jueves, 6 de noviembre de 2025

CEPEDA, PINZÓN O DE LA ESPRIELLA EN LA CASA DE NARIÑO: TRES POSIBLES ESCENARIOS DE FUTURO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La jornada presidencial de 2026 está como para alquilar balcón. La derecha uribizada deberá decidir entre Abelardo de la Espriella y Juan Carlos Pinzón, dos “tigres” que le gustan a Uribe, con enormes diferencias con las que deberá lidiar el expresidente antioqueño al momento de decidirse entre el estilo bukelista-guerrerista de Abelardo de la Espriella o el diplomático y menos violento de Pinzón Bueno. Al final, el hacendado, caballista y exdirector de la Aerocivil terminará señalando quién de los dos será el candidato que se enfrente a Iván Cepeda y a quien resulte de la coalición de la centro derecha que está tratando de organizar el expresidente Santos a la que podrían llegar Fajardo si de verdad quiere desmarcarse del uribismo, Claudia López, y Juan Fernando Cristo. Todo en el escenario de la primera vuelta pues como van las cosas ninguno de los tres candidatos aquí referidos tendría la suficiente fuerza para ganar la presidencia en esa etapa de las elecciones.

En cuanto a las precandidatas del Centro Democrático, incluida Vicky Dávila, ellas seguirán jugando el papel de “animadoras” de la fiesta electoral porque en el fondo saben que su Patrón, el expresidente Uribe, deshojará la margarita entre el abogado cordobés y admirador de Bukele, Milei y Trump y el “general sin soles”, el poco carismático exministro Juan Carlos Pinzón Bueno.

Mientras se producen los resultados de las coaliciones y se oficializan las candidaturas, imaginemos tres escenarios posibles en los que Cepeda, Pinzón o Abelardo de la Espriella logran llegar a la Casa de Nariño.

Cepeda, presidente

Si las huestes petristas logran poner a Iván Cepeda en el Solio de Bolívar, la continuidad de las reformas sociales se da por descontado, lo que supondrá la extensión en el tiempo del tira y afloje entre el Ejecutivo y las altas cortes y el Congreso si la izquierda no logra las mayorías. Sin la reforma a la salud y muy seguramente sin la pensional, Cepeda ocupará gran parte de su mandato a negociar con el legislativo los nuevos proyectos de ley sobre esos dos temas en particular y otros que permitan profundizar los cambios que necesita este país para operar como una verdadera República.

Muy seguramente Cepeda le apostará a consolidar la reforma agraria iniciada por Petro, la recuperación de la SAE para seguir poniendo al servicio de las comunidades los recursos y las propiedades confiscadas a las mafias.

En materia de paz, Cepeda deberá lidiar con el fracaso de la Paz Total, pero sobre todo con un hecho político que resultó definitivo para la frustrada negociación con las guerrillas: en varias ocasiones el presidente Petro desconoció y deslegitimó la lucha “revolucionaria” de los elenos y las disidencias farianas. El país recuerda que les dijo a las disidencias de Iván Mordisco: “Ustedes no son revolucionarios, son traquetos vestidos de camuflado. [...] Invocan a Manuel Marulanda, pero siguen el camino de Pablo Escobar, no el de Camilo Torres." A los señores del ELN les dijo algo similar: La nueva generación del ELN decidió manchar la bandera del ELN con cocaína y ya no la entiende [...]. Ustedes permitieron que los traquetos levanten la bandera roji/negra y no les importó la sotana de Camilo Torres Restrepo."

Cepeda deberá decidirse entre mantener esa lectura precisa e incontrastable con la que Petro desnudó a esas organizaciones postguerrilleras o si les “devuelve” el perfil revolucionario a pesar de las evidencias históricas que señalan que hace rato vienen actuando como ejércitos mafiosos. Su experiencia como negociador y defensor de los derechos humanos hace pensar que tendrá mejor tacto al momento de replantear y retomar las negociaciones; eso sí, como a todos los presidentes, le tocará lidiar con unas “guerrillas” más interesadas en usar las mesas de diálogo para ganar tiempo y expandir sus bloques, que en las plataformas para reintegrarse a la vida social, económica y política. Sobre esto último, no podemos olvidar lo dicho por Antonio García, comandante del ELN: "la paz no es sinónimo de dejación de las armas ni de cupos en el Parlamento".




Relaciones con los Estados Unidos

Con Cepeda en la Casa de Nariño, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump tendría suficientes motivos para prolongar en el tiempo las amenazas de castigar al país con la elevación de aranceles. Dependerá de la postura que asuma Cepeda frente a las narcotizadas relaciones con el país del norte y por supuesto de la continuidad de los proyectos de infraestructura adelantados con la China en el marco de la Nueva Ruta de la Seda.

No se puede descartar que Trump se apropie de la narrativa con la que la derecha colombiana intenta desde ya deslegitimar a Cepeda llamándolo el “candidato de las Farc”. La estolidez del presidente gringo y de Marco Rubio, su secretario de Estado podría ponerse al servicio de la derecha uribizada que insistirá en desestabilizar el país como lo intentaron hacer con el gobierno Petro, con la ayuda de la prensa hegemónica.

De la Espriella, presidente

Con llegada de Abelardo de la Espriella a la Casa de Nariño, el uribismo se pondría en “modo venganza” con todo y lo que ello significa en materia de respeto a los derechos humanos, en consideraciones ecológicas y socio ambientales, de seguridad y soberanía alimentarias, orden público y contrarreformas sociales. Su promesa de “destripar a la izquierda” aseguraría el regreso a los tiempos de la seguridad democrática. El retorno a la doctrina del enemigo interno obligaría a revisar cada caso que en el marco de la purga que Petro hizo al interior de las fuerzas armadas (en particular en la policía y Ejército). Lo más probable es que los “hijos de Zapateiro” llamados a calificar servicios retornarían con la misma actitud vindicativa con la que De la Espriella gobernaría. El discurso patriotero estaría a la orden del día.

Relaciones con Trump

Con De la Espriella en el poder, Trump contaría con un cipayo de armas tomar, capaz de pasar por encima del fallo de la Corte Constitucional que prohíbe las aspersión del glifosato para erradicar los cultivos de uso ilícito. Las narcotizadas relaciones con USA consolidarían la imagen de Colombia como una especie de estado libre asociado al servicio de la fallida política antidrogas diseñada desde Washington.

En materia de paz, no se descarta que se diseñe un nuevo Plan Colombia, esta vez pensado para dar la batalla final contra las organizaciones narcoterroristas y guerrilleras que producen y exportan drogas hacia los Estados Unidos. Las actitudes chabacanas de Trump y De la Espriella podrían llevar las relaciones bilaterales a insospechados escenarios en los que la moral y la ética prácticamente quedarían proscritas. Recordemos que Abelardo dijo que “la ética no tiene que ver con el derecho”.





Pinzón Bueno, presidente

Una vez instalado Juan Carlos Pinzón Bueno en la casa de gobierno lo primero que haría después de posesionarse es reestablecer las relaciones entre Bogotá y Washington en una “sola sentada” como lo aseguró en su cuenta de X. Una vez reparadas, Pinzón se dedicaría a cumplir al pie de la letra todas las indicaciones que en materia económica, social y política le entregue el expresidente Uribe Vélez. Por su cercanía al mundo castrense, Pinzón Bueno estaría atento a revisar muy bien las orientaciones ideológicas naturalizadas e institucionalizadas por Petro y los miembros de su cúpula militar. En asuntos macroeconómicos y políticos, este “general sin soles” aplicaría a rajatabla y sin miramientos éticos, morales e institucionales las recetas neoliberales.

Las diferencias entre Pinzón y el corroncho Abelardo de la Espriella no implican grietas en la derecha uribizada; son más bien cuestiones de estilo. El primero, más institucional y procedimental; el segundo, muy en la lógica desinstitucionalizantes de Milei en la Argentina y de Bukele en El Salvador.



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