sábado, 17 de agosto de 2024

EL COMPLIQUE DE NACER O DE PARIR EN COLOMBIA

 

Por GERMÁN AYALA OSORIO


El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), dio a conocer que bajaron los nacimientos en Colombia. En 2023 se registraron 510.746 nacimientos en el país, con una reducción de 58.563 nacimientos en comparación con el año anterior. Se habla de una caída histórica. De hecho, el índice de natalidad viene disminuyendo año tras año. Esto se traduce en que pronto seremos un país de viejos, pues cada vez más jóvenes aplazan la decisión de tener hijos, o prefieren nunca parirlos.

¿Qué razones esgrimirán las y los jóvenes para no considerar la opción de ser madres y padres? No lo sé, pero me aventuro a señalar algunas circunstancias que bien podrían estar incidiendo en esa decisión, asociada sin duda alguna a proyectos de vida que se alejan sustancialmente del proyecto dominante con el que reproducirse se asumió como una obligación ineludible para hombres, pero en particular para las mujeres, por cuenta de la sociedad patriarcal y el machismo. Baste con recordar que a la Mujer se le impuso el rol de ser madres, esposas amorosas y fieles y buenas cocineras.

Las complejas circunstancias contextuales que rodean la vida en Colombia pueden estar incidiendo en la decisión de muchos jóvenes de negarse a tener hijos. Asuntos y problemas como la violencia política en territorios donde hacen presencia las sempiternas y anacrónicas “guerrillas”, y las históricas dificultades para asegurar una vida digna como empleado o como emprendedor, serían razones de peso para no querer meterse en semejante responsabilidad de tener hijos, pues saben los jóvenes que eso les implica dedicar gran parte de su vida a criar a los vástagos. 

Se suma a lo anterior las incertidumbres que se desprenden de un mundo convulsionado por las guerras, prácticas xenofóbicas en el Norte opulento al que desearían emigrar los y las jóvenes de hoy, y una globalización económica que en lugar de invitar a insertarse en el mundo capitalista para alimentarlo cumpliendo con la vieja norma social de tener hijos, aleja a cientos de miles de muchachos y muchachas de cumplir con la cuota establecida para asegurar la vida de dicho sistema.

Cientos de miles de jóvenes muy seguramente no tienen en mente entregar sus vidas a un trabajo mal remunerado, endeudarse para comprar casa y carro, cuando les atraen otras formas de vivir y de disfrutar, alejadas de ese modelo de familia que inocularon la iglesia Católica, las empresas mediáticas y la cultura dominante.

Es probable también que la condición finita de la vida le esté ganando la partida al modelo vida tradicional que se impuso: casarse, tener hijos, endeudarse para conseguir una casa o un carro… que les impide viajar.

La consolidación del movimiento feminista también viene aportando al cambio de “paradigma”. Muchas mujeres no quieren tener hijos, como rechazo a años de dominación sexual, social, política y económica, fruto de la vida de casadas.

Es posible pensar que la incertidumbre que genera el capitalismo vacía de sentido la vida y empobrece la experiencia de vivir. De allí que reproducirse haya dejado de ser una opción de vida gratificante.

De mantenerse la tendencia en Colombia y en los países del Norte, imagino que vendrán medidas punitivas para aquellos que se nieguen a reproducirse; como también otras que, con incentivos económicos y ventajas financieras, intentarán persuadir a las jóvenes para que por los menos traigan un hijo a este mundo, para que el sistema de dominación universal siga operando y reproduciendo todos los problemas y los males ancorados a la aviesa condición humana.

Moraleja y conclusión: la gente está follando más… pero pariendo menos.


Imagen tomada de Actualidad RT.

 


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