martes, 29 de octubre de 2024

EL CASO PEGASUS: NUEVO FACTOR DE ODIO IDEOLÓGICO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El caso Pegasus va camino a convertirse, de cara a las elecciones de 2026, en el factor de discordia y odio más grande entre el uribismo y el petrismo y de división interna entre los sectores que configuran la derecha colombiana.

La sorpresa que significó para la derecha uribizada que el jefe del Estado se atreviera a develar el oscuro entramado delictivo que arrastra la compra legal-ilegal del malicioso software, terminó por desatar la más agria reacción en las huestes uribistas. Al interior de esa mesnada nadie esperaba que Petro fuera capaz de exponer públicamente lo que bien se pudo manejar de acuerdo con la tradición política y los quehaceres presidenciales: de manera silenciosa para no afectar la dignidad presidencial comprometida en este caso por la figura del expresidente Iván Duque Márquez.

Una vez convertida la sorpresa en una inocultable molestia del uribismo con el presidente Petro por haber destapado semejante caja de pandora, sus más visibles agentes se vieron obligados a activar la estrategia política, institucional y mediática de negar la compra de Pegasus y el uso criminal que el presidente de la República ha señalado que le dieron a ese instrumento informático.

El expresidente Iván Duque se vio empujado a negar la transacción y por esa vía el uso delictuoso del software. Al tiempo, varios medios de comunicación afectos al círculo de poder que rodea aún a Uribe Vélez se apropiaron de la tesis negacionista para ridiculizar al presidente Petro y bajarle el tono al escándalo. Una periodista que gusta de exponer públicamente bochinches presentados como hechos noticiosos relevantes, lideró la tarea periodística de negar la compra de Pegasus. Se sumaron a su perniciosa tarea conductores de programas radiales que en el pasado fungieron como defensores de oficio de la nefasta administración de Duque.

A la estrategia de defensa del honor presidencial de Duque se sumó la procuradora Margarita Cabello Blanco quien negó la existencia oficial de Pegasus, resultado, según la ladina jefa del Ministerio Público, fruto de sendas investigaciones. Ad portas de entregar el cargo, Cabello Blanco estaba obligada a demostrar una vez más su lealtad y sumisión al uribismo. La reacción de Petro no se hizo esperar: “la Procuradora, miente”.

Eso sí, el enfrentamiento no es solo político, sino mediático. La revista Raya y RTVC fungen como medios alternativos y canales a través de los cuales el presidente Petro ha logrado darle visibilidad a semejante caso cargado de impudicia y odio hacia su figura y a todo lo que huela a izquierda. Así las cosas, los ejercicios periodísticos de Raya y RTVC se oponen ética, moral y políticamente a las propias actividades editoriales y periodísticas adelantadas por los medios que, afectos al uribismo, se la jugaron toda por la autocensura para minimizar el escándalo y ocultar la realidad de unos hechos que son tozudos: la compra de Pegasus si se produjo. Lo de su uso criminal le corresponde demostrarlo a la Fiscalía.

Entre tanto, el presidente Petro insiste en que la compra sí se hizo, hecho que NSO Group confirmó aludiendo que la operación se dio bajo el ordenamiento jurídico. A pesar de la contundencia de lo expresado por la empresa israelí que le vendió al Estado colombiano el software, Duque, sus amigos periodistas y ahora Cabello Blanco insistirán en la estrategia negacionista hasta tanto la fiscalía general de la Nación (FGN) no abra un expediente e inicie la vinculación y la imputación de cargos contra aquellos que de manera directa tuvieron que ver con la adquisición de Pegasus y el uso criminal que señala Petro. Urge que la FGN actúe con celeridad para que este caso de espionaje alcance el nivel de importancia política y mediática que en su momento alcanzaron los hechos y las circunstancias del Proceso 8.000 y el de las chuzadas del DAS.


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