martes, 14 de octubre de 2025

PÉREZ ESQUIVEL CUESTIONA NOBEL DE PAZ A MARÍA CORINA MACHADO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

A las fuertes y consistentes críticas al Comité que entrega el Nobel de Paz por haber distinguido a María Corina Machado Parisca se suma la carta que el Nobel de Paz (1980), Adolfo Pérez Esquivel le envió a la recién galardonada. Sin duda, una misiva que cuestiona indirectamente al Comité Noruego del Nobel por una decisión política que termina alineándose con la política internacional de los Estados Unidos, validando el genocidio en Gaza y la presión militar que ejerce Trump contra el régimen venezolano.

La comunicación de Pérez Esquivel es diametralmente distinta a las reacciones de Juan Manuel Santos Calderón (premio Nobel, 2016). Mientras que al primero lo tomó por sorpresa la elección de la opositora venezolana, el expresidente colombiano elogió tanto la decisión del Comité del Nobel como a Machado Parisca.

Santos le dijo a la prensa que “el comité del Nobel acertó al escoger a María Corina. Ella ha sido una persona realmente valiente, perseverante en su lucha por cobrar la libertad y la democracia en Venezuela. Este premio es un reconocimiento del mundo entero a su esfuerzo. Esto la va a entusiasmar aún más para seguir en esa causa tan linda de devolverle la paz y la democracia a su país. Su lucha no solo beneficiará a Venezuela, sino a toda la región”.

Por su parte, Pérez Esquivel dice en su epístola a Machado que le “sorprendió la designación como Premio Nobel de la Paz que te otorgó el Comité Nobel”. Un sentimiento de sorpresa que termina dándole la razón a los cientos de miles de ciudadanos de esta parte del hemisferio que consideran que se trató de un desatino haberle otorgado semejante reconocimiento a quien dice defender la democracia y los derechos humanos  en Venezuela a partir de las peligrosas e inconvenientes exhortaciones a los Estados Unidos a que invada al vecino país y capture a Maduro Moros como lo hizo en el pasado la misma potencia con el presidente Noriega de Panamá, país que invadió en 1989; se suma a este exabrupto de Machado Parisca su irrestricto apoyo a Israel a pesar de las prácticas genocidas  adelantadas en Gaza en contra del pueblo palestino.

La reacción de Santos está en consonancia con los intereses de la derecha internacional y los propios del Nobel colombiano que bien se pueden calificar como pronorteamericanos. Frente a las prácticas genocidas perpetradas en Gaza por Israel, Santos ha sido cuidadoso porque no le conviene “enemistarse” con el presidente Trump.

En la misma misiva de Pérez Esquivel se lee lo siguiente: “El Gobierno venezolano es una democracia con sus luces y sombras. Hugo Chávez marcó el camino de libertad y soberanía del pueblo y luchó por la unidad continental, fue un despertar de la Patria Grande. Estados Unidos lo atacó permanentemente: no puede permitir que ningún país del continente salga de su órbita y la dependencia colonial; continúa sosteniendo que América Latina es su “patrio trasero”. El boqueo a Cuba por los Estados Unidos durante más de 60 años es un ataque a la libertad y derecho de los pueblos. La resistencia del pueblo cubano es un ejemplo de dignidad y fortaleza. Me sorprende cómo te aferras a los Estados Unidos: debes saber que no tiene aliados, ni amigos, sólo tiene intereses. Las dictaduras impuestas en América Latina fueron instrumentadas por sus intereses de dominación y destruyeron la vida y la organización social, cultural y política de los pueblos que luchan por su libertad y autodeterminación. Los pueblos resistimos y luchamos por el derecho a ser libres y soberanos y no colonia de los Estados Unidos”.

Esa breve alusión al pasado que le hace el Nobel argentino a María Corina Machado no obedece necesariamente a una postura hostil contra el país del Norte, sino una lectura reposada, digna y necesaria de una realidad histórica que viene comprometiendo las soberanías populares y estatales de todas las naciones de América Latina sometidas a las reglas de juego de los Estados Unidos. Por supuesto que el talante de Pérez Esquivel es diametralmente distinto al del Nobel colombiano que funge como una ficha del viejo establecimiento colombiano y, por ende, es un instrumento ideológico de USA interesado en continuar metiéndose en los asuntos internos de Colombia y Venezuela.




Imagen tomada de X. Fuerte acusación del Premio Nobel argentino, Adolfo Pérez Esquivel, a María Corina Machado tras ser galardonada - Minuto Neuquen

lunes, 13 de octubre de 2025

LA IMPERFECTA PAZ EN GAZA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El intercambio de rehenes y prisioneros entre Israel y Hamas es un alivio para las familias de los israelíes y palestinos, víctimas de los bandos combatientes que impulsados por sentimientos religiosos y patrióticos estuvieron siempre dispuestos a infringir el mayor dolor y humillación posibles a los privados de la libertad. Unos en las cárceles del Estado de Israel y los otros en túneles y quizás en cuevas cavadas por los propios miembros del grupo extremista Hamas.

Las imágenes de televisión dejan ver al convicto presidente Trump como un “pacifista” merecedor del próximo Nobel de Paz, justo después de dos años de haber apoyado de manera irrestricta las prácticas genocidas perpetradas por el ejército sionista de Netanyahu contra el pueblo palestino. Y a Netanyahu como un “Héroe” y un ejemplar guerrero que llevó a su ejército a la victoria y al descrédito internacional por los vejámenes a los que sometió a cientos de civiles palestinos, en particular a niños, niñas y mujeres. Sugerir, como lo hizo Trump, que Netanyahu sea indultado es un mensaje claro: los delitos de corrupción constituyen una nimiedad frente a un hombre que fue capaz de guiar a su ejército a la gran victoria: diezmar al pueblo palestino como venganza a la cruel masacre perpetrada por Hamas ese 7 de octubre de 2023; y asegurar la gentrificación de Gaza, ojalá sin gazatíes.

El plan de paz de Trump y su discurso ante el parlamento israelí dejan dudas sobre su solidez en el tiempo porque el presidente estadounidense en su intervención evitó nombrar a los palestinos y a la imperiosa necesidad de reconocer a Palestina como Estado. Esa es la razón fundamental de un conflicto étnico-cultural y político que lleva años consolidando a la franja de Gaza como un polvorín. Se trata de una paz imperfecta y hecha a la medida de las potencias que se demoraron en reconocer políticamente a Palestina como Estado y en rechazar las prácticas genocidas de Israel. La mecha de la guerra se apagó momentáneamente. Los Señores de la Guerra necesitan vender sus letales mercancías.

También quedarán para la historia universal los instantes en los que varios ciudadanos israelíes, familiares de los rehenes devueltos a sus hogares, lloraban de felicidad con la bandera de Israel enrollada en sus cuellos en señal de victoria.

Se trata de un gesto que en momentos de tanta alegría después de dos largos años de sufrimiento debería de permitirle a todos los seres humanos en el mundo reflexionar en torno al sentido de las identidades patrióticas atadas a una nacionalidad y a banderas que, para el caso particular de Israel fue usada por sus soldados para defender al “pueblo elegido de Dios”, que no es otra cosa que la patente de corso para violar los derechos humanos y burlarse del DIH.

De esa escena cargada de alegría y patriotismo me surgen dos preguntas: ¿Era posible recibir al pariente recién liberado sin la bandera de Israel? ¿Qué tipo de deidad es esa que desaprueba la existencia de otro pueblo, considerado impío y bárbaro, y ordena su aniquilación?

Las familias palestinas también tuvieron su momento de felicidad al recibir a sus hijos que el régimen de Netanyahu encarceló a unos por delitos de terrorismo y a otros por el solo hecho de ser palestino y simpatizar quizás con la existencia de Hamas. Ellos no agitaron la raída bandera de Palestina, sino la kufiya palestina, símbolo de resistencia e instrumento político y cultural de la causa palestina: que el mundo entero reconozca a Palestina como Estado soberano y libre de la ocupación israelí.

Mientras que la bandera de Israel se asocia al genocidio en Gaza, el pañuelo palestino está conectado a una lucha étnico-cultural en oposición al odio supremacista de sionistas como Netanyahu. Todas las banderas que devienen atadas a las ideas de soberanía estatal, popular y territorial resultan sombrías y peligrosas cuando son agitadas en conflictos armados y guerras, e incluso en justas deportivas.

Y como no existe una bandera oficial que defienda los intereses de la Humanidad, las guerras y los conflictos armados seguirán apareciendo en este colosal degolladero de animales humanos y no humanos en el que convertimos el planeta. Frente a los sentimientos patrióticos y la defensa de las banderas que a todos nos enseñan en casa y en la escuela, les dejo este pasaje de la canción Vagabundear, de Serrat: No me siento extranjero en ningún lugar, donde haya lumbre y vino tengo mi hogar. Y para no olvidarme de lo que fui, mi patria y mi guitarra las llevo en mí, una es fuerte y es fiel, la otra un papel…

Termino con dos frases de Eduardo Galeano: “Nos han acostumbrado al desprecio de la vida y a la prohibición de recordar”; “Hay quienes creen que el destino descansa en las rodillas de los dioses, pero la verdad es que trabaja, como un desafío candente, sobre las conciencias de los hombres”.


Adenda: capturar, secuestrar, aprender o encarcelar civiles para usarlos como escudos humanos e instrumentos para negociar ceses al fuego es a todas luces una conducta practicada por cobardes que se hacen llamar combatientes.  



Imagen de AFP

domingo, 12 de octubre de 2025

2026, AMBIENTE ELECTORAL CRISPADO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El odio y la violencia discursiva marcan de manera temprana el talante y el nivel de la discusión pública de los asuntos propios de la campaña presidencial y congresional de 2026, convertida por la derecha en una suerte de revancha contra la izquierda, el petrismo y el progresismo. Desde esa orilla ideológica se ofrecen bala o balín, actividades asociadas a destripar a todo lo que huela a izquierda, que acercan a quien así lo propone al perfil criminal de Jack El Destripador; también se ofrecen persecuciones judiciales y se posiciona la narrativa que señala, en tono catastrofista, que el país va mal por culpa de Petro y que Colombia cayó a un precipicio, de ahí la necesidad de “salvar y recuperar al país”.

Por el lado de las huestes que apoyan al presidente Petro ese mismo escenario electoral se asume como la oportunidad histórica para consolidar procesos sociales, políticos y económicos, sin un mea culpa por los errores cometidos, pero que deben continuar para poder avanzar hacia estadios civilizatorios modernos a los que la derecha jamás apuntó a llegar porque justamente sus más reconocidos líderes y voceros se la han jugado para mantener a sectores societales sumidos en inmorales circunstancias de vida, naturalizadas porque hacemos parte del Sur global empobrecido, subdesarrollado y atávico culturalmente.

Unos y otros, cegados por la animadversión y la inquina se olvidan de reconocer errores, en particular los que son responsables políticamente de la irrupción de las ideas progresistas que encarna el presidente Petro y el consecuente despertar de sectores poblacionales que se sienten satisfechos mas que con las acciones y logros del gobierno conducentes a cambiar históricos estados de cosas inconstitucionales, con la actitud confrontadora y retadora del jefe del Estado contra los poderes tradicionales locales e incluso frente a un orden internacional atado a las relaciones de dominación entre el Norte global opulento y el Sur global sometido.

Entendida la política como el “arte de engañar”, en Colombia esa sentencia deviene con un profundo anclaje a una realidad incontrastable: la clase política y empresarial caminan de la mano de un ethos mafioso que por un lado enriquece a unos pocos, mientras que somete a millones de colombianos a vivir en miserables condiciones y a otros tantos a mendigar contratos con el Estado, previa venta del voto. Sobre esta última idea, todos los gobiernos pagan apoyos electorales de activistas y grupos de poder. Un círculo vicioso que confirma el imaginario que señala que efectivamente la “política es el arte del engaño”.

La corrupción público-privada es el correlato y la constatación de la efectiva operación del ethos mafioso que guía la vida de empresarios, rectores de universidades públicas y privadas, policías y militares de todos los rangos y por supuesto, políticos y candidatos presidenciales que prometen acabarla, mientras guardan silencio sobre las andanzas de sus familiares y no juzgan a las administraciones uribistas en las que se naturalizó la corrupción y el Todo Vale.

Bajo esas circunstancias en el 2026 iremos millones a votar y otros tantos se abstendrán de participar de la fiesta electoral en la “democracia más antigua de América Latina”, el más efectista eufemismo con el que evitamos reconocer que hemos consolidado una democracia formal y procedimental en la que hay gente que se muere  de hambre, otra por culpa de la corrupción de las EPS y de un sistema de salud hecho a la medida de la clase política mafiosa; a otros los asesinan porque sí, porque piensan distinto  o por culpa de un centenar de facinerosos que andan de camuflado, con fusil terciado, brazalete y se auto denominan “revolucionarios”.

Al final de cuentas, lo que queda en evidencia es que los precandidatos presidenciales- por lo menos 70- le apuntan exclusivamente a llegar a la Casa de Nariño con un vacío conceptual compartido alrededor de tres conceptos claves: Estado, Modernidad y Dignidad. En particular los candidatos de la derecha no conocen o prefieren ignorar las definiciones universales aceptadas de esas tres nomenclaturas, porque los guía el cortoplacismo, el clasismo, el racismo y la rabia que les produce saber que son hijos de un proceso de mestizaje en el que hay genes de indígenas y negros. 



elecciones 2026 en colombia - Búsqueda Imágenes

sábado, 11 de octubre de 2025

MARÍA CORINA MACHADO, NOBEL DE PAZ 2025 (II)



Por Germán Ayala Osorio

Las críticas que generó la entrega del Nobel de Paz 2025 a María Corina Machado “obligó” al Comité Noruego a exponer los motivos que llevaron a sus miembros a tomar la polémica decisión.  “Es un ejemplo extraordinario de valentía civil. Venezuela vive bajo una dictadura. Nuestro mensaje a Maduro es claro: escuchen al pueblo y hagan una transición pacífica.”

Lo expresado por el presidente del Comité Noruego del Premio Nobel confirma la existencia de una motivación política en la decisión, hecho que ratifica la histórica naturaleza política del importante galardón, con un matiz ideológico atado a la calificación de dictadura a lo que sucede en Venezuela, a pesar de los continuas elecciones democráticas en los que el régimen de Maduro Moros alcanzó varias victorias electorales. Eso sí, que haya constantes votaciones no es garantía de que la democracia como régimen de poder funcione bajo deseables estándares de legitimidad y legalidad; por cierto, en la última votación presidencial el lío con las actas que jamás publicó la institucionalidad electoral venezolana le restó legitimidad y transparencia a ese ejercicio democrático.

Además, el presidente del Comité Noruego se mete en la discusión de qué es la democracia y cuáles son los criterios válidos para evaluar y comparar por ejemplo la democracia norteamericana hoy, cuando las autoridades migratorias, siguiendo instrucciones de Trump, violan los derechos humanos de los migrantes latinos en el marco de la limpieza étnica promovida por el gobierno republicano. Colombia es considerada “la democracia más antigua de América Latina” y durante los gobiernos de Turbay Ayala y Uribe Vélez se violaron los derechos humanos con el Estatuto de Seguridad y la política de seguridad democrática.

Que la Nobel de Paz sea una mujer valiente no tiene discusión, de allí que el argumento expuesto por el Comité Noruego es válido, pero no suficiente para calmar a la opinión pública global que rechazó la entrega del galardón a María Corina Machado. Lo que hizo el señalado Comité Noruego fue personalizar el Premio Nobel de Paz, usando a la líder opositora para mandarle un mensaje al presidente Nicolás Maduro Moros. Al hacerlo, el Comité se entromete de forma indebida en los asuntos internos de Venezuela.

Con esa exhortación a que Maduro y su séquito “escuchen al pueblo y hagan la transición pacífica” el Comité Noruego tomó partido y se alineó con los Estados Unidos y países de Europa que vienen exigiendo lo mismo, más por los intereses que rodean la venta del petróleo venezolano, que por una genuina preocupación por la violación de los derechos humanos a los presos políticos y por el futuro de los millones de venezolanos que viene expulsando el régimen de Maduro Moros desde hace varios años. Insisto en que son los venezolanos los que deben encontrar la salida a sus problemas internos expresados en una inocultable crisis política.

Además, el presidente del Comité espetó que “la democracia es la base de la paz duradera. Este premio es también un mensaje a todos los líderes autoritarios del mundo: elijan votos, no violencia”. Este último razonamiento deviene con un carácter eufemístico con el que se esconde la real motivación política e ideológica del Comité Noruego del Nobel: alinearse con los Estados Unidos, pero lo más preocupante, legitimar la presión militar sobre el régimen venezolano y quizás el derrocamiento de Maduro a manos de los marines norteamericanos.

EXPRESIDENTE URIBE INTIMIDA A PERIODISTAS DE CUESTIÓN PÚBLICA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Si algo dejó claro Álvaro Uribe Vélez durante sus ocho aciagos años de gobierno es que le incomodaba que la prensa le preguntara por hechos del pasado y confrontara sus decisiones, sus presuntos vínculos con grupos paramilitares y acciones de gobierno atadas a la aplicación de la seguridad democrática, la misma política que dejó 6402 crímenes de Estado, mal llamados falsos positivos. Ya el país sabe que entre 2002 y 2010 los periodistas que se atrevieron a criticarlo fueron perseguidos, chuzados y  llamados por el presidente Uribe como “amigos de los terroristas”.

Para infortunio del ahora expresidente, en el 2018 nació el medio alternativo digital Cuestión Pública, cuyo equipo de trabajo se caracteriza por editar serios informes periodísticos que no solo confrontan la mediocridad y los compromisos políticos e ideológicos de la prensa hegemónica, sino que incomodan al latifundista y domador de bestias nacido en Salgar, Antioquia.

Uribe Vélez, por el poder político que aún ostenta a pesar de estar condenado en primera instancia por graves políticos y de la pérdida del “teflón” que la prensa hegemónica le construyó por ser él una invención mediática, envió un derecho de petición a Cuestión Pública en el que le solicitaba a sus periodistas información financiera y contractual con figuras públicas con las que Uribe Vélez tiene controversias políticas y judiciales.

La inusual, irrespetuosa, extraña e intimidante solicitud del exmandatario, llamado por Juan Manuel Santos “rufián de esquina”, apuntaba a  saber si Cuestión Pública tenía “…vínculos contractuales, de servicios, consultoría, colaboraciones editoriales, donaciones o coautoría de proyectos con el periodista Daniel Coronell, el senador y precandidato presidencial Iván Cepeda, el abogado penalista Miguel Ángel del Río, el abogado defensor de derechos humanos Reinaldo Villalba y el exfiscal general y hoy ministro de Justicia, Eduardo Montealegre”.

La petición del ganadero y latifundista antioqueño se da por la evidente molestia que le produjo el cubrimiento periodístico que hizo Cuestión Pública del juicio en el que finalmente fue condenado por tres graves delitos. Y recientemente se disgustó el expresidente y expresidiario al momento de ser interrogado por los hechos relacionados con el caso conocido como el “Parqueadero Padilla”.

La respuesta, digna y consecuente de Cuestión Pública contrasta con el silencio y la tímida, por no decir nula solidaridad de los medios masivos, columnistas y reconocidos periodistas con los colegas por la  clara intimidación del exmandatario antioqueño.  Vamos a ser claros: no tenemos ni hemos tenido ninguna relación contractual o monetaria con las personas que menciona, salvo las de carácter periodístico realizadas con rigor y bajo todos nuestros estándares de calidad. Consideramos que su solicitud tiene un tono de censura, una presión que podría buscar influir en nuestro trabajo periodístico. En Cuestión Pública no nos vamos a dejar intimidar: seguiremos haciendo periodismo independiente, riguroso y valiente. Y, ojo, informar no es un delito”.

Desde La Otra Tribuna me solidarizo con los colegas de Cuestión Pública por el terror que debieron sentir una vez recibieron el conminatorio derecho de petición de un expresidente que usa su intimidante figura y poder para confrontar a los periodistas que buscan explicaciones y la escurridiza verdad, como si se tratara de un censor oficial.

Termino con esta frase que muy seguramente no le gusta al primer expresidente colombiano condenado por delitos no políticos. “El periodismo no debe ser neutral, sino comprometido con la verdad y la justicia” (Ryszard Kapuscinski).

Adenda: si por algo se distingue el gremio de periodistas es por la insolidaridad y la división entre quienes buscan la verdad y aquellos que optan por defender primero el salario, antes que apostarle a dar con esa quimera. 


Imagen tomada de la red internet. 

viernes, 10 de octubre de 2025

MARÍA CORINA MACHADO, NOBEL DE PAZ 2025

 




Por Germán Ayala Osorio

 

El Nobel de Paz entregado a María Corina Machado se suma a la lista de reconocimientos otorgados por el Comité Noruego del Nobel que en el pasado despertaron fuertes críticas en amplios sectores de la opinión pública global. Desde el entregado a Henry Kissinger, pasando por el que exaltó a Yasser Arafat, hasta llegar al de Barack Obama. La historia del Premio Nobel de Paz confirma que dicho galardón deviene con un carácter político y veleidoso, fruto de lecturas ligeras e irresponsables de coyunturas internacionales en las que el concepto de paz y su búsqueda se diluyen por políticas intervencionistas de potencias militares pensadas más para escalar conflictos políticos internos y otros de dimensiones regionales.

A las negativas reacciones al premio otorgado a la venezolana y líder opositora al régimen de Nicolás Maduro Moros se suma la nominación no oficial al mismo galardón del convicto y pederasta presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Si su discutible plan de paz en Gaza se concreta, no se descarta que el mandatario de los estadounidenses resulte nominado en el 2026 y termine haciendo parte del “salón de la fama”, junto a Kissinger y Obama.

Machado se solidarizó con Israel cuando el grupo extremista y terrorista Hamas masacró a por lo menos 1200 civiles que disfrutaban de un concierto en territorio israelí. En adelante, la líder venezolana guardó silencio cómplice frente al evidente genocidio que el ejército sionista de Israel viene perpetrando en contra del pueblo palestino, en venganza por la acción criminal de Hamas.

La Nobel de Paz 2025 en varias ocasiones exhortó a los Estados Unidos a presionar la salida de Miraflores del ilegítimo presidente de la Bolivariana República de Venezuela, Nicolás Maduro Moros. María Corina Machado ha pedido públicamente una “mayor presión internacional para sacar a Maduro del poder”; también dijo en su momento que “Venezuela es un problema de seguridad hemisférica" y frente a las últimas decisiones de Trump, incluida la presión militar en aguas del mar Caribe, la política venezolana espetó que el “régimen está al borde del colapso" y que "los días de esa organización criminal están contados".

Una cosa es que Machado luche por liberar a los venezolanos que no comparten la línea ideológica y política del régimen de Maduro Moros y otra muy distinta es apostarle a una salida sangrienta del presidente de Venezuela. Lo cierto es que las acciones políticas adelantadas por María Corina Machado poco están conectadas con ejercicios y apuesta de paz en la medida en que en territorio venezolano no se libra una guerra civil o un conflicto armado interno como el que sufre Colombia desde los años 60. Lo que hay ciertamente es una crisis política interna y unos intereses muy grandes de los Estados Unidos y otras potencias por hacerse con las reservas de petróleo.

Si USA decide finalmente intervenir militarmente en Venezuela para derrocar a Maduro, el premio Nobel a María Corina Machado y ella misma terminarían convertidos en meros instrumentos políticos con los que el mundo seguiría aprobando las aventuras militares del gran Sheriff de las Américas.

Con la decisión del Comité Noruego del Nobel la invitación a dar golpes de Estado y a intervenir en asuntos internos de otros países entran a hacer parte de los criterios con los que dicho conclave define quién merece el Nobel de Paz. El Comité Noruego del Nobel tomó una decisión política que debilita la concepción de la paz como anhelo y estadio en el que trabajan mujeres, hombres y organizaciones en aras de mitigar el dolor, evitar la muerte de inocentes y hasta de “humanizar” las guerras y los conflictos. Lo mejor habría sido declararlo desierto y esperar a ver cómo evolucionan los conflictos en Gaza y la guerra entre Rusia y Ucrania.

 


jueves, 9 de octubre de 2025

LOS TRES HUEVITOS DE VICKY DÁVILA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La periodista y precandidata presidencial Vicky Dávila está buscando con desespero que el expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez la elija candidata única del Centro Democrático. Muy seguramente la comunicadora intuye que el exmandatario desechará a sus tres “tigresas”, Cabal, Holguín y Valencia, en las que claramente no confía como posibles huéspedes de la Casa de Nari, pues Uribe preferiría poner en el Solio de Bolívar a un hombre con el que pueda “dialogar” a los madrazos como le gusta al caballista y "rufián de esquina" como lo llamó Santos. Quizás por ello al ladino político se acercaron sumisamente los precandidatos Juan Carlos Pinzón Bueno y Abelardo de la Espriella Otero, dos chafarotes dispuestos a hincarse ante el Gran Patrón antioqueño con tal de ser ungidos por el Mesías nacido en Salgar (Antioquia).

Y para lograr convertirse en la “muñeca” preferida del exmandatario salió a decirle al país y al propio latifundista, machista y domador de bestias que ella tenía “tres huevitos”. Aunque la precandidata dijo que unos campesinos se los regalaron, no se atrevió a relacionarlos con los temas a los que hizo referencia en su momento Uribe cuando espetó la conocida metáfora: Seguridad Democrática, la Confianza en la Inversión y la Cohesión Social. Esos tres huevitos, Uribe se los entregó a Santos para que los cuidara. Como detractora y casi enemiga del expresidente Santos, Dávila se comprometió a cuidarlos y a no “totiarlos” como lo hizo Santos de acuerdo con la narrativa uribista.

En su desespero por mostrarse cercana al pueblo y alejada de la élite, Dávila apareció en un video ordeñando a una vaca; en otro, se metió a un cafetal a cantar como lo hacía Margarita Rosa de Francisco, en su papel de la “Gaviota”; igualmente se hizo grabar en galerías y saludando a policías y militares. Y ahora, apareció en las redes con tres huevitos, sobre los que solo atinó a decir que “son finos, originales y fundamentales para mi vida de ahora en adelante”. Sin duda alguna, acciones de una campaña vacía de ideas, insulsa y propia de una periodista farandulera.

La periodista-periodista se atrevió a proponer que una vez se instale en la Casa de Nariño mandará construir una mega cárcel en la selva amazónica. Sin duda alguna un despropósito ecológico y ambiental propio de una persona poco leída y acostumbrada, desde su rol de periodista, a decir pendejadas y espetar exabruptos. Como es incapaz de elaborar un discurso coherente, la periodista-periodista cada media frase solo atina  a decir Petro, Petro, Petro…

Por supuesto que estamos ante una estrategia de marketing político pensada para ocultar su nula experiencia en el manejo de asuntos del Estado. Dávila quiere hacerle creer a los colombianos que sus 30 años de periodismo (farandulero, poco riguroso y pro-establecimiento) son suficientes para gobernar a un país tan complejo como Colombia. En términos coloquiales, Vicky Dávila jamás administró una caseta de peaje, pero se siente en la capacidad de gobernar con “independencia y pulcritud” a pesar de ser muy cercana al expresidente Uribe y ser la ficha de los clanes Gnecco y Gilinski.





MARCHAS PRO-PALESTINA EN MEDELLÍN, PARAMILITARISMO Y EL BATE ANTIPETRO

 


Por Germán Ayala Osorio

 

Que funcionarios de la alcaldía de Medellín, identificados con chalecos, provocaran y agredieran con palos y patadas a manifestantes pro-palestina constituye un hecho de suma gravedad que confirma que el paramilitarismo como fenómeno sociocultural sigue siendo asumido por sectores de la derecha como una ejemplar “virtud cívica”. Incluso hay quienes los llamaron la “primerea línea” del acalde Federico Gutiérrez.  

Las agresiones de los contratistas de la alcaldía de la capital de Antioquia son acciones parapoliciales que criminalizan nuevamente las protestas y movilizaciones de quienes en esta ocasión salieron a rechazar las prácticas genocidas que viene cometiendo el ejército de Israel en contra del pueblo palestino que sobrevive en Gaza.

Por supuesto que lo acontecido en Medellín tiene un trasfondo político, cultural, electoral e ideológico ancorado al enfrentamiento entre las huestes uribistas y las mesnadas petristas. Las primeras son animadas por el alcalde Federico Gutiérrez, alias Fico y el concejal Andrés Rodríguez, alias el Gury, quienes ignoran el genocidio en la franja de Gaza siguiendo la línea ideológica de la doctrina uribista que defiende a dentelladas el ejercicio de la violencia legítima del Estado, invita a aplaudir lo hecho por Israel por ser víctima del ataque criminal y terrorista perpetrado por el grupo Hamas y a negar que se trata de un genocidio.

Fico Gutiérrez y el concejal Rodríguez son declarados enemigos de Petro, de los petristas y de todos aquellos que defiendan la paz, rechacen prácticas genocidas como las de Gaza y se declaren defensores de los derechos humanos, de comunidades vulnerables y de los ecosistemas naturales. El bate de beisbol con el que amenazó a los marchantes el concejal alias Gury representa con lujo de detalles a la doctrina uribista y en el marco del actual escenario electoral simboliza el antipetrismo con el que millones saldrán berracos a votar por el que diga Uribe.

Quienes defienden y aplauden las acciones violentas y violatorias de los derechos humanos de parte de los funcionarios de la alcaldía de Gutiérrez siguen anclados a la idea de que se trató del uso de la violencia legítima del Estado. Fue esa misma concepción la que permitió la creación y operación de los grupos paramilitares.

En las más recientes marchas uribistas en respaldo al expresidente Uribe y en rechazo al fallo condenatorio en su contra emitido por la jueza Sandra Heredia, varias banderas de Israel fueron ondeadas por manifestantes, circunstancia que reafirma la complacencia de cientos de miles de uribistas con la limpieza étnico-cultural que adelanta Netanyahu en la franja de Gaza.

Entre tanto, las mesnadas petristas devienen azuzadas por el discurso del presidente Petro con el que rechaza las prácticas genocidas. Por supuesto que hay otros que salieron a marchar por una genuina solidaridad con el pueblo palestino que sufre la violencia militar de Israel, el silencio cómplice de Europa, el debilitamiento de la ONU como organización multilateral y las ineficaces acciones logísticas desplegadas en Gaza para la entrega de alimentos en pro de mitigar la hambruna provocada por el sionista ejército de Netanyahu.

Lo ocurrido en Medellín debe entenderse y comprenderse en el marco de un escenario de polarización política y crispación ideológica en el que claramente hay expuestas disímiles formas de entender las relaciones internacionales, el papel del Estado, la seguridad ciudadana, el derecho a la protesta y en particular la convivencia al interior de un país pluriétnico como Colombia.

Al ser el paramilitarismo un fenómeno sociocultural, superarlo o proscribirlo se torna casi imposible porque ya fue asumido en Medellín, Cali y Bogotá, entre otras ciudades capitales como una “virtud cívica” que calza muy bien con la política de seguridad democrática de Uribe y las acciones estigmatizantes desplegadas entre el 2002 y el 2022 en contra de todos los que se atrevieron a confrontar a los gobiernos de Uribe, Santos y Duque.

Adenda: desde esta tribuna rechazo con vehemencia los actos vandálicos producidos durante las marchas pro-palestina. Dichos actos invisibilizan el talante humanitario de dichas movilizaciones y crean el imaginario colectivo con el que se asocia el petrismo con desorden, violencia y caos. 



Imagen tomada de El Colombiano. 

miércoles, 8 de octubre de 2025

CINCO FACTORES QUE EXPLICAN LA POLARIZACIÓN POLÍTICA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Las condiciones en las que se firmó el Acuerdo de Paz de La Habana, el pírrico triunfo del No en el plebiscito de 2016, la conversión de la práctica paramilitar en una virtud sociopolítica, el sueño de consolidar un Estado militarista que ponga orden a una sociedad indisciplinada y la llegada de Gustavo Petro a la Casa de Nariño son los principales factores en los que se desarrolla la campaña electoral. Esos cinco factores por efecto de los medios de comunicación terminan reducidos a la polarización política y crispación ideológica, ideas que petristas y uribistas convirtieron en una especie de comodín lingüístico para atacarse, pero sobre todo para evitarse el trabajo de escudriñar de dónde vienen esas dos sensaciones que les impiden dialogar bajo condiciones de respeto.

Prueba de que esos cinco factores tienen su propio peso específico son las referencias a estos en la actual campaña electoral. Ya hay un grupo de personas que promueven un referendo para derogar el Acuerdo de la Paz de La Habana. El movimiento político Salvación Nacional está detrás de esa iniciativa que, por supuesto no tiene futuro jurídico, pero que sirve para confirmar la existencia de ese factor que después de tantos años aún genera conflictos, odios y divisiones entre los colombianos.

El segundo factor lo viene usando el precandidato presidencial Abelardo de la Espriella y otros agentes uribizados para atacar al expresidente Juan Manuel Santos. Lo acusan de desconocer el triunfo del No, de engañar al país y responsable de lo que se conoce como el “Petrosantismo”. Esos dos primeros factores aparecen como parte de la retórica electoral de los candidatos de una derecha desesperada por hacerse nuevamente con la Casa de Nariño (o de Nari).

Por el contrario, el factor número tres, esto es, la conversión del paramilitarismo en una virtud ético-política se expresó en la violenta arremetida de agentes civiles de la alcaldía de Medellín en contra de los manifestantes de pro-palestina. Los actos violentos ocurridos en la capital antioqueña dan cuenta del odio y de la inquina que siente el alcalde Fico Gutiérrez hacia todo lo que huela a Petro, agente político que animó las movilizaciones de rechazo al genocidio en Gaza justo cuando el 7 de octubre se cumplieron dos años de la masacre perpetrada por Hamas, grupo extremista y terrorista que desató la ira santa de Netanyahu.

De regreso a la retórica electoral, candidatos presidenciales como De la Espriella y Santiago Botero sueñan con un Estado militarista que los acerque a la figura de Nayib Bukele, referente moral y ético-político de la derecha uribizada que insiste en el pérfido lema Mano Firme, Corazón Grande, que no es más que una consigna aceptada por los dos señalados políticos que solo hablan de dar bala o balín, dar de baja, de someter, destripar e imponer. Sus violentos discursos no solo dan cuenta de su pobreza cultural, sino de un profundo machismo que en política se expresa en homofobia y transfobia.

El quinto factor, es decir, la llegada de Petro a la Casa de Nariño lo asume la derecha colombiana como una suerte de “pesadilla” a la que le queda poco tiempo de permanencia. El odio hacia Petro no lo justifican por la llegada del “castrochavismo” o el comunismo a Colombia, sino por su carácter subversivo que anima a cientos de miles de colombianos a salir a defender sus derechos y también causas lejanas como la suerte del pueblo palestino;  otros tantos,  agitan con rabia la bandera de Israel como símbolo del supremacismo con el que Uribe, Santos y Duque manejaron las relaciones con los pobres, población LGTBIQ+ indígenas, campesinos y negros. Baste con recordar la exhortación que le hizo Duque, el títere de Uribe, a la minga indígena: ¡regresen a sus resguardos!

La próxima vez que escuche hablar de polarización política y crispación ideológica recuerde estos cincos factores que son la base emocional, ética, étnica, política, social y política de ese par de comodines lingüísticos usados por los medios de comunicación y poderosos agentes de la sociedad civil para desvirtuar el camino alternativo que el progresismo propone para superar las infames condiciones en las que viene operando el orden establecido en un país como Colombia en el que efectivamente no cabemos todos por cuenta del clasismo, la aporofobia y del racismo.




Foto: Partido Comunista Colombiano, tomada del diario El País de Cali. 

martes, 7 de octubre de 2025

EL DÍA EN QUE HAMAS DESPERTÓ LA IRA SANTA DE NETANYAHU

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La masacre perpetrada por Hamas hoy hace dos años desató la ira santa del ejército de Israel, conducido por el sionista Primer ministro, Benjamin Netanyahu. Desde esa cruel acción criminal, cobarde y terrorista de ese grupo extremista, la humanidad asiste al desgarrador y degradante espectáculo genocida en el que se convirtió la respuesta militar del Estado Israelí. Una venganza militar con tintes divinos en tanto Dios ya había señalado a Israel como el “pueblo elegido”.

Con el decidido apoyo de los Estados Unidos y el silencio cómplice de Europa, Israel está decidido a exterminar al pueblo palestino, asumido por Netanyahu como un pueblo bárbaro, inútil, innecesario, incómodo y despreciable a la luz del proyecto de gentrificación que ya imaginaron y diseñaron las grandes cadenas de hoteles, dispuestas a construir una Gaza moderna, con luces de neón, casinos y rascacielos sin la vulgar presencia de los palestinos.

De manera concomitante a la venganza divina de Netanyahu y su ejército genocida, en los Estados Unidos, el convicto y pederasta presidente Donald Trump desplegó en su país una implacable persecución étnica en contra de los inmigrantes latinos que llegaron a tierra estadounidense atraídos por el sueño americano. Así, el mundo asiste al tiempo a dos procesos de persecución y limpieza étnica que al devenir conectados a sentimientos supremacistas comparten un mismo objetivo: eliminar a comunidades y pueblos considerados como inferiores, estéticamente grotescos y culturalmente incómodos.

A pesar de apoteósicas manifestaciones pro-palestina y de rechazo al genocidio en Gaza, Israel sigue asesinando niñas, niños y mujeres, en pro de garantizar el exterminio total del pueblo palestino. Un 7 de octubre de 2023, el grupo extremista Hamas desató la ira santa de un ejército sionista que viene cometiendo delitos de lesa humanidad ante una ONU incapaz de parar semejante barbarie.

La crisis humanitaria en Gaza ha servido para confirmar la aviesa y estúpida condición humana, así como los compromisos ideológicos de las empresas mediáticas que siguen sin calificar de genocidio lo que está haciendo Israel contra el pueblo palestino. Ejemplo de lo anterior es la prensa colombiana y varios columnistas afines a la causa sionista. Caracol Noticias para nombrar uno de los medios masivos lleva dos años hablando de “guerra” en Gaza, de muertos en lugar de hablar de asesinatos; y lleva el mismo tiempo negándose a calificar las prácticas militares de Netanyahu y su ejército sionista como propias de un genocidio.



genocidioe en gaza - Búsqueda Imágenes


lunes, 6 de octubre de 2025

PETRO: EL ETERNO SUBVERSIVO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En reciente columna la periodista Diana Saray Giraldo dijo que Petro es un “presidente que nunca dejó de pensar como insurgente”. Con la contundente frase la columnista expresa su aprobación del oprobioso orden establecido en Colombia al que Petro intentó cambiar cuando hizo parte del M-19 y años después de firmar la paz con el Estado, desde la Casa de Nariño. En su etapa de guerrillero, fracasó con rotundo éxito y en la de presidente quedan los intentos de reformar el corrupto sistema de salud, las condiciones de un mercado laboral en el que sobresalen algunos señores feudales y esclavistas y las de un sistema pensional oneroso y clasista.  

Realmente Petro es un revolucionario, populista, insurgente y un político que disfruta jugar a tratar de subvertir un orden que jamás cambiará porque deviene anclado a un asunto cultural y en específico a un ethos mafioso compartido por millones de colombianos, incluidos por supuesto los miembros de la élite social, política y económica que defiende Saray.

Creo que el concepto que mejor define a Petro es el de subversivo, esto es, un agente político, armado o no, que intenta subvertir un orden al que considera ilegítimo, violento y anacrónico porque está fundado en las actitudes, ideas, acciones y posturas clasistas y racistas con las que suelen realizar esos viajes de superioridad moral sus más reconocidas figuras y voceros. Y claramente, el orden establecido en Colombia tiene esas características. Otra cosa es que Saray, y en general la derecha colombiana se sientan a gusto con lo construido en 200 años en este territorio en el que aún estamos lejos de consolidar una verdadera República. Esos viajes de superioridad moral les permite aceptar que hay “guerrilleros del M-19 que son buenos, mientras que el único malo es Petro”.

Saray lo dice así: “Gustavo Petro tiene una necesidad profunda de subvertir el orden establecido. Necesita el caos. No le importa que la dignidad de su cargo encarne la unidad nacional y que ser presidente le implique ser la cabeza de una nación, sin importar la orientación política de sus habitantes. Petro nunca lo entendió. Jamás dejó de pensar como un ideólogo de izquierda; nunca pudo hacer la transición de opositor de gobierno a presidente de la república”.

Me detendré en el párrafo citado para decir que en parte la columnista tiene razón, en particular cuando dice que Petro jamás entendió cuál era su lugar y la dignidad que representa como presidente. En este punto se parece mucho a lo que hizo Uribe en sus ocho aciagos años como jefe del Estado: Uribe fungió como un capataz, un vulgar y violento mandamás y un montañero que a pesar de haber estudiado en Oxford apeló a todos los instrumentos y artificios ideológicos para mantener y extender en el tiempo las condiciones ignominiosas a las que Saray y millones de colombianos se acostumbraron a soportar porque jamás nadie les mostró, como lo hizo Petro, que había otras maneras de superar los conflictos, entender nuestro devenir como sociedad, así como a asumir los problemas estructurales de Colombia, una Nación a pesar de sí misma  como dijo David Bushnell.

El mismo autor, al recordar a López Pumarejo con su “Revolución en Marcha” nos permite acercar lo hecho por el entonces presidente a las buenas intenciones del Petro subversivo del que no habla Saray: “la principal contribución de López Pumarejo no consistió en haber entregado unos beneficios concretos a las masas, sino más bien en haber hecho que Colombia se enfrentara por primera vez a sus problemas sociales. Incluso aquellos que rechazaban las políticas y métodos de López ya no podrían ignorar tales problemas. Como parte de la misma contribución, hizo que amplios segmentos de la población trabajadora tomaran conciencia por vez primera del hecho de que no tenían que continuar ganándose la vida a duras penas, sino que podían mejorar su situación”.

El Petro que no entendió aquello de ser presidente como lo señala Saray rompió con la tradición de los jefes de Estado en Colombia, acostumbrados todos a dejarse manosear por los grandes magnates del país para mantener las afrentosas condiciones del orden establecido. En su proyecto populista Petro se puso del lado del poder constituyente para “echarle encima al pueblo” a esa misma élite a la que se enfrentó López Pumarejo.

A Petro lo acusan de fomentar el odio entre clases sociales y en alentar al caos, pero pocos hablan y mucho menos reconocen que los voceros y líderes de Establecimiento colombiano desdicen del proceso de mestizaje del que son hijos, de ahí la fuerte animadversión hacia las comunidades indígenas y negras.

Le cabe razón a Saray cuando dice que Petro en “su fantasía rebelde, decidió arengar contra el Gobierno de Estados Unidos en el corazón de Nueva York y pedirle a su Ejército que se alce contra su presidente, sin importarle por un solo segundo las repercusiones que esto tendría para Colombia”. Sin duda alguna, Petro se equivocó.

Con todo y errores y aciertos, el paso de Petro por la Casa de Nariño sirvió para exponer las pérfidas intenciones y ejecuciones que durante 20 años de uribismo sirvieron para consolidar la necesidad de seguir apostándole a subvertir el deshonroso, violento y anacrónico régimen de poder que defiende la columnista. Eso sí, para seguir con esa tarea con el noble y urgente objetivo de llevar a la Nación colombiana a verdaderos estadios civilizatorios hay que saber llegar a acuerdos. En eso fallaron Petro y la clase política tradicional. Para lograrlo, todas las partes involucradas deben deponer egos y bajarle al clasismo y al racismo. Y ahora que Petro insiste en una Constituyente, hay que recordar lo dicho por Bushnell: “El establecimiento colombiano no va a consentir que lo hagan a un lado por medio de la violencia. Todo lo demás queda sujeto a negociación, y de hecho se negoció en la pasada Asamblea Constituyente”.








domingo, 5 de octubre de 2025

ÁLVARO URIBE “PREOCUPADO” POR LA SELVA AMAZÓNICA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En Colombia no existe en estos momentos un partido político que tenga como propósito afrontar la pluricrisis ambiental que en el marco del cambio climático ya se manifiesta en la escasez de agua en varias zonas del país, fruto de un desarrollo económico insostenible. La Alianza Verde, por ejemplo, jamás pudo madurar un discurso ambiental.

En plena campaña electoral de cara a las elecciones de 2026 el ganadero, latifundista y propietario del partido Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez hizo un llamado a sus precandidatos presidenciales para que le pongan cuidado a la selva amazónica, ecosistema natural amenazado por actividades económicas como la ganadería extensiva de baja producción, la siembra de coca y  la apertura de carreteables sin consideraciones técnicas y ecológicas, entre otras que ponen en riesgo los servicios ambientales que le presta al país y al planeta dicho frágil y valioso ecosistema.

La revista Semana, medio oficial del uribismo, titula así una nota en la que se advierte de la pose ambiental que el expresidente y expresidiario antiqueño con la que quiere engañar al electorado: “El expresidente Álvaro Uribe Vélez hizo un llamado a los cinco precandidatos del Centro Democrático para que atiendan la crisis en la Amazonía”.

Queda claro que Uribe quiere apropiarse de la discusión ambiental y la preocupación que el presidente Petro viene exponiendo sobre el futuro del ecosistema selvático y la conexión que tienen las negativas actividades antrópicas implementadas en la Amazonia con la crisis de agua que vivió Bogotá durante varios meses, por aquello de los “ríos voladores” que desaparecen por cuenta de la deforestación.

Entre el 2002 y el 2010, el entonces presidente Uribe Vélez jamás mostró interés por conservar, restaurar y cuidar ecosistemas selváticos. Por su condición de ganadero y latifundista apoyó el desarrollo de monocultivos como la caña de azúcar y palma africana, sectores económicos y políticos que reclaman su regreso al poder así sea en cuerpo ajeno con el claro interés de copar la Orinoquia con esos dos “ecosistemas emergentes” como los llaman los defensores de esos disruptivos monocultivos.

Baste con recordar algunas de las decisiones tomadas por Uribe para entender que su “preocupación” por el futuro de la Amazonia no es genuina. Como suele hacerlo, el expresidente antioqueño, miente. “En sus ocho años de gobierno, entre el 2002 y el 2010, Uribe entregó 8.53 millones de hectáreas a empresas mineras. Muchas de esas hectáreas incluso estaban en páramos y en lugares de reserva natural. En su momento esto se conoció como “La piñata de títulos mineros. Uribe fue un desastre entregando títulos mineros a diestra y siniestra”. Se estima que en los ocho años que duró su gobierno se concedieron 7.869 títulos mineros, casi 984 anuales. Muchos de estos títulos se dieron en el suroeste antioqueño, en donde Uribe sigue siendo admirado con fervor”.

A lo que hay que sumar el debilitamiento de la institucionalidad ambiental, la politización de la ANLA y la fusión del Ministerio de Ambiente con la cartera de Vivienda. Los daños que en materia ecológica y ambiental dejaron los ocho años de Uribe son inocultables. Así las cosas, la derecha uribizada posará de aquí a las próximas elecciones de tener la solución no solo a la pobreza y al desempleo, sino al cambio climático y las crisis que ya manifiesta la selva amazónica.

Tanto en materia de defensa de los derechos humanos y el cuidado de ecosistemas naturales estratégicos para la vida el uribismo vende la imagen de ser ecologistas y democráticos, pero los ocho años de Uribe demuestran lo contrario. Con su seguridad democrática violó los derechos humanos, fueron asesinados 6402 jóvenes y vulneró y persiguió a quienes se atrevieron a pensar diferente en uso de sus libertades de prensa y expresión; y con su nula comprensión sistémica de los efectos de particulares  actividades antrópicas como la ganadería y los monocultivos de caña y palma africana, el uribismo representa el modelo económico depredador de ecosistemas naturales y de las relaciones étnico-ecológicas e inmanentes establecidas por comunidades negras e indígenas. ¿Uribe ambientalista? Da risa el condenado.



durante el gobierno de uribe se entregaron más licencias mineras en las selvas - Búsqueda Imágenes


sábado, 4 de octubre de 2025

ABELARDO DE LA ESPRIELLA: LA "BESTIA" QUE NECESITA COLOMBIA

 Por Germán Ayala Osorio

 

Abelardo de la Espriella está haciendo una campaña electoral efectista, patriotera y con un lenguaje violento que atrae a los uribistas que lo ven como el sucesor de Álvaro Uribe Vélez. Aunque hay diferencias en la pinta, ambos creen a pie juntillas en la universal doctrina de la violencia legítima del Estado que en Colombia el uribismo aplicó bajo las condiciones ilegítimas de un gobierno como el de Uribe que fue elegido con el apoyo de grupos paramilitares y reelegido gracias a que Yidis Medina y Teodolindo Avendaño vendieron sus votos al proyecto reeleccionista para “salvar a la Patria”.

Esa misma doctrina se aplicó entre 2002 y 2010 para señalar como enemigos de la patria a periodistas críticos y a ONG defensoras de los derechos humanos y del ambiente catalogados por Uribe como “terroristas vestidos de civil”, que les "sirven de fachada a las FARC" o "actúan como sus voceros políticos". Y para terminar de consolidar el Estado militarista que sueña operar De la Espriella a partir del 7 de agosto de 2026, Uribe presionó a los militares a que “dieran más y mejores resultados operacionales”. El país ya conoce las consecuencias de esa monstruosa presión: 6402 jóvenes inocentes fueron asesinados y presentados como “guerrilleros dados de baja en combates” y millones de desplazados y centenares de desaparecidos. Al final, Uribe logró “privatizar” al Ejército, institución a la que manejó como si se tratara de los peones de sus haciendas.

Abelardo de la Espriella prometió que su “posesión no será en Casa de Nariño, en medio de banquetes y oropeles. Será en una guarnición del sur del país. Yo le voy a rendir ese día honor a los verdaderos héroes de la patria”. Esa promesa lo acerca como a ningún otro candidato uribizado, como Juan Carlos Pinzón, al mundo castrense a cuyos miembros Uribe les dio “carta blanca” para hacer y deshacer con los actores armados ilegales, la población civil y el manejo de asuntos de la seguridad nacional, incluido el presupuesto militar.

Como dije líneas atrás las mayores diferencias entre estos dos militaristas está en la pinta o en el outfit como dicen los gomelos: Uribe es un vulgar hacendado, un “rufián de esquina” y un tipo ordinario que habla como curita de vereda, de ahí su capacidad para engañar a incautos e ignorantes. Entre tanto, De la Espriella le quiere hacer creer al país que además de ser un hombre perfumado, es de gustos finos y de inmejorables modales, lo que lo hace proclive, de llegar a la Casa de Nariño, a sufrir durante y después de la presidencia del efecto Macbeth.

Uribe y De la Espriella son mesiánicos, de pulso armado y mano firme como diría Godofredo Cínico Caspa. En uno de los mensajes publicitarios se ve a De la Espriella arrodillado ante Dios como si la deidad lo estuviera ungiendo como el “tigre protector de Colombia”. Un peligroso tigre que “ruge, muerde y cumple”. Es decir, la indomable bestia que necesita el país, la misma que al sentir el látigo de su mentor, Álvaro Uribe se convierte en un dulce, juguetón y manso gatito. Más claro: si Duque fue el títere de Uribe, De la Espriella sería el tigre domesticado por el expresidente antioqueño, curtido domador de bestias.  

En su cuenta de X, el abogado que asegura que la ética nada tiene que ver con el derecho lanza consignas como esta: “En mi gobierno no habrá impunidad: los delincuentes irán a la cárcel. Presentaré una ley contra el vandalismo y el terrorismo urbano. Quien bloquee vías, destruya bienes o ataque a la Fuerza Pública será tratado como terrorista, igual que sus financiadores: condenas sin beneficios ni rebajas. Mano de hierro. ¡Firme por la Patria”!

Por estos días, el expresidente y condenado en primera instancia sigue deshojando la margarita, aunque ya descartó a sus tres “muñecas” (Cabal, Valencia y Holguín), tendrá que decidirse entre Pinzón y De la Espriella.  Años atrás el propio Uribe se refería al elegante abogado como “bandidito”. ¿Será por eso que Uribe lo necesita para sentarlo en el Solio de Bolívar?

Lo cierto es que el abogado de la Espriella sueña con llegar a la Casa de Nariño para “destripar a la izquierda”. Y de invitar a María Fernanda Cabal a ser una de sus ministras, intentará que se declare “ilegal ser de izquierda” como lo desea y lo propuso la precandidata presidencial. 



jueves, 2 de octubre de 2025

LOS MEGÁFONOS DE PETRO Y VICKY DÁVILA

 

Por Germán Ayala Osorio 

Después de la desafortunada exhortación que hizo Petro, megáfono en mano y en pleno Manhattan  a los soldados gringos a desobedecer a Trump, la precandidata uribista y ficha de los clanes Gilinski y Gnecco, Vicky Dávila de Gnecco, también usó un megáfono para incitar a los miembros de la fuerza pública colombiana  a desconocer las órdenes dadas por  su comandante en jefe, el presidente de la República, Gustavo Petro Urrego. Esto dijo la señora periodista: “Hoy les digo a nuestras Fuerzas Armadas de Colombia: ¡no obedezcan a Petro! ¡Obedezcan a la Constitución! (…) A nuestros soldados y policías, ¡no obedezcan esa orden a Petro! ¡No obedezcan a Petro, obedezcan la Constitución!

Aunque se trata de dos equivocadas e imprudentes invitaciones a la sedición, existen diferencias sustanciales en las dos exhortaciones.  Petro soltó semejante proposición motivado por su rechazo al genocidio en Gaza perpetrado por el sionista ejército de Israel, con la anuencia y complicidad del gobierno norteamericano, la ONU y varios países de Europa; mientras que la señora Dávila de Gnecco hace la invitación a militares y policías en protesta por la orden dada por Petro a las tropas  de coordinar acciones con las fuerzas armadas de Venezuela para combatir los delitos que se cometen en la extensa y conflictiva frontera binacional. Sin duda alguna, las motivaciones de Petro están atadas a un sentimiento de solidaridad con el perseguido pueblo palestino; por el contrario, la reacción de Dávila deviene ancorada a su afán de hacer visible su decadente e intrascendente campaña electoral, y para lograrlo qué mejor que aparecer como una "mujer berraca" capaz de desafiar  al presidente de la República. 



La parodia al discurso de Petro en Nueva York que le puede salir cara a Vicky Dávila


Al final, la periodista-periodista vallecaucana y ficha del Establecimiento colombiano logró lo que buscaba: que Petro aludiera a su desafiante exhortación, dando la instrucción política y jurídica a sus subalternos de denunciar por sedición a todos los precandidatos presidenciales que, como Dávila, se atrevan a pedirles a los militares a que desobedezcan a su comandante supremo. Petro cayó en la trampa que  la ladina precandidata le puso. De inmediato, la precandidata uribista le respondió al presidente: "no le tengo miedo". La respuesta del ministerio de la Defensa al desafío de Dávila hace más visible la caída de Petro en la celada que le tendió la periodista-periodista. 

Otra diferencia entre las dos invitaciones está atada a las circunstancias contextuales en las que se hicieron. Petro dijo lo que dijo en Nueva York extendiendo a las calles el blindaje y la legitimidad que le da el derecho internacional en su calidad de jefe de un Estado miembro de la ONU. Entre tanto, Dávila lo hace en medio de un ambiente preelectoral al que claramente quiere llevar a la tropa no solo a que no cumpla las órdenes de Petro, sino que las invita a deliberar y asumir una postura política, lo que las convertiría en sujetos políticos cercanos a la derecha uribizada que Dávila representa. Más claro: mientras que Petro exhortó a los militares gringos a desobedecer a Trump para que no se convirtieran en cómplices del genocidio en Gaza, Vicky Dávila lo hace con la intención clara de manosear a militares y policías como lo hicieron en el pasado otros agentes políticos que hacen parte de la mesnada uribista. 


ELECCIONES, DEFENSA DE LA VIDA Y MARKETING POLÍTICO

 

Por Germán Ayala Osorio 


Las protestas pro palestina y de rechazo al genocidio en Gaza lideradas por el presidente Petro sirven para poner en evidencia el desprecio que por la vida  de los palestinos sienten los precandidatos presidenciales de la derecha uribizada y los que dicen pertenecer al fantasmal centro político. Por supuesto que no se trata de una novedad y mucho menos de un descubrimiento. Ya  los 6402 falsos positivos y la violenta respuesta del gobierno Duque a los bloqueos y manifestaciones en el marco del estallido social de 2021 demostraron el talante moral y ético de los más visibles voceros de la derecha colombiana. 

Desde esta tribuna llamo la atención a los asesores en marketing político que están trabajando para los candidatos progresistas a los cargos de elección popular para que usen electoral y políticamente esa actitud indolente y de claro menosprecio por el pueblo palestino que caracteriza a la derecha colombiana. Propongo que se hagan piezas publicitarias en las que la defensa por la vida, de los ecosistemas naturales  y de los pueblos vulnerables de Colombia y del mundo hagan parte del ideario de la izquierda progresista, en contraste con hechos como los falsos positivos y los efectos negativos que el cambio climático negados por los uribistas pura sangre como María Fernanda Cabal y Paloma Valencia que amplifican la misma actitud negacionista de empresarios y del condenado expresidente Uribe Vélez.  

Hay que diseñar campañas electorales que sirvan para conectar los dolorosos hechos provocados en Gaza por el sionista ejército de Israel, con los millones  de desplazados que dejó la aplicación a rajatabla de la política de seguridad democrática y el Plan Colombia; aludir nuevamente a lo sucedido en el país durante el estallido social en dos perspectivas: insistir en la necesidad de pasar la página con énfasis en la reconciliación, sin dejar de señalar con el índice que ese Estado militarista que violó los derechos humanos debe quedar proscrito, lo que de inmediato debe llevar como consecuencia al rechazo de los violentos discursos de precandidatos como Abelardo de la Espriella, Santiago Botero y Vicky Dávila, entre otros agentes que comparten la idea de que a punta de bala el país supera los problemas de orden público en ciudades y en la Colombia profunda (rural y selvática). 




PROTESTAS PROPALESTINA EN CALI - Búsqueda Imágenes


La apuesta del marketing es clara: defender  la vida para superar las taras civilizatorias que arrastramos como sociedad  y que en gran medida son transversales a los "proyectos de país" que están exponiendo los precandidatos de la derecha uribizada y del medroso centro. Los mensajes publicitarios que se construyan deben estar pensados para poner a pensar al electorado sobre lo que  por más de 50 años sucesivos gobiernos de derecha naturalizaron para el país: racismo, clasismo, homofobia, misoginia, aporofobia y disímiles formas de sometimiento a nuestros pueblos ancestrales y ecosistemas naturales-históricos. 

Estoy seguro de que una campaña electoral que apunte a poner a pensar al electorado sobre las causas de los problemas del país y especialmente a identificar a los responsables de que estos se hayan extendido y naturalizado a lo largo del tiempo cuando fueron gobierno, podrá ayudar a superar el frenesí de un ambiente prelectoral caldeado, crispado y polarizado que sirve a los intereses de quienes insisten en mantener la discusión entre "buenos y malos", cuando lo que deberíamos de identificar que el proyecto político que necesita el "país de la belleza" es aquel que se invite a defender todas las manifestaciones de la vida, así como la dignidad humana. 

miércoles, 1 de octubre de 2025

ESTADO, PETRO Y LA FLOTILLA HUMANITARIA

 

Por Germán Ayala Osorio 


Al uribismo le parece exagerado e incluso irresponsable la decisión del presidente de la República de expulsar a los pocos funcionarios de la delegación diplomática israelita que quedaban en Colombia por el secuestro de dos colombianas por parte del Ejército sionista de Netanyahu. Manuela Bedoya y Luna Barreto son las connacionales arrestadas por tropas de Israel que interceptaron la embarcación con la que se acercaron a la franja de Gaza con el objetivo de llevar ayuda humanitaria a los palestinos que mueren de hambre y sed. 

Detrás de la decisión de Petro se advierte una concepción del Estado que supera la noción que de este tiene el uribismo y que deviene atada ética, política y moralmente al servilismo y a la subordinación a potencias como Israel y Estados Unidos con las que hay históricas relaciones diplomáticas y de cooperación  en ámbitos de la seguridad nacional y el negocio de las armas. Durante los 20 años de gobiernos uribistas la indignidad y la obsecuencia caracterizaron a los presidentes Uribe, Santos y Duque, incapaces de asumir  posturas en nombre de la humanidad, el respeto a la autonomía de los pueblos y el reconocimiento del derecho internacional humanitario. El desprecio por sus connacionales es una característica de todos aquellos que hacen parte de las mesnadas uribizadas.

Salir en defensa de Bedoya y Luna tal y como lo hizo el presidente Petro constituye una acción política coherente con los principios y las maneras como el jefe del Estado colombiano asume las relaciones entre las naciones, pero en particular con su vehemente rechazo a las prácticas genocidas que vienen ejecutando Trump y Netanyahu en contra del pueblo palestino al que quieren borrar de la faz de la tierra para iniciar un ya bien pensado proceso de gentrificación urbana en la franja de Gaza. 

Al operar Israel como un Estado terrorista y genocida, la decisión política y diplomática de Petro es legítima y ejemplarizante para los gobernantes de países del sur global que asumen la indignidad y la condescendencia con potencias que violan el DIH y los Derechos Humanos como una especie de estado natural. 


Manuela Bedoya y Luna Barreto, tripulantes de la flotilla con ayuda humanitaria para Gaza. Foto: @GMTGCol/ @Petrogustavo

Negarse a recibir encadenados a los inmigrantes colombianos expulsados por Trump, el haber exigido a Maduro la liberación de por lo menos 38 connacionales y defender los derechos de todos los civiles que hacen parte de la flotilla humanitaria que viaja hacia Gaza y rechazar los asedios y las capturas de las dos colombianas hacen parte del reportorio ético del primer presidente colombiano que de manera decidida le viene hablando a la ONU y al mundo de cambio climático y de la necesidad de revisar las relaciones de dominación de un Norte opulento, sanguinario y violento, sobre un Sur global que le apuesta a cuidar las selvas a pesar de un desarrollo económico insostenible desde una perspectiva sistémica. 

Para los uribistas resulta irresponsable y exagerado que el presidente de Colombia salga a defender a dos mujeres que nadie conoce y que no tendrían razón alguna de estar llevando ayuda humanitaria a los palestinos. Si durante 20 años desde esas huestes jamás se defendieron los derechos de los connacionales que viven en Colombia, qué les va a importar la vida de dos jovencitas que se atrevieron a desafiar los crueles miembros del ejército de Israel. 

LAURA GALLEGO Y LOS EUFEMISMOS DE LA PRENSA

    Por Germán Ayala Osorio   Los eufemismos suelen servirles a los periodistas de los medios hegemónicos para defender a personajes ...