Por Germán Ayala Osorio, Ph D
en Regiones Sostenibles
Después de la jornada electoral,
bien vale la pena poner la atención en temas conexos a la variable política: el
medio ambiente, el desarrollo económico, la sostenibilidad, el cuidado y el
aprovechamiento de todo lo que brindan los ecosistemas naturales.
De los 32 departamentos que tiene
el país, por lo menos 11 tienen un enorme potencial ambiental y ecológico expresado
en la existencia de valiosos ecosistemas estratégicos: ríos, selvas, madres
viejas, llanuras y cadenas montañosas. Los resultados electorales señalan que los
departamentos de Vichada, Putumayo, Guainía y Meta quedaron en manos de fuerzas
políticas que se caracterizan porque sus dirigentes le han apostado en el
pasado a actividades económicas insostenibles: ganadería extensiva de baja producción,
la instalación de monocultivos de palma africana y caña de azúcar para producir
etanol para los vehículos y claro está, aquellos que se dedican a cultivos de uso
ilícito y a especular con el precio de la tierra. Recientemente, emergió como
actor socio ambiental negativo, la comunidad Menonita de Puerto Gaitán (Meta),
lo que significa que el factor religioso entra a hacer más compleja la situación
de la tierra en zonas biodiversas, por los conflictos de tierras que ya se
advierten de tiempo atrás.
Durante las administraciones de
Uribe Vélez, Juan Manuel Santos e Iván Duque Márquez, la deforestación creció,
así como las señaladas actividades económicas que operaron sin mayores
controles de parte de la institucionalidad ambiental, debilitada, especialmente,
durante los aciagos 8 años de gobierno del hoy sub judice ciudadano, Álvaro
Uribe Vélez (2002-2010).
Para los casos del Vichada,
Putumayo, Guainía y Meta los partidos de la U, Liberal, Centro Democrático y Conservador
gobernarán dichos territorios de la mano de sus nulas consideraciones
ambientales, lo que iría claramente en contravía del objetivo mayor del PND: (re)
ordenar el territorio alrededor del agua y por esa vía, apostarle a un
desarrollo económico sostenible, bajo una mirada sistémica y no bajo la
observancia de garantizar, exclusivamente, las inversiones y el poder político,
dejando de lado variables culturales, socio ambientales, paisajísticas,
estéticas y ecológicas.
El Pacto Histórico, con otros
partidos y movimientos, lograron el control de los departamentos del Amazonas y
Casanare. Para este último caso, el control lo comparte con el Partido Verde,
colectividad que poco o nada defiende la causa ambiental. Es decir, el Verde es
solo la fachada de un inexistente discurso ambientalista. Ese mismo partido
gerenciará, de la mano del movimiento político, ASI, y el partido Conservador,
el departamento del Guaviare.
Sobre el departamento del Vaupés
hay que decir que quedó en manos del Movimiento Gente en Movimiento, agrupación
que no se le conoce defensa alguna de asuntos relacionados con la causa
ambiental. En lo que corresponde al departamento de Arauca, quedó en manos del
Centro Democrático (CD), partido que promueve la ganadería extensiva de baja
producción y los monocultivos agroindustriales cuyas lógicas transforman
ecológica y paisajísticamente los ecosistemas que suelen intervenir y
transformar. La hegemonía de la caña de azúcar en el valle geográfico del río
Cauca es el referente de desarrollo de los políticos del CD (uribismo).
En cuanto al departamento del
Chocó, este quedó en manos del Partido Liberal, colectividad que en el pasado
tampoco ha exhibido preocupaciones por los temas socio ambientales asociados a
la protección de la selva chocoana y el ecosistema de manglar.
De la mano de las preocupaciones por
el cambio climático, el presidente Gustavo Petro agita un discurso
ambientalista que sus copartidarios aún no enarbolan como se esperaría que
ocurriera. Bajo este panorama político-electoral, el presidente Petro deberá librar
una lucha enconada con las autoridades ambientales locales, contaminadas por el
clientelismo, la corrupción, la ineficiencia administrativa y la inoperancia. A
lo que se suma la presencia de grupos al margen de la ley que viven de la siembre
de coca y del narcotráfico.
Habrá que ver con qué estrategias
el gobierno de Petro va a lidiar con la adversidad que supone los departamentos
que, con potencial en biodiversidad, quedaron en manos de fuerzas políticas
totalmente desconectadas de la causa ambiental.
Imagen tomada de EFEverde
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