Por Germán Ayala Osorio
Sobre la idea maximalista del
Cambio, impulsada por el proyecto progresista se posaron los reflectores de los
medios hegemónicos dispuestos a esculcar con especial agudeza política y
periodística el triunfo de Gustavo Petro y por supuesto todas las actuaciones y
decisiones tomadas después del 7 de agosto de 2022. Al final, los hechos de
corrupción y los escándalos aparecieron y ensuciaron la imagen de la izquierda
y del progresismo y empañaron esa quimérica idea del Cambio en un país que
sueña con acabar con la corrupción, pero que parece olvidar que el ethos mafioso
está tan incorporado en la sociedad, que va y viene entre la izquierda, el medroso
centro y la siempre ladina derecha.
El caso de Juliana Guerrero, quien en el pasado fue designada
viceministra de Juventudes del Ministerio de la Igualdad se suma a los hechos
de corrupción de la UNGRD, las denuncias por la violación de los topes de la campaña
Petro presidente y los líos con la justicia de su hijo Nicolás Petro, entre
otros escándalos.
Sobre la joven Guerrero hay denuncias
por el aparente uso de recursos públicos (vuelos en aeronaves de la Policía)
para atender asuntos personales y más recientemente por la anulación de los títulos
que la Fundación de Educación Superior San José le había entregado en el pasado.
En un comunicado público el
Consejo Superior de la referida institución de educación señaló que “la
revisión del historial académico de Juliana Guerrero en los sistemas
institucionales no evidenció registro alguno de actividad académica,
participación en clases ni evaluaciones en la plataforma virtual, tanto en el
programa de Tecnología en Gestión Contable y Tributaria como en el programa
profesional de Contaduría Pública”.
Por supuesto que la decisión de
la Fundación San José constituye una prueba irrefutable de que algo turbio ocurrió
en este caso. El haberse graduado de Contaduría sin haber presentado la prueba Saber
Pro es apenas la punta del iceberg de un caso en el que, de acuerdo con las versiones
periodísticas y las propias pesquisas de la Representante a la Cámara, Jenifer
Pedraza, podría enmarcarse en una “compra y venta de títulos académicos”. Por donde se mire, se trata de un asunto supremamente
grave que más allá de las responsabilidades de Guerrero y la institución de
educación superior ensucia la idea del “cambio cultural” que se desprende inevitablemente
del eslogan el Gobierno del Cambio.
En el pasado inmediato hubo
escándalos académicos de políticos uribistas, hechos que sirvieron en su
momento para advertir de la naturalización de un ethos mafioso que parecía de
uso exclusivo de la derecha. El país recuerda a Julián
Bedoya, político que acreditó el título de abogado de la Universidad de
Medellín, el mismo que obtuvo de manera fraudulenta. El país también recuerda a
Jeniffer Arias, congresista cercana al expresidente Uribe, quien plagió
documentos y presentó una tesis de maestría a la Universidad del Externado.
Esta alma mater solicitó al Consejo
de Estado la anulación de ese título de posgrado. O el también emblemático
caso de Enrique Peñalosa, quien en su Curriculum Vitae ostentaba un
título de Doctor que jamás obtuvo el reconocido “vendedor de buses”. El país no
olvida a Geraldine Fernández
Ruíz, la famosa mentirosa que afirmó en redes que había sido la ilustradora
de la película japonesa animada El niño y la garza.
Es posible que el Cambio se haya
hecho realidad a través de la entrega de tierras al campesinado; la recuperación
de la SAE y la entrega a las comunidades de predios confiscados a las mafias; pero
el caso de Juliana Guerrero constituye una mancha que no se puede dejar pasar
por alto más allá de las simpatías que despierte el proyecto político progresista.
El presidente Petro, tan activo
en redes, está obligado a decir algo sobre este espinoso asunto, especialmente por
la defensa que en el pasado hizo de Juliana Guerrero: Es una "joven
activa y rebelde". "Me parece que ver mujeres jóvenes,
rebeldes y populares y de color es una tragedia. Claro que por jóvenes deberían
tener menos estudios que un viejo, pero hay viejos que no leen". Y por supuesto, una petición de perdón al país de parte de la joven Guerrero, en especial a los seguidores del gobierno.
Los líos jurídicos para Juliana Guerrero y la Fundación San José tras la anulación del título como contadora
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