domingo, 5 de octubre de 2025

ÁLVARO URIBE “PREOCUPADO” POR LA SELVA AMAZÓNICA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En Colombia no existe en estos momentos un partido político que tenga como propósito afrontar la pluricrisis ambiental que en el marco del cambio climático ya se manifiesta en la escasez de agua en varias zonas del país, fruto de un desarrollo económico insostenible. La Alianza Verde, por ejemplo, jamás pudo madurar un discurso ambiental.

En plena campaña electoral de cara a las elecciones de 2026 el ganadero, latifundista y propietario del partido Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez hizo un llamado a sus precandidatos presidenciales para que le pongan cuidado a la selva amazónica, ecosistema natural amenazado por actividades económicas como la ganadería extensiva de baja producción, la siembra de coca y  la apertura de carreteables sin consideraciones técnicas y ecológicas, entre otras que ponen en riesgo los servicios ambientales que le presta al país y al planeta dicho frágil y valioso ecosistema.

La revista Semana, medio oficial del uribismo, titula así una nota en la que se advierte de la pose ambiental que el expresidente y expresidiario antiqueño con la que quiere engañar al electorado: “El expresidente Álvaro Uribe Vélez hizo un llamado a los cinco precandidatos del Centro Democrático para que atiendan la crisis en la Amazonía”.

Queda claro que Uribe quiere apropiarse de la discusión ambiental y la preocupación que el presidente Petro viene exponiendo sobre el futuro del ecosistema selvático y la conexión que tienen las negativas actividades antrópicas implementadas en la Amazonia con la crisis de agua que vivió Bogotá durante varios meses, por aquello de los “ríos voladores” que desaparecen por cuenta de la deforestación.

Entre el 2002 y el 2010, el entonces presidente Uribe Vélez jamás mostró interés por conservar, restaurar y cuidar ecosistemas selváticos. Por su condición de ganadero y latifundista apoyó el desarrollo de monocultivos como la caña de azúcar y palma africana, sectores económicos y políticos que reclaman su regreso al poder así sea en cuerpo ajeno con el claro interés de copar la Orinoquia con esos dos “ecosistemas emergentes” como los llaman los defensores de esos disruptivos monocultivos.

Baste con recordar algunas de las decisiones tomadas por Uribe para entender que su “preocupación” por el futuro de la Amazonia no es genuina. Como suele hacerlo, el expresidente antioqueño, miente. “En sus ocho años de gobierno, entre el 2002 y el 2010, Uribe entregó 8.53 millones de hectáreas a empresas mineras. Muchas de esas hectáreas incluso estaban en páramos y en lugares de reserva natural. En su momento esto se conoció como “La piñata de títulos mineros. Uribe fue un desastre entregando títulos mineros a diestra y siniestra”. Se estima que en los ocho años que duró su gobierno se concedieron 7.869 títulos mineros, casi 984 anuales. Muchos de estos títulos se dieron en el suroeste antioqueño, en donde Uribe sigue siendo admirado con fervor”.

A lo que hay que sumar el debilitamiento de la institucionalidad ambiental, la politización de la ANLA y la fusión del Ministerio de Ambiente con la cartera de Vivienda. Los daños que en materia ecológica y ambiental dejaron los ocho años de Uribe son inocultables. Así las cosas, la derecha uribizada posará de aquí a las próximas elecciones de tener la solución no solo a la pobreza y al desempleo, sino al cambio climático y las crisis que ya manifiesta la selva amazónica.

Tanto en materia de defensa de los derechos humanos y el cuidado de ecosistemas naturales estratégicos para la vida el uribismo vende la imagen de ser ecologistas y democráticos, pero los ocho años de Uribe demuestran lo contrario. Con su seguridad democrática violó los derechos humanos, fueron asesinados 6402 jóvenes y vulneró y persiguió a quienes se atrevieron a pensar diferente en uso de sus libertades de prensa y expresión; y con su nula comprensión sistémica de los efectos de particulares  actividades antrópicas como la ganadería y los monocultivos de caña y palma africana, el uribismo representa el modelo económico depredador de ecosistemas naturales y de las relaciones étnico-ecológicas e inmanentes establecidas por comunidades negras e indígenas. ¿Uribe ambientalista? Da risa el condenado.



durante el gobierno de uribe se entregaron más licencias mineras en las selvas - Búsqueda Imágenes


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