sábado, 5 de octubre de 2024

LOS CINCO PUNTOS DE UN ACUERDO NACIONAL QUE NECESITA DE UNA REVOLUCIÓN CULTURAL

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Con una parte del Establecimiento en contra, incluidas las empresas mediáticas, el gobierno Petro, después de dos años, insiste en la idea de un gran Acuerdo Nacional, a pesar de que intuye o sabe que a la derecha jamás le interesó llegar a un pacto con un presidente que le dejó ver a los más poderosos agentes del establecimiento que no estaba dispuesto simplemente a cumplir sus órdenes como lo hicieron todos los jefes de Estado desde 1990 hasta la fecha. Aunque es prácticamente imposible que dicho acuerdo se dé, resulta importante revisar los 5 puntos planteados en el documento presentado por el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo.

El punto 1, Seguridad y erradicación de la violencia del ejercicio de la política, se entiende como un gesto de paz política, en medio de un sostenido proceso de polarización, ataques y bloqueos institucionales que han impedido, entre otros asuntos, la aprobación en el Congreso de las reformas sociales presentadas por la actual administración. A lo anterior se suman las tozudas y anacrónicas posturas asumidas por la “guerrilla” del ELN y las de otros grupos armados ilegales, que terminaron por congelar la mesa de diálogos con los elenos y dejando sin mayor sentido social y político de las otras mesas o acercamientos de paz.

En el texto oficial se lee que “se debe promover desde el ejemplo la recuperación de los valores democráticos, desescalar el lenguaje en el debate y la deliberación política, erradicar la estigmatización y respetar la diferencia y el disenso en todos los escenarios…”

La propuesta gubernamental llega después de la andanada contra el presidente Petro y su gobierno que se lanzaron desde el Congreso de Fenalco. En dicho escenario, el expresidente y expresidiario, Álvaro Uribe Vélez y la directora de Semana insistieron en una narrativa catastrofista con la que esos sectores de la derecha colombiana buscan asustar a la ciudadanía y deslegitimar al gobierno con la idea de que el país “va hacia un barranco”, de la mano del sempiterno fantasma del castrochavismo.

Quizás después de lo sucedido en el encuentro de comerciantes, el ministro Cristo y su equipo de trabajo pensaron en incluir en este primer punto del Acuerdo Nacional el tema de la reconciliación. Lo más seguro es que jamás se dé esa reconciliación nacional si el gesto de intercambiar sombreros vueltiaos entre Petro y el asesino paramilitar y antiguo héroe de la derecha empresarial y política, Salvatore Mancuso, generó rechazo del propio expresidente Uribe, figura política que, a pesar de sus líos judiciales y sistemático desprestigio, sigue siendo un faro (in) moral para comerciantes, banqueros y empresarios que se oponen a la consolidación de un Estado moderno al servicio del colectivo.

En la propuesta se lee: “promover y acompañar la búsqueda de un pacto político nacional que tenga como fin la reconciliación nacional y la convivencia pacífica que aún anhela Colombia”.

El plan para asesinar al presidente de la República es un factor político que termina por alejar la posibilidad de firmar ese pacto, puesto que la reacción de la oposición y de los medios hegemónicos ante semejante posibilidad no ha sido consecuente con la dimensión de semejante plan desestabilizador.

Llama la atención la inclusión del tema del orden público dentro del primer punto del Acuerdo Nacional por cuanto es un asunto del resorte exclusivo del presidente de la República. La Paz Total de Petro, con todo y su carácter maximalista no despertó en los sectores de la Oposición el interés debido y exigido, puesto que sus más representativos miembros parecieran más interesados en extender en el tiempo el conflicto armado interno, del que se sirvieron en el pasado hacendados, ganaderos, y empresas agrícolas interesadas en extender los monocultivos de caña de azúcar y palma africana y la ganadería de baja producción, sin consideraciones ecológicas y ambientales y sin mirar que esas nuevas tierras estaban manchadas con la sangre de las víctimas de los paramilitares.

“Debe haber un compromiso de las partes de rechazar la violencia en la política, la interferencia de cualquier grupo armado en los procesos electorales y excluir de partidos y movimientos políticos a candidatos con vínculos con grupos ilegales”.  

El texto en negrilla y subrayado se puede entender en dos sentidos: el primero, a manera de reconocimiento de una verdad histórica y política que tiene en la parapolítica a su más grave y notoria expresión; y el segundo, como una invitación a esos partidos de derecha que aún simpatizan con la causa paramilitar.

En otro aparte de este primer se alude a un anhelo institucional y a una realidad política que poco o nada le aporta al sentido y al objetivo del Acuerdo Nacional. En el texto se lee que “el Estado debe cumplir con su obligación constitucional de avanzar en la recuperación del control territorial, ejerciendo su autoridad legítima en contra de los grupos armados ilegales que persisten en el uso de la violencia, así como promover la construcción de una estrategia para desmantelar las organizaciones criminales que actúan en el territorio en contra de nuestra fuerza pública y de la población civil. La búsqueda de la paz seguirá siendo un propósito superior y en él se avanzará con los actores armados que demuestren una verdadera voluntad para alcanzarla. Acordar medidas efectivas para promover una mejor respuesta del Estado a la protección de la vida de los líderes políticos y sociales y de las personas firmantes de paz”.

2. Respeto a las reglas electorales y al calendario electoral

El miedo a la reelección del primer presidente izquierda es un hecho social y político que la derecha no oculta. El rechazo a esa posibilidad no está fundado en el susto que produce que “Petro lleve al país por el camino del castrochavismo”, sino en el pavor de que las políticas sociales, la idea de la reindustrialización, la reforma agraria y la transición energética, junto al manejo responsable de la economía, hagan posible superar la pobreza y la miseria y por ese camino convertir al país en una potencia emergente.

En la propuesta oficial se lee: “se debe garantizar la estabilidad de las reglas de juego democráticas en el corto, mediano y largo plazo en los niveles nacional, regional y local. No se promoverá la reelección ni la alteración de los periodos de los mandatarios de la rama ejecutiva de elección popular. Nos comprometemos, en el marco del proceso del Acuerdo Nacional, a estudiar y construir consensos sobre el cambio en el sistema político y electoral para que sea más eficiente y transparente, para que se fortalezcan los partidos y movimientos políticos y para que mejore el sistema de financiación de las campañas políticas. Cualquier cambio institucional tendrá que ser producto de los trámites y requisitos contenidos en la Constitución Política de 1991 y que implican un amplio proceso de participación ciudadana, deliberación legislativa y controles de constitucionalidad”.

Lo subrayado y en negrillas no son otra cosa que la apuesta del progresismo por modernizar las instituciones democráticas y proscribir el ethos mafioso que la derecha naturalizó, en particular desde el 2002. Al final se envía un mensaje a las altas cortes, en particular al Consejo de Estado y la Corte Constitucional, corporaciones que en buena medida, con sus fallos, se han alineado políticamente con los objetivos de los sectores de Oposición que le están apostando a que al actual gobierno le vaya mal en todo lo que intente hacer.

3. Transformación territorial de los municipios más afectados por el conflicto

La implementación del tratado de paz de La Habana es quizás el factor que más distancia al gobierno de los sectores que le hacen oposición. La distribución de la tierra a través de una reforma agraria integral asusta a los viejos terratenientes y hacendados, acostumbrados a vivir de la renta, a pagar un predial irrisorio y a especular con el valor de la tierra. De allí que la transformación de los municipios PDET, esto es, los más golpeados por los actores armados sea el punto de desencuentro entre el gobierno Petro y los poderosos agentes agrarios interesados en seguir apegados al modelo de la gran plantación con el que acabaron con la economía campesina y afectaron la calidad y la consistencia ecológica de valiosos ecosistemas.

En el ya mencionado documento se lee que “es necesario dar un impulso vigoroso a la transformación de las 16 regiones donde se ejecutan los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET). Más allá de las diferencias políticas respecto del Acuerdo de Paz firmado en 2016, apoyaremos y trabajaremos con los alcaldes y gobernadores y, de manera articulada y participativa, con las comunidades, el sector privado, el gobierno nacional y la comunidad internacional, en las iniciativas y proyectos que mejoren las condiciones de vida y seguridad de los 6,6 millones de habitantes de esos 170 municipios. Solo la intervención integral de esos territorios para transformarlos impedirá el reciclaje de las distintas violencias en las zonas PDET y las regiones históricamente más afectadas por el conflicto. Esa intervención integral en los territorios críticos debe convertirse en una prioridad del Estado y de la sociedad, más allá del gobierno de turno”.

El mensaje de este punto 3 va dirigido a los alcaldes que la derecha logró poner en las pasadas elecciones regionales y que hoy le apuestan a que los proyectos PDET fracasen en beneficio de los poderosos agentes agrarios que operan dentro de esos territorios.

4. Crecimiento económico con equidad – Transformación de la economía

Al ser Colombia uno de los países más desiguales del mundo, la apuesta de Petro y del progresismo es modificar sustancialmente esa inmoral realidad sociocultural y económica, a lo que se oponen los actores de una derecha premoderna que históricamente se han beneficiado de la producción y reproducción de esas condiciones de inequidad, desempleo, informalidad y pobreza.

En este punto, cuando el gobierno dice que “se debe transitar de una economía...” está hablando en términos de un imperativo moral jamás reconocido como tal por la derecha, aunque sí expuesto como promesas electorales de las candidaturas de Uribe, Santos y Duque.  

Se debe transitar de una economía con alta desigualdad y desempleo, hacia una economía productiva, incluyente y equitativa que proteja y conserve la naturaleza y cuya competitividad esté basada en la educación, el talento, la tecnología y la conectividad, la transición energética, la estabilidad macroeconómica y el fortalecimiento del Estado Social de Derecho. En ese sentido, creemos que se puede avanzar de manera concertada en el impulso al desarrollo rural integral, así como en el fortalecimiento de una agroindustria compatible con el cierre de las brechas de desigualdad y la protección de nuestros recursos naturales. Asimismo, impulsar el fortalecimiento de la industria estratégica con innovación, estándares de competitividad y políticas de crédito y fomento a sectores estratégicos como el agropecuario, el industrial y el turismo para jalonar la economía y el empleo”.

5. Compromiso con la deliberación argumentada y el trámite en el Congreso de las reformas sociales

Sin duda alguna, el Congreso de la República, en particular las bancadas que se declararon en oposición han cumplido al pie de la letra los “recados” (verdaderas órdenes) que les han enviado los mecenas que les patrocinaron las campañas a los y las congresistas que optaron por negarse a debatir con argumentos las propuestas presentadas por el gobierno. Se trata de una actitud cobarde, indigna y mezquina de quienes dicen representar al pueblo y a sus electores, pero que actúan para beneficiar a los actores económicos que están detrás, por ejemplo, de la debacle de las EPS por cuenta de un sistema que privilegió las ganancias y facilitó la corrupción público-privada.

Es esencial reconocer la necesidad de avanzar con apremio en las reformas sociales que mejoren el bienestar de los colombianos y las condiciones para consolidar la paz. Por esta razón, acordamos trabajar con todos los partidos políticos representados en el Congreso, la discusión de un grupo prioritario de proyectos que hacen parte de la actual agenda legislativa, y de esta manera dar trámite para su aprobación, en el marco del respeto a la oposición, de la deliberación argumentativa, de la búsqueda constructiva de consensos y del dialogo respetuoso. “El Acuerdo Nacional va más allá de los trámites legislativos. Es un compromiso con la institucionalidad, con el reconocimiento a las realidades territoriales, con el respeto a los disensos y a las construcciones civilizadas. Si no nos hemos podido poner de acuerdo sobre los máximos, pongámonos de acuerdo sobre los mínimos”.

A Petro le quedan dos años. Para que esta propuesta de Acuerdo Nacional termine concretándose se requiere de una altura moral que no pueden alcanzar los sectores de la derecha a los que va dirigida. Se trata de una invitación a proscribir el ethos mafioso que hace parte de las lógicas de la operación del Estado y en los agentes privados que contratan y se relacionan con las entidades públicas. Un Acuerdo Nacional de esas dimensiones necesita primero una “revolución cultural” que la derecha no está dispuesta a dar porque sus más representativos agentes de poder están hoy en “modo venganza”, esto es, más interesados en recuperar la Casa de Nari, que en recoger las buenas ideas que la izquierda y el progresismo les vienen planteando a ellos y al país.



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viernes, 4 de octubre de 2024

PETRO, MANCUSO Y LOS SOMBREROS VUELTIAOS

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El intercambio de sombreros vueltiaos entre el presidente de la República y el confeso criminal, Salvatore Mancuso Gómez es un gesto de paz y reconciliación que, por supuesto no le gusta a la derecha uribizada, porque detrás está la insistencia de Petro de seguir develando verdades alrededor del contubernio y amancebamiento político, social y económico que se dio entre clanes políticos, clase empresarial rural y citadina y los temidos comandantes paramilitares para cometer masacres, desplazar a millones de campesinos y arrebatarles sus tierras.

El presidente Petro está en la tarea de recuperar aquellos predios que Mancuso entregó al Estado para reparar a sus víctimas y que al parecer están en manos de políticos y testaferros. Hay que recordar que la SAE, en las anteriores administraciones, sirvió de “banco de bienes” para pagar favores electorales y políticos. Fincas y mansiones fueron entregadas y alquiladas por precios irrisorios a amigos de los gobiernos de Uribe, Santos y Duque.

La entrega de tierras a campesinos para consolidar la soberanía y la autonomía alimentarias hace parte del proyecto político del actual gobierno, de ahí que la presencia de Mancuso en el evento tenga un especial significado por cuanto él lideró la arremetida paramilitar para que ganaderos, narcos y latifundistas se quedaran con las tierras de los campesinos que los miembros de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) desplazaban, pagando de esa manera los apoyos económicos recibidos por esos actores de la sociedad civil simpatizante de la causa supuestamente contrainsurgente.

No puede verse el intercambio de los simbólicos sombreros como parte de un proceso de “beatificación” iniciado por el actual gobierno del excomandante de las AUC, como lo sugirió el periodista Félix de Bedout. Sin duda, el periodista antioqueño exagera en su lectura maliciosa del suceso político. Ni tampoco reducir la intención de pacificar el país por las buenas, a "un teatro de compadres" como la calificó el expresidente, expresidiario y sub judice ciudadano, Álvaro Uribe Vélez. 

La pulla que lanzó Petro contra Uribe da cuenta de la dimensión política y de las intenciones del jefe del Estado de continuar demostrando que sus denuncias de la existencia de la parapolítica y la paraeconomía, siendo congresista, no solo eran ciertas, sino que han permanecido en el tiempo. Esto dijo Petro: “Salvatore, ‘Macaco’, ‘Jorge 40′ podemos reactivar la mesa de paz porque el proceso no ha terminado, no se han entregado los bienes a las víctimas que ustedes le entregaron a la justicia, el proceso no se ha terminado, quedó interrumpido y para eso propongo instalar la mesa para finiquitar el proceso de paz que inició Álvaro Uribe Vélez con ustedes, esta vez sin traición y sin miedo a la verdad, que existía en esa época”.

Mientras que el uribismo le apunta a mantener en el olvido lo sucedido entre paramilitares y la clase política y empresarial, el presidente Petro está interesado en ahondar en esa verdad que asusta a quienes se siguen beneficiando de las tierras que las AUC les quitaron a cientos de campesinos como parte del proyecto de la derecha, tanto la legal como la ilegal, de concentrar la tierra en pocas manos, anular simbólica, económica y políticamente al campesinado, y continuar con la expansión del modelo de la gran plantación, sostenido por la ganadería extensiva de baja producción y los monocultivos de caña de azúcar y palma africana.

Adenda 1: hay un elemento socio geográfico y cultural que en entra a jugar en la relación Petro-Mancuso: ambos nacieron en Córdoba. Ese factor genera una genuina confianza, a diferencia de la relación Uribe-Mancuso, en la que la perfidia de la que fueron víctimas los jefes paras extraditados a USA terminó por confirmar que el imaginario de la mentira y la capacidad de enredar y engañar que acompaña a eso de ser “paisa”, para el caso de Uribe, resultó cierto. Recordemos que Uribe Vélez nació en Salgar, Antioquia, aunque su hacienda El Ubérrimo está en jurisdicción de Córdoba.

Adenda 2: dentro de las alusiones simbólicas que trae el sombrero vueltiao, están “animales y plantas como, la flor del maracuyá (triángulos), la flor del limón (rombos), la flor del totumo (círculos y triángulos), la flor de azahares (rombos y rectángulos), el granito de arroz (jaspeado), el diente del burro (cuadros con líneas en diagonal) y la espiga del maíz (triángulos con líneas en diagonal), entre otras. Además, narra diferentes tipos de actividades: la caza, la pesca, la hacienda, la religión”. Los dos últimos elementos dan cuenta con claridad histórica y cultural de lo que Colombia es y ha sido: poderosos y peligrosos hacendados, todos hombres creyentes.



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jueves, 3 de octubre de 2024

LUIS CARLOS VÉLEZ LE DICE ADIÓS A LA FM

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Hoy se despidió públicamente de su audiencia el fatuo locutor de La FM, Luis Carlos Vélez. Después de haber despotricado días atrás de la COP16 y burlado del canal Telepacífico, el rumor de su inminente salida del espacio informativo tomó fuerza y circuló en las redes sociales, hasta que se confirmó que dejaría la conducción del espacio radial. El curtido periodista y director de El Unicornio, Jorge Gómez Pinilla, fue el primero en poner a rodar la versión que al final resultó cierta: echaron a Luis Carlos Vélez de La FM.

Vélez dice que renunció, pero lo más probable es que las directivas de RCN lo hayan echado por los negativos efectos económicos y políticos que generó el desafortunado comentario que hizo en contra de la cumbre ambiental sobre el cuidado de la biodiversidad que tiene a la ciudad de Cali como sede.

En su emisión de hoy y usando el numeral #IndependenciaEs, el uribizado periodista y reconocido enemigo del presidente Petro y del petrismo se despidió de su audiencia y compañeros de la mesa de trabajo. Sus colegas periodistas exaltaron su “calidad humana, liderazgo, profesionalismo y rectitud” y algunos dejaron entrever que, ante la salida del conductor del magazín, ellos correrían la misma suerte. Esos mismos compañeros fueron incapaces de hacerle ver a Vélez que estaba cometiendo un error al minimizar la importancia de la COP16. Lo peor de todo es que Juan Lozano, periodista y ladino político, fue ministro del Medio Ambiente, Vivienda y Desarrollo durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Lozano fue tímido al intentar explicarle a Vélez el gran valor de la COP16. Claro, hay que entender que Lozano fue ministro durante la administración de Uribe Vélez a la que jamás le importó el cuidado de la biodiversidad, en particular de las selvas, las mismas que fueron taladas para instalar ganado y monocultivos de palma africana y caña de azúcar.

Lo cierto es que Luis Carlos Vélez, desde el 7 de agosto de 2022, convirtió el espacio radial de La FM en una verdadera bodega anti-Petro y anti-gobierno. Vélez condujo el magazín con tal animadversión hacia el presidente de la República y la vicepresidenta, Francia Márquez Mina, que el desagradable comentario de la COP16 se explica justamente por esos altos niveles de inquina que lo llevaron a desconocer la importancia del evento ambiental, por ser Colombia y en particular la zona del Chocó Biogeográfico territorios en donde se alberga una gran biodiversidad. Hay que recordar que fue Petro quien eligió a la capital del Valle del Cauca como sede de la cumbre ambiental, otro motivo para que Vélez hablara mal del evento. 

La despedida de Luis Carlos Vélez, sin duda alguna, tuvo un carácter lastimero, con numeral incluido, para que sus oyentes dejaran sentir su pesar por la partida. Una puesta en escena que termina por ocultar las razones de la salida de Vélez, para darle visibilidad a un hecho que olvidó el periodista: por encima de la información y de la opinión están los intereses económicos (la pauta) y políticos del propietario del canal RCN.

En su amarga despedida, Luis Carlos Vélez dijo que continuaría “siendo contrapoder y diciendo la verdad”. El arrogante y derechoso periodista exhibe una evidente confusión conceptual alrededor de la categoría contrapoder. Al ser RCN un actor político de derecha que defiende de tiempo atrás los intereses y el ethos del uribismo, la noción de contrapoder resulta inaplicable, si tenemos en cuenta que Vélez estuvo al frente de ese espacio informativo por 7 años.

Haberle hecho oposición ideológica y política al presidente Petro desde el 7 de agosto de 2022 no convierte a La FM y mucho menos a Vélez en agentes de contrapoder, por una razón: la familia Ardila Lulle, propietaria de RCN, es un poderoso actor político que compite con el imaginado poder institucional y cultural del presidente de la República. El mismo Petro lo advirtió: “somos gobierno, pero no tenemos el poder”. Es más, al interior del mismo Pacto Histórico se asume la administración Petro como un ejercicio de contrapoder a la fuerte oposición institucional, política y mediática que las fuerzas del uribismo (incluye a los clanes Char, Gnecco y a Germán Vargas Lleras).

En cuanto a la verdad, Vélez también acusa una errónea comprensión de qué es eso de la verdad periodística. Su tirria y antipatía hacia todo lo que huela a izquierda le hicieron pensar que él representaba la verdad “revelada”, cuando lo que al final se demostró con su salida es que la verdad periodística es una ilusión creada y recreada por los propios periodistas corporativos, que les sirve para negar que trabajan para un patrón y que por más “libertad editorial” que tengan a la hora de opinar, los límites siempre aparecen cuando se tocan la pauta y con ello, el bolsillo del propietario.

Ojalá se tome un tiempo para meditar alrededor del tipo de periodismo que viene haciendo. Lo que quedó claro es que, desde el 7 de agosto de 2022, dejó de lado el ejercicio periodístico, para dedicarse al activismo político. Quizás sus confusiones conceptuales en torno a la verdad y al contrapoder se originen en esa transición de periodista a bodeguero-activista.




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miércoles, 2 de octubre de 2024

EN MODO VENGANZA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La ideologización de las rutinas informativas de los medios tradicionales o hegemónicos constituye un riesgo para la ya frágil democracia colombiana, la misma que se mueve entre las pasiones, ideas y la ignorancia de los electores, los intereses corporativos de los mecenas que aportan millonarias sumas de dinero para imponer sus candidatos presidenciales y congresistas-lobistas y el ya naturalizado clientelismo auspiciado desde todos los partidos políticos. Aunque ese proceso de ideologización viene de tiempo atrás, es evidente que desde el 7 de agosto de 2022 cuando se posesionó Gustavo Petro como presidente de la República, no solo se aceleró, sino que se hizo más intenso, lo que ha permitido la naturalización de la violencia discursiva en redes sociales y en ámbitos privados y políticos (públicos). Hay una clara animadversión, verdadero odio, entre quienes defienden a una derecha neoliberal y privatizadora de las funciones del Estado y aquellos que le apuestan, desde la izquierda y el progresismo, a un modelo de Estado de Bienestar alimentado por una ciudadanía moderna y con altos estándares de civilidad.

El miedo y odio que siempre se promovió desde el establecimiento colombiano hacia todo lo que oliera a izquierda se acrecentaron de tal manera, que la derrota política y electoral sufrida por la derecha en el 2022 tiene a los sectores más conservadores y violentos del país en “modo venganza” de cara a las elecciones de 2026. Y ese “modo venganza” va más allá de recuperar la Casa de Nari (no la de Nariño), para regresar al país a los estadios antidemocráticos que vivimos desde el 2002, hasta junio de 2022, con la puesta en marcha de la seguridad democrática y la extensión del principio del “enemigo interno” a periodistas, académicos, intelectuales, librepensadores y a simpatizantes de izquierda.

A esa realidad mediática y política se suma la ideologización de los gremios económicos, actores de la sociedad civil que, al actuar más desde valores plutocráticos, el clasismo y el racismo, abandonan cualquier posibilidad de construir una agenda política que le sirva al colectivo y por ese camino apostarle a profundizar la democracia.

Lo sucedido hace poco durante el congreso de Fenalco es la expresión más clara de esa exacerbación ideológica de la dirigencia gremial en el país, lo que afecta desde ya las dinámicas y los principios democráticos en una sociedad como la colombiana en la que millones compatriotas exhiben posturas intolerantes, irrespetuosas y estigmatizantes muy propias de agentes sociales, políticos y económicos que simpatizan con ideas fascistas.

Dice Gonzalo Mallarino en su columna Los gremios ideológicos que “la postura de muchos empresarios y dirigentes económicos es tan preocupante, están tan ideologizados ellos mismos –como el propio presidente al que atacan–, que ya están apertrechados, acuartelados, esperando las próximas elecciones a ver si el péndulo vuelve y pueden “recuperar la confianza inversionista” y actuar. Como si nuestros problemas de pobreza, desigualdad y violencia dieran espera. Muchos empresarios y dirigentes solo están contando los meses para que el gobierno por fin termine. Mala cosa para Colombia”.

Así entonces, el “modo venganza” en el que ya entraron los gremios económicos y las empresas mediáticas hegemónicas terminará poniendo en riesgo la convivencia social, política y electoral que se necesitará para dar cuenta, civilizadamente, de la jornada electoral que se avecina.



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martes, 1 de octubre de 2024

BLU RADIO Y LA NOSTALGIA DE PETRO POR EL M-19

 

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El trabajo ideológico-periodístico de Néstor Morales a través de Blu radio consiste en generar zozobra, incertidumbre, miedo, desazón y por supuesto sobredimensionar todo lo que diga y haga el presidente Petro. Y cuentan con un presidente de la República que les facilita el trabajo a los miembros de la emisora en cuestión por su carácter confrontador y retador y ese espíritu revolucionario que aún conserva y del que se siente orgulloso porque deviene asociado a su paso por la guerrilla urbana del M-19.

Esta vez el presidente Petro dijo que Claudia Sheinbaum, la primera mujer presidenta de México, “fue colaboradora y militante del M-19". Además, señaló que “el M-19 ha dado dos presidentes en América Latina”. Sin duda alguna se trata de una exageración política e histórica del jefe del Estado, resultado de esa nostalgia que parece sobrevenirle al presidente Petro cada vez que se acuerda de su pasado guerrillero. El M-19 como grupo armado ilegal desapareció, fruto de una negociación política, para darle vida a la Alianza Democrática M-19, grupo político que puso a 20  de los 70 delegatarios que ayudaron a redactar la carta política de 1991.

Los titulares de las empresas mediáticas de la derecha no se hicieron esperar: RCN, por ejemplo, tituló “Crece la polémica por frase de Petro sobre nueva presidenta de México: "fue colaboradora y militante del M-19". Con la frase “crece la polémica”, el medio de información pretende recrear un complejo y convulsionado escenario político que no existió por cuanto la notoriedad de lo dicho por Petro está ancorada a la amplificación interesada que hicieron los medios que le hacen oposición política a Petro.

Entre tanto, Semana, otro medio uribizado, hizo lo propio con un titular que coincidió con el calificativo de mentiroso que espetó uno de los miembros de la mesa de trabajo de Blu radio: “Everth Bustamante desmiente a Petro tras afirmar que presidenta de México hizo parte del M-19: “Mentira de la dimensión del tren de la casa en el aire de Escalona”. Aunque el fatuo e inefable de Néstor Morales le “llamó la atención al aire” al colega por llamar “mentiroso” al jefe del Estado, ya el juicio de valor estaba dicho con todo y lo que ello significa en términos de los posibles efectos negativos o daños producidos a la imagen presidencial.

Por supuesto que a la lectura maliciosa de Morales y de su equipo de Blu radio le faltan elementos contextuales que el conductor del programa radial prefirió ocultar porque le resulta más “rentable” en términos ideológicos y de rating insistir en que el M-19 fue un “grupo terrorista” por la toma del Palacio de Justicia. Entre esos elementos de contexto histórico aparecen, por ejemplo, la enorme simpatía que en las décadas de los 70, 80 y 90 despertó esa guerrilla en sectores sociales de clase media y media baja en ciudades como Cali y Bogotá, entre otras, justamente por sus golpes simbólicos y mediáticos y por la asociación que varios colectivos hicieron de las actividades adelantadas por el M-19 con el personaje de Robin Hood.

La referencia nostálgica de Petro al grupo guerrillero y el odio social y político que una parte importante de los colombianos profesa aún hacia todas las guerrillas que existieron y existen aún, alejan cualquier posibilidad de que lleguemos como sociedad a perdonarnos y reconciliarnos. Al final, todo lo que huela a izquierda, así sea democrática, es motivo de rechazo por parte de millones de colombianos que aprendieron a odiar a quienes militaron y militan en ese espectro ideológico, evitándose el trabajo de analizar y comprender las razones históricas y circunstancias objetivas que legitimaron el levantamiento armado en los convulsionados años 60.

No se trata de validar el objetivo de esas agrupaciones armadas de tomarse el poder a tiros. Simplemente lo que deben hacer lo periodistas y los ciudadanos del común es comprender esas complejas condiciones contextuales de los años 60 y las posteriores que ayudaron a consolidar el escenario sociopolítico, económico y militar que aún se conoce como conflicto armado interno.

En aras de bajarle un tanto a los altos niveles de polarización política y crispación ideológica que soporta el país desde el 7 de agosto de 2022, convendría que el presidente Petro fuera menos retador y evitara expresar su nostalgia por un pasado armado y revolucionario que dejó más desprestigio que gloria a todos los actores armados involucrados. Y para qué recordar los sufrimientos de millones de colombianos por el desplazamiento forzado, las masacres cometidas por paramilitares y guerrillas, los falsos positivos y la aplicación de la doctrina del enemigo interno a intelectuales, académicos y periodistas de izquierda y críticos de los gobiernos de derecha.  Y del lado de Blu radio y Semana, entre otros medios hegemónicos que defienden los intereses de la derecha, harían bien en “soltar” un rato al presidente de la República y preocuparse más por hacer periodismo, dejando de lado el activismo político e ideológico que hoy los caracteriza.




PETRO, LA BANDERA DEL M19 Y LA NUEVA PRESIDENTA DE MEXICO - Búsqueda Imágenes (bing.com)

LOS CINCO PUNTOS DE UN ACUERDO NACIONAL QUE NECESITA DE UNA REVOLUCIÓN CULTURAL

  Por Germán Ayala Osorio   Con una parte del Establecimiento en contra, incluidas las empresas mediáticas, el gobierno Petro, después d...