martes, 11 de noviembre de 2025

A JUAN DANIEL OVIEDO LE PREOCUPA QUE "NO HAY MUJERES PARA PARIR"

Por Germán Ayala Osorio

 

Al precandidato presidencial, Juan Daniel Oviedo Arango le preocupa que Colombia será “en el 2050 un país inviable demográficamente porque desde el 2018 ya hay menos mujeres para parir”. Añade el exconcejal de Bogotá que “Colombia va para vieja, pobre e informal. Y sí, llegó el momento de unidad, ¡pero hay que ponerle un propósito a la unión! ¿Quiénes están dispuestos a reconocer que el enemigo en Colombia no es una persona, sino un gran problema que es el envejecimiento, la pobreza y la informalidad?

Oviedo evita referirse a las fuentes que generan de tiempo atrás esas  circunstancias de pobreza, informalidad y envejecimiento que terminan desmotivando a las y los jóvenes a tener hijos: la concentración de la riqueza en pocas manos, la inseguridad en las calles, la privatización del Estado y su captura mafiosa por parte de grupos de poder, legales e ilegales; a lo que se suma la sempiterna corrupción público-privada que de alguna manera está conectada con la decisión de Oviedo de aceptar la curul en el Concejo Distrital a sabiendas de que estaba inhabilitado, tal y como lo demostró el Consejo de Estado. Ese alto tribunal anuló su elección como concejal por haber suscrito un contrato con una entidad estatal dentro del año previo a los comicios.

Volvamos a esas condiciones estructurales que el exdirector del DANE no se atreve a tocar y que desaniman a quienes, en edad de reproducirse, optan por estudiar, trabajar y disfrutar de la vida lejos de las imposiciones de un sistema social, económico y político patriarcal que asume en particular a las mujeres como objetos sexuales y de reproducción de mano de obra barata y por lo tanto explotable bajo deplorables condiciones laborales. De ese patriarcalismo se desprende un aparato judicial que protege a violadores, acosadores y potenciales feminicidas.

Oviedo se cuida de hacer referencia a esas condiciones estructurales y culturales, pero convierte la disminución de la tasa de natalidad en el país en un problema casi exclusivo de las mujeres que están en edad de engendrar hijos que alimentarán un sistema político que no las protege como madres, un sistema social que las cosifica y violenta física y simbólicamente y el económico que las remunera mal si se compara con los salarios de los hombres.

En la red social X en donde Oviedo Arango dejó dichas “preocupaciones” varias cuentas de mujeres le contestaron lo siguiente: “Hay menos mujeres para parir y menos retoños para producir, así es como ven a las mujeres. Cuando les digo que hay que cuidarse de las maricas misóginas es justamente por esto”. Otra expuso lo siguiente: “Hacen que la educación, la salud, el aire limpio, el agua potable, el silencio, el ocio y la cultura, sean cosas a las que solo pueden acceder las personas con altos ingresos, y luego se preguntan: ¿por qué las mujeres no queremos tener hijos?

Es tiempo de repensar la vida y las condiciones que imponen las guerras, las disímiles formas de violencia en Colombia, el sistema económico capitalista y las prácticas culturales atadas al machismo y la misoginia. Las incertidumbres que genera el sistema financiero internacional van vaciando de sentido la vida y empobrecen la experiencia de vivir; tener hijos bajo esas inseguridades y perplejidades dejó de ser una opción de vida para cientos de miles de mujeres y hombres en Colombia que hoy prefieren convivir con perros y gatos, mientras que políticos como Oviedo Arango quieren llegar a la Casa de Nariño a seguir reproduciendo esos factores de dominación.







LA REACCIONARIA “DOCTRINA TRUMP”

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Más allá de la carpeta y la imagen generada por la IA en la que aparece el presidente Petro vestido de naranja, la “Doctrina Trump” no existe como una nueva idea o un novedoso conjunto de ideas políticas encaminadas a favorecer a la región, obedece más bien a los viejos planes injerencistas e intervencionistas de los Estados Unidos a lo largo de la historia de sus relaciones exteriores, con un agravante: no está atada a razones políticas surgidas de lecturas razonables de actuales coyunturas o quizás de ejercicios prospectivos alrededor de para dónde va el mundo y en particular este hemisferio, sino a los caprichos personales de un presidente convicto egocéntrico, violento, homofóbico, xenófobo y patrocinador del genocidio en Gaza perpetrado por Israel contra el pueblo palestino. Como experimento, lo hecho en Gaza es el norte, el sustento ideológico y la idea étnico-cultural de la llamada “Doctrina Trump” que bien puede aplicarse en cualquier momento en América del Sur. Por lo anterior se trata de un plan prepolítico fundado en el desprecio de todo lo que huela a inmigrantes latinos y a pueblos ancestrales vistos como “enemigos” del desarrollo y del único modelo económico, social y político que inspira a la élite tradicional colombiana: el de la gran plantación.

La “Doctrina Trump” es reaccionaria, supremacista y militarista que me hace recordar al Plan Lasso que se aplicó en Colombia, pero, eso sí, “recargado” en o por la figura de Gustavo Petro y bajo la batuta del presidente de los Estados Unidos, Marco Rubio y la bancada republicana en el Congreso de la que hacen parte congresistas de origen colombiano como Bernie Moreno, enemigo de Petro y de la mayoría de los colombianos.

Ese “renovado” Plan Lasso está fundado en el regreso del fantasma del “socialismo” y de la lucha que la derecha colombiana y gringa quieren dar combatiendo y “destripando” a partir del 2026 a todo lo que huela a progresismo y petrismo porque hay un “poderoso líder capaz de irrigar por todo el mundo” esas dañinas ideas socialistas y comunistas. Sin haber tocado el modelo económico en el país, Petro es visto como una “amenaza” para los Estados Unidos. No es, por ningún motivo, una nueva Alianza para el Progreso, pensada para “desarrollar” económicamente a los países de América Latina, sino para mantener las condiciones oprobiosas de colonias sometidas gracias en gran parte al carácter cipayo de sus élites.

Por supuesto que se trata de una lectura amañada de los gringos y en particular de Trump y Rubio, dos fanáticos que están convencidos de que volverán “a hacer grande a América” insistiendo en el viejo modelo de intervenciones e injerencias en los asuntos internos de los países que hacen parte de su enorme “patio trasero”. Olvidan que China está ahí a la expectativa, pero, sobre todo, interesada en hacer negocios con América Latina. La Ruta de la Seda asusta a quienes por más de 30 años se dedicaron a generar conflictos y guerras por todo el mundo, mientras que la China desarrollaba tecnología, sacaba a millones de chinos de la pobreza  e inundaba al planeta con sus manufacturas.

Las peticiones de intervención, solicitudes de sanciones económicas y quizás el derrocamiento del gobierno Petro caracterizan muy bien a lacayos como los expresidentes colombianos Uribe, Pastrana, Santos y Duque, a empresarios y congresistas uribistas que insisten en que el país “se volvió socialista”, confundiendo las apuestas políticas y económicas del actual gobierno atadas a los fundamentos de lo que se conoce como progresismo.

Estos personajes e incluso varios precandidatos presidenciales guardan silencio cómplice frente a la imagen de Petro vestido de naranja. No salieron a defender las instituciones y la institucionalidad como es costumbre por una razón fundamental: el presidente Petro les arrebató la Casa de Nariño, tocó sus intereses, confrontó sus políticas y expuso sus equivocaciones en materia macroeconómica y lo que es peor, los amenazó con “tirarles el pueblo encima”. Ese mismo pueblo que, reducido al mundo de la opinión pública (publicada), siempre fue manipulado por la prensa hegemónica atada a los intereses de la sempiterna clase política (élite) tradicional. 

En parte lo que está sucediendo hoy con las relaciones USA vs Colombia es responsabilidad del presidente Petro por haber llevado al plano personal su relación con el convicto Donald Trump. Trump es un criminal, y con los criminales se establece otro tipo de relaciones y más cuando uno de esos está sentado en la Casa Blanca. Y no se trata de hincarse frente al carcamal gringo: bastaba con haber reaccionado con sagacidad, aplomo y madurez pues en el fondo lo que hoy está en riesgo es la continuidad del proyecto progresista por los miedos y los odios que desató dentro del país y en el Salón Oval desde donde despacha el más peligroso Sheriff de la historia reciente de los Estados Unidos.


Imagen tomada de ‘Petro preso’: la fotografía que desató nueva crisis diplomática entre Colombia y Estados Unidos - ELHERALDO.CO

 

domingo, 9 de noviembre de 2025

40 AÑOS DESPUÉS DEL HOLOCAUSTO DEL PALACIO DE JUSTICIA



Por Germán Ayala Osorio

 

Hay una conexión moral que hay que hacer entre las acciones militares y prepolíticas realizadas tanto por el M-19 en la toma, como por el Ejército en la retoma del Palacio de Justicia y hechos posteriores como los falsos positivos y las sangrientas tomas guerrillas a bases militares con los saldos ya conocidos por los colombianos.

Más allá de las grietas y contradicciones de los relatos que dan cuenta de una verdad a medias sobre lo ocurrido en la toma y retoma del Palacio de Justicia, hay una realidad inobjetable: a los guerrilleros del M-19 y a los militares los unió en ese escenario caótico el desprecio por la vida de los magistrados, empleados de la cafetería y visitantes. Lo que vino después para el país en materia de orden público fue la degradación moral de los combatientes, legales e ilegales.

Si aceptamos el relato que indica que el M-19 se tomó a sangre y fuego el Palacio de Justicia patrocinado con dineros del asesino serial Pablo Escobar Gaviria, encontramos, más allá de la veracidad y legitimidad de las fuentes consultadas, que ese contubernio con el Cartel de Medellín explica con claridad la actitud inmoral y la contradicción de la ética “revolucionaria” de los miembros del M-19. Aliarse con semejante criminal es suficiente muestra de la degradación moral de la que aquí hablo.

Y si aceptamos la versión que indica que el Ejército se aventuró a retomar el Palacio de Justicia para vengarse  del M-19 por el robo de las 5.000 armas del cantón norte y la sustracción de la espada de Bolívar; y para desaparecer los expedientes de las investigaciones que se adelantaban en contra de altos oficiales por violaciones a los derechos humanos, entonces queda claro que la retoma no fue una acción para “defender la democracia” y mucho menos para recuperar a los magistrados secuestrados. Que los servicios de inteligencia del Estado y las huestes castrenses conocieran que el M-19 estaba planeando el asalto al Palacio de Justicia da cuenta del grado de desprecio por la vida de los magistrados. Los procesos en contra de altos oficiales del Ejército venían desde el gobierno de Turbay Ayala y la aplicación del violento Estatuto de Seguridad.

Luego del Holocausto del Palacio de Justicia vinieron los sangrientos ataques a pueblos y a bases militares por parte de otros grupos guerrilleros y los falsos positivos. Temerarias, violentas y prepolíticas acciones que se conectan muy bien con los inmorales hechos del Palacio de Justicia y la consecuente degradación moral de los actores del conflicto armado interno. ¿Acaso no es inmoral asesinar civiles inermes, ponerles camuflados y hacerlos pasar como “guerrilleros muertos en combates”? ¿Acaso no es inmoral someter a tratos degradantes a militares en campos de concentración que las Farc construyeron? ¿O acaso no es inmoral lo sucedido con el magistrado Carlos Horacio Urán que salió vivo del Palacio de Justicia, luego el Ejército lo asesinó y apareció calcinado al interior del recinto?

La génesis de dicha degradación moral está atada a los hechos de lo que se conoce como el Holocausto del Palacio de Justicia, pero sobre todo a los efectos pasajeros de una tragedia presentada como nacional por la prensa de la época, pero que apenas si logró atrapar a las familias de los magistrados, de los guerrilleros, de los empleados de la cafetería, de los visitantes y de las personas que el Ejército desapareció.

Desde ese trágico momento, el desprecio por la vida, animado por la doctrina del enemigo interno, su extensión a todo lo que oliera a izquierda y la llegada de Petro al poder se convirtió en una constante en una sociedad como la colombiana que desprecia la paz, al tiempo que aplaude las soluciones armadas en las que no solo caen los combatientes ilegales, sino civiles inocentes. Para darle continuidad a ese sentimiento de desprecio por la vida hay precandidatos presidenciales y políticos que hablan de “destripar”, dar bala o balín a diestra y siniestra, e incluso de diseñar un segundo Plan Colombia. 

Con los actos conmemorativos del Holocausto nos damos cuenta que somos buenos para rezar por las víctimas y exigir verdad y justicia, pero bastante "malitos" para mirarnos al espejo de la inmoralidad y la ética acomodaticia en el que todos los días nos miramos como sociedad premoderna e incivilizada. 



sábado, 8 de noviembre de 2025

ANULAN TÍTULOS ACADÉMICOS A JULIANA GUERRERO: UNA MANCHA MÁS SOBRE LA IDEA DEL CAMBIO…CULTURAL

 

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Sobre la idea maximalista del Cambio, impulsada por el proyecto progresista se posaron los reflectores de los medios hegemónicos dispuestos a esculcar con especial agudeza política y periodística el triunfo de Gustavo Petro y por supuesto todas las actuaciones y decisiones tomadas después del 7 de agosto de 2022. Al final, los hechos de corrupción y los escándalos aparecieron y ensuciaron la imagen de la izquierda y del progresismo y empañaron esa quimérica idea del Cambio en un país que sueña con acabar con la corrupción, pero que parece olvidar que el ethos mafioso está tan incorporado en la sociedad, que va y viene entre la izquierda, el medroso centro y la siempre ladina derecha.

El caso de Juliana Guerrero, quien en el pasado fue designada viceministra de Juventudes del Ministerio de la Igualdad se suma a los hechos de corrupción de la UNGRD, las denuncias por la violación de los topes de la campaña Petro presidente y los líos con la justicia de su hijo Nicolás Petro, entre otros escándalos.

Sobre la joven Guerrero hay denuncias por el aparente uso de recursos públicos (vuelos en aeronaves de la Policía) para atender asuntos personales y más recientemente por la anulación de los títulos que la Fundación de Educación Superior San José le había entregado en el pasado.

En un comunicado público el Consejo Superior de la referida institución de educación señaló que “la revisión del historial académico de Juliana Guerrero en los sistemas institucionales no evidenció registro alguno de actividad académica, participación en clases ni evaluaciones en la plataforma virtual, tanto en el programa de Tecnología en Gestión Contable y Tributaria como en el programa profesional de Contaduría Pública”.

Por supuesto que la decisión de la Fundación San José constituye una prueba irrefutable de que algo turbio ocurrió en este caso. El haberse graduado de Contaduría sin haber presentado la prueba Saber Pro es apenas la punta del iceberg de un caso en el que, de acuerdo con las versiones periodísticas y las propias pesquisas de la Representante a la Cámara, Jenifer Pedraza, podría enmarcarse en una “compra y venta de títulos académicos”.  Por donde se mire, se trata de un asunto supremamente grave que más allá de las responsabilidades de Guerrero y la institución de educación superior ensucia la idea del “cambio cultural” que se desprende inevitablemente del eslogan el Gobierno del Cambio.

En el pasado inmediato hubo escándalos académicos de políticos uribistas, hechos que sirvieron en su momento para advertir de la naturalización de un ethos mafioso que parecía de uso exclusivo de la derecha. El país recuerda a Julián Bedoya, político que acreditó el título de abogado de la Universidad de Medellín, el mismo que obtuvo de manera fraudulenta. El país también recuerda a Jeniffer Arias, congresista cercana al expresidente Uribe, quien plagió documentos y presentó una tesis de maestría a la Universidad del Externado. Esta alma mater solicitó al Consejo de Estado la anulación de ese título de posgrado. O el también emblemático caso de Enrique Peñalosa, quien en su Curriculum Vitae ostentaba un título de Doctor que jamás obtuvo el reconocido “vendedor de buses”. El país no olvida a Geraldine Fernández Ruíz, la famosa mentirosa que afirmó en redes que había sido la ilustradora de la película japonesa animada El niño y la garza.

Es posible que el Cambio se haya hecho realidad a través de la entrega de tierras al campesinado; la recuperación de la SAE y la entrega a las comunidades de predios confiscados a las mafias; pero el caso de Juliana Guerrero constituye una mancha que no se puede dejar pasar por alto más allá de las simpatías que despierte el proyecto político progresista.

El presidente Petro, tan activo en redes, está obligado a decir algo sobre este espinoso asunto, especialmente por la defensa que en el pasado hizo de Juliana Guerrero: Es una "joven activa y rebelde". "Me parece que ver mujeres jóvenes, rebeldes y populares y de color es una tragedia. Claro que por jóvenes deberían tener menos estudios que un viejo, pero hay viejos que no leen". Y por supuesto, una petición de perdón al país de parte de la joven Guerrero, en especial a los seguidores del gobierno. 



Los líos jurídicos para Juliana Guerrero y la Fundación San José tras la anulación del título como contadora


viernes, 7 de noviembre de 2025

VICKY ANHELA “CONSENTIR” A TRUMP

 





Por Germán Ayala Osorio

 

La crisis diplomática, los enfrentamientos verbales entre Trump y Petro, el retiro de la visa y la inclusión del presidente en la Lista Clinton han servido para que los más visibles y mediáticos miembros de la derecha exhiban sin pudor alguno sus incontrastables niveles de indignidad y servilismo, fruto de ese carácter cipayo consolidado durante las históricas relaciones de dominación de los Estados Unidos sobre Colombia.

Pero los estándares de Vicky Dávila de Gnecco son de olimpiada. Sus niveles de “entreguismo” a la causa y los intereses gringos en este hemisferio devienen insuperables. En un video grabado, al parecer durante su intervención en un evento político la periodista-periodista dijo: “yo sí le mando a Trump extraditados a todos los narcos de manera exprés. Yo sería una consentida de Trump, y si yo lo tengo que consentir, también lo consiento. Hay que hacer lo que le convenga a Colombia”.

De llegar a la Casa de Nariño, la uribizada precandidata presidencial, una de las “tigresas” del expresidente Álvaro Uribe Vélez, Dávila de Gnecco no se comportaría como presidenta de los colombianos sino como “cortesana” de Trump interesada más en “consentirlo” que, en hablar de asuntos bilaterales como el TLC, la lucha contra las drogas y los acercamientos de Petro a la China, entre otros asuntos más. En su condición de esbirra del presidente norteamericano, no se podría descartar el diseño de un nuevo Plan Colombia para atacar las organizaciones narcoguerrilleras (terroristas), e incluso para desestabilizar al régimen venezolano desde territorio colombiano.

Su deseo-propuesta de consentir a Trump puede explicarse por el desespero que siente al ver que su campaña se estancó justamente porque su discurso es básico, precario en ideas y conceptos, a lo que se suma que sus actividades proselitistas devienen infantiles, ridículas y risibles; a lo mejor piensa que de esa forma logrará convencer a millones de colombianos que ella es la mujer que el país necesita. Justamente, esa forma de actuar es propia de una periodista que se acostumbró a cubrir los hechos políticos desde una actitud farandulera proclive al escándalo y a la divulgación de bochinches. Como agente de los correveidiles de la vida política del país, Dávila de Gnecco le está alcanzando para ser apenas una “animadora” electoral pues sabe que Uribe Vélez jamás le dará el aval para competir en la primera vuelta presidencial.

El vocablo consentir tiene una generosa lista de sinónimos que sirven para imaginar los alcances de Dávila de Gnecco con su deseo de “mimar” al octogenario político gringo: “Permitir, autorizar, tolerar, aceptar, admitir, condescender, acceder, conceder, asentir, facultar, malcriar, maleducar, regalonear, achechar, apechichar y achichiguar”. ¿En qué estará pensando la periodista-periodista?



La foto es de la agencia EFE. 

jueves, 6 de noviembre de 2025

CEPEDA, PINZÓN O DE LA ESPRIELLA EN LA CASA DE NARIÑO: TRES POSIBLES ESCENARIOS DE FUTURO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La jornada presidencial de 2026 está como para alquilar balcón. La derecha uribizada deberá decidir entre Abelardo de la Espriella y Juan Carlos Pinzón, dos “tigres” que le gustan a Uribe, con enormes diferencias con las que deberá lidiar el expresidente antioqueño al momento de decidirse entre el estilo bukelista-guerrerista de Abelardo de la Espriella o el diplomático y menos violento de Pinzón Bueno. Al final, el hacendado, caballista y exdirector de la Aerocivil terminará señalando quién de los dos será el candidato que se enfrente a Iván Cepeda y a quien resulte de la coalición de la centro derecha que está tratando de organizar el expresidente Santos a la que podrían llegar Fajardo si de verdad quiere desmarcarse del uribismo, Claudia López, y Juan Fernando Cristo. Todo en el escenario de la primera vuelta pues como van las cosas ninguno de los tres candidatos aquí referidos tendría la suficiente fuerza para ganar la presidencia en esa etapa de las elecciones.

En cuanto a las precandidatas del Centro Democrático, incluida Vicky Dávila, ellas seguirán jugando el papel de “animadoras” de la fiesta electoral porque en el fondo saben que su Patrón, el expresidente Uribe, deshojará la margarita entre el abogado cordobés y admirador de Bukele, Milei y Trump y el “general sin soles”, el poco carismático exministro Juan Carlos Pinzón Bueno.

Mientras se producen los resultados de las coaliciones y se oficializan las candidaturas, imaginemos tres escenarios posibles en los que Cepeda, Pinzón o Abelardo de la Espriella logran llegar a la Casa de Nariño.

Cepeda, presidente

Si las huestes petristas logran poner a Iván Cepeda en el Solio de Bolívar, la continuidad de las reformas sociales se da por descontado, lo que supondrá la extensión en el tiempo del tira y afloje entre el Ejecutivo y las altas cortes y el Congreso si la izquierda no logra las mayorías. Sin la reforma a la salud y muy seguramente sin la pensional, Cepeda ocupará gran parte de su mandato a negociar con el legislativo los nuevos proyectos de ley sobre esos dos temas en particular y otros que permitan profundizar los cambios que necesita este país para operar como una verdadera República.

Muy seguramente Cepeda le apostará a consolidar la reforma agraria iniciada por Petro, la recuperación de la SAE para seguir poniendo al servicio de las comunidades los recursos y las propiedades confiscadas a las mafias.

En materia de paz, Cepeda deberá lidiar con el fracaso de la Paz Total, pero sobre todo con un hecho político que resultó definitivo para la frustrada negociación con las guerrillas: en varias ocasiones el presidente Petro desconoció y deslegitimó la lucha “revolucionaria” de los elenos y las disidencias farianas. El país recuerda que les dijo a las disidencias de Iván Mordisco: “Ustedes no son revolucionarios, son traquetos vestidos de camuflado. [...] Invocan a Manuel Marulanda, pero siguen el camino de Pablo Escobar, no el de Camilo Torres." A los señores del ELN les dijo algo similar: La nueva generación del ELN decidió manchar la bandera del ELN con cocaína y ya no la entiende [...]. Ustedes permitieron que los traquetos levanten la bandera roji/negra y no les importó la sotana de Camilo Torres Restrepo."

Cepeda deberá decidirse entre mantener esa lectura precisa e incontrastable con la que Petro desnudó a esas organizaciones postguerrilleras o si les “devuelve” el perfil revolucionario a pesar de las evidencias históricas que señalan que hace rato vienen actuando como ejércitos mafiosos. Su experiencia como negociador y defensor de los derechos humanos hace pensar que tendrá mejor tacto al momento de replantear y retomar las negociaciones; eso sí, como a todos los presidentes, le tocará lidiar con unas “guerrillas” más interesadas en usar las mesas de diálogo para ganar tiempo y expandir sus bloques, que en las plataformas para reintegrarse a la vida social, económica y política. Sobre esto último, no podemos olvidar lo dicho por Antonio García, comandante del ELN: "la paz no es sinónimo de dejación de las armas ni de cupos en el Parlamento".




Relaciones con los Estados Unidos

Con Cepeda en la Casa de Nariño, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump tendría suficientes motivos para prolongar en el tiempo las amenazas de castigar al país con la elevación de aranceles. Dependerá de la postura que asuma Cepeda frente a las narcotizadas relaciones con el país del norte y por supuesto de la continuidad de los proyectos de infraestructura adelantados con la China en el marco de la Nueva Ruta de la Seda.

No se puede descartar que Trump se apropie de la narrativa con la que la derecha colombiana intenta desde ya deslegitimar a Cepeda llamándolo el “candidato de las Farc”. La estolidez del presidente gringo y de Marco Rubio, su secretario de Estado podría ponerse al servicio de la derecha uribizada que insistirá en desestabilizar el país como lo intentaron hacer con el gobierno Petro, con la ayuda de la prensa hegemónica.

De la Espriella, presidente

Con llegada de Abelardo de la Espriella a la Casa de Nariño, el uribismo se pondría en “modo venganza” con todo y lo que ello significa en materia de respeto a los derechos humanos, en consideraciones ecológicas y socio ambientales, de seguridad y soberanía alimentarias, orden público y contrarreformas sociales. Su promesa de “destripar a la izquierda” aseguraría el regreso a los tiempos de la seguridad democrática. El retorno a la doctrina del enemigo interno obligaría a revisar cada caso que en el marco de la purga que Petro hizo al interior de las fuerzas armadas (en particular en la policía y Ejército). Lo más probable es que los “hijos de Zapateiro” llamados a calificar servicios retornarían con la misma actitud vindicativa con la que De la Espriella gobernaría. El discurso patriotero estaría a la orden del día.

Relaciones con Trump

Con De la Espriella en el poder, Trump contaría con un cipayo de armas tomar, capaz de pasar por encima del fallo de la Corte Constitucional que prohíbe las aspersión del glifosato para erradicar los cultivos de uso ilícito. Las narcotizadas relaciones con USA consolidarían la imagen de Colombia como una especie de estado libre asociado al servicio de la fallida política antidrogas diseñada desde Washington.

En materia de paz, no se descarta que se diseñe un nuevo Plan Colombia, esta vez pensado para dar la batalla final contra las organizaciones narcoterroristas y guerrilleras que producen y exportan drogas hacia los Estados Unidos. Las actitudes chabacanas de Trump y De la Espriella podrían llevar las relaciones bilaterales a insospechados escenarios en los que la moral y la ética prácticamente quedarían proscritas. Recordemos que Abelardo dijo que “la ética no tiene que ver con el derecho”.





Pinzón Bueno, presidente

Una vez instalado Juan Carlos Pinzón Bueno en la casa de gobierno lo primero que haría después de posesionarse es reestablecer las relaciones entre Bogotá y Washington en una “sola sentada” como lo aseguró en su cuenta de X. Una vez reparadas, Pinzón se dedicaría a cumplir al pie de la letra todas las indicaciones que en materia económica, social y política le entregue el expresidente Uribe Vélez. Por su cercanía al mundo castrense, Pinzón Bueno estaría atento a revisar muy bien las orientaciones ideológicas naturalizadas e institucionalizadas por Petro y los miembros de su cúpula militar. En asuntos macroeconómicos y políticos, este “general sin soles” aplicaría a rajatabla y sin miramientos éticos, morales e institucionales las recetas neoliberales.

Las diferencias entre Pinzón y el corroncho Abelardo de la Espriella no implican grietas en la derecha uribizada; son más bien cuestiones de estilo. El primero, más institucional y procedimental; el segundo, muy en la lógica desinstitucionalizantes de Milei en la Argentina y de Bukele en El Salvador.



ivan cepeda, Abelardo de la espriella y juan carlos pinzon - Búsqueda Imágenes

miércoles, 5 de noviembre de 2025

CAMPAÑAS DE VICKY, DE LA ESPRIELLA Y FAJARDO: ENTRE LA RABIA, EL PATRIOTERISMO Y EL EMBUSTE

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Si por algo se caracterizan las actuales campañas es por apostarle a mover las emociones de los votantes con eslóganes insulsos y estribillos pegajosos en medio de una peligrosa polarización política y crispación ideológica. Lo que hay de fondo es el desinterés de sostener sus anuncios y promesas en conceptos que promuevan una discusión argumentada e inteligente en torno al sentido de todo lo que se propone, se dice y promociona. No hay tiempo para disquisiciones conceptuales parecen decir los asesores políticos de Vicky Dávila, Sergio Fajardo y Abelardo de la Espriella, para nombrar a los más mediáticos.

La primera, habla de valentía, de la mano de su movimiento Valientes con el que impulsa su candidatura que en los últimos meses se estancó por la debilidad de sus propuestas; el segundo se vende como un “Guardian de lo público” y el tercero, el cordobés y admirador en el pasado del paramilitar Salvatore Mancuso Gómez se presenta como el Salvador de la Patria y usa la imagen de un tigre para meterle miedo a la izquierda y a todos los que no comulguen con sus ideas.

Hablemos de la campaña de Sergio Fajardo. Se trata del eterno candidato presidencial que hace parte de la lista que diseñaron recientemente los expresidentes Gaviria y Uribe. Se hace acompañar de un grupo de voluntarios agrupados en lo que se conoce como Guardianes por Colombia, movimiento ciudadano con el que el exgobernador de Antioquia nuevamente intentará crear una imagen de independiente a pesar de que el país sabe que él es de las entrañas del uribismo y de la derecha corporativa que le apuesta a seguir privatizando el Estado.

Dentro de sus “propuestas” está la de crear un Puesto de Mando Presidencial (PMP) para atender la crisis del sistema de salud, provocada por la corrupción al interior de las EPS. Sobre esas probadas prácticas corruptas, Fajardo guarda total mutismo, lo que hace pensar que su PMP está pensado para evitar que el ADRES siga girando los cuantiosos recursos a las prestadoras de los servicios de salud sin la intermediación de las EPS. Fajardo no le apuesta a reformar el sistema de aseguramiento en salud a pesar de los problemas de diseño estructural que facilitaron la corrupción público-privada. Al diario El Tiempo le dijo que su gobierno “no arrancaría con reformas, sino trabajando y demostrando que se puede enfrentar los problemas del sector”.

Ahora es el turno para la campaña de Abelardo de la Espriella. Se trata de una apuesta política y electoral que mezcla las visiones del Estado y de la seguridad de los presidentes de Argentina, Javier Milei y de El Salvador, Nayibe Bukele y del expresidente Uribe Vélez. Más claro: el abogado cordobés pretende ocultar su carácter neoliberal con alusiones patrióticas como “Firme por la Patria", "Salvar la Patria” y “Defensores de la Patria" que hacen recordar el discurso del caballista antioqueño que mandó en el país entre 2002 y 2010 con los trágicos resultados en materia de derechos humanos, la seguridad y la soberanía alimentarias, desplazamiento forzado y afectaciones ecológicas y ambientales por su apoyo a la minería y a la ganadería extensiva de baja producción que aseguró la potrerización de valiosos ecosistemas naturales.

Y por último, la precandidata y periodista-periodista pretendió venderse a sus amigos de los medios de comunicación como una outsider cuando realmente es la ficha de los clanes Gilinski y Gnecco; aunque hace parte del grupo de “Tigresas de Uribe”, ella sabe que su rol en esta campaña se reduce al de “animadora” de las huestes de la derecha por la animadversión hacia Petro sobre la que basa sus “propuestas”. El país sabe que Uribe, como el gran elector, solo confía en hombres, de ahí que las otras precandidatas mujeres de la derecha cumplen con el mismo papel de la señora Vicky Dávila de Gnecco.

De la Espriella le apostó a una campaña masculinizante y patriotera bajo la figura del Gran Macho (se presenta como un peligroso tigre) con el que defenderá la Patria de los malhechores. Fajardo, con su apocado carácter le apuesta a las “buenas maneras” y al diálogo, a pesar de que recientemente dejó ver su lado violento cuando se le preguntó quiénes estaban financiando su campaña. Su rol es el de un refinado farsante. Y la señora Dávila de Gnecco se la jugó por hacer una mediocre campaña basada en la rabia que siente hacia Petro. Con su movimiento “Valientes” quiso acercarse a los sectores feministas a pesar de ser ella una agente legitimadora de la cultura machista.

 




martes, 4 de noviembre de 2025

ABELARDO DE LA ESPRIELLA: UN TIGRE... DE PAPEL

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El lanzamiento de la campaña presidencial de Abelardo de la Espriella en el Movistar Arena, con teloneros, actores de televisión y comediantes de Sábados Felices da cuenta de lo que culturalmente representa el abogado cordobés y los colombianos que parecen ya seducidos por su insulsa y confusa verborrea en la que aparece y desaparece Dios como por arte de magia y se intenta dejar en el olvido que De la Espriella se mostró cercano a la causa paramilitar que lideró su paisano Salvatore Mancuso.

El humor básico de “Alerta” y “Barbarita”, dos personajes de Sábados Felices que hoy están Firme con la Patria que sueña Abelardo fueron el gancho publicitario para llenar el escenario y confirmar el carácter circense de una campaña electoral plagada de anuncios, amenazas, rugidos y de intenciones de regresarnos a los tiempos de la seguridad democrática de Uribe, los bombardeos, la bala y el deseo de “destripar” a quienes se atrevan, a partir del 7 de agosto de 2026, a reclamar sus derechos.

El homúnculo senador Abraham Polo Polo gritó extasiado durante el evento que “volverán los bombardeos”, una de las apuestas más importante del candidato para “recuperar al país”. Se trata de un grito deshumanizante con el que De la Espriella promete acabar con la guerrilla en cuatro años. Como Uribe, que prometió lo mismo y compró su reelección y luego intentó quedarse cuatro años más.

La presencia de los dos comediantes sirve para recordar que Sábados Felices es la eterna escuela del matoneo en la Colombia que se divierte burlándose de los defectos físicos, de los negros, de las mujeres y los homosexuales. Así las cosas, la defensa de la Patria que anuncia De la Espriella no incluiría el bienestar de los sectores poblacionales que durante años sufrieron el hostigamiento a través del humor de Sábados Felices. Lo que sí habrá es pan y circo para paliar la incapacidad de un Estado débil y precario que el uribismo privatizó durante veinte años.

De la Espriella viene siendo una especie de fatuo y jactancioso “corroncho adinerado” que busca aceptación en la élite bogotana con lo único que le puede garantizar ser reconocido así sea por efímeros cuatro años: recuperar la Casa de Nari, ofrecer bala porque bala es lo que hay y destripar a todo lo que huela a izquierda y progresismo.  

El patriótico, gracejo, socarrón y farandulero espectáculo de Abelardo de la Espriella en el Movistar Arena es una modalidad del ya enraizado populismo en Colombia y otras partes del mundo. Presentarse como un “Tigre” en un país en el que esa especie no existe confirma que lo suyo no es gobernar, sino actuar; además, da cuenta del alejamiento de la realidad ecológica y ambiental del país y de la patria por la que insinúa que se hará “moler” para salvarla. De la Espriella es un bocón y bravucón que en el fondo sabe que deberá comportarse como una fiera sumisa y domesticada ante poderes nacionales e internacionales que le apostarán a someter los ecosistemas de los pumas, osos de anteojos y otras especies que sí habitan en Colombia.

Si De la Espriella resulta electo presidente de la República, por cuatro años los colombianos viviremos bajo el humor básico de Sábados Felices. A partir del 7 de agosto de 2026 Caracol Televisión podrá seguir grabando el histórico programa de humor en la Casa de Nariño con una novedad: ya no estará el “Gato” como presentador, sino un Tigre… de papel.

 




lunes, 3 de noviembre de 2025

“AQUÍ DEFENDIENDO LA DEMOCRACIA, MAESTRO”, 40 AÑOS DESPUÉS

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La prensa hegemónica conmemora por estos días los 40 años de la cruenta y criminal toma y retoma del Palacio de Justicia con un evidente propósito:  asociar de manera directa e indirecta el criminal operativo ejecutado por el M-19 con el presidente de la República, Gustavo Petro Urrego, en este entonces miembro de esa agrupación guerrillera, pero no partícipe de la acción temeraria que terminó con un saldo de casi un centenar de víctimas.

La conmemoración y el señalado propósito van acompañados por la polémica en la que está inmerso el presidente de la República en torno a la responsabilidad del crimen del magistrado Manuel Gaona Cruz y por el uso político que de la bandera del M-19 ha hecho en varios eventos públicos Gustavo Petro.  

José Mauricio Gaona, jurista e hijo del inmolado magistrado en los hechos del holocausto del Palacio de Justicia le dijo a la revista Semana que “nuestra lucha es la verdad; la del presidente Petro es propaganda”.

El director de Noticias Caracol, Juan Roberto Vargas en entrevista con Carlos Medellín Becerra, hijo del sacrificado magistrado Carlos Medellín Forero, destaca lo dicho por la víctima del M-19 y del Ejército en la toma y retoma del edificio: “Medellín revela detalles inéditos de dos expedientes de la justicia contra la cúpula de ese grupo guerrillero por el acto terrorista. Asegura que el hoy presidente de la República, Gustavo Petro, fue llamado a juicio dos veces, junto a los demás miembros de la cúpula del M-19, por los delitos como terrorismo e incendio”.

Mientras las empresas mediáticas cumplen con ese propósito moral y político, ya poco se recuerda la emblemática frase expresada por el entonces coronel del arma de la Caballería, Alfonso Plazas Vega al momento de dar las primeras declaraciones a la prensa de la época en torno a la situación vivida una vez se inició la retoma del Palacio de Justicia por parte del Ejército nacional. El alto oficial espetó: “Aquí defendiendo la democracia, maestro”.

En una primera y rápida asociación de lo dicho por Plazas Vega nos lleva a pensar en que el oficial que comandó la operación de recuperación del edificio asaltado y tomado por el M-19 tenía en su momento una idea básica de la democracia atada esta al funcionamiento de una de las tres ramas del poder público amenazada por la irrupción armada de los guerrilleros.

Curiosamente, durante más de 24 horas la rama ejecutiva en cabeza del presidente de la República, Belisario Betancur Cuartas no operó bajo la dirección del jefe del Estado sino bajo las directrices de la tropera cúpula militar interesada más en acabar física y militarmente con los miembros del M-19, que en proteger la vida de los magistrados, visitantes y empleados de la cafetería del Palacio de Justicia.

Hay consenso académico, periodístico y político alrededor de que lo que vivió el país durante un poco más de 24 horas fue un "golpe de Estado exprés” que le impidió al entonces jefe del Estado tomar decisiones dirigidas a ordenar el cese del fuego tal y como lo suplicó el magistrado y presidente de la Corte Suprema, Alfonso Reyes Echandía.  Bajo esas condiciones, la defensa de la democracia de Plazas Vega era meramente retórica por cuanto las decisiones una vez inició la retoma del Palacio de Justicia ya no las tomaba el presidente de la República, Belisario Betancur Cuartas, sino los superiores del señalado coronel.  

Noticias Caracol también entrevistó al entonces presidente del Consejo de Estado, Carlos Julio Betancur Jaramillo, quien a sus 90 años recuerda con lucidez los dolorosos hechos que cumplen ya 40 años.

Salí arrastrándome por ese sótano que parecía el fin del mundo, con las balas rebotando en las paredes y el olor a pólvora quemada en la nariz. Grité '¡Soy el presidente del Consejo de Estado!' hasta quedarme ronco, pero en esa niebla de guerra, donde el Ejército nos barría a todos como si fuéramos del M-19, solo un soplo de suerte me salvó. Y hoy, a mis 90 años, con mi hijo aquí ayudándome a revivirlo página a página, le digo con gratitud forzada: gracias al Ejército por no haberme disparado en ese segundo eterno. Salí ileso, pero ¿a qué costo? Esa retoma no rescató justicia, la sepultó en sangre inocente”.

Si se mira en perspectiva histórica y de acuerdo con lo dicho por Betancur Jaramillo y los relatos periodísticos publicados en torno a los hechos del Palacio de Justicia, la “defensa de la democracia” de la que sacó pecho Plazas Vega fue meramente retórica y quizás con una alta dosis de cinismo. Después de 40 años, la democracia formal y procedimental que en su momento creyó defender el alto oficial sigue operando en Colombia, lo que confirma que aún estamos lejos de vivir en plena Democracia.




foto de Plazas Vega en el operativo de retoma del palacio de justicia - Búsqueda Imágenes

DEL CASTROCHAVISMO AL NARCO COMUNISMO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Fue Álvaro Uribe Vélez quien dio vida al vocablo “Castrochavismo”, una especie de “subcategoría” que le sirvió a la derecha colombiana para descalificar los diálogos de paz de La Habana que terminaron en el Acuerdo final de Paz y el plebiscito por la paz con el que el presidente Santos buscó legitimar socialmente lo firmado entre el Estado y las Farc-Ep.  Sin duda alguna, un garrafal error político que terminó en el pírrico, tramposo, pero efectista triunfo del No en el plebiscito que dividió al país entre los amigos y enemigos de la paz, escenario con el que los estados de ánimo de esas dos nacientes huestes siguen siendo la fuente de la actual polarización política y crispación ideológica, aumentada por supuesto por la llegada de Petro a la Casa de Nariño, un exguerrillero comunista, socialista y enemigo del capital y de la propiedad privada.

 Lo curioso es que a pocos meses para que entregue el poder, Colombia no se convirtió ni en Cuba y mucho menos en Venezuela como lo vaticinó la derecha uribizada. A pesar de ello, varios periodistas, las bodegas uribistas, precandidatos presidenciales y congresistas gringos insisten en generar miedo en la población colombiana por la eventual llegada o “continuidad” de lo que ellos llaman “comunismo, neocomunismo o narcomunismo”.

El ladino hacendado y domador de bestias supo aprovechar el miedo al comunismo que los norteamericanos instalaron en Colombia y en América Latina en los años 60 a través de la lucha contra esa especie de enemigo hemisférico y global al que había que derrotar con intervenciones militares, planes como la Alianza para el Progreso, el Plan Colombia, así como la imposición de regímenes democráticos operados bajos las consignas del neoliberalismo.

El 26 de noviembre de 2021 el ladino expresidente Uribe dijo que “Colombia puede llegar a tener el peor neocomunismo de la región porque el doctor Petro es mucho más inteligente que Chávez, el doctor Petro es mucho más inteligente que Castillo, que el presidente Fernández de Argentina, el doctor Petro es mucho más inteligente que Daniel Ortega de Nicaragua. Por eso yo he dicho muy reflexivamente que el maestro no fue Chávez, fue Petro el que le enseñó a Chávez." Al final es posible pensar que la animadversión hacia Petro se explica por haberse levantado en armas, venir de abajo, haber confrontado a la mafiosa oligarquía colombiana y por ser más inteligente que los adversarios políticos de la derecha colombiana.

Obligados a mantener la vigencia de ese relato, ahora uno de los vástagos del caballista y exdirector de la Aerocivil ya no habla de Castrochavismo como su padre. El vocablo que usa para asustar a millones de cenutrios que creen a pie juntillas en todo lo que les dice la derecha uribizada es narco comunismo. En su cuenta de X, Thomas Uribe Moreno espetó que “o nos unimos o nos derrota el narco-comunismo”.  Como era de esperarse el presidente Petro le respondió en la misma red social: “La narcopolítica, Tomás, ya los derrotó hace tiempo a ustedes. El narco comunismo es imposible porque el comunismo se define como una sociedad sin mercado, y el narco necesita muchísimo mercado”.

Uribe Moreno deja ver sus enormes vacíos conceptuales en torno a la nueva nomenclatura que busca posicionar en su inocultable afán de parecerse a su padre. Por supuesto que su mención a ese “peligroso coco” constituye una contradicción si revisamos la aparición de su padre en un informe de una agencia federal gringa como el narcotraficante número 82[1] y los casos de políticos procesados por narcotráfico como el entonces embajador de Colombia en el Uruguay, Fernando Sanclemente Alzate, durante el gobierno de Iván Duque Márquez. Según Grok, “en febrero de 2020, autoridades colombianas descubrieron laboratorios de procesamiento de cocaína en una finca de su propiedad familiar, ubicada en el municipio de Guasca (Cundinamarca), a unos 50 km de Bogotá. La finca, llamada "Haras de San Fernando" o gestionada por la sociedad "Las Colinas de Guasca Ltda.", tiene aproximadamente 175 hectáreas y se dedicaba tradicionalmente a la cría de caballos, lechería y ganadería. Sanclemente compartía la propiedad al 50% con la familia Spiwack (dueños de la cadena de hoteles Dann)”.

A la desesperada tarea de generar miedo en los colombianos se unió Germán Vargas Lleras, dueño de Cambio Radical, microempresa electoral que, junto al Centro Democrático, son partidos políticos que tienen el mayor número de políticos procesados y condenados por corrupción.

En su cuenta de X, el exvicepresidente de Santos y eterno candidato presidencial dijo que en relación con la elección de Iván Cepeda como candidato presidencial del Pacto Histórico que “el comunismo llega para no irse jamás. Que lo digan en Venezuela, en Cuba, en Nicaragua, para solo referirme a Latinoamérica, tantas veces azotada por esta tragedia. Por fortuna, con Cepeda no hay espacio para equivocaciones. No más tablas de mármol con juramentos mentirosos, uno a uno incumplidos por el señor Petro. Con este candidato no hay tintas medias ni zonas de encuentro, el país se juega el todo por el todo”.








[1]El informe fue elaborado en marzo de 1991 por la Defense Intelligence Agency (DIA), una agencia de inteligencia militar de EE.UU., y desclasificado en 2004 por el National Security Archive (una organización sin fines de lucro que promueve la transparencia gubernamental). La lista enumera 104 "narcotraficantes colombianos importantes" y sus colaboradores, contratados para seguridad, transporte, distribución y enforcement de operaciones de narcóticos en EE.UU. y Colombia. Uribe aparece en el puesto 82, descrito como: "un político colombiano y senador dedicado a la colaboración con el Cartel de Medellín en altos niveles del gobierno. Uribe ha trabajado para el Cartel de Medellín y es un amigo personal y cercano de Pablo Escobar Gaviria. Su padre fue asesinado en Colombia por sus conexiones con narcotraficantes. Uribe ha estado atacando todas las formas del tratado de extradición". Consulta a Grok, 3/11/2025.

 

 

 

domingo, 2 de noviembre de 2025

HOLOCAUSTO DEL PALACIO DE JUSTICIA Y EXTERMINIO DE LA UP: ¿PODREMOS PASAR LA PÁGINA?

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Hay hechos de la violencia política de Colombia que parecen ser los mayores obstáculos para que como sociedad allanemos el camino en aras de consolidar relaciones sociales y políticas respetuosas en medio de las diferencias en el ya caldeado ambiente electoral de cara a las elecciones de 2026.

La toma y retoma del Palacio de Justicia y el casi exterminio de la Unión Patriótica (UP) sirven por estos días para discurrir  alrededor de  si esos dos particulares y dolorosos hechos políticos y prepolíticos en sí mismos impiden que podamos como sociedad “pasar la página” o si son las interpretaciones jurídico-políticas que todavía circulan sobre ambos sucesos las que hacen prácticamente imposible allanar esa ruta que nos lleve como colectivo a perdonar a todos los responsables y a tratar de entender a quienes pretenden reivindicarlos por representar las luchas políticas que daban cuenta de una realidad superior: la existencia de un conflicto armado interno que terminó degradándose  y evitando la discusión sensata y argumentada en torno a su naturaleza social, económica y política y por supuesto sus dinámicas.

Los enfrentamientos políticos, discursivos e incluso los choques entre el presidente Petro y miembros de la familia Gaona, víctimas del Holocausto del Palacio de Justicia; y por supuesto, la grosería con la que María Fernanda Cabal trató al sumiso periodista Daniel Pacheco en reciente entrevista a propósito de la responsabilidad del Estado colombiano en el genocidio político de la UP hacen pensar en que los hechos en sí mismos no impiden el entendimiento y el diálogo respetuoso, y que más bien el pétreo obstáculo está atado a la concepción que cada uno tiene de la Verdad y de la Memoria, elementos que al devenir contaminados por intereses e ideologías, facilitan y promueven la irritabilidad, la construcción de nuevos enemigos, la negación comunicativa del Otro como un interlocutor válido, los deseos de reescribir la historia negando los fallos de la justicia e incluso el aplauso del saldo trágico de víctimas fatales aludiendo al “bien superior del Estado”, forma de dominación que arrastra graves problemas de legitimidad.

En este discurrir hay que señalar que como animal simbólico el presidente Petro ha exagerado en la exhibición de la bandera del M-19 y en la reivindicación de su lucha como guerrillero y revolucionario en una sociedad que a pesar de procesos de paz fallidos y otros exitosos, sigue viendo su consecución como un desgaste innecesario no solo por los elevados costos económicos de los diálogos de paz, la rebaja de penas y las desmovilizaciones de los grupos al margen de la ley, sino porque al no producirse la eliminación física de los excombatientes se asume como una derrota social y política de aquellos que defienden la institucionalidad estatal sin el más mínimo asomo de responsabilidad política por haber evitado la construcción de una verdadera República.

Por todo lo que representa para el país el presidente de la República, al agitar en varias ocasiones la bandera del M-19 reabre heridas, alimenta los reduccionismos conceptuales que al final evitan la comprensión de las lógicas de los llamados “revolucionarios” y las propias de los “contrarrevolucionarios y la circulación de versiones oficiales y no oficiales que extienden en el tiempo las dudas sobre la Verdad y la Memoria en torno a los dos hechos que provocaron la escritura de esta reflexión.

Lo mejor que podemos hacer como sociedad es dejar que “hablen” las historias, las memorias y las verdades, judiciales y las versiones populares construidas sobre los vergonzosos hechos de la toma y retoma del Palacio de Justicia y la eliminación de los militantes de la UP. No es necesario estar de acuerdo alrededor de quiénes fueron los responsables directos e indirectos; bastaría con sentirnos avergonzados por esos dos episodios que dicen mucho de lo que somos como ciudadanos y colectivo. Quizás a partir de ese momento estemos listos para “pasar estas dos y otras páginas de nuestra vergonzante historia como pueblo aparentemente civilizado.


 


petro, los gaona y el palacio de justicia - Búsqueda Imágenes


SERGIO FAJARDO, EL CANDIDATO INDEPENDIENTE QUE “HABLA MUCHO CON URIBE”

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Sergio Fajardo Valderrama es un político carismático, apocado, mesurado, tibio, posudo y políticamente farsante. Esto último porque siempre ha negado su cercanía con el uribismo y en particular con el expresidente Uribe Vélez a pesar de sendas columnas que hace años publicó en El Colombiano en las que exaltaba al político antioqueño que fungía como gobernador de Antioquia: Uribe, el hombre (1994) tituló la columna Fajardo y señaló en el texto de opinión que aquel era “uno de los pocos políticos que en la historia reciente del país ha dignificado la actividad política".

El país recuerda cuando señaló que él se consideraba de “extremo centro” y, por lo tanto, "ni uribista ni anti uribista". Sin duda alguna una postura medrosa y cándida para quien, de acuerdo con Ingrid Betancur “habla mucho con Uribe”. Betancur dijo exactamente: “sé que Fajardo habla mucho con Uribe”.

El comentario de Ingrid Betancur se produjo después de haberse reunido con el caudillo antioqueño para cuadrar la candidatura presidencial de Juan Carlos Pinzón Bueno quien recibió el aval del movimiento Oxígeno Verde, la microempresa electoral de la ciudadana colombo-francesa que volvió al país como lo hace cada cuatro años para jugar electoral y políticamente. Lo dicho por Betancur no es por supuesto un simple comentario al margen y menos una infidencia. Por el contrario, intenta golpear la imagen de independiente de Fajardo con el claro interés de posicionar a Pinzón Bueno el precandidato presidencial que más le gusta al Señor de El Ubérrimo.

El Tiempo le preguntó a Fajardo por la cumbre Gaviria-Uribe y esto respondió el timorato candidato presidencial del inexistente “extremo centro político”: “Nosotros tenemos una propuesta, estamos siguiendo un camino y vamos concentrados. Nuestro reto son los extremos y Adelante con Fajardo, ese es el camino que estamos recorriendo. Yo soy respetuoso; he dicho una y otra vez que podemos ser diferentes sin ser enemigos, pero yo estoy concentrado en lo que estamos haciendo”.

Fajardo Valderrama confunde el respeto con la complacencia y el miedo a confrontar a quienes como Uribe le han hecho daño al país y a las instituciones. Jamás el profesor y matemático confrontó a las mafias enquistadas en el sistema de salud. Eso sí, ha preferido atacar al gobierno Petro señalando que “el desgobierno de Petro está destruyendo el sistema de salud. Están jugando con la vida de la gente para defender una ideología, cuando lo que necesitamos es un método para poner orden y dar soluciones reales”.

El silencio de Fajardo frente a un problema estructural que afronta el sistema de aseguramiento en salud confirma su perfil cobarde y acomodado porque sabe que detrás de las EPS hay agentes económicos, potenciales patrocinadores de su campaña presidencial. Gracias a Betancur ya sabemos que, a Fajardo, además de disfrutar irse a ver ballenas, le encanta hablar con Uribe sobre su posible candidatura presidencial.

En el 2020, Kevin Ríos Aguirre, en el portal las  2 Orillas escribió esto de Sergio Fajardo: “Un hombre que dice ser un candidato alternativo que se preocupa por el pueblo; cuando toda su vida ha estado rodeada de los lujos que brinda pertenecer a una clase acomodada gracias a su padre que hacía negocios con la oligarquía antioqueña”.




fajardo y uribe - Búsqueda Imágenes

sábado, 1 de noviembre de 2025

CUMBRE URIBE -GAVIRIA: DEL PACTO HISTÓRICO AL PACTO PREHISTÓRICO

 

Por Germán Ayala Osorio 


La unión - re-unión- entre los expresidentes César Gaviria Trujillo y Álvaro Uribe Vélez representa el regreso al pasado y es en sí misma una forma de negarse a superar la concepción mafiosa del desarrollo económico con la que se ha impulsado el bienestar de unas minorías que convirtieron la política en una transacción, en un negocio y por esa vía les negaron la ventura a las grandes mayorías en el país. De esa manera, la política perdió su carácter público y su sentido colectivo para quedar reducida a un arreglo o a un cruce entre perfumados politicastros.

Esa idea mafiosa del desarrollo está amparada en una economía de enclave pensada para que el valor agregado de la explotación de materias primas no se quede en el país. Y ello incluye, claro está, a la producción de la cocaína que bajo la misma lógica de los modelos exportador primario y el de gran plantación garantiza que el valor agregado y las ganancias se quedan en el exterior y en el sistema financiero  internacional. Y por supuesto que esa idea mafiosa del desarrollo está asociada y atada a la operación de castas políticas, casas y clanes políticos, gobernantes locales, regionales, presidentes de la República, generales de la República y comandantes paramilitares y guerrilleros. Todos juntos aportando su grano de arena para mantener y extender en el tiempo las precarias condiciones sociales y económicas propias de un país subdesarrollado. 

Veamos el caso del expresidente Uribe Vélez. Es un vulgar capataz, ordinario, apocado, marrullero y violento, con una visión reducida del desarrollo por su misma condición de ganadero y latifundista, de la que se desprende su carácter premoderno, incivilizado y feudatario.

El procesado y condenado en primera instancia por delitos no políticos jamás se atrevió a impulsar en sus ocho años de gobierno un desarrollo superlativo por una sola razón: solo le interesó sacar adelante a sus hijos ayudándoles con negocios como el de la zona franca de Mosquera (Cundinamarca) y la construcción de centros comerciales apalancados con el negocio de las pensiones tal y como lo reconoció Thomas Uribe[1], uno de los vástagos del expresidente antioqueño. Y claro, devolver los recursos económicos y políticos a los agentes que apoyaron la compra de su reelección presidencial inmediata a través de Agro Ingreso Seguro.  Y jugar a la guerra en el país, para beneficiar a los War Lord de los Estados Unidos e Israel y a sus amigos ganaderos y latifundistas, en particular a los señores de los proyectos agroindustriales que empezaron a instalarse en la Orinoquia y a copar los territorios que dejaron las desmovilizadas Farc-Ep y en los jamás hizo presencia el Estado. 

Así las cosas, al exdirector de la Aerocivil y exgobernador de Antioquia jamás le interesó reindustrializar al país. Él, como a otros políticos y poderosos actores económicos les interesa mantenerse como rentistas, esto es, vivir de la teta del Estado. Por ello insisto en que se autodenominan capitalistas y creen que pueden desarrollar el país con peajes caros y sin trenes. Son rentistas. No les gusta competir, les fascina concentrar el poder económico y político. Su apuesta es privatizar el Estado. Por eso somo lo que somos: un platanal con bandera.

Entre tanto, César Gaviria Trujillo deviene como el sepulturero del Partido Liberal, en especial del ala progresista y de izquierda de esa colectividad con la que en el pasado se lograron avances en un país como Colombia que aún está lejos de ser una República. Gaviria Trujillo es un iliberal y comerciante de puestos al que solo le interesa asegurarle a su hijo Simón un lugar en la política. A lo mejor en lo hablado con Uribe acordó el lugar que él cree que se merece su vástago. El país no olvida que Simón Gaviria siendo “presidente de la Cámara de Representantes, firmó la conciliación de la reforma a la Justicia sin revisarla artículo por artículo. Esto incluyó "micos" (cláusulas polémicas) que no detectó, lo que llevó a que la ley fuera calificada como un "engendro" por la prensa. En declaraciones a medios como Semana y La W Radio, admitió: "Acepto el error y le pongo la cara al país por esto. Reconozco que leí la conciliación 'por encima' antes de firmarla" y "No vi la minucia de la ley ni revisé la ley artículo por artículo".

La cumbre entre estos personajes constituye un retroceso para el país. Los 20 años de uribismo y los cuatro años de Gaviria sumieron a Colombia en un profundo subdesarrollo y en una insana premodernidad. Quienes hoy aplauden la reunión entre dos carcamales que huelen a gladiolo mustio lo hacen porque son igualmente rentistas o porque comparten su visión mafiosa y empobrecida del desarrollo económico y de la política. Nuevamente el futuro del país queda comprometido por estos dos politicastros. Así las cosas, bienvenidos al pasado. El país podría pasar en el 2026 del Pacto Histórico al Pacto Prehistórico (Vladdo).





Imagen tomada del perfil de Vladdo, en X. 

[1] Según Grok, tienen cinco centros comerciales: Nuestro Montería Montería, Córdoba, 2017, con una inversión de $120.000 millones; Nuestro Apartadó Apartadó, Antioquia 2017, $61.000 millones; Nuestro Soledad Soledad, Atlántico 2017, $91.000 millones. Nuestro Cartago, Cartago, Valle del Cauca, 2019, $100.000 millones, Nuestro Bogotá, Bogotá, D.C.,2021 $650.000 millones.

 

 

viernes, 31 de octubre de 2025

MARTHA LUCÍA RAMÍREZ Y SU DESAFORTUNADO TRINO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El ofrecimiento de bala para Petro y Quintero que volvió famosa a la entonces Señorita Antioquia hizo reaccionar a las huestes de la derecha que vieron en lo dicho por Laura Gallego Solís como una especie de reivindicación de las mujeres colombianas sometidas por la ya entronizada cultura machista. Cientos de colombianos le compraron el confuso discurso con el que Gallego dio a conocer su renuncia irrevocable a representar a su departamento en el Reinado Nacional de la Belleza. Al final, vieron en la modelo a una “mujer empoderada” y digna representante de la “mujer antioqueña”.

En apoyo a la vociferante “abogada” (al parecer, aún no se gradúa, pero se presenta como tal) salió la exvicepresidenta Martha Lucía Ramírez, quien en su cuenta de X se atrevió a decir que Gallego Solís es una “colombiana empoderada. Nunca más las lindas como decoración y su criterio silenciado por órdenes superiores”. Sin duda alguna, la curtida política conservadora le compró todito el vago discurso con el que dimitió la reina.

El trino resultó tan desafortunado que Ramírez, política conservadora, lo borró sin explicación alguna. Sin embargo, lo expresado por la vicepresidenta de Iván Duque y ministra de defensa de Uribe entre 2002 y 2003 sirve para señalar que la violencia verbal y la apología a cometer un homicidio de la Señorita Antioquia es bien vista por la derecha tradicional de la que hace parte Martha Lucía Ramírez por una única razón: iba dirigida exclusivamente hacia Petro y Daniel Quintero, los dos grandes enemigos del uribismo y de las mesnadas godas de las que hace parte la exministra de Defensa del primer gobierno de Uribe Vélez. Más claro: al decir Ramírez que la reina es una “mujer empoderada” desestimó la gravedad de la amenaza de muerte contra el presidente de la República y el exalcalde de Medellín.

Por haber sido ministra en varios gobiernos y vicepresidenta del homúnculo de Iván Duque, Martha Lucía Ramírez está obligada a defender la institucionalidad y en particular la dignidad presidencial a la que Gallego Solís amenazó con el ofrecimiento de una bala. A Ramírez y a la destronada reina las une el odio y la animadversión hacia todo lo que huela a izquierda y progresismo.

Haber borrado el trino confirma el carácter ladino y los acomodaticios valores éticos y morales de Martha Lucía Ramírez, la flamante exvicepresidenta de la República. Ramírez no puede hablar de mujeres empoderadas porque su llegada a esos cargos obedece a transacciones políticas (burocráticas) lideradas por hombres acostumbrados a minimizar a las féminas. Ramírez jamás fue y será una mujer empoderada. Siempre será una ficha del sistema político, correlato del sistema patriarcal y del machismo que las usa y las exhibe en los reinados de belleza, y de la mano de la publicidad sexista como si se tratara de “semovientes” en cualquier feria agrícola. Y en la política las pone siempre de segundonas o de adornos para simular que se cumple con la política de paridad de género.




INGRID BETANCUR Y SU SELECCIÓN ANTIPETRO

Por Germán Ayala Osorio   El país ha visto a candidatos presidenciales en lugares populares comiendo tamales, tomates y empanadas en ges...