sábado, 18 de noviembre de 2023

TUTORIAL CONFLICTOS SOCIO AMBIENTALES Y SOSTENIBILIDAD SISTÉMICA

 

POR GERMÁN AYALA OSORIO

 

PRESENTACIÓN

 El lector tiene en sus manos el tutorial Conflictos socio ambientales y sostenibilidad sistémica. Se trata de una herramienta para el análisis de los efectos negativos y/o positivos que dejan actividades antrópicas, en particular aquellas que tienen que ver con la instalación de monocultivos agroindustriales. Ello no quiere decir que dicha herramienta no pueda ser  usada con fines analíticos, en otras actividades económicas.

La búsqueda del desarrollo[1], basado en acciones agro extractivas fundamentalmente, deja evidentes efectos negativos y positivos en los ecosistemas: desde evidentes transformaciones de las estructuras ecológicas (rizomáticas) de estos, el componente paisajístico que determina relaciones ético- estéticas que las comunidades cercanas o lejanas establecen con dichos ecosistemas.

Con este tutorial se apunta a complementar la enseñanza en asuntos o materias relacionadas con el ambiente, el periodismo ambiental y la ecología política. Se propone, a partir de la lectura de este tutorial, que los estudiantes aporten a su mejoramiento como instrumento analítico. Y lo podrán hacer, aplicando los conocimientos adquiridos en sus carreras e incluso, aquellos alcanzados en sus experiencias de vida.

Asumida la Sostenibilidad Sistémica[2] (SS) como un discurso y una práctica evaluativa de las actividades económicas y/o de acciones y decisiones humanas tomadas en el marco del Antropoceno[3], resulta importante, pedagógicamente, diseñar un material que, a manera de Guía, sirva a los propósitos de evaluar aquellas actividades humanas que generan efectos, negativos y positivos, en los ecosistemas naturales-históricos y en disímiles comunidades. Dentro de los efectos negativos está la generación, posible o no, de conflictos socio ambientales.

Así, el tutorial que tiene en sus manos pretende ser una herramienta importante para la evaluación sistémica de actividades humanas y de los conflictos socio ambientales generados por actividades antrópicas ancladas a la ejecución de obras o la implementación de planes de desarrollo bajo el paradigma moderno del desarrollo sostenible. Los ejercicios evaluativos que se decidan emprender deberán sostenerse y partir de dos perspectivas a saber: el  de la complejidad y la sistémica.

Las dimensiones social, económica, política y cultural están presentes, lo que no es óbice para que aparezcan otras o se propongan nuevas, con el fin último de poner en la balanza los efectos positivos y negativos que siempre acompañan la implementación de actividades humanas y/o proyectos productivos y/o de infraestructura, como obras civiles de especial envergadura. Para el caso de la identificación de posibles conflictos socio ambientales el ámbito del estético, en términos de goce del paisaje y el étnico-territorial-ontológico, juegan un papel importante a la hora de evaluar desde la perspectiva de la sostenibilidad sistémica.

 

DESARROLLO SOSTENIBLE Y SOSTENIBILIDAD: UNA DISCUSIÓN CANDENTE

 

El concepto de desarrollo sostenible deviene problemático por dos razones fundamentales: de un lado, sirvió de advertencia, desde los tiempos del Informe Brundtland, de los efectos que ya dejaba el sistema económico sostenido en la explotación de los combustibles fósiles; y del otro, como instrumento conceptual con el que se validaron todas las actividades antropocéntricas. Es decir, mientras se exhortaba a tomar conciencia sobre los efectos climáticos del modelo de desarrollo agro extractivo, al mismo tiempo se insistía en mantener el esfuerzo y el interés de los países en vías de desarrollo, en alcanzar el desarrollo que habían alcanzado las potencias del Norte opulento.

Sachs (2015) sostiene que la aplicación a los ecosistemas del término <<sostenible>> se viene dando desde hace varios años. Advierte el autor que dicho concepto se viene asociando, sinonímicamente, al mantenimiento de condiciones de permanencia, crecimiento permanente y sostenido en el tiempo. “Los gestores pesqueros, por ejemplo, usan desde hace tiempo el concepto de la <<máxima producción sostenible>> para referirse a la máxima captura  pesquera anual compatible con el mantenimiento de una población piscícola estable” (p. 21).

El sentido dado y naturalizado a lo sostenible o a la sostenibilidad (mantenimiento de condiciones de operación de una actividad económica-viabilidad-y el funcionamiento de un ecosistema constituye un reduccionismo a la capacidad que se le puede reconocer a la sostenibilidad así a secas. Por ello, en este texto se propone darle un lugar más preponderante a la sostenibilidad. Y ese lugar tiene que ver con su capacidad evaluativa de todas las actividades antrópicas, en particular las más disruptivas, eso sí, bajo un enfoque sistémico.

Así entonces, será importante y definitivo asumir la sostenibilidad con un carácter evaluativo y crítico, con el propósito de romper los lazos con la idea de desarrollo sostenible (Informe Brundtland), en la que sobresalen exclusivamente las variables económica y política, por encima de consideraciones ontológicas diversas y disímiles a las que exhiben quienes desde el Estado diseñan e implementan políticas desarrollistas con bajos niveles de sostenibilidad sistémica, en particular cuando dichas políticas no consideran y evalúan los impactos negativos que se pueden generar en comunidades ancestrales diversas y complejas. Entre tanto, para Lovelock (2007) no es posible continuar pensando en clave del desarrollo sostenible, desde el sentido universalmente dado a partir del Informe Brundtland[4], pues el error es creer que el desarrollo todavía es posible y que la Tierra continuará más o menos igual. Considera que es demasiado tarde, pues el daño ya está hecho. (p. 20)

Se suma a lo anterior, una circunstancia poco tenida en cuenta por los agentes del desarrollo y grupos de científicos en Colombia, América Latina y en el mundo: la Tierra se autorregula y su capacidad de auto regulación está fallando y como sistema abierto, el sistema de la Tierra avanza hacia un estado crítico que pone y pondrá en lo consecutivo en riesgo a todas las formas de vida que hoy alberga (Lovelock, 2007, p. 23)

En ese camino, se propone hablar de Sostenibilidad Sistémica (SS) como una categoría que emerge de las dificultades que afronta el desarrollo sostenible para mantener su vigencia como concepto y como instrumento evaluativo de un desarrollo soportado exclusivamente en las dos dimensiones que lograron imponerse: la económica y la política, en ese estricto orden.

Al proponer la SS como un paradigma evaluativo del desarrollo se propone abandonar la mirada antropocéntrica y acercarse cada vez más al ecocentrismo o al biocentrismo. Por esa vía, las dimensiones propuestas en el Esquema 1 (véase línea abajo) buscan no solamente exponer el carácter sistémico de la Sostenibilidad, sino la importancia de incluir en las evaluaciones de las intervenciones y acciones humanas en los territorios, aspectos subvalorados por el desarrollo sostenible. Hablo en particular de la cultura, de las cosmovisiones  y de las relaciones consustanciales establecidas por comunidades campesinas y ancestrales con los territorios en los que habitan. Así, nacen 5 dimensiones de las SS: la sostenibilidad ambiental, la social, la cultural, la política y la económica. 

PASOS PARA DARLE VIDA A LA SOSTENIBILIDAD SISTÉMICA COMO APUESTA EVALUATIVA

Cuando se escucha el vocablo sostenibilidad, de inmediato se asume que deviene sistémica per sé. Y no es así, porque existen actividades económicas que, aplicadas en el ámbito de la agricultura, las valoraciones se hacen casi exclusivamente desde ámbitos económicos y políticos, y se dejan por fuera dimensiones culturales, étnico-territoriales, ética y estéticas, entre otras, tradicionalmente subvaloradas por el discurso economicista.

Por ese camino, lo primero que se propone con este tutorial es la discusión alrededor del carácter de la Sostenibilidad así, a secas. Para efectos de este documento, la Sostenibilidad no se asume de forma natural como sistémica. Por el contrario, se propone la categoría Sostenibilidad Sistémica (SS) con toda su capacidad analítica y evaluativa de actividades antrópicas cuyos impactos, negativos o positivos, afecten los ecosistemas y a las comunidades asociadas a estos y en general a los grupos humanos que de manera directa o indirecta se benefician de sus “servicios ambientales”.

 

Primeros pasos

Para iniciar cualquier proceso evaluativo, desde la Sostenibilidad Sistémica (SS) se requiere dar los siguientes pasos: 1. Describir los pormenores de la obra ingenieril, el monocultivo a instalarse o la acción restaurativa emprendida por las autoridades o las comunidades sobre un ecosistema natural-histórico que ha sufrido efectos  y transformaciones negativas. 2. Dar cuenta del momento histórico en el que se toman las decisiones o se aplican las políticas (de desarrollo y/o de intervención territorial). 3. Establecer las conexiones políticas y conceptuales (paradigmas) entre quienes orientan los proyectos de desarrollo y/o de intervención  en territorios o en ecosistemas específicos. 4. Examinar el papel que las autoridades ambientales juegan o jugarán en la aprobación, seguimiento y evaluación de las actividades antrópicas. 5. Describir los impactos ecológicos, socio ambientales, étnico-territoriales y paisajísticos de las actividades económicas. 6. Analizar los conflictos socio ambientales generados o los que probablemente podrían aparecer por la puesta en marcha de las actividades económicas de origen antrópico en un determinado territorio. 7. Sistematizar las experiencias desde la perspectiva de la Sostenibilidad Sistémica.

A continuación se ampliarán los alcances de cada uno de los pasos propuestos. Cuando se trata de una obra o mega obra que implica el uso de maquinaria pesada[5], grandes movimientos de tierra, licenciamiento ambiental[6] por parte de autoridades ambientales como la ANLA[7] y la transformación estética[8] y paisajística de una parte de una determinada zona o territorio, el análisis sistémico debe iniciarse con la descripción de la obra en sus aspectos técnicos, institucionales, requerimientos y los estudios que dan cuenta de los efectos, negativos y positivos que dejará. Es importante, también, tener en cuenta las afectaciones en las comunidades aledañas o aquellas que de manera directa recibirán los efectos de la obra.

Cuando se trata de monocultivos ya existentes, las valoraciones que se vayan a hacer desde la perspectiva de la Sostenibilidad Sistémica deben apoyarse en la historia y en las maneras como fue concebido el territorio, re-ordenado y transformado. Es importante en este punto apelar a la Historia Ambiental como campo de estudio para hallar en el pasado patrones comportamentales tanto de las autoridades ambientales, los agentes capitalistas que patrocinan de tiempo atrás el monocultivo, y los procesos de sometimiento cultural y natural a los que fueron sometidas las comunidades o específicos grupos humanos y por supuesto, ecosistemas como humedales, ríos y quebradas, así como las fuentes subterráneas de agua.

En este punto de la Historia Ambiental se sugieren los siguientes autores y documentos, para una mayor comprensión de lo que ha venido pasando con el monocultivo de la caña de azúcar en el valle geográfico del río Cauca. El caso de la caña de azúcar en ese macro territorio resulta especialmente paradigmático por las maneras como fue concebido hace más de un siglo, sus efectos, negativos y positivos, y claro, los conflictos socio ambientales que generó y genera aún la instalación incontrastable de dicho <<pasto gigante>>.

Se sugiere a los estudiantes leer los análisis publicados en torno a este monocultivo, pues en muchos de estos aparecen las dimensiones que normalmente quedan por fuera cuando se imponen actividades agrícolas altamente disruptivas, pero amparadas por decisiones políticas, sostenidas estas exclusivamente en consideraciones económicas. Algunos trabajos y autores[9] que pueden ser consultados, son: Asceneth Perafán Cabrera, Hernando Uribe Castro, Mario Pérez y el autor de este tutorial, en particular, su tesis doctoral, titulada ESTADO, AGROINDUSTRIA CAÑERA Y AFECTACIONES SOCIO-AMBIENTALES: SOSTENIBILIDAD ASISTÉMICA FUNCIONAL Y ONTOLOGÍAS DE LA RESISTENCIA EN MUNICIPIOS DEL NORTE DEL CAUCA Y SUR DEL VALLE DEL CAUCA.

De igual manera, se sugiere apelar a la Ecología Política como campo académico, con el fin de descifrar las relaciones de poder y construir a partir de ahí, un mapa de actores. El objetivo es comprender que las decisiones administrativas y técnicas tomadas por las autoridades ambientales están soportadas en relaciones de poder que comprometen a su vez el ámbito de la política y la economía, y se dejan por fuera dimensiones como la étnico-territorial, consideradas como irrelevantes por quienes le apuestan a un desarrollo agro extractivo sin cortapisas.

En cuanto al punto 2, es importante que usted como analista, describa muy bien el momento histórico en el que se suceden los hechos. Como parte de ese momento histórico están las relaciones internacionales, el papel de la ONU al momento de sugerir políticas globales agropecuarias, ajustes macro económicos o la adopción de protocolos formulados por órganos consultivos del propio organismo multilateral o instancias internas como la FAO, entre otras.

En lo que concierne al punto 3, resulta clave describir la irrupción de nuevos o viejos paradigmas del desarrollo o de la sostenibilidad bajo los cuales se sostienen las actividades económicas sujeto del análisis. Los enfoques sobre el desarrollo sostenible y de la sostenibilidad serán determinantes a la hora en la que el Estado colombiano aplique una recomendación internacional o ambiente la aplicación de medidas económicas  o la implementación de proyectos de desarrollo, en el marco de la actual crisis climática.

A propósito del desarrollo sostenible, Jeffrey Sachs (2014) está articulado a las búsquedas y orientaciones de la ONU. En esa medida, sus reflexiones en torno al desarrollo sostenible y la sostenibilidad ambiental  deben ser asumidas desde las condiciones y las realidades locales de Colombia. Al carácter universal de sus definiciones deben anteponerse realidades internas y comunitarias no necesariamente contenidas o advertidas en las conceptualizaciones que Sachs ofrece en su libro La era del desarrollo sostenible. Contrastar sus definiciones con las de autores locales, incluidas las emanadas de los ejercicios reflexivos de las comunidades ancestrales y campesinas es una tarea inaplazable.

Sachs sostiene, por ejemplo, que “el desarrollo sostenible pretende construir un mundo donde el progreso económico esté lo más extendido posible; la pobreza extrema sea eliminada; la confianza social encuentre apoyo en políticas orientadas al refuerzo de las comunidades; y el medio ambiente esté protegido frente a degradaciones  incluidas por el hombre. Debe subrayarse que el desarrollo sostenible sugiere un enfoque holístico, en el sentido en el que la sociedad debe perseguir simultáneamente objetivos económicos, sociales y ambientales” (2014, p, 20).

La sostenibilidad para Sachs y para otros autores es un factor o una variable cuya vida está sujeta al sentido del desarrollo sostenible. Por el contrario, para efectos de este documento, la Sostenibilidad no solo deviene Sistémica sino que se asume como un discurso evaluativo de todas las actividades antrópicas. Sachs habla de sostenibilidad ambiental como un objetivo más dentro del sentido normativo que él mismo le da al desarrollo sostenible. Y es así, que plantea cuatro objetivos: “la prosperidad económica; la inclusión y la cohesión social; la sostenibilidad ambiental; y la buena gobernanza por parte de los diferentes actores” (2014, p. 21).

Contrario a la visión que del desarrollo sostenible expone Sachs, el autor de la Jirafa ardiendo, Manuel Guzmán Hennessey (2015).  En una línea crítica más contundente señala que el concepto de desarrollo sostenible nació muerto (p. 137). En su evaluación va más allá y califica como un acto de ingenuidad histórica el haber creído que el desarrollo podría ser sostenible (p. 139) y propone cambiar el concepto. Guzmán Hennessey (2015) plantea, a partir del desgaste del concepto de desarrollo sostenible, la categoría “Gobernanza de la complejidad” a la luz de una nueva economía (p. 166).

Esta discusión conceptual se ampliará en los cursos de pregrado y posgrado que el autor de este tutorial orientará. Lo dicho en este punto 3 hace parte de la “ruta” analítica o los pasos propuestos para hacer ejercicios evaluativos desde la Sostenibilidad Sistémica (SS).

En cuanto al punto 4, que alude al papel de las autoridades ambientales, será clave en la actividad evaluativa que acompaña a la Sostenibilidad Sistémica del comportamiento institucional. Los silencios administrativos, las decisiones técnicas, las actividades emprendidas por las autoridades ambientales en función de garantizar condiciones de gobernanza y la capacidad instalada para vigilar, evaluar y sancionar si es el caso, son algunos de los elementos a tener en cuenta. También será importante examinar los grados de sometimiento de la institucionalidad ambiental a los poderes muchas veces incontrastables de poderosos agentes de la sociedad civil que agencian actividades propias del desarrollo económico, en particular las del orden agro extractivo (minería, ganadería extensiva y deforestación).

En lo que se refiere al punto 5, es decir, al objetivo de describir los impactos ecológicos, socio ambientales, étnico-territoriales y paisajísticos de las actividades económicas, hay que señalar que su consecución dependerá de los estudios de impacto ambiental que acompañan a las obras civiles que implican impactos ecológicos en frágiles y estratégicos ecosistemas naturales. Los impactos étnico-territoriales se podrán observar de manera directa dialogando con las comunidades afectadas. Para ello, será importante reconocer las cosmovisiones y los planes de vida de las comunidades ancestrales y campesinas afectadas por la siembra de un monocultivo, el trazado de un viaducto, la construcción de una hidroeléctrica o de cualquier otra actividad u acción antrópica calificada como altamente disruptiva.

En lo que toca a los conflictos socio ambientales (punto 6), su reconocimiento debe permitir una doble valoración: de un lado, las consideraciones comunitarias que permiten pensar que efectivamente se está ante uno o varios conflictos sociales y ambientales, provocados por una actividad económica. Describir el paso a paso del origen del conflicto socio ambiental será importante, pues de ese temprano reconocimiento se pueden sacar patrones comportamentales de los agentes económicos, políticos e institucionales involucrados en la implementación de la obra civil, del monocultivo instalado o de cualquier otra actividad económica.  Y del otro, la capacidad de las autoridades ambientales para evitar la aparición de la situación conflictiva o de  mitigar sus efectos.

El punto 7, con el que se busca sistematizar las experiencias desde la Sostenibilidad Sistémica (SS), apunta al establecimiento de análisis críticos y evaluaciones de lo sucedido en un territorio determinado. Es la oportunidad para insistir en diferenciar el desarrollo sostenible de la Sostenibilidad Sistémica a partir de la eliminación de la sostenibilidad ambiental como una norma más de esa apuesta que Guzmán Hennessey consideró que nació muerta: el desarrollo sostenible.

 

EJERCICIO

 

Para un mejor aprovechamiento del tutorial, se sugiere el siguiente ejercicio de campo:

 

1.      Insertarse en un cañaduzal. Estar en este  entre 15 y 30 minutos. Se recomienda llevar una libreta y un lapicero para registrar lo que se siente.

 

2.      Tratar de alzar la mirada por encima del cañaduzal (debe ser un cultivo maduro, que supere en altura al observador).

 

3.      Registre temperatura, presencia de especies de animales y de plantas.

 

4.      En otro momento, observe de cerca las actividades de cosecha de la caña de azúcar (corte en verde o después de  la quema del follaje).

 

5.      También, en otra oportunidad, observe de cerca las actividades de preparación del terreno para el nuevo ciclo (nueva siembra).

 

6.      Narre todo lo que sintió durante su inmersión en el cañaduzal. Hágalo desde una perspectiva ética-estética. Consulte trabajos académicos publicados.



[1]La visión antropocéntrica y ambientalmente sostenible del desarrollo de los clásicos se perdió en la segunda mitad del segunda mitad del siglo XIX, fue remplazada en los años treinta, siglo XX, por los modelos neoclásicos, en los que el capital físico se convierte en la fuente esencial del crecimiento económico”. Banguero, H. (2019). Desarrollo humano sostenible. Teoría y política económica, social, institucional y ambiental.

[2] La sostenibilidad como concepto suele asociarse al desarrollo sostenible, en particular al sentido en el que fue planteado en el informe Brundtland.  “La primera vez que el concepto de sostenibilidad es ampliamente aceptado (al menos formalmente) en la sociedad moderna es por medio del concepto de desarrollo sostenible

del Informe Brundtland. El concepto de desarrollo se empezó a utilizar en el siglo XVIII en biología, para indicar la evolución de los individuos jóvenes hacia la fase adulta. Después, se ha aplicado en múltiples campos y a partir de la Segunda Guerra Mundial fue adoptado por la economía para indicar el modelo de crecimiento económico de los

países industrializados que, además, para algunos integra la idea de justicia social. Así que se define como países desarrollados los más industrializados y los países más o menos pobres como “países en vías de desarrollo”. El parámetro de medición de todos es la renta per cápita. Así que se descarta cualquier opción que, sin alcanzar una renta per cápita tan alta, sea capaz de de alcanzar la satisfacción universal las necesidades básicas (Naredo, 2006:66, 177-182). Veremos que los centros de poder aceptan formalmente este concepto, y las Conferencias sobre Desarrollo Sostenible (DS) han dado el respaldo político al término, pero lo vacían de contenido, al no definirlo”. https://www.upv.es/contenidos/CAMUNISO/info/U0686956.pdf

En los diarios se pueden encontrar “definiciones” en esta dirección: “Aunque existen diferentes definiciones alrededor de la sostenibilidad, una que reúne varias de esas ideas puede ser la que la identifica con las acciones que buscan satisfacer los requerimientos de las generaciones de hoy, sin que estas comprometan las necesidades de las descendencias futuras, al tiempo que permite garantizar el equilibrio entre el crecimiento de la economía, el respeto por el medioambiente y el bienestar social”. https://www.elespectador.com/especiales/infraestructura-sostenible-respiro-para-el-planeta/

[3]El Antropoceno es la era en que la Tierra sufre graves alteraciones de sus sistemas físicos y biológicos como resultado del profundo impacto de la actividad económica mundial de los seres humanos. Nuestra era”. (Sachs, 2015, p. 61).

[4] Antes de que apareciera el concepto de desarrollo sostenible acuñado en el informe Brundtland, en 1980, la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés), definió así al desarrollo sostenible: la gestión del uso humano de la biosfera para que pueda producir el mayor beneficio sostenible para las generaciones presentes, a la vez que se mantenga su potencial para cubrir las necesidades y aspiraciones de las generaciones futuras. Por tanto, la conservación en positivo incluye la preservación, mantenimiento, uso sostenible, restauración y mejora del ambiente natural. (IUCN, 1980)

[5] Puede resultar definitivo para las valoraciones de la sostenibilidad sistémica, conocer el origen y las características técnicas y operativas de la maquinaria comprometida. Saber, por ejemplo, si su operación depende de combustibles de origen fósil, es híbrida o eléctrica. Estos detalles son claves en el momento en que las compañías comprometidas en la ejecución de las obras ponen en marcha sus estrategias de “marketing ambiental” en las que sobresale el uso del concepto de la sostenibilidad y la consecuente auto evaluación como una empresa sostenible y comprometida con el cuidado del ambiente o del planeta.

[6] Es preciso leer con cuidado los alcances y los límites de la licencia ambiental, así como los compromisos adquiridos por la compañía que ejecutará las obras y dará cuenta de los planes de manejo ambiental.

[7] Agencia Nacional de Licencias Ambientales.

[8] En este punto es clave el registro fotográfico para establecer un antes y un después de la obra civil. Apelar a archivos oficiales y particulares resulta clave. Las valoraciones estéticas deberán hacerse a partir de las relaciones que de tiempo atrás han construido los individuos, las familias o comunidades ancestrales cercanas a la zona que será intervenida y afectada. Es importante recolectar los testimonios que los medios masivos o comunitarios hayan registrado en los que se hace referencia a las relaciones de prendamiento con el paisaje o con todo el ecosistema intervenido.

[9] No son los únicos, por supuesto. También pueden consultar Renán Vega Cantor y su libro Siempre juntos, nunca rendidos.

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