Por Germán Ayala Osorio
El respeto por la democracia, las
instituciones y las institucionalidades derivadas es una de las banderas
políticas que la derecha ha agitado desde cuando llegó a la Casa de Nariño
Gustavo Petro Urrego. Eso sí, evitan recordar que con la reelección
presidencial inmediata de Álvaro Uribe Vélez se afectaron el equilibrio de
poderes y la democracia misma. El país no olvida que aquel cambio en la constitución
política se dio gracias a que se compraron los votos de Teodolindo Avendaño y
Yidis Medina.
Sus más visibles voceros insisten
con esa proclama a propósito de la decisión presidencial de decretar la consulta
popular que, de acuerdo con las interpretaciones de varios juristas, desconoce que
el Senado negó ese llamado al pueblo para votar las 12 preguntas que propuso el
Gobierno.
Después de los llamados a “bajarle
a la pugnacidad política y en particular al lenguaje violento”, a raíz del
atentado criminal contra el precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, el
gobierno Petro convocó a los partidos políticos que le hacen oposición a una
reunión para activar la Comisión Nacional para la Coordinación y Seguimiento
de los Procesos Electorales. Los voceros y dirigentes de los partidos Liberal,
Conservador, Cambio Radical, de la U, Mira y Centro Democrático, entre otros más,
se negaron a participar en dicha convocatoria institucional.
Por el contrario, optaron por
reunirse en privado para expresarle al gobierno y al país que “no reconocen
al presidente Petro y al ministro del Interior, Armando Benedetti, como
garantes del proceso electoral”. Semejante actitud política deja ver la
incoherencia de los 9 partidos que hoy desconocen al presidente de la República
y a su ministro del Interior como figuras institucionales confiables y legítimas
para liderar el proceso electoral y garantizar la seguridad de todos y cada uno
de los precandidatos presidenciales; se trata de una postura que niega la búsqueda
de un diálogo interinstitucional que coadyuve a disminuir la tensión política y
la crispación ideológica.
Ante semejante actitud beligerante,
el exembajador Roy Barreras exhortó a los partidos políticos a morigerar el
lenguaje y evitar ahondar en la polarización política. En su cuenta de X,
Barreras señaló: “invito de nuevo respetuosamente a los partidos de oposición
a sumarse al propósito nacional de cuidar el lenguaje: la oposición puede
expresar que <<no siente garantías>>, están en su derecho, pero
nadie en democracia puede decir que <<no reconoce>> la institución
presidencial. Prediquemos con el ejemplo. Seamos cuidadosos con las
palabras que pueden ser mal interpretadas por quienes no quieren la estabilidad
de Colombia, sino llevar al país al caos”.
Invitar al Procurador General de
la Nación para que juegue como garante y puente entre los 9 partidos y el
Gobierno no minimiza el daño que le infringen a la institucionalidad presidencial
y a la comisión electoral misma. ¿Qué sigue? ¿Acaso invitar a que las FFAA
desconozcan la autoridad y legitimidad de su comandante supremo, el presidente
de la República?
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