derecha no conocen o prefieren ignorar las definiciones universales aceptadas de esas tres nomenclaturas, porque los guía el cortoplacismo, el clasismo, el racismo y la rabia que les produce saber que son hijos de un proceso de mestizaje en el que hay genes de indígenas y negros. 



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sábado, 11 de octubre de 2025

MARÍA CORINA MACHADO, NOBEL DE PAZ 2025 (II)



Por Germán Ayala Osorio

Las críticas que generó la entrega del Nobel de Paz 2025 a María Corina Machado “obligó” al Comité Noruego a exponer los motivos que llevaron a sus miembros a tomar la polémica decisión.  “Es un ejemplo extraordinario de valentía civil. Venezuela vive bajo una dictadura. Nuestro mensaje a Maduro es claro: escuchen al pueblo y hagan una transición pacífica.”

Lo expresado por el presidente del Comité Noruego del Premio Nobel confirma la existencia de una motivación política en la decisión, hecho que ratifica la histórica naturaleza política del importante galardón, con un matiz ideológico atado a la calificación de dictadura a lo que sucede en Venezuela, a pesar de los continuas elecciones democráticas en los que el régimen de Maduro Moros alcanzó varias victorias electorales. Eso sí, que haya constantes votaciones no es garantía de que la democracia como régimen de poder funcione bajo deseables estándares de legitimidad y legalidad; por cierto, en la última votación presidencial el lío con las actas que jamás publicó la institucionalidad electoral venezolana le restó legitimidad y transparencia a ese ejercicio democrático.

Además, el presidente del Comité Noruego se mete en la discusión de qué es la democracia y cuáles son los criterios válidos para evaluar y comparar por ejemplo la democracia norteamericana hoy, cuando las autoridades migratorias, siguiendo instrucciones de Trump, violan los derechos humanos de los migrantes latinos en el marco de la limpieza étnica promovida por el gobierno republicano. Colombia es considerada “la democracia más antigua de América Latina” y durante los gobiernos de Turbay Ayala y Uribe Vélez se violaron los derechos humanos con el Estatuto de Seguridad y la política de seguridad democrática.

Que la Nobel de Paz sea una mujer valiente no tiene discusión, de allí que el argumento expuesto por el Comité Noruego es válido, pero no suficiente para calmar a la opinión pública global que rechazó la entrega del galardón a María Corina Machado. Lo que hizo el señalado Comité Noruego fue personalizar el Premio Nobel de Paz, usando a la líder opositora para mandarle un mensaje al presidente Nicolás Maduro Moros. Al hacerlo, el Comité se entromete de forma indebida en los asuntos internos de Venezuela.

Con esa exhortación a que Maduro y su séquito “escuchen al pueblo y hagan la transición pacífica” el Comité Noruego tomó partido y se alineó con los Estados Unidos y países de Europa que vienen exigiendo lo mismo, más por los intereses que rodean la venta del petróleo venezolano, que por una genuina preocupación por la violación de los derechos humanos a los presos políticos y por el futuro de los millones de venezolanos que viene expulsando el régimen de Maduro Moros desde hace varios años. Insisto en que son los venezolanos los que deben encontrar la salida a sus problemas internos expresados en una inocultable crisis política.

Además, el presidente del Comité espetó que “la democracia es la base de la paz duradera. Este premio es también un mensaje a todos los líderes autoritarios del mundo: elijan votos, no violencia”. Este último razonamiento deviene con un carácter eufemístico con el que se esconde la real motivación política e ideológica del Comité Noruego del Nobel: alinearse con los Estados Unidos, pero lo más preocupante, legitimar la presión militar sobre el régimen venezolano y quizás el derrocamiento de Maduro a manos de los marines norteamericanos.

EXPRESIDENTE URIBE INTIMIDA A PERIODISTAS DE CUESTIÓN PÚBLICA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Si algo dejó claro Álvaro Uribe Vélez durante sus ocho aciagos años de gobierno es que le incomodaba que la prensa le preguntara por hechos del pasado y confrontara sus decisiones, sus presuntos vínculos con grupos paramilitares y acciones de gobierno atadas a la aplicación de la seguridad democrática, la misma política que dejó 6402 crímenes de Estado, mal llamados falsos positivos. Ya el país sabe que entre 2002 y 2010 los periodistas que se atrevieron a criticarlo fueron perseguidos, chuzados y  llamados por el presidente Uribe como “amigos de los terroristas”.

Para infortunio del ahora expresidente, en el 2018 nació el medio alternativo digital Cuestión Pública, cuyo equipo de trabajo se caracteriza por editar serios informes periodísticos que no solo confrontan la mediocridad y los compromisos políticos e ideológicos de la prensa hegemónica, sino que incomodan al latifundista y domador de bestias nacido en Salgar, Antioquia.

Uribe Vélez, por el poder político que aún ostenta a pesar de estar condenado en primera instancia por graves políticos y de la pérdida del “teflón” que la prensa hegemónica le construyó por ser él una invención mediática, envió un derecho de petición a Cuestión Pública en el que le solicitaba a sus periodistas información financiera y contractual con figuras públicas con las que Uribe Vélez tiene controversias políticas y judiciales.

La inusual, irrespetuosa, extraña e intimidante solicitud del exmandatario, llamado por Juan Manuel Santos “rufián de esquina”, apuntaba a  saber si Cuestión Pública tenía “…vínculos contractuales, de servicios, consultoría, colaboraciones editoriales, donaciones o coautoría de proyectos con el periodista Daniel Coronell, el senador y precandidato presidencial Iván Cepeda, el abogado penalista Miguel Ángel del Río, el abogado defensor de derechos humanos Reinaldo Villalba y el exfiscal general y hoy ministro de Justicia, Eduardo Montealegre”.

La petición del ganadero y latifundista antioqueño se da por la evidente molestia que le produjo el cubrimiento periodístico que hizo Cuestión Pública del juicio en el que finalmente fue condenado por tres graves delitos. Y recientemente se disgustó el expresidente y expresidiario al momento de ser interrogado por los hechos relacionados con el caso conocido como el “Parqueadero Padilla”.

La respuesta, digna y consecuente de Cuestión Pública contrasta con el silencio y la tímida, por no decir nula solidaridad de los medios masivos, columnistas y reconocidos periodistas con los colegas por la  clara intimidación del exmandatario antioqueño.  Vamos a ser claros: no tenemos ni hemos tenido ninguna relación contractual o monetaria con las personas que menciona, salvo las de carácter periodístico realizadas con rigor y bajo todos nuestros estándares de calidad. Consideramos que su solicitud tiene un tono de censura, una presión que podría buscar influir en nuestro trabajo periodístico. En Cuestión Pública no nos vamos a dejar intimidar: seguiremos haciendo periodismo independiente, riguroso y valiente. Y, ojo, informar no es un delito”.

Desde La Otra Tribuna me solidarizo con los colegas de Cuestión Pública por el terror que debieron sentir una vez recibieron el conminatorio derecho de petición de un expresidente que usa su intimidante figura y poder para confrontar a los periodistas que buscan explicaciones y la escurridiza verdad, como si se tratara de un censor oficial.

Termino con esta frase que muy seguramente no le gusta al primer expresidente colombiano condenado por delitos no políticos. “El periodismo no debe ser neutral, sino comprometido con la verdad y la justicia” (Ryszard Kapuscinski).

Adenda: si por algo se distingue el gremio de periodistas es por la insolidaridad y la división entre quienes buscan la verdad y aquellos que optan por defender primero el salario, antes que apostarle a dar con esa quimera. 


Imagen tomada de la red internet. 

viernes, 10 de octubre de 2025

MARÍA CORINA MACHADO, NOBEL DE PAZ 2025

 




Por Germán Ayala Osorio

 

El Nobel de Paz entregado a María Corina Machado se suma a la lista de reconocimientos otorgados por el Comité Noruego del Nobel que en el pasado despertaron fuertes críticas en amplios sectores de la opinión pública global. Desde el entregado a Henry Kissinger, pasando por el que exaltó a Yasser Arafat, hasta llegar al de Barack Obama. La historia del Premio Nobel de Paz confirma que dicho galardón deviene con un carácter político y veleidoso, fruto de lecturas ligeras e irresponsables de coyunturas internacionales en las que el concepto de paz y su búsqueda se diluyen por políticas intervencionistas de potencias militares pensadas más para escalar conflictos políticos internos y otros de dimensiones regionales.

A las negativas reacciones al premio otorgado a la venezolana y líder opositora al régimen de Nicolás Maduro Moros se suma la nominación no oficial al mismo galardón del convicto y pederasta presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Si su discutible plan de paz en Gaza se concreta, no se descarta que el mandatario de los estadounidenses resulte nominado en el 2026 y termine haciendo parte del “salón de la fama”, junto a Kissinger y Obama.

Machado se solidarizó con Israel cuando el grupo extremista y terrorista Hamas masacró a por lo menos 1200 civiles que disfrutaban de un concierto en territorio israelí. En adelante, la líder venezolana guardó silencio cómplice frente al evidente genocidio que el ejército sionista de Israel viene perpetrando en contra del pueblo palestino, en venganza por la acción criminal de Hamas.

La Nobel de Paz 2025 en varias ocasiones exhortó a los Estados Unidos a presionar la salida de Miraflores del ilegítimo presidente de la Bolivariana República de Venezuela, Nicolás Maduro Moros. María Corina Machado ha pedido públicamente una “mayor presión internacional para sacar a Maduro del poder”; también dijo en su momento que “Venezuela es un problema de seguridad hemisférica" y frente a las últimas decisiones de Trump, incluida la presión militar en aguas del mar Caribe, la política venezolana espetó que el “régimen está al borde del colapso" y que "los días de esa organización criminal están contados".

Una cosa es que Machado luche por liberar a los venezolanos que no comparten la línea ideológica y política del régimen de Maduro Moros y otra muy distinta es apostarle a una salida sangrienta del presidente de Venezuela. Lo cierto es que las acciones políticas adelantadas por María Corina Machado poco están conectadas con ejercicios y apuesta de paz en la medida en que en territorio venezolano no se libra una guerra civil o un conflicto armado interno como el que sufre Colombia desde los años 60. Lo que hay ciertamente es una crisis política interna y unos intereses muy grandes de los Estados Unidos y otras potencias por hacerse con las reservas de petróleo.

Si USA decide finalmente intervenir militarmente en Venezuela para derrocar a Maduro, el premio Nobel a María Corina Machado y ella misma terminarían convertidos en meros instrumentos políticos con los que el mundo seguiría aprobando las aventuras militares del gran Sheriff de las Américas.

Con la decisión del Comité Noruego del Nobel la invitación a dar golpes de Estado y a intervenir en asuntos internos de otros países entran a hacer parte de los criterios con los que dicho conclave define quién merece el Nobel de Paz. El Comité Noruego del Nobel tomó una decisión política que debilita la concepción de la paz como anhelo y estadio en el que trabajan mujeres, hombres y organizaciones en aras de mitigar el dolor, evitar la muerte de inocentes y hasta de “humanizar” las guerras y los conflictos. Lo mejor habría sido declararlo desierto y esperar a ver cómo evolucionan los conflictos en Gaza y la guerra entre Rusia y Ucrania.

 


jueves, 9 de octubre de 2025

LOS TRES HUEVITOS DE VICKY DÁVILA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La periodista y precandidata presidencial Vicky Dávila está buscando con desespero que el expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez la elija candidata única del Centro Democrático. Muy seguramente la comunicadora intuye que el exmandatario desechará a sus tres “tigresas”, Cabal, Holguín y Valencia, en las que claramente no confía como posibles huéspedes de la Casa de Nari, pues Uribe preferiría poner en el Solio de Bolívar a un hombre con el que pueda “dialogar” a los madrazos como le gusta al caballista y "rufián de esquina" como lo llamó Santos. Quizás por ello al ladino político se acercaron sumisamente los precandidatos Juan Carlos Pinzón Bueno y Abelardo de la Espriella Otero, dos chafarotes dispuestos a hincarse ante el Gran Patrón antioqueño con tal de ser ungidos por el Mesías nacido en Salgar (Antioquia).

Y para lograr convertirse en la “muñeca” preferida del exmandatario salió a decirle al país y al propio latifundista, machista y domador de bestias que ella tenía “tres huevitos”. Aunque la precandidata dijo que unos campesinos se los regalaron, no se atrevió a relacionarlos con los temas a los que hizo referencia en su momento Uribe cuando espetó la conocida metáfora: Seguridad Democrática, la Confianza en la Inversión y la Cohesión Social. Esos tres huevitos, Uribe se los entregó a Santos para que los cuidara. Como detractora y casi enemiga del expresidente Santos, Dávila se comprometió a cuidarlos y a no “totiarlos” como lo hizo Santos de acuerdo con la narrativa uribista.

En su desespero por mostrarse cercana al pueblo y alejada de la élite, Dávila apareció en un video ordeñando a una vaca; en otro, se metió a un cafetal a cantar como lo hacía Margarita Rosa de Francisco, en su papel de la “Gaviota”; igualmente se hizo grabar en galerías y saludando a policías y militares. Y ahora, apareció en las redes con tres huevitos, sobre los que solo atinó a decir que “son finos, originales y fundamentales para mi vida de ahora en adelante”. Sin duda alguna, acciones de una campaña vacía de ideas, insulsa y propia de una periodista farandulera.

La periodista-periodista se atrevió a proponer que una vez se instale en la Casa de Nariño mandará construir una mega cárcel en la selva amazónica. Sin duda alguna un despropósito ecológico y ambiental propio de una persona poco leída y acostumbrada, desde su rol de periodista, a decir pendejadas y espetar exabruptos. Como es incapaz de elaborar un discurso coherente, la periodista-periodista cada media frase solo atina  a decir Petro, Petro, Petro…

Por supuesto que estamos ante una estrategia de marketing político pensada para ocultar su nula experiencia en el manejo de asuntos del Estado. Dávila quiere hacerle creer a los colombianos que sus 30 años de periodismo (farandulero, poco riguroso y pro-establecimiento) son suficientes para gobernar a un país tan complejo como Colombia. En términos coloquiales, Vicky Dávila jamás administró una caseta de peaje, pero se siente en la capacidad de gobernar con “independencia y pulcritud” a pesar de ser muy cercana al expresidente Uribe y ser la ficha de los clanes Gnecco y Gilinski.





MARCHAS PRO-PALESTINA EN MEDELLÍN, PARAMILITARISMO Y EL BATE ANTIPETRO

 


Por Germán Ayala Osorio

 

Que funcionarios de la alcaldía de Medellín, identificados con chalecos, provocaran y agredieran con palos y patadas a manifestantes pro-palestina constituye un hecho de suma gravedad que confirma que el paramilitarismo como fenómeno sociocultural sigue siendo asumido por sectores de la derecha como una ejemplar “virtud cívica”. Incluso hay quienes los llamaron la “primerea línea” del acalde Federico Gutiérrez.  

Las agresiones de los contratistas de la alcaldía de la capital de Antioquia son acciones parapoliciales que criminalizan nuevamente las protestas y movilizaciones de quienes en esta ocasión salieron a rechazar las prácticas genocidas que viene cometiendo el ejército de Israel en contra del pueblo palestino que sobrevive en Gaza.

Por supuesto que lo acontecido en Medellín tiene un trasfondo político, cultural, electoral e ideológico ancorado al enfrentamiento entre las huestes uribistas y las mesnadas petristas. Las primeras son animadas por el alcalde Federico Gutiérrez, alias Fico y el concejal Andrés Rodríguez, alias el Gury, quienes ignoran el genocidio en la franja de Gaza siguiendo la línea ideológica de la doctrina uribista que defiende a dentelladas el ejercicio de la violencia legítima del Estado, invita a aplaudir lo hecho por Israel por ser víctima del ataque criminal y terrorista perpetrado por el grupo Hamas y a negar que se trata de un genocidio.

Fico Gutiérrez y el concejal Rodríguez son declarados enemigos de Petro, de los petristas y de todos aquellos que defiendan la paz, rechacen prácticas genocidas como las de Gaza y se declaren defensores de los derechos humanos, de comunidades vulnerables y de los ecosistemas naturales. El bate de beisbol con el que amenazó a los marchantes el concejal alias Gury representa con lujo de detalles a la doctrina uribista y en el marco del actual escenario electoral simboliza el antipetrismo con el que millones saldrán berracos a votar por el que diga Uribe.

Quienes defienden y aplauden las acciones violentas y violatorias de los derechos humanos de parte de los funcionarios de la alcaldía de Gutiérrez siguen anclados a la idea de que se trató del uso de la violencia legítima del Estado. Fue esa misma concepción la que permitió la creación y operación de los grupos paramilitares.

En las más recientes marchas uribistas en respaldo al expresidente Uribe y en rechazo al fallo condenatorio en su contra emitido por la jueza Sandra Heredia, varias banderas de Israel fueron ondeadas por manifestantes, circunstancia que reafirma la complacencia de cientos de miles de uribistas con la limpieza étnico-cultural que adelanta Netanyahu en la franja de Gaza.

Entre tanto, las mesnadas petristas devienen azuzadas por el discurso del presidente Petro con el que rechaza las prácticas genocidas. Por supuesto que hay otros que salieron a marchar por una genuina solidaridad con el pueblo palestino que sufre la violencia militar de Israel, el silencio cómplice de Europa, el debilitamiento de la ONU como organización multilateral y las ineficaces acciones logísticas desplegadas en Gaza para la entrega de alimentos en pro de mitigar la hambruna provocada por el sionista ejército de Netanyahu.

Lo ocurrido en Medellín debe entenderse y comprenderse en el marco de un escenario de polarización política y crispación ideológica en el que claramente hay expuestas disímiles formas de entender las relaciones internacionales, el papel del Estado, la seguridad ciudadana, el derecho a la protesta y en particular la convivencia al interior de un país pluriétnico como Colombia.

Al ser el paramilitarismo un fenómeno sociocultural, superarlo o proscribirlo se torna casi imposible porque ya fue asumido en Medellín, Cali y Bogotá, entre otras ciudades capitales como una “virtud cívica” que calza muy bien con la política de seguridad democrática de Uribe y las acciones estigmatizantes desplegadas entre el 2002 y el 2022 en contra de todos los que se atrevieron a confrontar a los gobiernos de Uribe, Santos y Duque.

Adenda: desde esta tribuna rechazo con vehemencia los actos vandálicos producidos durante las marchas pro-palestina. Dichos actos invisibilizan el talante humanitario de dichas movilizaciones y crean el imaginario colectivo con el que se asocia el petrismo con desorden, violencia y caos. 



Imagen tomada de El Colombiano. 

miércoles, 8 de octubre de 2025

CINCO FACTORES QUE EXPLICAN LA POLARIZACIÓN POLÍTICA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Las condiciones en las que se firmó el Acuerdo de Paz de La Habana, el pírrico triunfo del No en el plebiscito de 2016, la conversión de la práctica paramilitar en una virtud sociopolítica, el sueño de consolidar un Estado militarista que ponga orden a una sociedad indisciplinada y la llegada de Gustavo Petro a la Casa de Nariño son los principales factores en los que se desarrolla la campaña electoral. Esos cinco factores por efecto de los medios de comunicación terminan reducidos a la polarización política y crispación ideológica, ideas que petristas y uribistas convirtieron en una especie de comodín lingüístico para atacarse, pero sobre todo para evitarse el trabajo de escudriñar de dónde vienen esas dos sensaciones que les impiden dialogar bajo condiciones de respeto.

Prueba de que esos cinco factores tienen su propio peso específico son las referencias a estos en la actual campaña electoral. Ya hay un grupo de personas que promueven un referendo para derogar el Acuerdo de la Paz de La Habana. El movimiento político Salvación Nacional está detrás de esa iniciativa que, por supuesto no tiene futuro jurídico, pero que sirve para confirmar la existencia de ese factor que después de tantos años aún genera conflictos, odios y divisiones entre los colombianos.

El segundo factor lo viene usando el precandidato presidencial Abelardo de la Espriella y otros agentes uribizados para atacar al expresidente Juan Manuel Santos. Lo acusan de desconocer el triunfo del No, de engañar al país y responsable de lo que se conoce como el “Petrosantismo”. Esos dos primeros factores aparecen como parte de la retórica electoral de los candidatos de una derecha desesperada por hacerse nuevamente con la Casa de Nariño (o de Nari).

Por el contrario, el factor número tres, esto es, la conversión del paramilitarismo en una virtud ético-política se expresó en la violenta arremetida de agentes civiles de la alcaldía de Medellín en contra de los manifestantes de pro-palestina. Los actos violentos ocurridos en la capital antioqueña dan cuenta del odio y de la inquina que siente el alcalde Fico Gutiérrez hacia todo lo que huela a Petro, agente político que animó las movilizaciones de rechazo al genocidio en Gaza justo cuando el 7 de octubre se cumplieron dos años de la masacre perpetrada por Hamas, grupo extremista y terrorista que desató la ira santa de Netanyahu.

De regreso a la retórica electoral, candidatos presidenciales como De la Espriella y Santiago Botero sueñan con un Estado militarista que los acerque a la figura de Nayib Bukele, referente moral y ético-político de la derecha uribizada que insiste en el pérfido lema Mano Firme, Corazón Grande, que no es más que una consigna aceptada por los dos señalados políticos que solo hablan de dar bala o balín, dar de baja, de someter, destripar e imponer. Sus violentos discursos no solo dan cuenta de su pobreza cultural, sino de un profundo machismo que en política se expresa en homofobia y transfobia.

El quinto factor, es decir, la llegada de Petro a la Casa de Nariño lo asume la derecha colombiana como una suerte de “pesadilla” a la que le queda poco tiempo de permanencia. El odio hacia Petro no lo justifican por la llegada del “castrochavismo” o el comunismo a Colombia, sino por su carácter subversivo que anima a cientos de miles de colombianos a salir a defender sus derechos y también causas lejanas como la suerte del pueblo palestino;  otros tantos,  agitan con rabia la bandera de Israel como símbolo del supremacismo con el que Uribe, Santos y Duque manejaron las relaciones con los pobres, población LGTBIQ+ indígenas, campesinos y negros. Baste con recordar la exhortación que le hizo Duque, el títere de Uribe, a la minga indígena: ¡regresen a sus resguardos!

La próxima vez que escuche hablar de polarización política y crispación ideológica recuerde estos cincos factores que son la base emocional, ética, étnica, política, social y política de ese par de comodines lingüísticos usados por los medios de comunicación y poderosos agentes de la sociedad civil para desvirtuar el camino alternativo que el progresismo propone para superar las infames condiciones en las que viene operando el orden establecido en un país como Colombia en el que efectivamente no cabemos todos por cuenta del clasismo, la aporofobia y del racismo.




Foto: Partido Comunista Colombiano, tomada del diario El País de Cali. 

LAURA GALLEGO Y LOS EUFEMISMOS DE LA PRENSA

    Por Germán Ayala Osorio   Los eufemismos suelen servirles a los periodistas de los medios hegemónicos para defender a personajes ...